martes, 30 de septiembre de 2008

Fiesta tras el Ramadán

Cuando finaliza el mes de Ramadán (que puede tener 29 ó 30 días, en función de los ajustes por la fase de la luna) llegan dos días de fiesta en los que casi todo está cerrado. Este año me he perdido el Ramadán y ahora también me perderé el Aid. No me importa demasiado, no es la mejor época del año para pasar en un país musulmán, pero se trata de una experiencia diferente, que gusta compartir durante unos pocos días. Ahora me pilla muy, muy lejos.

El año pasado aproveché estos días para viajar con Ismael, Mariano, Erika y Rafik al este del país y con el primero de ellos hasta Túnez. Los otros tres se quedaron cerca de la frontera, durmiendo en un albergue juvenil adosado a la mezquita local. Según supe luego, amanecieron al ritmo de los "habdulilahs" del imán, que durante más d euna hora les obsequió con sus letanías. Una forma divertida, ahora vista con la perspectiva del tiempo, para que los dos nuevos becarios conocieran la forma de ser del país.

Por cierto, el período de estas becas ICEX en mi oficina se acaba cada año con el mes de septiembre. Espero que la hayan sabido aprovechar, pero estoy seguro de que les ha servido y mucho para su futuro profesional y personal. Y en unos días llegan los nuevos, a los que deseo todo lo mejor con la apertura de mente que una estancia en este país necesita.

Y a los argelinos que lean este texto, les envio desde la distancia mi Saha Aidek.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El precio del fanatismo

Quiero contar una historia que se remonta al pasado. Yo no estaba en Argel hace veinte años, cuando el Gobierno marxista del FLN se tambaleaba ante las muestras evidentes para la poblacin de ineficacia y de corrupción, mientras surgía como oposición el movimiento islamista. Primero fueron pequeños grupúsculos constituidos alrededor de las mezquitas en las que predicaban los líderes más radicales y que encandilaban a las masas. Luego se agruparon en torno al Frente Islámico de Salvación, FIS, que propugnaba un régimen islámico. Arrasaron en las elecciones municipales y provinciales; posteriormente se presentaron como claros favoritos a las generales, de las que saldría además un nuevo presidente, cargo para el que el FIS presentaba a Abassi Madani. El entonces presidente de Argelia, Chadli Benjedid, parecía ser el único que no se daba cuenta de que su país caminaba hacia el abismo.

Para quienes no conozcan esos años de la historia de Argel, resumir que el FIS ganó de calle la primera vuelta de las elecciones generales y el poder urdió una treta, la dimisión del Presidente, para no celebrar una segunda vuelta que implicaría una mayoría absoluta amplísima del FIS. Los islamistas se echaron a la calle, fueron sofocados violentamente y declarados ilegales, con muchas detenciones. Otros decidieron iniciar la lucha armada, creando diferentes grupos terroristas que demostraron lo cerca que un fanático islamista podía estar de convertirse en una alimaña asesina. Tras varios años de cruenta guerra civil, el Estado acabó venciendo y casi todos los terroristas muertos o detenidos, excepto algunos grupúsculos dedicados al bandillaje que aún continúan protagonizando actos de terrorismo en la región montañosa de la Cabilia. El Estado ha buscado pasar página con leyes de perdón, llamadas de reconciliación nacional, pero no todos han aceptado reintegrarse en la vida civil. Los que persisten, perdidas las referencias de un Estado islámico modélico, de una cierta legitimidad en el pasado por unas elecciones ganadas y una victoria usurpada, sin más razón actual que el fanatismo residual, han buscado nuevas referencias en Bin Laden y constituido lo que se denomina Al Qaeda del Maghreb, que no limita ya su acción a la rendición del Gobierno argelino, sino que busca ser instrumento activo del islamismo internacional. En otro momento contaré cómo creo que esto nos afecta, porque yo quería referirme a otra cosa.

Hacia el año 1989, aunque puedo estar equivocado, el islamismo del FIS adquirió gran presencia en la sociedad. Cada oración de los viernes se convertía en una muestra de fuerza, incluyendo la ocupación de espacios en la vía pública para situarse perfectamente alineados para los rezos. Fueron especialmente los jóvenes los que se dejaron barba, también como muestra de rebeldía ante un régimen político agotado y empezó una fuerte presión sobre las mujeres para ser portadoras del hidjab, identificándolo como una muestra de vida respetable y conforme a los principios del Islam.

Mientras Abassi Madani representaba con su barba blanca la cara amable del islamismo, el número dos, Ali Benhadj, no desaprovechaba ninguna ocasión para ser el látigo de todo lo que se mostraba contrario a sus ideas políticas. Declaraciones suyas incitando a la violencia le supusieron el arresto y la prohibición de hablar en público.

Uno de los momentos cumbres de esta parte de la historia de Argelia se produjo durante la campaña electoral. Los islamistas habían organizado un mitin electoral en el mayor estadio deportivo del país, el del 5 de Julio. Consiguieron un lleno absoluto y un clima de histeria colectiva. Hay gente que durante años ha contado que Allah se les manifestó a los presentes en forma de luz cuando la organización utilizó un láser para realizar imágenes en el aire. Aquel día Ali Benhadj no podía hablar. Sin embargo, en un momento determinado, Benhadj fue llamado al estrado. Era su hijo, de unos nueve años. El niño proclamó enfervorizado un discurso que de haber sido mayor de edad le hubiese llevado sin duda a la cárcel. El documento del discurso aún existe, yo lo escuché hace unos meses y me impresionó. Era la muestra de lo que es capaz de hacer el fanatismo, convertir a su propio hijo en un pequeño fanático. Y la respuesta absolutamente entregada de los miles de personas que llenaban el estadio, muchos de los cuales sin duda habrán muerto durante la guerra civil, provoca un nudo en el estómago.

Cuento esto porque en la prensa de hace un par de meses leí una noticia de actualidad sobre la familia Benhadj. Decía que Ali Benhadj, que ya salió de prisión y vive custodiado, se había trasladado a la Cabilia para poder reconocer entre los cadáveres de los terroristas eliminados por el ejército el cuerpo de su hijo Abdelkahar Benhadj.

Creo que sobran los comentarios ante un monstruo capaz de transmitir sus ideas para convertir a su hijo en un asesino.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Historia de un pastel

Publico el texto un poco más tarde de lo normal, porque me encuentro en estos momentos en un huso horario diferente y he actualizado la hora en función del lugar.

El texto está escrito el pasado mes de agosto durante mi aburrida estancia, de baja médica, en mi casa de Argel. Ahora, finales de septiembre, no pondría lo mismo, quizás porque me encuentro psicológicamente mejor. Se trata de la narración de un hecho real que me sucedió hace ya un año en Argel.

Paseando por el centro de Argel deparé en el escaparate de una pastelería con unos pastelitos árabes, esos elaborados a base de miel y almendra, de una presencia deliciosa, que me llamaban a gritos. La tentación era demasiado fuerte y me dije que por probar uno tampoco pasaría nada, que con veinte minutos más de paseo ya quemaría las calorías que iba a ingerir. Estuve aún dudando ante el escaparate por espacio de un minuto, pero me acabé decidiendo por entrar a por uno que me miraba con unos ojos muy tiernos y una voz más suplicante de llévame contigo, que enternecía no sólo mi estómago, sino mis papilas gustativas, que comenzaban a llorar. Porque uno es muy goloso y los pasteles le hablan.

Tuve que aguardar a mi turno en una pequeña cola, porque había delante de mí varias personas, comprando grandes cantidades para llevar, sobre todo de otros pasteles hechos con sémola y miel, recortados sobre grandes fuentes metálicas, que a mí no me llaman la atención (sí, esos no me hablan). Me miró el dependiente como a un bicho raro cuando pedí sólo un pastel, aquel que me había elegido minutos antes. Me lo iban a meter dentro de una caja, un único pastel, como si hubiese comprado un hamster en lugar de una especialidad pastelera, así que dije que no hacía falta. Pagué y me retiré a comerlo a una esquina del establecimiento, el lugar más discreto que encontré.

En cuanto le di el primer bocado las miradas se giraron hacia mi y me dijeron alguien árabe que no entendí. Aclarada mi situación de extranjero, me dijeron en francés que estábamos en época de Ramadán, a lo que obviamente respondí que lo sé pero que no soy musulmán. “Aná rumi hamdulilá” fue lo que literalmente respondí, que supongo que estará plagado de errores pero que se entiende. Un conjunto de mentes enfermas y descerebradas me empezó hablar de respeto, cuando a quien estaban faltando al respeto era a mí. De inicio, no sabían la razón por la que yo no estaba ayunando, ni era de su incumbencia saberlo. Se habían metido en mi intimidad, lo que ya implica una falta de respeto hacia mi persona. Yo había actuado con la máxima prudencia para evitar la sensación de hambre en quienes estaban ayunando y me estaba comiendo el pastel dentro de la pastelería, en un lugar que rebosaba dulces a la vista de todos. Pero de todos los pasteles que por allí había, era el mío el que provocaba.

Este Ramadán lo he vivido lejos de Argel. Lejos de los amigos que lo viven con la misma alegría que nosotros la Navidad y que te invitan a su casa a compartir la cena. Y también lejos del intolerante que no quiere saber ni aceptar que su religión es un asunto entre Dios y él, no entre nosotros tres; y que cuando su religión implica que yo cambie mi comportamiento, se convierte en intransigencia.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Clima templado

No sé cuántas veces habré oído decir que no valoramos lo que tenemos hasta el día que lo perdemos. Todos sabemos que es verdad, pero que no aplicamos a lo que seguimos teniendo. Quizás por eso el consejo que me dieron de viajar y salir para superar la depresión estaba muy bien pensado. No sólo me está permitiendo sacar las obsesiones de mi cabeza, sino que empiezo a valorar aquello que por formar parte del día a día de Argelia no le doy valor, pero que ahora añoro.

En esta ocasión me refiero al clima. En mis peores momentos, en el mes de junio, había gente que me decía que estaba gozando de un buen clima como factor positivo que debería ayudarme a remontar la moral. Y era verdad, hacía un tiempo estupendo, pero yo lo disfrutaba y además había pasado a formar parte de la rutina que no se valora.

Peter, un amigo, me ha conseguido una estancia de tres días en Hamburgo, en el norte de Alemania, de la que acabo de regresar. Allí escribí unas líneas para ayudarme a meditar, que ahora publico. Yo me presenté con la ropa que metí en la maleta en Argel y alguna cosa más que me he comprado en previsión de una climatología menos favorable. Pero me encuentro con una ciudad sumida ya en el otoño, que aquí significa estrictamente el preludio del invierno; las gentes paseando por las calles con ropa de abrigo; y un cierto aroma previo a la Navidad. En la televisión alemana compruebo que mientras en Argel la temperatura máxima prevista es de 28 grados, en Hamburgo es de 12. Si a ambas temperaturas les restamos unos diez grados a partir del anochecer, es evidente que salir a la calle por la noche en Hamburgo requiere de un valor y unas prendas de abrigo de las que carezco.

Últimamente no me daba cuenta en Argel de la suerte que tenemos de vivir en un lugar de clima realmente templado, en el que en octubre salen muchos días de esos que se denominan “de playa”. Incluso más adelante, en noviembre, diciembre, enero, he visto en Tipaza que el tiempo permitía desprenderse de casi toda la indumentaria.

