jueves, 30 de abril de 2009

Unos días fuera

He estado unos días fuera de Argelia por razones médicas. No es que estuviera grave, ni siquiera que de repente me pusiera enfermo y se hiciera necesaria mi repatriación.

El año pasado estuve de baja laboral varios meses por depresión, ansiedad y alguna cosa más de esas que surgen cuando la cabeza no funciona demasiado bien. En noviembre me dieron el alta laboral, pero con la obligación de paaar periódicamente consulta psiquiátrica. Y me tocaba a finales de este mes de abril. Lo cierto es que últimamente he evolucionado a peor y a punto he estado de tener que quedarme una temporada por Bilbao. Me toca regresar al diván dentro de unas semanas y entonces se verá.

No ha sido mi único médico estos días. En enero de 2007 sufrí un accidente doméstico que casi me cuesta la vida. El tiempo que estuve hospitalizado lo aprovecharon los médicos para analizarme y encontrarme de casi todo: hipertensión, obesidad, ácido úrico, colesterol, triglicéricos y todos esos bichos que deben estar por la sangre y que en mi caso no se comportaban de forma correcta. O más bien el que no se había comportado correctamente era yo. Total, me pusieron a dieta, sin sal, sin grasas, sin todo aquello que me gusta. Cuando uno va al médico lo mejor es adelantarse a preguntarle si le va a quitar el tabaco, los porros, la heroína, las anfetaminas y el alcohol. Así el médico se contenta con suprimir todo eso de la dieta y te deja con lo demás. Pero como yo no fumo, no me drogo, no consumo alcohol, lo que hizo fue quitarme los lácteos, los refrescos gaseosos y obligarme a comer verduras.

Así me han tenido algo más de dos años (para los que me conocen, aclaro que a los refrescos de cola les quito el gas) y llegó el momento de nuevos análisis. Eata parte de mi visita médica ha salido muy bien y me han dado unos resultados estupendos, quitando un poco de colesterol. Supongo que en ello tendrá que ver que no he conseguido adelgazar en este segundo año y de hecho peso ahora ocho kilos más que el año pasado por estas fechas. Quizás es también por eso por lo que la tensión arterial sigue mal y debo continuar tomando una medicación. Espero sacar fuerza de voluntad para controlarme y recuperar parte del tiempo perdido en el reto que tengo con dos amigos para quitarnos los kilos de más. Hablaré de ello otro día.

He aprovechado el viaje a España para ver en Donosti a Lourdes, con la que fui a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf en diciembre pasado. El guiso de rabo de toro que pensábamos comer juntos había pasado a mejor vida, pero en los fogones de "Chez Loulou" se cocina bien hasta una rodaja de merluza. O unas anchoas frescas rellenas de bonito y pimientos. Lo importante es que ya cuento con las fotos de aquel viaje y en cuanto pueda concretar con Nerea, su hija, las necesidades que podemos cubrir desde el blog, lo publicaré aquí, como prometí en su día.

Hoy no trabajo en mi oficina, porque se traslada la fiesta del 1 de Mayo (los viernes no trabajamos en Argelia). Pero el domingo será la vuelta a la ofi.

miércoles, 29 de abril de 2009

Hora de la merienda

Ya puestos a divulgar cuál es mi restaurante favorito de Argel, el lugar en el que creo que hacen el mejor kebab, dónde ir a cenar para sentirse como un verdadero guiri..., falta indicar el lugar en el que merendar.

Personalmente optaría por un crêpe, en alguno de los lugares en los que los hacen francamente deliciosos. Mi favorito es el Café du Faisan d’Or, entre el centro de Argel y Bab el Oued, justo al comienzo de Colonel Lotfi. En el bar, uno de esos típicamente masculinos en los que es norma la caballerosidad de ceder deprisa el asiento a la extranjera que decide adentrarse en un mundo masculino, los crêpes comienzan a las seis de la tarde. El mejor de todos es el de Nutella (crema de cacao) con frutas. El encargado de hacerlos tiene ya dispuesto a la hora de dar comienzo a su trabajo un cubo con la masa líquida que dará lugar al crêpe, las fresas cortadas, la piña en almíbar, el melocotón, la mermelada, la galleta machacada, varios botes de lo que nosotros llamamos de forma genérica Nocilla y un buen número de plátanos que cuelgan del stand. No doy más pistas, lo mejor es probarlo.

Para acompañar el crêpe se puede optar por un batido de fruta natural de los que se venden en el mismo café, o por un té a la menta elaborado por un tuareg también en el mismo café, como muestro en la fotografía.

