lunes, 18 de enero de 2010

El pobre Hyundi

(Este es un resumen público del texto completo, publicado en el blog privado, reservado a los amigos inscritos previamente)


Poca gente tendrá un coche que, como el mío, haya circulado por 22 países. Porque he estado echando cálculos y ese es el número diferente de países en el que me he puesto al volante de mi Hyundai Accent, que me ha permitido disfrutar de tantas aventuras y momentos maravillosos.

La verdad es que al pobre no lo he tratado demasiado bien. En una ocasión, en Liechtenstein, tuve que recurrir a los servicios de una grúa para que me sacara a duras penas del interior de un bosque alpino en el que me había metido por error y donde ni siquiera existían caminos; la grúa, con tracción a las cuatro ruedas, fue incapaz de llegar hasta allí, un lugar más propio de una prueba de trial que de otra cosa. A cambio, lo he paseado por lugares pensados específicamente para él, como Le Mans, Monza o Mónaco, donde una parte del circuito urbano sólo se puede recorrer en la vida ordinaria en sentido contrario a como luego lo hacen los bólidos en las carreras de Fórmula 1.

He vivido con mi Hyundai aventuras divertidas, como el día que me pusieron una multa en Albania… por no llevar preservativos. O, sin ir más lejos, cuando casi me lo hacen explotar delante de la residencia del Embajador de Gran Bretaña en Argel, convencidos de que se trataba de un coche bomba. No ha sido, ni mucho menos, el único problema con la policía argelina. El más grave sucedió hace unos meses, cuando se lo había prestado a un amigo para acompañar a una chica a su casa.

El pobre Hyundai no gana para disgustos desde que hace casi dos años le cayó por la noche un árbol encima. Con todo lo que me agobia hacer frente a los problemas, decidí circular con un coche “a la argelina”. Pero a partir de ahí, los diferentes golpes y los achaques propios de la edad que le van surgiendo lo han dejado en un estado lamentable, sin un intermitente y otro faro sujeto con cello, una sola puerta que abre, rayas por todas partes, el capó desencajado, el maletero sin tirador, el espejo retrovisor derecho roto,…

Como casi cada día me surgen nuevos problemas, no puedo decir que lo que iba a contar y que dejo para el siguiente post sea la última anécdota sufrida, porque ayer mismo se me estropeó la única puerta cuya cerradura funciona y ahora es la que no se puede abrir desde dentro.

2 comentarios:

Rafa dijo...

yo creo que deberias colgar alguna foto detallada para que la gente desde españa se pueda hacer una idea.... lo cierto es que hay R4 de telefonica en mejor estado....

Anónimo dijo...

Tu crees que una mujer sola pueda visitar Argelia.