Ahora tengo que proponerme la forma de disfrutar de eso. Se me ha pasado la primavera sin disfrutarla, no he realizado casi ningún viaje por el país desde enero, quitando Bou Saada con Ismael y Orán con Marta. Y para vivir a gusto en Argelia necesito salir y empaparme de la vida argelina.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Con mi chica favorita

El pasado fin de semana conocí a mi bloguera favorita.

Algunos ya lo saben, pero lo cuento para los demás. Hace unos meses, si no recuerdo mal a mediados de abril, hubo una chica española, de madre argelina, que me escribió un correo electrónico para contarme una historia personal. Me había localizado gracias al blog. Supongo que yo le llegué de alguna forma al corazón por mi forma de contar mi experiencia en Argelia y quiso agradecérmelo haciéndome partícipe de la suya. Su forma de expresarse me impactó. Mientras leía lo que me había escrito yo comprendía a la vez sus silencios, el sentimiento que ponía, lo que había detrás de cada frase. De alguna forma me transportaba a la situación que describía para hacerme sentir también sus mismas sensaciones. El mejor ejemplo que se me ocurre es el de cuando rebuscamos en los cajones y encontramos un texto que escribimos en un momento concreto que creíamos tener olvidado, pero que al volver a leerlo conseguimos recrear y con él recodar los sentimientos que nos embargaban en ese momento. Eso mismo me ocurre cuando leo lo que me escribe esta amiga mallorquina.

Nos hemos seguido escribiendo muchos correos y esa conexión más allá de los textos se ha mantenido. Alguna vez le he dicho que es mi otro yo. He sufrido con sus decepciones y me he ilusionado con sus descubrimientos. En estos últimos meses me ha aportado mucho, porque yo necesitaba que me escribieran casi diariamente para sentirme vivo y no caer en la más profunda depresión y ella, como alguna otras personas más, ha tenido la santa paciencia de romper su costumbre de digerir despacio las situaciones, analizarlas y luego expresarlas, para poder escribirme en esta ocasión casi a diario. Un día eran sus sentimientos; otro, los míos. Daba igual, ella siempre estaba ahí.

En agosto me dijo que se iba a venir unos días a Argel, pero entre que no estaba realmente muy decidida y que resultaba muy caro volar en esas fechas, desistió de hacerlo. Yo confiaba en verle algún día y le dije que me mandara alguna foto para poner cara en mi retina a quien tanto espacio ocupaba en mi interior. Con alguna broma de por medio y mucho de complicidad, no me envió una sino tres fotografías.

Esta chica, la mayoría ya lo habrá adivinado, se llama Maya. El pasado fin de semana tuve la oportunidad de pasar por Palma de Mallorca, donde vive. Le avisé y nos vimos. Tuve ración extra de Maya, porque estuvimos unas ocho horas juntos, pero a pesar de su dulzura ni empacha ni empalaga, no se me hicieron largas. De las personas que he conocido con una cierta profundidad a través del blog, luego me he visto y he hablado, que ahora recuerde, con Susana y con Rafa. Y dentro de unos días conoceré a Inma, que se lleva la palma a la hora de contagiar optimismo. Pero la persona que necesitaba tocar y abrazar, ella lo sabe, es Maya.

No era esa joven profunda que yo hubiese encontrado un par de semanas antes. Ahora vive un buen momento y sentía la necesidad de hacerme llegar un discurso mucho más fresco, menos elaborado. Me perdí alguno de sus análisis profundos (sólo algunos, porque me hizo unos cuantos), pero a cambio dedicó buena parte del tiempo a mostrarme la ilusión con la que afronta una nueva etapa en su vida. Y como yo no quería ser tampoco objeto de análisis, escurrí el bulto de mala forma, sin hacerle apenas caso, cuando me pidió consejo para comprar un libro de psicología, su gran pasión, más que la mía.

Su madre es argelina y eso lo lleva en los genes. Tiene buena parte del coraje y valor de la mujer argelina y disfruta mostrando cómo los ha asimilado y adaptado a nuestra cultura, que es evidentemente la suya. Curiosamente no es nada rebuscada, sino un torrente de espontaneidad y humor inteligente, poco habitual, que a mí siempre me ha encantado utilizar y que no todo el mundo capta. Su repertorio de expresiones en árabe y gestos típicamente argelinos es sencillamente divino. Me da una envidia tremenda cómo ha conseguido hacerse con la estructura de un idioma a partir de unas pocas frases hechas y que le sirven de apoyo para enriquecer su vocabulario.

Le sugerí que nos sacáramos una foto para el blog en el lugar más emblemático de Palma. Y eligió la Catedral como fondo (donde luego fuimos a misa, que esta parte no espera que la cuente). Desde donde estábamos tuvimos que recorrernos media ciudad, más de media hora andando, para llegar al encuadre perfecto de la Catedral, desde el Parque del Mar, creo recordar que me dijo que se llama. Allí pedimos a un turista que nos tomara una fotografía… y nos hizo esto:
Afortunadamente, comprobamos a tiempo que el buen hombre se había olvidado de que deseábamos que saliera la Catedral de Palma de fondo. Y pedimos a otro que repitiera la operación, con un resultado francamente mejor.
A mí me sigue sorprendiendo que en los tres meses escasos que estuvo en la ciudad argelina de Saida fuera capaz de analizar el alma de los argelinos y los conozca tan bien. Con sus dotes y el conocimiento del alma argelino, no me extrañaría que esta chica acabe trabajando en Argelia como responsable de recursos humanos para alguna empresa española.

Si algún mallorquín capaz de estar a su nivel lee este blog, le aconsejo buscarla, porque es una joya difícil de superar, pero que no se va a dejar engañar por el primero que pase. Si me llega a pillar con unos años menos y no estuviera tan apegada al cigarrillo no lo contaba aquí y le echaba los tejos, aun a riesgo de hacer peligrar una amistad, porque no he conocido en mi vida a nadie con esa mezcla tan sublime de inteligencia, energía y humor. Es el mejor antídoto para la depresión y despierta en cualquiera el interés por tomar como ella lo mejor de dos culturas hermanas.

Al final tendré que darle las gracias a Al Qaeda, que con su atentado de diciembre me dio el pequeño empujón que me faltaba para escribir un blog en el que mostrar otra realidad diferente sobre Argelia y que me ha dado la oportunidad de conocer a personas maravillosas.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Los harkis

Dicen que la sarna con gusto no pica, de modo que en absoluto me quejo de los días tan agotadores que estoy viviendo.

Este miércoles me levanté pronto, desayuné en el hotel de Hamburgo y estuve todo el día fuera. A las seis y cuarto de la tarde me dejaron una horita para darme una ducha y recoger parte de mi equipaje. Luego recorrí la ciudad en autobús y me dejaron en el restaurante Groningen, una antigua cervecera en la que aún se sirve la cerveza a la manera centenaria, agujereando el barril de madera y dejando salir el líquido por una espita. Eso supone que hay que acudir en grupo, acompañado, porque cada barril puede hacer fácilmente sus diez litros de cerveza. También la comida está pensada para ser servida en grupo, cada fuente de madera contiene salchichas de varios tipos, codillo, lacón, chuletas y pastel, todo ello de cerdo, para saciar fácilmente el hambre de diez personas.

La cena acabó tarde. Vamos, que ya era jueves. A ella tuve que sumar las despedidas y agradecimientos, puesto que yo volaba de regreso a Bilbao muy pronto y no nos veríamos más. Luego, la cara de circunstancias de la recepcionista del hotel cuando le dije que me despertara a las tres y media era un poema, convencida además de que me había equivocado, que no sé que en alemán “halb vier” no son las cuatro y media sino las tres y media. Pero, sí, tenía que salir a las cuatro del hotel para llegar a tiempo al aeropuerto. Estos días había hecho buenas migas con la recepcionista de noche, que se reía de mis limitaciones con el alemán y yo de su ligero ceceo en inglés. La primera madrugada acabó viniendo a mi habitación con una caja de cables y enchufes para intentar instalarme una conexión pirata a Internet. Cualquiera que nos hubiera visto a gatas por debajo de los muebles, buscando conexiones y enchufes, habría pensado que hacíamos otra cosa menos confesable. El caso es que me acabó dejando todas las madrugadas usar su ordenador y en la mañana de este jueves se ha portado también muy bien, asegurándose de que me levantaba y llamando a un taxi justo a la hora precisa. Un verdadero encanto.

Mientras recogía a esas horas de la “mañana” las últimas cosas de la habitación encendí la televisión como medio para no quedarme dormido. Y pasé de la CNN a la cadena Cinq, que creo que es suiza. No tengo mucho aprecio por esa emisora, pero la CNN no dejaba de pasar rótulos con titulares que amenazaban con dejarme absorto y no acabar nunca de recoger mis cosas. Además, estando medio dormido el esfuerzo que tengo que hacer para escuchar una emisora en francés es inferior al que requieren las noticias del canal americano.

Para mi sorpresa, el programa de La Cinq versaba sobre Argelia. En concreto, sobre los llamados harkis, los argelinos que durante la época colonial pertenecían a la población autóctona, musulmanes argelinos desprovistos en general de ciudadanía francesa, pero que colaboraron con el Gobierno francés para combatir al Frente de Liberación Nacional. Yo no había nunca hablar de estas personas hasta que fui a vivir a Argelia y, aún así, tampoco se les nombra en exceso. Se sabe que tienen vetado el regreso a Argelia y el acceso a la nacionalidad argelina y que eso incluye a sus descendientes. Y que en Francia casi todos han sido siempre considerados ciudadanos de segunda categoría, que en ocasiones han subsistido en la marginalidad. En el programa de televisión sólo he escuchado dos testimonios y contaban que en aquel momento les pareció estar haciendo lo correcto y que a día de hoy no se sienten orgullosos de esa página de su vida, pero que no la pueden borrar.

Justo antes de apagar el televisor para dejar la habitación hablaban dos pieds noirs, franceses nacidos en Argelia. La mujer contaba que siente Argelia como su tierra, pero que allí la ven como una francesa. Y que en Francia será toda la vida la argelina.

Este último es el sentimiento de muchos españoles, sobre todo de la región de Orán, que nacieron en estas tierras norteafricanas y las tuvieron que abandonar ante el cariz que tomaba su vida tras la independencia del país. Se sienten más argelinos en España y más españoles en Argelia. Es también algo que me han comentado otras personas cuyas vidas están por alguna razón a caballo entre las dos culturas y que de alguna forma nos sucede también a todos los que hemos vivido en Argelia un tiempo suficiente como para amar al país y sus gentes.

No voy a contar cómo transcurre el resto de la jornada, porque no quiero estropear mi reflexión con un aburrido repaso de vuelos, aviones y equipajes. Estoy escribiendo desde un locutorio del barrio musulmán de Bilbao, antes de que cierren para celebrar la comida del Ramadán, a eso de las siete y diez. Un Ramadán que ya entra en su última semana.

Recuerdos en Colonia

De vez en cuando hay que echarle algo de humor al blog. Y, en ese tono, puedo comentar que los dos días que pasé en Colonia hubo unos cuantos momentos que me hicieron recordar mucho mi vida en Argel.

El primero fue este hermoso trío tan simpático el vestíbulo de la feria de Colonia, uno rojo, otro blanco y el tercero negro, que coincide con las tres denominaciones de las razas ibéricas. Cuando uno pasa tanto tiempo en Argel, del cerdo le llegan a gustar hasta los andares. Con el tiempo se enfría. Publico este comentario pocas horas después de cenar en el Groninger de Hamburgo a base de cerdo y cerveza y, la verdad, llega un momento que uno prefiere el cordero. He estado tan solidario con un vecino de mesa árabe que he acabado comiendo una chuleta ahumada de pavo.