¿Alguien puede dar más?

martes, 28 de abril de 2009

Dónde comer en Argel

No sé si es buena idea lo que voy a hacer hoy, divulgar el nombre de mi restaurante favorito. Tengo claro, eso sí, que como suban en unos meses los precios habrá sido por mi culpa.

Mi criterio de buen y mal restaurante no siempre coincide con el del resto de los mortales. Valoro fundamentalmente que tenga buen género, que se atienda correctamente al cliente, que haya limpieza y que la comida esté buena. Y no necesariamente en este orden. Otros factores como que la carta sea amplia, que los precios resulten razonables, que sirvan bebidas alcohólicas, que el ambiente resulte agradable, por ejemplo, los tengo en cuenta, pero creo que en menor grado.

Hay sitios en los que un plato concreto resulta bueno, incluso espectacular, pero el resto deja bastante que desear. Así, por ejemplo, en el Carthage sólo se puede comer mechuí (asado) de cordero… y no siempre. Es verdad que cuando les sale bien es el mejor que he probado en mi vida, pero un par de mechuís bastante malos, una carta muy deficiente y algunas cucarachas descontroladas tienen la culpa de que lo haya borrado de mi abanico de posibilidades cuando busco un restaurante al que acudir a comer.

El restaurante Djanina, el favorito de los Reyes de España, el que guarda en su libro de oro además de las firmas de sus Majestades las de Rafael Vera y algún etarra, sólo tiene para mí un plato excelente, que es la bastila o pastela, una especie de volován de carne de ave con canela y azúcar glass, especialidad del oeste del país y de Marruecos.

En mi opinión, el Saveur, el restaurante de pescado del puerto de La Madrague, ha bajado mucho la calidad de las gambas en salsa. Creo que ahora lo mejor que tiene es la pescadilla ligeramente picante en su interior.

Pero el que para mí pasa por ser el mejor restaurante de Argelia es uno pequeñito, que no sirve bebidas alcohólicas, situado en el puerto de Tamantfoust. Se llama “Chez Rouget” y el problema es que recibe cada vez más gente, con lo que el número de cocineros se ha incrementado y ya no siempre prepara la comida el verdadero maître de cocina. Yo recuerdo haber acudido cuando sólo contaba con cuatro mesas y un frigorífico del que el único cocinero sacaba el género. Su salsa armoricana, típica de la región de Bretaña, que elabora con salsa de pescado, ajo, marisco, coriandre (perejil) y tomate, además de algo más que se me escapa, no tiene igual para los pescados en salsa. Los rollitos de primavera de marisco son excepcionales. La sopa de pescado es de las pocas que pruebo… Afortunadamente, el hecho de que no sirva bebidas alcohólicas evita que el local se llene de gentes de alto poder adquisitivo que pondrían el lugar fuera de mi alcance.

Suelo llevar a mucha gente a comer a Chez Rouget. Lo hice con mis padres cuando vinieron hace unos años a Argel y lo sigo haciendo en la actualidad. Es donde celebré mi último cumpleaños y adonde invité a comer a una amiga, Zahra, hace poco, porque estudia hostelería, quiere abrir un restaurante con comida de autor y estaba seguro de que le vendría bien conocer el lugar. Con ella me hice una fotografía en la cocina del restaurante.

Lo de visitar la cocina de los sitios a los que voy a comer lo hago muy a menudo. Es una forma de asegurarme de que existe limpieza en el lugar, de que se trabaja con higiene. Esta manía mía tiene la pega de que en alguna ocasión se arrepiente uno de haber ingerido pocos minutos antes determinadas cosas, pero también sirve para no repetir el mismo error.

lunes, 27 de abril de 2009

Ni un restaurante español

Si algo no falta en Argel son restaurantes. Nacen y desaparecen con gran facilidad, incluso cuando han alcanzado una cierta popularidad. Quienes conocen Argel podrán pensar ahora cuántos de esta lista de diez les resultan familiares y sin embargo cuántos de ellos siguen en activo: Chez Madeleine, Auberge du Bon Canard, Cyrnos, La Pagode, Saigon, La Grande Brasserie, Le Gourbie, El Mourabitoune, Dar Hizia y La Bressane. Yo no tengo la respuesta, no lo sé todo de Argel, pro a buena parte de ellos les he perdido la pista.

Además de los muchos restaurantes de comida internacional en general, en Argel tenemos un buen número de restaurantes especializados en comida de un origen concreto, de una nacionalidad. Los más conocidos, los que cuentan con verdadera solera, son los restaurantes franceses, con Le Normande a la cabeza, seguido de Le Bearnais. No me atrevería a meter en esta categoría de restaurantes franceses ni al Tantra ni al Au Bon Gibier, ambos en Bois des Arcades. Existen igualmente restaurantes turcos, libaneses e indios, todos ellos con más de un representante. La cocina tunecina está presente en muchos restaurantes y no se considera realmente comida internacional. Entre los restaurantes asiáticos, tampoco muy abundantes, me sigo quedando con el chino del Hotel El Djazair. La gastronomía mexicana encuentra su hueco en el restaurante Los Amigos, de Ben Aknoun, aunque creo que deja bastante que desear.

