Ayer jueves sufrimos una tormenta de arena, que si no me equivoco recibe el nombre de calima. Me explicaron una vez que es debida a la conjunci�n del sol y del viento del suroeste en las zonas arenosas del desierto del Sahara. No s� si ser� cierto, pero el cielo se torn� ayer rojizo a media ma�ana y fue tomando una tonalidad cada vez m�s oscura hasta que empez� a llover barro a eso de las seis y media de la tarde. Las lavander�as har�n su agosto en los pr�ximos d�as, porque a mucha gente le habr� ocurrido lo mismo que a m�, que acab� con el traje completamente manchado de motas de barro que no se quitan con un simple cepillado.
En algunas zonas de la ciudad se mantuvo luego una nube de polvo en el ambiente muy molesta, que recordaba a las im�genes de la poluci�n de Pek�n, pero en este caso como consecuencia de la llegada de las arenas del desierto. Ya bien entrada la noche hizo su aparici�n la lluvia, tal y como todos la conocemos, para dejar al barro en su sitio, que ahora no es otro que las cunetas y acequias de las calles argelinas, ya de por si muy sucias.
Mi vida social durante la semana que llevo en Argel no ha estado muy relacionada con la colonia espa�ola, porque a excepci�n de los conciertos de la Semana Cultural he disfrutado m�s bien de la compa��a de grupos diferentes de amigos argelinos. Como ayer ten�amos fiesta, organizada por Mariano, han sido muchos los expatriados que he visto por primera o a lo sumo segunda vez en estos d�as. Yo cre�a que el tema de conversaci�n conmigo iba a ser el partido de f�tbol del pr�ximo viernes contra los abogados argelinos, porque he tratado de movilizar al mayor n�mero de personas posibles y me lo he tomado muy en serio para que otro tipo de actividades l�dicas unan a la comunidad de expatriados sin necesidad de tener una copa en la mano. Pero casi sin excepci�n se me ha preguntado por la actitud mezquina, desagradecida y barriobajera de una persona en pr�cticas de la Oficina Comercial que sin haber mediado conversaci�n previa y desde su puesto de trabajo se dedic� el pasado domingo a verter por escrito una serie de insultos y difamaciones contra mi, que envi� por correo electr�nico a un buen n�mero de personas, al menos cinco de ellas de la propia Embajada de Espa�a en Argel.
Yo no he pasado p�gina, la gente tiene que aprender a asumir el coste de sus errores sin ampararse en la enajenaci�n mental y no puedo permitir que quede en una simple chiquillada inconsciente. Pero el libelo retrata a quien lo escribe y a lo sumo que habr�n llegado algunos de los receptores del mensaje es a pensar ?�qu� le habr� hecho para que se ponga as�?? Cuando alguno me pregunta y le cuento lo que realmente he hecho por ella, la cara de incredulidad de mi interlocutor es similar a la m�a cuando recib� esa p�gina repleta de insultos. Yo ya me tem�a que en un grupo tan cerrado como el nuestro era un tema que se iba a propagar con facilidad, un culebr�n del que hablar. Como no estoy dispuesto a que un personaje de esa cala�a, al que le queda poco tiempo en Argelia, pueda condicionar mi vida y mi estancia, m�s larga y gozosa que la suya, he conseguido muy f�cilmente verlo con distancia emocional, mezcla de desprecio e indiferencia. Si te encuentras un cerdo ahog�ndose en la inmundicia, te manchas para sacarlo y lo que hace es morderte cuando te est�s pringando por �l, lo l�gico es que le dejes acabar de ahogarse en su propia porquer�a. Lo �nico que s� me duele es que personas que me conocen lo suficiente pretendan mantener la equidistancia entre la v�ctima, yo, y la agresora.
No s� si con el p�rrafo anterior respondo a quienes a�n no me han preguntado c�mo hace una mala persona, mentalmente desequilibrada, para agradecer la ayuda y los servicios prestados. Yo prefiero otros temas de conversaci�n, aunque no huyo de ninguno.
Anoche hubo fiesta en casa de Mariano, el becario inform�tico de la Oficina Comercial. No celebraba nada especial, simplemente sus ganas de agradar y ver a mucha gente. Siendo como es la casa peque�a, se llen� de amigos. Quiz�s pasamos por all� unas cuarenta personas, aunque algunos s�lo para agradecer con una presencia de media hora la invitaci�n a una cena que hab�a encargado a un servicio de catering. La decoraci�n que Mariano nos hab�a preparado dejaba bien claro que quer�a transmitir dos mensajes. El primero, con unas muletas colgadas de las paredes, que se opera ma�ana s�bado de menisco en Argel. Le realizar�n la artroscopia por la ma�ana, le dar�n probablemente el alta a �ltima hora de la tarde y tendr� que guardar unos cuantos d�as de reposo en casa. Luego ya pasar� a caminar con muletas, hasta que se recupere totalmente. Como todos sabemos ahora donde vive, en los tres o cuatro d�as siguientes podr� comprobar qui�nes son los amigos que le van a visitar y hacer compa��a durante su convalecencia sin que nos haya dicho absolutamente nada.


No puedo terminar sin hacer menci�n a la fecha, 11 de abril, primer aniversario del primer atentado suicida de Argel, que fue seguido el 11 de diciembre pasado por dos m�s, uno cerca de mi casa y el otro el que sufrimos en la Oficina Comercial. Hace, por lo tanto, un a�o que en Argel descubrieron que un terrorista puede asesinar muriendo �l mismo, una forma de atentado muy dif�cil de evitar. Yo no fui consciente de ello hasta despu�s del 11 de diciembre. Ser directamente v�ctima de un atentado terrorista no tiene nada que ver con o�r simplemente la explosi�n o llegar unos minutos despu�s al lugar. El minuto y medio o dos minutos de angustia siguientes no se los puedo desear ni al que envi� al terrorista suicida a matarnos. A mi se me cay� a los pies un mundo personal y un mundo profesional, porque amenazaba por afectar mis perspectivas de desarrollo profesional, como as� est� siendo. Creo que lo empec� a superar hace quince d�as en Madrid, en unas circunstancias que no voy a desvelar.
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