Pero regreso a Colonia, aunque han pasado algunas semanas. La segunda vez me acordé de mi trabajo. El cartel dice en alemán algo así como “venga, juega conmigo”. No sé el tipo de juego que propone, pero todo eso me recuerda a algo. Y conste que no me refiero al vestuario. ¿Me persigue hasta Alemania? Seguro que si lo identifico y cuento aquí me llevo un sonoro escobazo. Lo que sí puedo asegurar es que no entré, no tenía ninguna gana de hacer listados.

¿Verdad que estoy recuperando el sentido del humor?

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cerrado por vacaciones

A principios de agosto, con media España disfrutando de vacaciones, se me hizo la pregunta de cómo pasan las vacaciones los argelinos, si disponen de treinta días como nosotros, si viajan en grandes grupos familias, si el país se paraliza en agosto. He tardado en responder, pero más vale hacerlo ahora que dejarlo para el año próximo.

También en Argelia el mes de vacaciones por excelencia es el de agosto. La huida vacacional no es tan exagerada e incluso son muchos los que se apuntan a algo tan argelino como intentar no coger vacaciones y acumular días. Yo nunca lo he entendido muy bien y al principio me sorprendía al saber de gente que decía tener ciento cincuenta o doscientos días de vacaciones pendientes de disfrutar. En casi todos los casos se trata de trabajadores de empresas públicas muy poco dados al esfuerzo, que no se pueden permitir un viaje de vacaciones y acostumbrados a todo tipo de beneficios sociales, adicionales al propio sueldo. Suelen buscarse excusas para no coger oficialmente vacaciones pero faltar por razones personales o disculpas de tipo médico-sanitario durante las fechas que necesitan. Además, suelen manejar con tanta destreza el tema de los relevos y la sustitución de compañeros aquejados de la misma enfermedad, que al final del verano acaban teniendo más días de vacaciones pendientes de disfrutar que al comienzo.

La mayoría de los argelinos no se va a ningún sitio de vacaciones. En todo caso reciben a los familiares residentes en el extranjero, que cada vez en mayor número se atreven a desafiar las noticias de prensa y los consejos de las autoridades sobre el riesgo de viajar a Argelia para pasar unos días en lo que ellos llaman el “bled” y nosotros el pueblo.

Los niños suelen disfrutar en muchos casos de colonias o campamentos de verano, generalmente de una duración de quince días. Hay grandes empresas, como Sonatrach, que ofrecen campamentos de calidad a los hijos de los empleados y otras que se contentan con campamentos más modestos. Los hay internos y también de día, en los que los niños regresan cada noche a su hogar. La mayoría pertenece a la iniciativa pública y son las wilayas, equivalentes a las diputaciones provinciales, las que gestionan las plazas de participación.

En Argel las familias aprovechan cuando el tiempo es agradable para ir a la playa o al campo. Un día de playa significa generalmente salir pronto de casa, en un grupo familiar muy numeroso, llevando casi media casa, incluida la comida y la logística correspondiente. Hay casos, muy pocos en Argel pero más numerosos en provincias, en los que las mujeres de la familia se quedan en casa y no van a la playa.

Un periódico argelino ha presentado una encuesta, supuestamente científica, sobre los argelinos y las vacaciones. La muestra no ha sido muy amplia, pese a realizarse entre personas repartidas en once provincias diferentes. Además, sólo ciento cuarenta respondieron afirmativamente a la pregunta inicial sobre si iban a ir a algún sitio de vacaciones y continuaron con la encuesta. Aunque el valor científico es nulo, hay un dato que me ha llamado mucho la atención. Se les preguntaba literalmente “¿quién decide el destino de vacaciones de la familia?” La respuesta mayoritaria fue que lo hace el cabeza de familia y sólo una sexta parte respondió que decide el matrimonio de común acuerdo. Repito que incluso a mí, que vivo en Argel y creo que conozco los usos locales y los roles en la familia, el dato me ha sorprendido y me parece exagerado.

martes, 23 de septiembre de 2008

Las moras

Los días previos a mi primer viaje a Argelia, allá por abril de 1993, me hice una composición de lugar sobre el país y la ciudad, Annaba, donde iba a vivir, que luego no coincidieron para nada con la realidad. Esperaba encontrarme con gentes viviendo fundamentalmente en chabolas, niños sucios y a medio vestir por la calle. En definitiva, mucha pobreza y poca higiene. Y pensaba que la vegetación estaría básicamente compuesta de zarzales, de zarzamora, que por algo de un fruto que se conoce como mora.

Nada más lejos de la realidad. Aquellos argelinos no tenían nada que ver con los marroquíes a quienes yo había visto recorrer las carreteras españolas en vehículos tipo berlina con diez o doce personas dentro. Tampoco tenía nada que ver con las costumbres y la calidad de vida que meses antes había conocido en Nepal, que yo pensaba que resultaría semejante pese a la distancia. Y, sorprendentemente, apenas había moras en Argelia.

Lo de las moras es algo que los conocidos me siguen preguntando por estas fechas de septiembre, cuando las moras están maduras y si salgo de la ciudad aprovecho para comerme mi buena ración.

Yo he visto muy pocas zarzas de moras en Argel y sólo recuerdo haber comido moras una única vez. En cambio, hace unas semanas pasé un par de días en Colonia y fue allí donde probé las primeras moras de la temporada. Y las inmortalicé.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Esquiar en Argelia

Voy a contestar aquí, en público, a una consulta recibida en privado en mi correo personal. Me viene bien cuando estoy dándole vueltas a la cabeza sobre lo que puedo contar en la distancia.

Generalmente recibo consultas relacionadas con la seguridad, la vida en determinada ciudad, cómo puede un novio argelino conseguir un visado o cómo hacer para ir a verle, los viajes al desierto o cuánto dinero se gana trabajando en Argelia como expatriado. Luego hay preguntas más específicas, que no se suelen repetir y a las que trato de contestar en la medida de mis posibilidades. Una de esas preguntas diferentes es la que me han hecho sobre las posibilidades de esquiar en Argelia. Para mucha gente sonará a broma. Asocian Argelia con el desierto, el calor, nada que ver con las montañas y la nieve. Sin embargo, hay montañas y hay nieve.

La forma más curiosa de esquí que se da en Argelia es el realizado sobre arena. Está de moda entre algunos círculos de esquiadores alemanes y cada año son más los que acuden a la zona de Timimún para esquiar entre las dunas. Dicen que es algo fantástico, diferente. Y lo que comenzó como un experimento freaky se ha extendido a más zonas del desierto. No obstante, no es como para ir un fin de semana a esquiar, sino más bien aprovechar un viaje a esa zona del desierto y dedicar unas horas a practicar un esquí diferente.

También se puede esquiar de verdad en Argelia, en Chrea. Es una montaña que está entre Blida y Medea, a unos 60 kilómetros de Argel. No es un lugar de nieves perpetuas, ni mucho menos, únicamente en la época más dura del invierno se llena de nieve y se puede esquiar. El problema es que no funcionan los remontes, no hay ninguna infraestructura en condiciones y un esquiador novel lo tiene algo complicado. Incluso el experto lo tiene difícil para bajar por segunda vez, salvo que se acuda en grupo y uno realice la bajada en coche para subir de nuevo a sus compañeros. Existieron remontes hasta el año 1991, pero en la guerra civil de los noventa la montaña era un nido de terroristas y todo desapareció en las batallas posteriores. Ahora se ha presupuestado la reconstrucción y supuestamente iban a inaugurarse los remontes este 2008. Lo último que me dijeron, que no sé si es verdad, es que estarían disponibles en unos seis meses.

Yo no he esquiado nunca y me gustaría hacerlo. En octubre del año pasado acordé con una becaria de mi oficina que en invierno subiríamos a esquiar. A finales de noviembre íbamos a inspeccionar el terreno para saber qué materiales se pueden alquilar, en que condiciones están las pistas, etc. Pero la víspera unos amigos argelinos nos propusieron una excursión a otro lugar y pospusimos ese viaje, que ya nunca realizamos por desavenencias personales. Yo tengo aún un montón de cosas compradas entonces para la nieve, que al parecer no sirven para esquiar.

En febrero pasado cayó una fuerte nevada en la región de Argel y las montañas de los alrededores se cubrieron de blanco. Un amigo, Mariano, me llevó con él a Chrea, pero no pudimos subir hasta la cima porque la carretera precisaba de cadenas y muchos vehículos sin ninguna precaución se habían quedado cruzados en el hielo y la habían cortado. Colgué en este blog el 13 de marzo un post con fotos que aún se pueden ver (al tratarse de la versión recuperada del blog, tras su censura, el texto resulta difícil de leer, está plagado de caracteres extraños).

Fuera de la región de Argel hay otras zonas que también cuentan con nieve en invierno. Las montañas de Yúryura (escrito Djourdjoura en francés), en la Cabilia, son las más altas, pero viajar hasta allí es muy desaconsejable. No merece la pena arriesgar la vida por ir a la nieve. También en los Aurès, las montañas de la región de Batna, nieva; pero se carece de infraestructura para esquiar y se trata de una zona peligrosa en cuanto a la orografía, con importantes simas que si están cubiertas de nieve resultan muy peligrosas.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mala cabeza

Soy un desastre para recordar aniversarios. Espero que no se me olvide el 29 de octubre el de mi madre, o no me lo perdonará en la vida. Yo lo que hago con el mío es comunicarlo unos días antes a los cuatro vientos, para que los que son tan despistados como yo se puedan permitir el quedar bien y hasta decirme que no hacía falta recordárselo porque lo tenían muy presente.

El miércoles me enteré de que se me ha pasado el cumpleaños de la persona con el corazón más grande que conozco en Argelia. Y me ha dado mucha rabia.

Por eso, desde aquí, a los amigos a los que no haya felicitado este año, que me perdonen, pero, de verdad, es que nunca me acuerdo.

Argelia en Zaragoza 2008

Contaba en otro post cómo visité la ya finalizada Expoagua de Zaragoza. No se trataba de un parque de atracciones, nada que ver con Terra Mítica o con EuroDisney. Sí guardaba un cierto parecido con el parque de la imagen de Futuroscope, en Poitiers, oeste de Francia; pero no estaba pensado para el espectáculo sino para la divulgación.

Lo que quiero contar es mi experiencia en el pabellón de Argelia. No estaba demasiado bien emplazado, porque el piso superior recibía un menor caudal de visitantes. La decoración exterior, commo se ve en la primera de las fotografías, era soberbia, una de las mejores. En la pared se reproducía la vaca que llora, de Djanet, con la explicación de la leyenda que narra la causa de sus lágrimas. De esa forma se entroncaba el motivo turístico más destacado de Argelia con la temática de la exposición. Una vez dentro del pabellón se volvía a reproducir otro motivo turístico de primer orden, como es el sistema de distribución de aguas de Timimoun, los famosos foggaras. Desgraciadamente, la explicación que se recibía era muy rápida o inexistente y sin permitir que el visitante se empapara de la belleza de lo que estaba observando. Después se pasaba a una sala en la que se proyectaba un heliograma que era de lo mejor de la Expo. Combinaba imágenes virtuales con efectos de viento e incluso olores. No obstante, el público no se enteraba, por desconocimiento del idioma, de la conversación mantenida por los hombres del desierto que le estaban mostrando.