Se han hecho hueco en el mercado algunos restaurantes italianos, tema del que espero poder escribir en otra ocasión, porque tengo pendiente conocer personalmente a Mario, el nuevo chef de cocina de Zohri. Contactó conmigo desde Valencia antes de venir a Argel y le tengo prometida una visita al centro de trabajo, que aún no he efectuado para no caer en la tentación de degustar sus a buen seguro excelentes platos, porque su trayectoria profesional es estupenda.

En ese panorama gastronómico, la cocina española no está presente. Ha habido algún intento, pero ha fracasado. Y creo que si se repitiera el mismo esquema volvería a repetirse el fracaso. Pienso que en Argel sólo hay hueco para un restaurante español bajo tres fórmulas: un “traiteur” que a su vez ofrezca otras comidas, un restaurante regional y un día a la semana de cocina de autor en el restaurante de un hotel de lujo.

Hay platos españoles que tendrían bastante aceptación en el concepto de “para llevar”, como la paella, el gazpacho, la empanada gallega o la tortilla de patatas. No se trata tanto del consumidor que va a buscar un ambiente español, sino la forma española de preparar algunos platos. Y la fórmula “traiteur” rompe la dinámica de restaurante con o sin alcohol. Obviamente, requiere la elaboración de otros platos más habituales en la mesa argelina.

Un restaurante regional valenciano, andaluz o catalán podría tener mercado, aunque exigiría innovar cada día. Supongo que algún argelino retornado de la emigración abrirá algún día un restaurante de este tipo.

El formato que sin duda echa de menos la colonia española, el de un restaurante que en su carta ofrezca un pulpo a feira, unos calamares a la romana, una menestra de verduras, una merluza a la donostiarra, un morteruelo o unas simples papas bravas, sólo es viable, en mi opinión, de manera provisional, cuando supone una novedad que atrae especialmente al público objetivo u ofrece una importante novedad que lo lleva a acudir de nuevo. Por eso, creo que exclusivamente un formato temporal (verano, con espectáculo folklórico) o de un día fijo entre semana funcionaría. Y supongo que es algo que sólo un hotel se puede permitir hacer.

Lo cierto es que cuando empecé a escribir lo que tenía en mente era contar que hay un restaurante nuevo, egipcio, en Argel. Pero como me he ido por los Cerros de Úbeda, tendrá que ser otro día.

domingo, 26 de abril de 2009

Coleccionismo

La filatelia, la afición a coleccionar sellos, no está muy extendida en Argelia. Existen algunos coleccionistas, pero pocos. Y menos aún son los que coleccionan sellos argelinos, un país que forma parte de la Unión Postal Internacional, UPI, pero cuyos sellos no son muy apreciados. Cualquier aficionado que cuente con los catálogos de EDIFIL puede constatarlo. Aún así, en los últimos años ha crecido el interés por el coleccionismo, en parte ayudado por los nuevos modelos de franqueo postal en países como el nuestro, en los que la estampilla se convierte casi siempre en una pegatina autoadhesible generada en el momento y que no tiene valor filatélico.

Los sellos de correos que se emiten en Argelia suelen ofrecer estampas más o menos bellas y además se emplean de modo habitual por el público, por lo que los sellos obliterados no resultan difíciles de encontrar, poniendo el coleccionismo al alcance de cualquiera.
El último sello emitido es el de la reelección del Presidente de la República, con hojas bloque de primer día de circulación incluidas. Durante la campaña electoral las oficinas de correos han puesto su granito de arena en la campaña mediática de entronización del presidente y en las oficinas estaban a la vista dos hojas emitidas en su día, una sobre la llamada reconciliación nacional y otra con motivo de la primera elección del actual presidente, hace diez años. Es la foto que se adjunta.

sábado, 25 de abril de 2009

Recorte de prensa

En días pasados he contado algunos detalles del desarrollo de las elecciones presidenciales en Argelia. No puedo, por un principio de prudencia, decir todo lo que pienso y veo. Mi vida se desarrolla dentro del país y no se dan las condiciones mínimas de libertad e independencia de los poderes públicos como para permitirme un ejercicio de mi libertad de expresión que no ponga innecesariamente en riesgo mi futuro laboral dentro de Argelia.

Por eso, creo que es una buena idea limitarme a transcribir el editorial del pariódico El País del pasado día 15 de abril, titulado "Argelia inventada: Buteflika se concede un tercer mandato en una elección al margen de la realidad del país".

Abdelaziz Buteflika ha obtenido un tercer mandato en las elecciones presidenciales celebradas el pasado día 9 en Argelia, con un 90% de los votos emitidos. El inverosímil apoyo a su candidatura no constituye el único ni el más significativo indicio de fraude. Nadie dudaba de que, tras la reciente reforma de la Constitución para derogar el límite de permanencia en la jefatura del Estado, Buteflika repetiría sus dos victorias anteriores. El dato más relevante desde el punto de vista político era el índice de participación, que en las presidenciales de 2004 fue del 58% y que en las legislativas de 2007 cayó hasta el 37%. Pero el régimen argelino no ha querido conceder siquiera esta victoria a los partidos opositores, y ha cifrado en más del 74% la tasa de participación.

Los graves problemas que padece Argelia no se resolverán por la vía de inventar una realidad política, y éste es un argumento que no sólo debería valer para Buteflika sino también para la condescendiente comunidad internacional. El terrorismo que azota el país no puede convertirse en una excusa para aplazar la democratización. El fraude no es un instrumento para impedir que los islamistas se hagan con el poder, sino la mejor forma de aumentar sus apoyos y legitimar la violencia entre sus partidarios. Una violencia que, por lo demás, ya no se puede interpretar exclusivamente en clave argelina, sino que conecta con el yihadismo de Al Qaeda.

La crisis internacional está afectando al país magrebí, cuya economía depende en gran parte de los hidrocarburos. Las previsiones para este año anuncian una caída del 60% en las exportaciones, lo que significa que el régimen no podrá amortiguar el creciente malestar social mediante ayudas y subvenciones como las anunciadas por Buteflika durante su campaña. Con unas elecciones como las que han tenido lugar, el régimen no está mejor pertrechado para hacer frente a las dificultades que se avecinan. Y si la comunidad internacional no toma distancia, los riesgos de inestabilidad en Argelia y en el Magreb irán en aumento.

En el punto al que se ha llegado cualquier alternativa es mala. Pero nada obliga a inclinarse una y otra vez por la peor, que es la de fingir que la realidad política creada a la medida del régimen de Buteflika ayudará a resolver los problemas a los que se enfrenta Argelia, y también el resto de los países del Magreb.


Yo insisto en que lo peor es que la mayoría de los argelinos se sienten satisfecha con este triste final de cualquier posibilidad de democratización real del país.


Evidentemente, las cuatro fotos están tomadas en Argelia, la primera y la última en Argel, las otras dos al oeste del país. El pavo real, como el Presidente, es de Tlemcen.

viernes, 24 de abril de 2009

De médicos y Mendi

Llevo un par de días en Bilbao, adonde he acudido para consultas médicas diferentes. Lo peor, lo saben quienes me conocen, la extracción de sangre. En mi casi supone una jornada de víspera en la que me muestro insoportable, un miedo atroz cuando se acerca el momento y unas horas posteriores en las que no soy muy consciente d elo que ocurre, generalmente con desvanecimiento y bajada de tensión. Le ocurre a más gente, no soy el único ejemplar "gallina" que circula por aquí, sólo que yo lo cuento...

El viaje en avión resultó muy divertido. Y se entenderá (y compartirá) cuando publique una fotografía que tomé en el aeropuerto de Argel. De los resultados médicos no puedo decir gran cosa. En la parte sicológica es evidente que estoy bastante peor y la psiquiatra sólo lo ha constatado, me ha modificado el tratamiento y me ha dado cita para dentro de unas semanas, a expensas de lo que decida mi médico de cabecera. Es éste el que me verá el próximo lunes para comprobar cómo estoy de todo lo demás: hipertensión, ácido úrico, colesterol y los mil y un defectos que me encontraron hace un par de años.

He aprovechado el tiempo en Bilbao para visitar Sinaval, la feria naval que se está celebrando estos días. Ahí me he encontrado con gente que también ha acudido últimamente a ferias en Argel, incluso he estado con algún astillero que está trabajando para armadores argelinos. No he venido a Bilbao de vacaciones, sino para consulta médica, y no tengo ninguna intención de desconectar.