Existía finalmente una sala de proyecciones en la que se emitía de forma ininterrumpida un vídeo promocional del turismo en Argelia, titulado “Algérie, terre d’hospitalité” (Argelia, tierra de hospitalidad). La mayoría de los visitantes no se paraba a visionarlo y se perdía una realización francamente buena. Yo he conseguido hacerme con una copia en DVD, gracias a la amabilidad y complicidad del personal argelino al frente del pabellón. Por cierto, quienes hayan formado parte de la colonia española en Argel durante los últimos años se habrán encontrado con una cara conocida en el pabellón. Se trata de Medina, la hija de María, que nada tuvo que ver con la copia que he conseguido del vídeo, puesto que se le acabó el contrato días antes de mi visita al pabellón.

Expoagua en sí guarda una curiosa relación con Argelia, porque el equipo que estuvo a la cabeza de la legación diplomática española en Argelia en los años 2001 y 2002 ocupa cargos de máxima responsabilidad en el comisionado de Zaragoza.

No era mi intención hacer una guía para visitar Expo H2O y la prueba está en que he esperado a su clausura para insertar este comentario. Mi amigo Jon ha contado en detalle sus preferencias en su blog, al que remito a quien quiera leer algo más (http://niretzat.blogspot.com). A quienes me preguntaron les aconsejé coger pronto por la mañana entrada para el Acuario, hacer cola en la puerta del cine 4D de Aguas Extremas, recoger entrada para visitar el pabellón de España y visitar aquellos pabellones que no tuvieran colas. Como pequeños trucos, podía obtenerse pase previo por la tarde para visitar el pabellón de Egipto, entrar por la salida al pabellón de Rusia y dejar para la noche la visita a India y Pakistán, que permanecían abiertos hasta la madrugada para mantener las ventas y ofrecer servicio de restaurante. Por la noche era mejor asistir al espectáculo del Hombre Vertiente y a su término buscar un lugar para ver el del Iceberg.

A partir de ahí, el resto dependía del gusto de cada uno. Yo pasé mucho tiempo en el llamado Faro, un espacio de solidaridad en el pabellón del voluntariado y las ONGD, con una cafetería de ambiente muy agradable, una tienda de mercado justo y un paraninfo con debates muy interesantes. Pero eso es ya cuestión de gustos personales.

sábado, 20 de septiembre de 2008

De Argel a Girona

Es una sensación muy extraña ver a la gente con la que se convive en Argel fuera de Argel. No me refiero a encontrarse en los aeropuertos, donde todos colocado el chip de Argel y aparecemos cargados de maletas, sino quedar en algún sitio para verse fuera de nuestra vida argelina.

Los primeros con los que quedé en España fue en octubre del año pasado con Carlos y Javi, dos becarios que acababan de completar su año en Argel. Luego estuve unos días en Zaragoza con Erika y en Bilbao he quedado con los dos Ismael, el lector y profesor del Cervantes y el becario de la Cámara de Santiago.

Ahora he añadido dos nuevos nombres a la lista, los de Elisabet y Francesc, a los que me he referido varias veces en este blog. Recién terminada su estancia en Argel han planteado pasar el primer fin de semana con amigos a los que nunca ven. Y me sugirieron formar parte de la “kedada”. Cualquiera que me conozca sabrá que, como se dice popularmente, me apunto a un bombardeo. Así que la primera reacción fue decir que sí. Luego llegaron los detalles. Era en Girona, la provincia de toda la península más alejada del resto de España. Se trataba de una comida y luego regresar a casa. Como mi coche está en Argel, implicaba servirme de transportes públicos. En definitiva, que era una locura. Pero, claro, ante ese argumento tan consistente llegó mi razonamiento aún más aplastante: “¿Y qué pasa porque sea una locura? ¿Acaso no estoy loco?”

Así que me monté en Bilbao en el tren de las 22:25, en clase litera, para llegar en teoría a Barcelona a las nueve de la mañana y en la práctica a las diez. Bueno, exactamente a las diez menos dos minutos según RENFE, porque así se ahorra indemnizar a los pasajeros de acuerdo con las normas que establecen la devolución de parte del importe del billete cuando se supera la hora de retraso. En Barcelona me tocó esperar a otro tren que me llevara a Girona, que en el mapa puede parecer estar al lado, pero la realidad es que pasaban ya algunos minutos de la una de la tarde cuando puse fin al viaje. Casi quince horas para ir de Bilbao a Girona.

El objetivo de encontrarme con Elisabet y Francesc se ha cumplido. Me han contado las anécdotas de última hora; cómo mi coche, que les había dejado prestado, fue retirado por al grúa el primer día de Ramadán; la llegada de los expatriados para el nuevo curso; las cenas de Ramadán con amigos; alguna experiencia en la Cabilia; y tantas otras cosas.

El viaje no sólo ha sido una locura, sino una paliza. Pero ha merecido la pena. Y he podido inmortalizar a Elisabet dándole una vuelta de rosca a su ilusión por ser mamá.

viernes, 19 de septiembre de 2008

What a crisis?

Como la mayoría de la gente que me escribe lo hace desde España y vivimos bajo la preocupación por la situación económica, la pregunta que se ha puesto de moda hacerme es preguntarme por mi opinión sobre la crisis.

Hay quien desea saber cómo afecta a Argelia, si es un buen mercado alternativo para los sectores que empiezan a sufrir incrementos en su tasa de desempleo. Pero lo que casi todo el mundo me pregunta es directamente sobre la crisis en España. Al principio me extrañaba, si yo mismo digo que vivo en Argel, pero creo que se debe a que revelo mi trabajo como analista de mercado para la Oficina Comercial de España.

Yo veo la economía española en la distancia. No puedo seguirla al detalle. Con esa perspectiva tengo la sospecha de que el Gobierno ha hecho muchas cosas rematadamente mal en el terreno económico. La impresión es que el porcentaje de los gastos corrientes del Estado sobre el PIB ha subido en estos años. Dicho en lenguaje que todos puedan entender, la administración pública gasta más cada año y lo hace más deprisa que el conjunto de los ciudadanos. Si las empresas mejor gestionadas estudian la contención de los costes corrientes como porcentaje sobre los ingresos y se dice que los bancos españolas han llegado así a un alto nivel de eficiencia, el equipo económico el Gobierno gestiona mal el dinero de todos y se muestra altamente ineficiente.

El Presidente del Gobierno ha pasado de negar la existencia de crisis y asegurar que su obligación es decir que todo va bien a echar la culpa de la situación al efecto contagio de la economía norteamericana. Podrá engañar a los incondicionales que sólo ven la realidad a través del prisma que les pone su político favorito, pero se lleva demasiado tiempo hablando del pinchazo de la burbuja inmobiliaria como para que la ciudadanía se olvide de repente de ello y se crea las palabras de un político que venderá muy bien sus ideas, pero que de esto no sabe ni lo justo para llevar las cuentas de su casa.

Actualmente la economía tiene mucho de movimiento especulativo. El mercado se mueve en función de las perspectivas de beneficio futuro y la palabra clave que hace que el mecanismo funcione es confianza. Basta con crear en la población la idea de que una empresa está en dificultades para que efectivamente ésta llegue. Pasa en cualquier sector, aunque el más evidente es el bancario. Un banco nunca dispone del dinero suficiente para devolver a todos sus depositarios el capital confiado. Ni siquiera existe en toda la llamada zona euro dinero suficiente para hacer frente a una teórica retirada de todos los depósitos del principal banco español si reinara la desconfianza entre sus depositarios. Desgraciadamente, de la misma forma que el Gobierno no inspira esa confianza, la oposición se ha encargado de promover la desconfianza, de hacer de la crisis la bandera para un cambio político. El anterior de lema de “España se rompe con los socialistas”, que son amigos de los separatistas vascos y catalanes, parece no vender lo suficiente y para intentar ganarse al electorado denominado de centro izquierda nada mejor que recordar que lo mejor de la experiencia de gobierno del PP fue la política económica que lideró Rodrigo Rato, mientras que la panda de Bambi está muy lejos de ser capaz de gestionar el dinero de todos. El mensaje ha calado, existe ya esa desconfianza a la capacidad del llamado equipo económico del gobierno, lo que acentúa la crisis. Hace un mes me apostaba yo con alguien que no sólo la venta de pisos iba a caer de forma espectacular, sino que lo siguiente sería la venta de automóviles. Y ocurrirá con las ventas de equipos informáticos, las reformas de viviendas, los grandes viajes o las operaciones de cirugía estética, que son otras inversiones para las que los consumidores suelen recurrir a créditos bancarios o al menos hacen muchos números para valorar hasta que punto se las pueden permitir. El problema no es que ya no se disponga de dinero, que no se pueda recurrir como antes al crédito, sino que el consumidor se vuelve más conservador a la hora de tomar sus decisiones. Prefiere no gastárselo por si le vienen mal dadas. Es de una ingenuidad infantil suponer que entregar a cada contribuyente 200 euros (no recuerdo si fue esta cantidad u otra) en forma de reducción de la retención sobre el IRPF iba a suponer una reactivación económica. Era más efectivo dedicarlos a subvencionar algún consumo relacionado con un sector en crisis, como podría ser colocar rampas para minusválidos en todos los edificios de viviendas.

Sin entrar en sesudas explicaciones de carácter económico, manteniendo el tono divulgativo al alcance de todos con el que pretendo escribir, si se consume menos se produce menos. Es lo que se llama recesión. Y cuando eso afecta sobre todo a bienes producidos localmente y muy intensivos en mano de obra, como es la construcción, sube el paro. En ese momento se pasa realmente a la crisis. Y es la pescadilla que se muerde la cola, con un efecto multiplicador.

En unos meses la situación afectará no sólo a la venta de inmuebles, sino a la venta de terrenos para construir, con lo que se van a resentir mucho las cuentas de los ayuntamientos, los principales culpables de la especulación inmobiliaria con su voracidad financiera. Muchos municipios han equilibrado anualmente sus cuentas gracias a las tasas por licencias de construcción y las llamadas plusvalías. Y sin ese dinero entrarán en déficit, por lo que buscarán otras vías de ingresos, reducirán sus inversiones o afectarán al equilibrio presupuestario del Estado. En cualquier caso, el efecto es muy perjudicial. Me permito ahorrarme explicaciones sobre diferenciales de tipos de interés, masa monetaria o multiplicadores de la inversión para no aburrir aún más a nadie.

En realidad, la situación internacional no es de crisis económica, sino financiera. A Argelia le ha afectado bastante. El primer golpe lo recibió con la fallida privatización parcial de la principal caja de ahorros el país, la CPA (Crédit Populaire d’Algérie), que estaba prácticamente asignada a un banco francés. Cualquier auditor de cuentas internacional que analizara los riesgos crediticios de una entidad financiera argelina se echaría las manos a la cabeza. No sé si Argelia estará a la cabeza del mundo en fallidos e impagados, pero no andará muy lejos de estarlo.

El crédito al consumo es un fenómeno nuevo para unos ciudadanos no acostumbrados al pago con tarjeta de crédito, que sólo sirve para extraer dinero de los cajeros o pagar en menos de cincuenta sitios por todo el país, incluyendo hoteles, restaurantes y tiendas de lujo. Se puso en práctica hace siete años por parte de un representante de electrodomésticos que permitía la compra en seis plazos. Según me contó el mismo, había hecho muchos números para garantizarse que en todos los casos le fuera rentable sin llegar a cobrar el último recibo. Poco después fueron otros vendedores turcos de electrodomésticos los que lo imitaron y de ahí se saltó al mercado del automóvil. En uno pocos años se ha renovado casi por completo la flota automovilística de la capital y buena parte de los vehículos han sido adquiridos a crédito. Para alguien que gana 300 euros al mes resulta complicado hacer frente durante los siguientes cinco años a recibos de 80 a 100 euros mensuales. El crédito se concede con un riesgo evidente y se asume sin estar seguro de poder hacerle frente. En esas circunstancias, sólo bancos como los argelinos, que no se mueven sólo por criterios comerciales, conceden esos créditos.