Lo mejor de estos días ha sido reencontrarme con mis amigos Jon e Itziar. Y Mendi, su nuevo fox terrier, con el que me he sacado la siguiente fotografía:

Jon lleva una temporada tomándose muy en serio lo de adelgazar, no como yo. Y también está preparándose para realizar el Camino de Santiago, así que casi diariamente emprende caminatas gloriosas. Este jueves por la tarde me ha pillado para una de ellas, que explica en su blog. Lo que no cuenta es que él iba pertrechado con calzado deportivo y ropa cómoda y yo con unos zapatos que estrené la víspera, chaqueta y pantalón de vestir. Dice que sólo hemos caminado diez kilómetros, pero yo juraría que han sido bastantes más. He acabado con los pies machacados, con ampollas; y una rozadura en el talón de Aquiles.

La venganza la tengo guardada: Cuando se venga a Argel a la inauguración del metro, que será dentro de unos meses, me lo llevaré de paseo por los barrios más tradicionales de la ciudad, para que pase algo de miedo. No le pasará nada, la gete e realidad es muy simpática en Argel y no existe nada de todo ese miedo que se tiene en occidente a que te salga un barbudo con un cuchillo. Pero un recién llegado siempre se mueve al principio con esa sensación.

Me quedan aún unos días en Bilbao. Regreso el martes que viene a Argel, si todo va bien.

jueves, 23 de abril de 2009

La Cueva de Cervantes

Sé que la historia que voy a narrar va a parecer increíble, pero es absolutamente cierta. Cualquiera de los protagonistas de la época, que cito, podrá corroborarlo.

Cuando llegué a Argel el año 1998 resultaba muy peligroso moverse por la ciudad. Vivíamos en residencias con total seguridad y evitábamos cualquier desplazamiento que no fuera estrictamente necesario. Y, aún así, estos solían realizarse con vehículos blindados.

En esa dinámica de hace sólo once años, realizar una visita turística por la ciudad resultaba impensable. Sin embargo, la realidad era que el clima de seguridad había mejorado mucho con la llegada al poder del general Zerual y que el riesgo de atentado no era en la realidad tan elevado. Así que pocos meses después la situación empezó a normalizarse y fue posible realizar desplazamientos por la ciudad y hacer amigos entre la población local ajena al trabajo de la Embajada.

Ante de venir a trabajar a Argel había leído la biografía de Cervantes y conocía la historia de su cautividad en Argel y la existencia de una cueva en la que se había ocultado para tratar de huir. Pero fueron dos amigos argelinos los que me dijeron que el sitio estaba perfectamente documentado y que aún se conservaban restos de unas plazas colocadas por los españoles mucho tiempo antes. Finalmente me llevaron un día y me encontré ante una plaza semipública en pésimo estado de conservación, a la que resultaba difícil acceder, con basura por todas partes y un pequeño monumento central imposible de describir. Una verja cerraba el acceso al lugar, pero sin embargo era de paso obligado para algunos vecinos, que pasaban entre las rejas de la verja. La plaza daba por una parte a una calle muy degradada, el Bulevar Cervantes, y por la otra se apoyaba en la ladera del monte del llamado “monumento”. Allí se encontraba efectivamente una puerta metálica, también enrejada y candada, que cerraba el paso a una pequeña cueva llena de basura. A la derecha lucía dos placas escritas en castellano. La primera, grande, de bronce, databa de 1877 y había sido colocada por el Ejército español. A su derecha una placa de mármol colocada años después por el Consulado de España en Orán, si no recuerdo mal. La siguiente fotografía reproduce la placa principal, la de bronce, sobre la que versa toda la historia que voy a contar. En ese estado es como se encontraba por aquel entonces.

Mis dos amigos eran trabajadores del Museo de El Muyaidín, el que se encuentra bajo el Monumento a los Mártires, y prometieron hacer algo para mejorar el lugar. Y, efectivamente, todo el entorno fue arreglado poco después, retiraron parte de la basura y se abrió el acceso a la plaza. Durante el año y medio posterior llevé a mucha gente, argelinos y españoles, a conocer el lugar.

Creo que fue un viernes por la tarde de principios de noviembre del año 2000, aunque puedo equivocarme en la fecha, cuando llevé a un amigo, Ernesto, a conocer la cueva. Para mi sorpresa, la placa principal, la de bronce, no estaba. El robo era reciente, porque yo había estado en el lugar un par de días antes. A la otra placa, la de mármol, le habían arrancado un trozo varios meses antes, pero en esta ocasión era toda una placa de bronce, y bien grande, la que había desaparecido. Después de dar un par de vueltas por el lugar descubrí que había sido ocultada a poca distancia, bajo el sitio en el que actualmente hoy se erige el monolito cuya foto publiqué ayer. Estaba casi sepultada bajo algunos leños quemados y algo de basura, pero conocía el lugar y me llamó pronto la atención el cambio en al fisonomía del lugar. Evidentemente, el excesivo peso de la placa había hecho desistir al ladrón y la intención sería regresar para llevársela y venderla como bronce.

Con determinación acerqué mi coche lo máximo posible a la plaza e intenté cargar con la placa. Ernesto se vio arrastrado a ayudarme, porque jamás lo hubiese conseguido yo solo. Juntos la introdujimos en el coche, momento en el que salió gente de una de as casa cercanas con intención de agredirnos. Supongo que me conocían por las muchas veces que había estado en el lugar, pero al verdad es que yo a ellos no. Montamos y arrancamos calle abajo; sin embargo, la parte baja del llamado Boulevard Cervantes era en aquella época una ratonera de la que difícilmente se podía escapar, así que di la vuelta y a toda velocidad me dirigí hacia nuestros perseguidores, a los esquivé en el último momento. Creo que ambos, Ernesto y yo, íbamos a tope de adrenalina, consciente de que por salvar la placa nos habíamos jugado la vida, porque aquella gente iba armada con barras y palos; de hecho, trataron de emplearlos contra el vehículo. Fue Ernesto el primero en hablar.
- Y ahora, ¿qué hacemos?
- No sé, vamos a la Embajada, la llevamos a la oficina y el domingo lo consultamos.
- ¿Con el Embajador?
- No, la placa dice que fue colocada por las tropas españolas, así que lo suyo será preguntarle al Coronel.
- Entonces vamos a casa de Luis y que él decida.
Y juntos nos dirigimos en mi coche a la residencia del Agregado Militar español de la época, el Coronel D. Luis Álvarez.

Yo había estado muchas veces en casa del Coronel Álvarez, al que apreciaba y aprecio muy sinceramente. Siempre igual de cordial, nos recibió esa tarde de viernes con absoluta normalidad, sin pensar que nuestra visita tuviera un interés más allá del ir a pasar la tarde con un amigo. Estuvimos un buen rato hablando de asuntos banales, sin descubrirle el verdadero objeto de la visita. Cuando lo hicimos le cambió la cara y fue el primero en salir adonde había aparcado el coche para ver la placa. Entre todos, incluido su hijo Mario, la colocamos sobre una pequeña fuente de su jardín, la limpiamos y fotografiamos. De entonces es la foto siguiente.

Tiempo después la placa se llevó a las dependencias de la Agregaduría Militar de la Embajada de España, donde continúa.

En los meses siguientes la placa de la cueva de Cervantes dio mucho juego. Su emplazamiento original resultaba muy peligroso, así que se pensó en colocarla en el nuevo Museo del Ejército, en el Instituto Cervantes, o en la residencia del Embajador. La polémica, que la hubo, la gestionó el siguiente Agregado Militar, el Coronel Jordá, con intervención incluso del entonces Ministro de Defensa, Federico Trillo. A mí me aseguraron que estaría invitado a asistir en lugar preferente al acto que se celebrara, que todavía estoy esperando.

En la actualidad la placa luce colgada en la pared del despacho del Agregado Militar de España en Argel. Personalmente pienso que una reproducción sin gran valor comercial, para evitar así su robo, debería ser colocada en el emplazamiento original, junto a la cueva de Cervantes.

miércoles, 22 de abril de 2009

Sobre Cervantes

Mañana, 23 de abril, se celebra el aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes. De ahí que sea el día de las letras españolas. En Cataluña, donde se celebra la festividad de San Jorge, fue costumbre regalar en tal día como mañana una flor a las mujeres y un libro a los hombres. Los tiempos evolucionan y en la actualidad hombres y mujeres desean tanto recibir un libro como una flor, de modo que la solución ideal pasa por ofrecer una flor a quien se acerca a adquirir un libro.

Este año se va a celebrar de forma especial en Biblioteca del Instituto Cervantes de Argel. La flamante bibliotecaria, Susana, me ha hecho llegar el siguiente texto:

“Este año la Biblioteca Max Aub del Instituto Cervantes de Argel desea sumarse a la celebración ofreciendo a sus visitantes una jornada de puertas abiertas. En ella, se regalará una flor a cada persona que formalice su inscripción durante el día 23 de abril. Igualmente, se aumentará el número de obras a tomar en préstamo, viéndose ampliada a 5 libros y 4 materiales audiovisuales por el mismo periodo de tiempo establecido en nuestro reglamento.
Para completar la actividad, la Biblioteca Max Aub del Instituto Cervantes desea promover la lectura entre sus alumnos y lectores con la instalación en su Salón de Actos de una feria del libro de ocasión. En ella, se podrán adquirir obras de todo tipo en nuestro idioma con precios muy asequibles y los visitantes disfrutarán de un momento para ojear y consultar los títulos expuestos durante los días 23, 25 y 26 de abril”.