Yo conozco a una chica francesa que trabaja en Argelia en una empresa de concesión de créditos de una entidad bancaria francesa. Su misión es precisamente ocuparse de los impagados. Y son realmente legión.

Mientras que los vehículos nuevos se ven por la calle y resulta más llamativo el grado de apalancamiento financiero de sus poseedores, la principal adquisición de los argelinos es la vivienda. Yo no entiendo que el Gobierno no haya optado por invertir sus excedentes en viviendas públicas para alquiler, en lugar de permitir que los particulares se hipotequen, como suele decirse, hasta las pestañas. La banca pública especializada en créditos hipotecarios sufre un porcentaje de impago de la mensualidad de la hipoteca insostenible. Para suerte de los particulares, la principal deuda de los bancos ha sido contraída con empresas públicas que no pueden hacer frente a los préstamos recibidos y es el Estado el que acaba saneando esas cuentas bancarias mediante la asunción del crédito. Yo supongo que si el elevado precio del barril de petróleo permite seguir contando con excedentes financieros suficientes, una opción muy sensata es que el Estado adquiera también las hipotecas impagadas para transferir esas viviendas a un sistema de régimen público de alquiler, reubicando a esos morosos en pisos más baratos y poniendo a la venta los inmuebles de mayor valor.

Además de las circunstancias ya explicadas, el otro frente por el que a Argelia le afecta la crisis es por el riesgo financiero de sus inversiones. El Estado argelino alcanza un equilibrio financiero con el barril de petróleo algo por debajo de los 40 dólares. En la actualidad el precio del petróleo está muy por encima, pero influyen en él factores especulativos sobre las materias primas y el llamado mercado de commodities, por lo que el Estado también se ve obligado a destinar mucho más dinero a subvencionar la adquisición de cereales, leche… y carburantes, aunque parezca increíble. Pero todo alcanza un equilibrio a corto plazo sobre los 40 dólares el barril (incluso sobre los 32 dólares a más largo plazo, renegociados los precios de los contratos de suministro de gas a precio firme).

Dada la explicación anterior, se entenderá que en la actualidad al Estado argelino le sobra el dinero. ¿Y qué hace con él? Lo está colocando básicamente en los mercados internacionales, tanto en deuda norteamericana a largo plazo como en los llamados fondos soberanos. Para quien no sepa nada de economía, es el tema de los petrodólares de toda la vida o del grupo kuwaití KIO, famoso en los años ochenta por su adquisición de participaciones en diferentes empresas. Simplemente, el mundo de las finanzas ha adquirido mayor sofisticación en los últimos años.

El sector de la construcción argelino sí puede ser un buen salvavidas para las empresas españolas del sector. Pero eso entra ya dentro de lo que es mi trabajo y los que están interesados en entrar en licitaciones, trabajar en empresas del sector, alquilar bienes de equipo, vender materiales de obra, etc, tienen que acudir a la Oficina Comercial de España, no a mí a nivel personal.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Ilegales

Esta semana pasada leí en la prensa española cómo una treintena de inmigrantes africanos había fallecido de inanición en pleno desierto argelino cuando trataba de alcanzar su objetivo de llegar a España. Todo indicaba que habían sido engañados por la persona que les conducía, un argelino que les abandonó a su suerte.

La noticia estaba mal redactada, porque hablaba de africanos cuando quería referirse a inmigrantes ilegales de raza negra o subsaharianos. Pero es una muestra más de la tragedia que la mala distribución de la riqueza en el mundo supone para tras cuartas partes de nuestro planeta.

Yo espero que nuestro Gobierno no dificulte la llamada contratación en origen. Al contrario, espero que la facilite incluso en los casos de dudosa contratación, asegurándose de que las poblaciones de esos países de origen de la emigración y las mafias reciben el mensaje de que no premiamos la heroicidad ni el riesgo de la propia vida, que todos pueden tener la esperanza de emigrar legalmente.

Creo que ya lo he dejado anteriormente escrito aquí. Cuando la emigración supone la única solución de subsistencia, no es emigración voluntaria. Emigrar es un derecho, que para millones de personas se ha convertido en una necesidad. En poco se diferencia de una deportación de la que todos somos un poco culpables. Porque creo que todo el mundo debe tener derecho a vivir y trabajar en su tierra, también creo que sólo cambiando el orden internacional encontraremos una solución al mayor desastre de a historia de la humanidad hacia el que seguimos empeñados en caminar.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La marea

Paseaba ayer, poco después de la medianoche, por Bilbao, regresando a casa de mis padres desde el barrio de San Francisco, que este mes de septiembre presenta mucha animación a esas horas, gracias a la actividad de su comunidad inmigrante de confesión musulmana. El sol se pone en Bilbao más allá de las ocho de la tarde, prácticamente dos horas más tarde que en Argel (en realidad una por el distinto uso horario y otra por la diferencia en la hora legal) y a poco que se salga a la calle a departir con los vecinos una vez roto el ayuno se rebasa la medianoche.

Había yo pasado la tarde con unos amigos y antiguos condiscípulos de un curso de inglés comercial, respetando la norma que nos hemos impuesto de marcar en nuestra agenda una “kedada” de vez en cuando. Ya de noche, me acerqué a la calle San Francisco a respirar ese ambiente de Ramadán que la enfermedad me impide este año disfrutar en Argel. Y a las doce de noche, como empezaba describiendo al comienzo de este comentario, atravesaba el puente de San Antón, ese que permanece inmortalizado en el escudo de Bilbao.

En el horizonte una luna llena me sonreía, como para agradecerme que le haya dedicado un post a su hermoso eclipse del mes pasado. Y su sonrisa me hubiese guiado sin necesidad de farolas. Yo no conocí las noches del Bilbao antiguo, el de las farolas de gas y los serenos, pero la imagen que tenía ante mis ojos no podía diferenciarse mucho de la que cien años antes contemplaban en ese mismo lugar los ojos de mi abuelo Ezequiel.

Quise localizar un punto desde el que la luna se reflejara en las aguas del Nervión. Y casi no lo había, porque la Ría, m ría del Nervión, casi había desaparecido.

En septiembre se producen las mareas más vivas del año, con las pleamares en las que el agua alcanza una cota más elevada y las bajamares en las que parece querer esconderse y desaparecer. Muchos turistas acuden a Mont Saint Michel, en Francia, a contemplar este fenómeno. Pero yo lo he descubierto en Bilbao, con una ría que casi no estaba.

En el litoral argelino no se producen estos fenómenos. Sus costas están bañadas por el Mediterráneo, un mar muy interior que apenas presenta pleamares y bajamares. Como soy del Cantábrico es un fenómeno que me sorprende cuando voy a la playa y tengo tendencia a presentar mis respetos a Neptuno situando mis enseres mucho más arriba de lo necesario. Y cuanto veo que los demás extienden sus toallas muy cerca de la orilla es como un sacrilegio, una falta de respeto a ese mar tan poderoso que en cualquier momento podría engullirnos con una de sus olas.

Acodado sobre la barandilla de ese histórico puente de San Antón, con la vista perdida en un supuesto cauce que esa bajamar que creo que llaman equinoccial había engullido, mis recuerdos eran para el mar Mediterráneo de Argel, el que de noche se ofrece sereno frente a la Corniche de la otrora Argel la blanca. O el que de día espía a los enamorados junto a las ruinas de Tipaza. Y entiendo a Joan Manuel Serrat cuando le canta eso de:

Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea.
Jugando con la marea te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer perfumadita de brea,
que se añora y que se quiere; que se conoce y se teme.


Y vuelvo a caminar, camino de casa, mientras la luna sigue sonriendo y en la distancia me cubre la melancolía de mi querido y lejano Argel.

martes, 16 de septiembre de 2008

Sigo de baja

Ayer, lunes, estuve en el médico. Yo confiaba en recibir el alta, tomarme unos días de vacaciones y reincorporarme a Argel. Pero mi proceso de curación no es tan rápido como yo desearía, de modo que durante unas semanas más seguiré alejado de Argelia. Y ya no cogeré vacaciones, en cuanto me den el alta correré a trabajar.

Yo pensaba que el médico iba a interpretar que estoy mejor, porque ya ha visto que no estoy obsesionado por la situación, que veo con una cierta distancia los problemas de mi mundo laboral y que incluso he empezado a disfrutar del resto de actividades. Pero los dos médicos que hoy me han tratado han coincidido en recomendar unos días más de alejamiento del ámbito laboral para consolidar mi nuevo ánimo.

Recibo correos preguntámdome por ello y no saco tiempo para contestar a todos, porque en casa de mis padres, donde estoy, no cuento con conexión a Internet. Ahora, de esta forma creo que respondo sucintamente a todo el mundo.

A quienes me preguntan quién deja comentarios firmando como "analista", decir que no es que haya otra persona en mi puesto, que simplemente son los comentarios de una persona que entra en el blog desde Argel y en uso de su libertad escribe lo que le parece más oportuno. Y a mí me parece bien, no ofende a nadie y no tengo por qué censurar sus comentarios. Más aún, agradezco que la gente deje mensajes y me consta que lo hace con la mejor intención. Me escribe además todos los días a mi correo personal y entiende que no le conteste. Es algo que me viene muy bien, porque aunque no siempre tengo ganas de escribir, en todo momento me agrada recibir correos.

Voy a intentar seguir publicando diariamente un comentario. Como de todo lo que escribí estando en Argel ya sólo quedan seis o siete post pendientes de publicación, buscaré temas nuevos. Y quizás algunos días permanezca en silencio.

Gracias a todos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Eclipse de luna

El pasado 16 de agosto, a eso de las diez de la noche, pudimos contemplar en Argel un precioso eclipse de luna. Yo no soy astrónomo y no entiendo de estas cosas, porque para mí cada día de luna nueva debería observar un eclipse de sol y cada noche de luna llena un eclipse de luna, ya que el plenilunio significa precisamente que los rayos del sol inciden perpendicularmente sobre la cara visible de nuestro satélite. Pero como no hay eclipses cada mes, querrá decir que algo se me escapa. Algún día me enteraré. Este mes sé que no lo hay, así que sustituyo su ausencia con una foto tomada desde la terraza de mi casa aquella noche de agosto.

He ampliado la imagen para que pueda observarse mejor el hermoso efecto del eclipse:

domingo, 14 de septiembre de 2008

Visita a la Expo

Este año se ha celebrado en Zaragoza Expoagua, la Exposición Internacional que presenta como motivo el agua. Al principio yo no tenía mucho interés en acudir, de la misma forma que no visité la que tuvo lugar hace dieciséis años en Sevilla. La idea de hacerlo empezó a tomar cuerpo en noviembre pasado, cuando realicé una apuesta con una compañera de trabajo aragonesa para adelgazar, en la que el premio por mi posible victoria consistía en una visita a la Expo de Zaragoza. Traté de idealizar en mi mente lo que podría ser la exposición cada vez que pasaba hambre o renunciaba a un manjar, aunque en realidad mi espíritu competitivo y el deseo de ganar sin más la apuesta eran ya argumentos suficientes. Cuando dejamos de competir por discrepancias personales me olvidé de la Expo y no tenía ninguna intención de acudir a visitarla, pese a haber recibido posteriormente un par de invitaciones.