Miguel de Cervantes guarda una fuerte relación, a su pesar, con Argel, donde le mantuvieron preso durante casi cinco años. No pretendo aquí narrar al detalle una página de la historia que puede ser consultada en cualquier fuente. Tras su participación en la Batalla de Lepanto, donde perdió la movilidad de un brazo, se quedó aún una temporada en Messina, Italia, hasta que con cartas de recomendación embarcó en Nápoles de vuelta a la península en una galera llamada Sol. Sin embargo, cuando ya estaba llegando a la costa española, enfrente de la localidad de Palamós, su barco fue interceptado por un pirata famoso de la época de nombre Arnauti Mami, que lo condujo a Argel. Aquí quedó como botín de otro pirata del mismo apellido, Dali Mami, que también iba a bordo del barco pirata. No obstante el primer Mami era albanés y éste segundo griego. Las credenciales de Cervantes, que llevaban la firma de don Juan de Austria, le convertían en moneda de cambio importante para la labor de rescate de los Padres Trinitarios, pero la suma exigida era demasiado importante y tardó cinco años en ser rescatado, contra el pago de 500 escudos, que era más de lo que mucha gente podía llegara reunir en toda su vida. Aclaro que la inflación de la época, con la necesidad de dinero para la Armada Invencible, y la llegada de oro de América hizo que la inflación dejara en poco tiempo estas cantidades en algo ridículo. Durante todo ese tiempo intentó en cuatro ocasiones la huida, fracasando en todas ellas. Una vez rescatado, ironías del destino, tuvo que aceptar un trabajo en Orán para poder pagar las deudas contraídas por su familia con varios usureros.

El intento más épico, que está bien documentado, fue el segundo, el que da lugar a la historia de “la cueva de Cervantes”. Por su trabajo como esclavo en las tierras cercanas a lo que ahora es el Hotel Sofitel supo que más arriba, entre la maleza, existía una cueva desde la que se divisaba el mar y desde la que podía percibir antes que nadie la llegada de una fragata de rescate. Dispuso de mucho tiempo para estudiar los pormenores de la evasión y con uno de los rescatados dejó mensaje de su plan de huida, en el que incluyó a otras personas de su confianza. Durante varios días se mantuvo oculto junto a ellos en la cueva, debajo de lo que hoy es Riad el Feth, el monumento a los mártires. Pero a última hora fue delatado por un melillense convertido al Islam y su plan de fuga abortado.

La cueva existe aún hoy en día y es conocida como la Cueva de Cervantes, en la Plaza de Cervantes, que a su vez se halla en la avenida que lleva el nombre del escritor. En varias ocasiones a lo largo de la historia el lugar ha sido objeto de atención por parte de las autoridades españolas, que han arreglado el sitio y colocado placas conmemorativas. En la placa de mármol colocada con motiva de la última reparación costeada por España se cuenta que el primer homenaje al lugar, a la presencia de Cervantes en Argelia, data de 1887, cuando se colocó a la entrada una placa conmemorativa de bronce.

El hueco de esa placa, desaparecida, luce en la fotografía de la entrada de la cueva. Tengo una muy bonita historia que contar sobre ella, que dejo para mañana.

martes, 21 de abril de 2009

¿Quién viene ahora?

Siempre me sucede lo mismo: Viene una visita a compartir unos días conmigo, me siento feliz, muy contento, pero no me doy cuenta de ello hasta que se marcha y me da un bajón impresionante. Me ha sucedido con Raquel, como antes con Elena, con Ismael, con Carlos, con mi hermano... El derrumbe posterior a la partida de mi hermano fue el más espectacular, porque me eché a llorar de regreso a mi casa desde el mismo aeropuerto.

Una de esas visitas me comentaba una vez “¿pero qué te sucede? ¡Si estabas muy bien cuando me fui el otro día!”. Y yo creo que es eso, el regreso a la “normalidad”, a la sensación de distancia y de soledad, el sentir de nuevo todo lo que me pierdo estando en Argelia.

De todas formas, creo que esta vez ha sido la que mejor lo he llevado. Quizás porque sé que con motivo de la visita que tengo que hacer al médico en Bilbao voy a volver a ver a algunas personas de forma casi inmediata.

Cuando alguien viene de visita a Argel más de una semana hay que estrujarse mucho el cerebro para encontrar actividades suficientes para completarle un programa digno. El mayor problema no es la escasez de sitios que realmente valga la pena visitar, sino el hecho de que los días laborales trabajo y no puedo dejar solo al visitante con un plano, para que recorra la ciudad. No es Argel una ciudad pensada para eso, quitando el área comercial entre la Plaza de la Ópera y la Catedral del Sagrado Corazón, porque no existen en el mercado planos medianamente sencillos de seguir de la ciudad, ni guías que expliquen lo que el visitante va observando. Sí que existen nueve museos para visitar (los dos de la Casbah, el Bastión 23, el Bardo, el de Arqueología, el de Arte Moderno, el del Muyaidín, el del Ejército y el de Bellas Artes), pero los tres últimos quedan lejos del centro para alguien que no sepa moverse en transporte público.