Recientemente, estando en Bilbao me recomendaron salir, acudir a actividades que me entretuvieran y, aunque parezca extraño, tuve que hacer realmente un esfuerzo para motivarme a visitar Zaragoza y su exposición.

Encontré algo que de verdad me animó: un concierto. En otro momento contaré el resto de la Expo, pero voy a centrarme hoy en mi concierto. Debo aclarar que los pabellones de exposición cerraban a las diez de la noche, pero el recinto permanecía abierto hasta las tres de la mañana con multitud de restaurantes, muy caros, y espectáculos de todo tipo. Era francamente una suerte vivir en Zaragoza y sacarse un pase anual para disfrutar de esa sección de la Expo que era más bien una feria. Para los de fuera, por doce euros podían adquirir una entrada para acceder al recinto a las diez de la noche, ver el espectáculo del Hombre Vertiente o el del Iceberg, disfrutar de una cena temática nacional o internacional, asistir a un concierto de música, a un espectáculo de magia y tomarse alguna bebida exótica al tiempo que se echaba un vistazo a la media docena de pabellones que permanecían medianamente abiertos porque en ese horario nocturno funcionaba en su interior un restaurante.

Durante todo el día tenían lugar diferentes espectáculos, la mayoría musicales, pero es al caer la noche cuando se programaban los más interesantes, los que sin duda ofrecían mayor capacidad de convocatoria. Así, cada noche se celebraban tres o cuatro conciertos en los diferentes escenarios. La mayoría eran de acceso gratuito. Entre los artistas participantes comprobé que estaba Youssou N’Dour, un músico senegalés mundialmente conocido, creo recordar que incluso ganó un premio Grammy. Nunca había asistido a un concierto suyo, así que ésta era mi oportunidad. ¡Y a Zaragoza que me fui!

Resulta llamativo su poder de convocatoria entre los negros africanos, con independencia del país de origen. Entre el numeroso público presente podría haber fácilmente trescientos o cuatrocientos espectadores negros de diferentes nacionalidades. Con los que yo hablé eran, que recuerde, de Nigeria, Gambia, Congo, Guinea y, lógicamente, Senegal. Esa variedad de orígenes es lo primero que me llamó la atención. Todos sabemos cómo se desangra el continente en luchas fraticidas de carácter étnico y económico, alimentadas en parte por empresas que explotan los recursos naturales de estas naciones y por un odio intertribal al que los propios participantes en esos baños de sangre no encuentran más explicación que la de saciar la frustración con violencia. Sin embargo, allí estaban todos bailando en Zaragoza, coreando el “power of Africa” al ritmo que marcaba Youssou N’Dour y sintiéndose como un solo pueblo. En el escenario, curiosamente, se colocó un símbolo nacional senegalés muy calculado, porque no causaba rechazo del resto del auditorio. Como pasa en casi todo el mundo, no se trataba de una bandera sino de una camiseta de la selección nacional de fútbol. Ocurre en España, ocurre en Argelia y por lo visto también en Senegal: es el fútbol el que más une, el que no crea distinciones y en el que todos se sienten igualmente representados, lo que no consiguen las banderas.

Yo empecé muy apagado. Mi estado anímico es muy bajo y me cuesta ilusionarme con cualquier actividad. Sin embargo, aquellos ritmos me embrujaron. En un momento de la noche me vi formando parte de un grupo de unas quince personas, en el que sólo tres éramos blancos, que coreaba y rodeaba a quien en cada momento se colocaba en el centro para marcarse una danza africana. Afortunadamente, no existen imágenes de mis momentos de gloria.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Puesta al día

Hace tiempo que no cuento nada de actualidad sobre mí. El motivo es que estoy publicando contenidos enlatados. Tratando el blog de mi vida en Argel, he intentado que casi todo lo que escribo lleve el marchamo de "made in Algeria".

Durante buena parte de los meses de julio y agosto estuve en mi casa de Argel, de baja laboral, con mucho tiempo libre. Es cierto que mi estancia iba en contra del consejo médico de no poner un pie en Argelia durante una temporada. Y además no me apetecía hacer nada, con lo que el tiempo no me cundía. Al final encontré una solución conjunta para dos problemas. Si iba a ausentarme largo tiempo de Argel y quería que los textos qe aparecieran estuvieran escritos durante mi estancia en la ciudad, tenía que ponerme a preparar comentarios futuros. Y comencé a escribir y a programar lo escrito para su aparición en días impares. Pronto completé una buena veintena de textos y aquello seguía aumentando... En mi situación anímica escribí cosas que luego he lamentado, aunque la mayoría las he acabado publicando tal y como estaban redactadas.

Este comentario lo escribo sin embargo desde Bilbao, aunque sigo contando con un buen número de textos preparados. Últimamente he conseguido poner algo más de distancia, pasarme días sin abrir mi correo y casi olvidarme de los problemas de Argel.

Supongo que estoy por el buen camino de la curación, aunque eso significará que los problemas de los demás empezarán a importarme muy poco, en todo caso menos que antes. Sin ser experto en psiquiatría, adivino que el detonante de mi depresión fue la sensación de incomprensión en el ámbito laboral, porque había hecho del bienestar de los demás parte de mi vida. Y que en cuanto consiga responder "ese es tu problema", de lo que aún estoy un poco lejos, lo habré superado.

Sé que estoy aún lejos porque hace unos días me encontré ante una situación de la que podría beneficiarse alguien que objetivamente no se merece que me preocupe por ella lo más mínimo. Y he estado tentado de avisarle en un par de ocasiones.

En los próximos días voy a contar actividades que he realizado fuera de Argelia. Posiblemente no es el blog "Vivir en Argelia" el foro más adecuado, pero intentaré darle una visión "argelina", poniendo cada circunstancias en relación con Argel.

El consejo médico que recibí era de viajar. Lo intenté, pero sin fuerza psicológica para llevarlo a cabo. Intenté demasiadas cosas y ninguna me salía. Lo más ridículo fue viajar a Argel para unas supuestas "vacaciones" en Túnez que nunca tuvieron lugar y quedarme dos semanas sin billete de avión para salir del país. Pero he cambiado de táctica para confiar mis escapadas en quienes sí merecen esa confianza. Y así estuve un día en Ávila, dos en Girona y otro en Huesca, además de visitar, entre otros, Expoagua en Zaragoza. De momento es todo lo que puedo contar.

En este tiempo me he olvidado absolutamente de mi lucha por adelgazar. Asumí la concesión de una tregua a la báscula y creo que cuando regrese a ella habré rebasado incluso los 83 kilos de hace un año. Lo noto en la ropa, que antes me estaba holgada y ahora no me cabe. Pero todavía me voy a conceder una moratoria de un mes, hasta mediados de octubre.

He comenzado a hacer planes de futuro basados sobre todo en mí, no en los demás. Voy a realizar una serie de estudios a distancia que me servirán profesional y humanamente. Intentaré mejorar mi conocimiento del árabe, hasta donde pueda llegar. Y quiero viajar mucho más que en el primer año. Para esto último sí necesito implicar a más gente, pero como me salió mal la primera vez estoy dando forma a una alternativa que me motivará a viajar por Argelia incluso si nadie más se apunta a hacerlo. La excepción es el maravilloso viaje de una semana a Djanet, el desierto argelino, que me gustaría llevar a cabo a finales de enero o primeros de febrero y que pierde su sentido si no se anima más gente a hacerlo.

El blog me ha ayudado mucho en estos meses. Ha sido todo un descubrimiento hacia un mundo que me era desconocido. Me lo he tomado como soy, contando las cosas como las siento. Son muchas las personas que han valorado mi sinceridad e incluso me han confiado sus problemas. Y quienes en un momento concreto se han ofrecido a ayudarme. El blog ha rebasado mi pequeño mundo, ése para el que comencé a escribir, y la mayoría de los accesos a él proceden de gentes que me eran desconocidas. Han contactado conmigo algunos medios de comunicación para compartir o solicitar información. Participé hace unos días en directo en el programa La Ventana de la Cadena Ser. Me han pedido que escriba sobre aspectos de la vida en Argel para ua publicación. Son detalles que proceden del éxito del blog.

El último ha sido que me han pedido que inscribiera el blog en un concurso del periódico 20minutos para que los blogueros voten al mejor blog en veinte categorías diferentes. Y en una de ellas, la de expatriados, lo he inscrito. Pero como sólo pueden votar quienes tengan un blog y lo registren en el concurso, las posibilidades de éxito son mínimas.

Gracias a un amigo, Jon, he conseguido recuperar todos los textos publicado en el blog "Vivir en Argel", el predecesor de este "Vivir en Argelia", antes de que fuera cerrado por google cediendo a presiones político-económicas. El problema es que el formato no identifica los caracteres especiales, como acentos, eñes, signos de apertura de interrogación, etc. Manualmente he rectificado los textos del mes de agosto, pero eso significa casi reescribrlos. Y hacerlo con más de 200 comentarios es excesivo. Por eso, ahora dudo entre ir recuperándolos poco a poco o mejorar lo escrito en los que han dado lugar a más comentarios.

viernes, 12 de septiembre de 2008

TodOs a la piscina

Según he leído en un periódico argelino hace unas semanas, en una provincia tienen un problema con la falta de equipamientos deportivos y lúdicos para el ocio estival. En concreto, únicamente existe una piscina. Según escribía el periodista, la masificación es ya excesiva en el interior de la instalación deportiva, porque a ella acuden los jóvenes, no tan jóvenes, niños, personas ancianas… e incluso mujeres.

El texto original, en francés, terminaba efectivamente así, “et meme de femmes”.

La redacción de la noticia tiene su miga. Y lo peor es que ha pasado desapercibida, que a lo sumo habrá lectores que hayan pensado “¿es que esas mujeres no tienen cocina?”

Me imagino, que no lo sé, que se refiere a mujeres que simplemente acuden a pasar el día a la instalación deportiva, pero dudo de que les permitan bañarse. Conozco piscinas que practican el segregacionismo, y no entre clientes blancos y negros, sino entre hombres y mujeres. A mí me han vetado el acceso a unas instalaciones deportivas “porque hay mujeres”.

Está situación es socialmente aceptada por todos, hombres y mujeres. Igual que en todas las imposiciones que sufrimos en Argelia los no musulmanes, que se pretenden justificar bajo la palabra respeto cuando lo que hacen es limitar la libertad pública al sometimiento de las normas islámicas, el mismo término “par respect à la femme”, por respeto a la mujer, se emplea para justificar el appartheid y la desigualdad. Hay cafés que disponen de lo que llaman “sala familiar” a la que, contrariamente a lo que el nombre indica, no se puede entrar con un familiar, sino que es para mujeres y acompañantes. Y no se produce un rechazo femenino de la medida, sentándose en la zona no familiar. Al contrario, se agradece y apoya la acción discriminatoria cuando favorece, algo que también ocurre en España.

Escribo en un día con una visión negativa, pero yo no veo que esto vaya a cambiar.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Embajador

La autoridad máxima de España en Argelia es el Embajador. Es un cargo diplomático, nombrado por el Consejo de Ministros y siempre requiere la aprobación, el plácet, de las autoridades del país de destino. El otro día el Consejo de Ministro ha aprobado ya oficialmente el cambio de Embajador de España, enviando al que hasta ahora ocupaba ese cargo en Berlín y que ya estuvo anteriormente en un país musulmán, en Irán.

Pero yo quería hablar del Embajador que conozco. El hasta embajador español en Argelia es un gran Embajador. No por su talla física, que no creo que sea más alto que yo, lo cual también ayuda a caer simpático y nada altivo en un país en el que además el Presidente es de baja estatura. Su talla la mido por su capacidad para que podamos sentirnos orgullosos de la persona que nos representa. Y creo sinceramente que es difícil que alguien lo haga mejor que él. Es una persona muy culta, extraordinariamente educada, que seguramente conoce sus limitaciones y sabe llegar justo hasta allá donde conviene. Supongo que su larga experiencia y eso que los legos en la materia llamamos la escuela diplomática le habrán ayudado. Me consta que de aves y de pintura sabe bastante. Y de economía, por cierto, lo que profesionalmente es de agradecer.

Cuando yo llegué a Argel en junio del año pasado mi superiora en el trabajo estaba ausente y nadie me presentó al Embajador. De hecho, le conocí en una fiesta de despedida de dos diplomáticos y no supe hasta más tarde que aquél señor que me había estrechado antes la mano era el Embajador. De esa forma, creo que no he tenido oportunidad de compartir una conversación con él ni de enviarle los saludo de un amigo común que posiblemente ni sabe que tenemos, Creo que la única vez que hemos intercambiado más de una frase fue tras el atentado del 11 de diciembre, cuando tuvo los arrestos de trasladarse hasta la Oficina Económica y Comercial en medio del caos de la ciudad y cuando aún no se sabía si podían explotar más bombas en la ciudad.

Yo sólo le he visto tres defectos. El primero es que pese a que se mueve mucho e intenta acudir a muchos actos en representación de España, muchas veces en horarios ya nocturnos, no consigue una suficiente repercusión mediática. Y es una pena, porque tan importante como tener el mejor producto es saber venderlo y nosotros no vendemos que nuestro Embajador sí estaba ahí. Igual falla nuestra comunicación con la prensa, no lo sé.

El segundo defecto es que es muy clásico en el vestir y no se permite más licencia, sólo cuando la situación lo permite, que desprenderse de la corbata. Si vendemos moda española por todo el mundo tenemos que vestir a nuestros representantes a la última. Aunque tampoco me imagino, sinceramente, a nuestro Embajador luciendo un modelo de Ágata Ruiz de la Prada.

El tercer defecto es una apreciación muy personal. Tengo la impresión de que no sabe contar chistes, cuando tiene toda la pinta de ser un excelente relator de anécdotas.

Aunque trabajo en un servicio de la Embajada, únicamente he tenido dos oportunidades de estar en la residencia del Embajador. La primera fue en la fiesta del 12 de octubre, cuando invitó a toda la colonia española, a las autoridades nacionales y representantes de las distintas legaciones diplomáticas acreditadas en Argelia. La segunda fue el 9 de diciembre, en una comida anticipada de Navidad que ofreció a toda la Embajada. Sigo echando en falta que 260 días después del atentado no nos haya reunido, convocado o llamado a los siete trabajadores que aún estamos en Argelia y que lo sufrimos en nuestro puesto de trabajo de la Embajada. Aunque creo que conmigo ya no lo podrá hacer.

Quien piense que soy un pelota al escribir sobre el Embajador es que no me conoce bien. De la misma forma que tengo muy buena opinión de él y la manifiesto, no me callaría si fuera de otra forma. Además, no gano nada alabando al Embajador cuando es muy posible que ni volvamos a vernos, toda vez que estoy de baja médica y para cuando me reincorpore puede haberse producido ya su relevo en el cargo y que esté gozando del reposo que se ha ganado sobradamente. Además, entre las cosas importantísimas que hace todos los días, será difícil que le interese mi blog; salvo que alguien le diga “señor Embajador, el señor Doñoro tiene un blog y ha escrito sobre usted”.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Listillos

El otro día, mi amigo Jon se hacía eco en su blog (http://niretzat.blogspot.com) de la ventaja que muchas veces acaban sacando los tramposos de su proceder contrario a las normas básicas de convivencia. Y generalmente es culpa nuestra, que aceptamos esas prácticas antisociales.

Ya he comentado más de una vez cómo esto me saca de quicio. Una amiga argelina me recuerda de vez en cuanto mi calificativo de “listillos”, que apliqué en un momento de desesperación para el conjunto de pillos que sacan beneficio de los que nos comportamos de acuerdo con lo que dicta la buena convivencia.

Ahora estoy fuera de Argel y veo las cosas con una cierta distancia. Es el aspecto de la vida argelina que más ansiedad me genera. He llegado al extremo de plantearme muy seriamente el dejar de conducir, porque son los adelantamientos por la cuneta, vehículos en sentido contrario, falta de respeto a las prioridades y demás incorrecciones de los aprovechados, las que me sacan de quicio hasta el extremo de convertirme en un peligro al volante.

martes, 9 de septiembre de 2008

Profesionales con mayúsculas

Sé que este blog, para desesperación de alguna persona, es leído por empresarios y profesionales con intereses en Argelia. He recibido muchas solicitudes de información que curiosamente no se encaminan hacia el servicio que la administración pública pone al servicio de las empresas, como es la Oficina Comercial. En mi caso resulta paradójico, porque yo mismo trabajo en la Oficina Comercial de España.

Puedo comentar como anécdota que en una ocasión un empresario me planteó preguntas relacionadas con el sector de la construcción, porque quería presentar una oferta para una empresa constructora española con un gran proyecto en Orán. Yo le indiqué que debería dirigirse a la Oficina Comercial y su respuesta fue que no quería molestar a esa gente. ¡Y parte de esa gente era yo!

Casi siempre me preguntan por temas subjetivos que se sabe que desde un organismo público no se puede responder, pero en ocasiones son cuestiones para las que el camino lógico es el de la Oficina Comercial. Tengo aún pendiente de localizar a alguien que pueda ayudarle a un empresario del pescado que necesita contar con una persona de confianza en Argelia, por cierto.

Las oficinas comerciales por todo el mundo cuentan con becarios, que en realidad son jóvenes de entre 25 y 30 años titulados superiores, con un postgrado en comercio exterior, conocimiento de idiomas y que se deciden a trabajar durante un año en una Oficina Comercial de España en el extranjero. Después, muchos de ellos aceptan un segundo año, llamado segunda fase, preferentemente en otro país, al servicio de una empresa, contando con una parte de la beca sufragada por el propio Estado. Es un verdadero chollo para las empresas contar con uno de estos jóvenes profesionales por un coste que puede estar entre 15.000 y 25.000 euros al año.

Incomprensiblemente, las demandas para conseguir un profesional de estas características en Argelia son inexistentes. Algún becario actual en otros países me comentó la posibilidad e ilusión por una segunda fase en Argelia. Yo sé que es francamente difícil convencer a un profesional de una empresa para que viaje a Argelia, donde espera equivocadamente encontrarse con un montón de integristas preparados para atentar contra el primer extranjero que se identifique como tal. En esas circunstancias, que sean además jóvenes con ilusión desbordante, preparación más que suficiente, conocedores del mundillo del sector público desde dentro, los que se ofrezcan para trabajar en este destino es una oportunidad que ningún empresario inteligente que busca alguien para Argelia puede dejar escapar. El único requisito es que se trata de un profesional que desea incrementar su formación, por lo que la empresa debe moralmente facilitarle ese crecimiento personal y no tratarle como mano de obra barata.

Contacté entre abril y junio con varias empresas que podían estar interesadas. En mi opinión, lo más evidente era la oportunidad en el campo de las consultoras internacionales, sabedoras de que existen acuerdos de cooperación de Argelia con la Unión Europea que han dado lugar a la puesta en marcha de diferentes programas que requieren el apoyo de consultoras europeas. La presencia española es testimonial en un campo de enormes posibilidades. Me puse en contacto con dos empresas españolas que ya colaboran en otros países en programas de la Unión Europea, tras conocer por un consultor de otra nacionalidad que sus nombres habían sido considerados para el mercado argelino. Yo sabía además del interés de los becarios en realizar esa segunda fase en lo que se llaman organismos multilaterales. Todo cuadraba aparentemente, pero ninguna de las dos empresas españolas consideró la posibilidad.

Lo mismo me ocurrió con empresas cuyo interés podía consistir en contar con expertos en la gestión comercial, tras un año como “becarios COMEX”. Resultó difícil, porque lo hice a través de contactos personales, al margen del conocimiento que por mi trabajo tengo de empresas españolas en Argelia. Ni una respuesta positiva.

Todos los becarios en cuestión van a encontrar en octubre su segunda fase o directamente la incorporación como trabajadores a una empresa. Un buen profesional es difícil que se quede en el paro, incluso en época de crisis; y éstos lo son. Las que van a perder son las empresas que no han aprovechado la oportunidad.

Supongo que a estas alturas es tarde para rectificar y engancharse a la oportunidad de contar con un becario. Pero si algún empresario que lee este post desea más información y por la razón que sea no puede o no quiere preguntar en el ICEX, que no dude en llamarme.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Pienso en verde

No lo he comentado porque me parece un asunto sin demasiada importancia. Pero quienes entran al blog diariamente sí habrán deparado en ello.

He cambiado hace una semana el diseño de la página. Con el cambio de "Vivir en Argel" a "Vivir en Argelia" he tenido que rediseñar la totalidad del blog. No he incorporado los contadores, porque uno de ellos abría páginas de publicidad muy molestas y prefiero esperar a localzar otra forma de controlar los accesos más inocua. Tampoco he incluido la fotografía inicial porque no sé cómo hacerlo. Ni he recuperado las encuestas antiguas, hasta que ponga en marcha una nueva.

Además, hace diez días cambié el diseño a un formato que permite mayor anchura de texto. El blog es básicamente literario, más que fotográfico, por lo que de esta forma resulta más rápido de descargar, con mayor anchura del cuadro principal.
Finalmente, el día 1 de septiembre cambié los colores. El fondo verde es un pequeño homenaje a la mayoría de los argelinos que durante este mes de septiembre modifican sus hábitos de vida, por razones religiosas, para cumplir con los preceptos del mes de Ramadán. No podía utilizar un verde más aproximado al que se identifica en general con el Islam porque como fondo de página no queda bien, pero éste es el pequeño homenaje que conservaré todo el mes.

Mi espíritu crítico

Hace unos días publiqué un post en el que comentaba cómo son desde mi punto de vista las playas en Argelia y lo que más puede llamar la atención a un extranjero. Al día siguiente recibí una respuesta muy crítica de una persona que se definía como mujer argelina, indignada y ofendida, que mezclaba una crítica a mi escrito con un ataque personal.

Yo supe inmediatamente quién había escrito aquello. Tras un par de insultos anónimos recibidos a primeros de mayo, que posteriormente supe que procedían de una persona a la que le había dado todo y me lo “agradecía” de esa forma, instalé tres sistemas de localización de los accesos al blog. Así supe de dónde procedían los insultos y, como conozco a la persona en concreto, por su uso del castellano deduje de quien se trataba. El comentario coincidió con el momento en el que Google-blogger cedió a las presiones para censurar el blog, de modo que la interesada no pudo acceder a comprobar si su comentario había quedado registrado y me envió un correo personal diciendo que no podía acceder al blog. Yo le contesté incluyendo la respuesta que le acababa de escribir, pero no se dio directamente por aludida.

Cuento todo ahora, cuando ella sabe que no me he enfadado y yo sé que no le molestará que lo cuente, porque no facilito su nombre. No se puede acceder a leer ni lo que ella dejó escrito ni mi respuesta, porque el blog sigue censurado por la presión que ejerció quien se sirvió de su cargo para satisfacer su ego personal en este tema. Tampoco voy a copiar y pegar aquí el intercambio de pareceres con esa mujer argelina; simplemente facilito algunas pequeñas puntualizaciones de carácter general.

Cuando me muestro crítico con aspectos de la vida, costumbres, gentes y lugares de Argelia lo hago con cariño. Es el país en el que libremente vivo. La inmensa mayoría de los argelinos ha nacido en su país y vive en él porque no tiene otra opción. Yo, en cambio, vivo en Argel porque así lo he querido voluntariamente y si un día cambio de opinión puedo hacer la maleta y no volver nunca más. Soy bastante crítico e inconformista, empezando por mí mismo; creo que lo he demostrado sobradamente en el blog. Y si me muestro crítico con situaciones y costumbres que veo en Argelia y no comparto es porque quiero aportar algo más en mi deseo de cambio y evolución.

No me quiero sentir ciudadano de paso en Argelia. El hecho de que viniera a vivir por primera vez el año 1993, cuando muchos de los argelinos que podían permitírselo emprendían el camino contrario al mío, creo que habla por sí solo.

Sé que no existe en la mayoría de los argelinos el espíritu crítico que yo profeso y que si escribiera en francés, idioma en el que muchos podrían leerme, recibiría muchas críticas. Sobre todo por lo que supone de inmiscuirse en su vida y costumbres siendo extranjero, para hacer gala de esa máxima que dice que “las ropas del convento se lavan de puertas para adentro”. Pero yo me siento dentro del convento.

Si no me importaran ni Argelia ni los argelinos, como algunos piensan, no dedicaría tantas horas de mi vida, de mi tiempo de ocio, a escribir este blog. Tengo la suerte de que los amigos que me leen y escriben sí que lo han entendido.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Calvo

No está bien esto de criticar y no ser autocrítico...

He estado mirando las fotos últimas que he descargado de la cámara y he comprobado con un cieto horror que sigo el proceso contrario al de José Bono, Presidente del Congreso. Sí, me estoy quedando calvo.

Tendré que preguntarle al antiguo Ministro de Defensa dónde está el secreto de su nueva cabellera. Aunque a la vista de que a mi hermano le sucede algo parecido, podría empezar a sospechar que todo se debe al consumo de agua bendita.

Bromas al margen, no debo estar demasiado recuperado si me atrevo a colgar en el blog una foto tan espantosa, vistiendo una camiseta sin mangas, sin afeitar y mostrando tan poco pelo.

¿Personalidad o personaje?

Una amiga del blog me escribió el otro día un mensaje contándome sus problemas laborales, de envidias y ineptitudes, que bien podría aplicarlo a las circunstancias de la censura y cierre del anterior blog. Censura que ahora cumple dos semanas.

Me ha dejado escrito esta amiga un refrán argelino que yo no conocía. Dice así: “Dale importancia de mono y se volverá gorila”. Por eso, porque creo que Pichu, al que tengo que sacar una foto para colgar en el blog, es más importante en realidad que quien ha movido los hilos para tratar de hacerme callar, no he facilitado todo lo que ya sé. Allá cada uno, y cada una, con su cobardía.

Y ese zoo que ha perdido últimamente un ejemplar hispano, que lo busque por Argel.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Vida privada

Tengo escrito un post que no voy a publicar. Es una reflexión a partir de la vida de la Ministra francesa de Justicia, Rachida Dati. Había sido noticia porque la víspera se había conocido su embarazo y la prensa francesa enseguida había sacado a relucir su origen magrebí como barrera de separación con el francés de pura cepa. Mi reflexión se refería a cómo hay muchos franceses nacidos en Francia, hijos de argelinos, que se enrocan en un gueto y se sienten muchas veces hijos de otra Francia diferente. O de Argelia, incluso. Puede recordarse aquel partido de fútbol jugado hace unos años en París entre las selecciones de Argelia y Francia que escandalizó a Chirac, entonces Presidente francés, por los abucheos a la marsellesa y que no pudo terminar de jugarse por los disturbios que tuvieron lugar. El público era mayoritariamente francés, hijos o nietos de argelinos, que había acudido con banderas argelinas y animaba a una selección que no es la del país que indica su pasaporte.

En el caso de la Ministra francesa, recordaba que el padre era marroquí, la madre argelina y ella había nacido en Francia. Y que se da la situación absurda de que las autoridades del régimen alauita la consideren marroquí; los argelinos, argelina; y ella diga que es sencillamente francesa. Es un tema de llevar el nacionalismo magrebí más allá de la voluntad del propio ciudadano.

Desgraciadamente, la ministra ha sido víctima de la venganza marroquí. El hecho de haber puesto distancia con la religión musulmana de sus padres se ha acogido como una traición. Ella obtuvo en su momento la nulidad matrimonial de la boda concertada por su familia de acuerdo con las prácticas tan habituales del norte de África en el que la familia decide sobre el futuro matrimonio. Y ha vivido su propia vida. Mi reflexión iba por ese terreno, el de lo difícil que resulta escapar a la presión social para un argelino, incluso cuando intenta hacer su vida en el extranjero, poniendo de ejemplo a alguien que ni siquiera es argelina.

Pero el asunto no ha quedado ahí. El hecho de que siendo soltera esté embarazada es algo de su vida personal que no debería interesar a nadie. Me refiero a su estado civil, porque el embarazo sí tiene interés público desde el momento que modifica su agenda de trabajo y su presencia física durante unos meses. Pero no ha sido así y ha dado lugar a que en la prensa marroquí hasta se meta de por medio al anterior Presidente del Gobierno español, Aznar, como padre del futuro niño. Por eso, porque el asunto trasciende de lo que yo quería comentar, he eliminado lo que escribí para no echar más carnaza a la prensa especializada en vísceras.

Afortunadamente, la prensa argelina es bastante respetuosa con la vida privada de las personas públicas. El caso más llamativo es el del Presidente de la República, Abdelasís Buteflika, del que apenas ha trascendido algún comentario sobre la actividad laboral de joven de su madre y cuya vida sentimental es respetada al máximo. Lo mismo sucede con el resto de personalidades, cuya actividad fuera de la faceta pública por la que son conocidos jamás de hace pública.

Sé que mi opinión sobre el respeto a la vida personal de los demás es minoritaria; que soy de los pocos que ni sabe ni le interesa saber de la vida privada de las personas públicas. Pero no por eso voy a cambiar mi forma de ser y pensar.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Despistado

A ninguno de mis conocidos le sorprenderá que me confiese demasiado despistado y confiado. Cada vez que pierdo algo o me sucede algún percance hay amigos que me llegan a preguntar cómo es posible que pierda tantas cosas o sea víctima de más de un robo. Y es por eso, porque vivo feliz siendo confiado y a mi confianza le sumo mi natural estado de despiste.

Mi vehículo Hyundai Accent no dispone cierre centralizado de puertas. Tengo la costumbre de, en lugar de cerrar la puerta del conductor usando la llave, bajar el pestillo de cierre, de la misma forma que se hace con las puertas traseras. Y en infinidad de ocasiones lo he hecho dejando las llaves colocadas en el arranque. Sólo en un par de ocasiones han tenido que recurrir a abrir la puerta con el uso de alambres, porque afortunadamente mi despiste es completo y va acompañado del olvido de cerrar alguna de las portezuelas del vehículo (y porque suelo viajar con una segunda copia del llave en el bolsillo), con lo que la solución resulta sencilla. Son muchísimas más las veces que me dejo una puerta abierta que las llaves en el contacto. Y también son muchas las veces que quienes se las dejan abiertas son las personas que llevo conmigo, porque se han acostumbrado a vehículos de cierre centralizado y se despreocupan de cerrar.

Recuerdo que hace un año aparqué el coche en una calle del barrio de El Biar de Argel dejando en el maletero el equivalente a tres mil euros, dispuestos para pagar parte del alquiler de mi vivienda. Hice con un vecino unas compras necesarias para solventar los pequeños problemas cuando al regresar comprobé que no llevaba las llaves del coche. Las había dejado dentro, una vez más. Y tanto mi vecino como yo habíamos dejado las puertas abiertas. Mi vecino estaba preocupadísimo, no acertaba a creerse que llevando tal suma de dinero hubiese dejado el coche abierto, sin preocuparme, toda una tarde. Cuando yo le expliqué que la puerta estaba de todas formas cerrada, aunque sin seguro, su respuesta me dejó atónito: según él, es muy habitual ir por la calle comprobando si la puerta de algún coche se abre, que él también lo hace algunas veces. Esa respuesta va en contra de cualquier lógica, porque quien así actúa tiene intención de robar, es instintivamente un ladrón. Yo no voy probando por la calle si algún coche tiene la puerta abierta, porque ni se me ocurre aprovecharme de esa situación para tomar cosas que no me pertenecen,

Pasado ya más de un año, he de reconocer que me habré dejado las puertas abiertas medio centenar de veces y jamás me han robado. Incluso una vez el coche se quedó toda la noche con una ventanilla completamente bajada y nadie me tocó nada.

Mi despiste no se limita al vehículo. Hace unas semanas estuvo alojado en mi casa durante sus vacaciones en Argel Carlos, antiguo becario de la oficina. Una tarde se encontró con que yo me había marchado de casa y había dejado las llaves en la cerradura. Yo creo que lo que más le sorprendió fue que no me mostrara preocupado por el error de seguridad. Era la segunda vez que me pasaba porque ya me llamó una vez el vecino de la puerta de enfrente para advertirme del mismo despiste. En otra ocasión dejé la puerta sencillamente abierta de par en par.

Todo este preámbulo es para contar lo que me ha sucedido el otro día, que es casi l situación antagónica a la del robo del pen-drive del que fui víctima en julio, que ya conté en el blog.

He estado recientemente en Colonia, la bellísima ciudad alemana. Una noche, acababa de anochecer, iba yo caminando con mi tradicional mochila a la espalda, la cámara de fotos de bandolera y una bolsa de plástico en la mano con unos regalos que acababa de adquirir. Para poder guardar la bolsa dentro de la mochila me adentré unos metros en un parque, hasta el muro de apoyo de una iglesia. Guardé la bolsa en la mochila, me la puse de nuevo a la espalda y seguí mi camino. Hice un pequeño recorrido por los alrededores durante unos diez minutos y finalmente me decidí a tomar otra ruta que requería volver en parte sobre mis pasos. Lo que hice fue, tras algunas dudas, recortar por el parque antes comentado. No parecía muy buena idea por su falta de iluminación y porque en pocos minutos había oscurecido completamente. Sin ninguna explicación lógica, fue algo instintivo, di un pequeño rodeo en la parte final del atajo y pasé junto al muro del que me había servido para guardar la bolsa en la mochila. Y allí vislumbré algo. Parecía un paquete. Me acerqué aún más. Se trataba de la funda de una cámara de fotos como la mía. Eché mano de mi mochila, miré en el interior… y mi cámara no estaba; era ésa, olvidada por mí de la forma más tonta y recuperada milagrosamente.

Si yo fuera desconfiado no me llevaría alegrías como ésta al comprobar que ninguno de los viandantes se quedó con mi cámara fotográfica. Y si tuviera un poco más de cabeza me evitaría disgustos tan habituales como el que en esta ocasión me ha acechado.