Lo ideal cuando viene alguien a pasar unos días en Argel es “empaquetarlo” durante la semana laboral para que por su cuenta pase dos o tres días en Ghardaïa, lugar que sí está preparado para el turismo y que, francamente, merece muchísimo la pena.

Quienes conocen Argel se preguntarán cómo he conseguido que Raquel no se aburriera durante diez días. Podría ofrecer una relación de todos los lugares visitados, pero es mejor que quien quiera probarlo quede conmigo; así me garantizo alguna que otra visita que me saque de la soledad. De todas formas, he incluido una parte cultural que siempre es variable, porque hemos estado en espectáculos musicales, presentaciones, exposiciones temporales y ferias de artesanía, actividades todas ellas puntuales. Y hemos viajado a Orán y a la Cabilia.

Lo que sí voy a desvelar es lo que ha quedado por visitar. Nos hubiera hecho falta un día más en Argel para que conociera el Jardin d’Esssai y el cercano Museo de Bellas Artes, acudir a un sitio de ambiente en Sidi Yahia, visitar el zoológico en Ben Aknoun, visitar un taller de cerámica en Bordj el Kiffan y comer brochetas en Draria. En los alrededores, visitar lo que llaman le Tombeau de la Chrétienne, o Mausoleo de la Mauritana, pasar unas horas en La Madrague y acudir a una jornada completa de talasoterapia.

El Hotel José Antonio vuelve a quedar libre. Se buscan voluntarios/as que quieran aprender a amar este país.

lunes, 20 de abril de 2009

Ora et labora

Suelo acudir muy frecuentemente a comprar al supermercado Khiar, de Sidi Yahia. Es un establecimiento de tres plantas en el que todo está bastante revuelto, con pasillos estrechísimos, bastante parecido a lo que en España es un "Todo a Cien", sólo que la parte de bazar, que también la tiene, contagia su imagen a la totalidad de la tienda. La ventaja principal que ofrece es que en él se encuentra de casi todo y a un precio razonable, además de ofercer artículos en liquidación y ofertas. Y, por si fuera poco, es donde encuentro muy a menudo leche de vaca de verdad, no la procedente de leche en polvo.

La mayoría de las veces me quedo en la planta baja, la de alimentación, pero el otro día subí hasta la superior. Y allí, en un pasillo poco concurrido, un empleado extendió una alfombra en el suelo, se quitó los zapatos y se colocó sobre la alfombra, como muestro en la fotografía.

Y así, como se ve en la segunda fotografía, empezó a realizar sus oraciones, ajeno a la clientela del lugar, que obviamente evitaba ese pasillo.

Si yo fuera el dueño de un comercio y un empleado me hace eso, lo despediría inmediatamente. Lo primero, no entiendo que interrumpa la jornada laboral para rezar; lo entendería si lo hiciera justo en el momento de la oración, pero no en otro momento arbitrario de su horario de trabajo, porque de la misma forma podría hacerlo más tarde en su casa, no cuando le esto pagando para trabajar. Y, lo segundo, hacerlo en un pasillo destinado al tránsito de clientes es entorpecer al labor comercial, cuando toda tienda cuenta con una trastienda, como el propio nombre indica.

domingo, 19 de abril de 2009

Que viva el novio

En Argelia ya hemos inaugurado el tercer reinado de Bouteflika.

Hace unos días se publicaron los resultados oficiales de las elecciones presidenciales, que indicaban una participación del 75% del cuerpo electoral y unos votos favorables para el actual Presidente superiores al 90%. Es lo que antes se llamaba elecciones a la búlgara. La realidad es que a los responsables de todo el invento no se les ha caído la cara de vergüenza al no respetar ni siquiera las formas. Así, por ejemplo, ni se había previsto la fecha para una segunda ronda de las elecciones, necesaria cuando en la primera ningún candidato obtiene más del 50% de los votos.

Este domingo ha jurado su cargo el Presidente, acompañado de tres de los ex-presidentes. Su predecesor en el cargo, Zerual, ha tenido al dignidad de no participar de la mascarada. Sin embargo, resulta sorprendente la presencia de Ben Bella, primer presidente de Argelia, que fue víctima de un golpe de Estado en el que participó el propio Bouteflika. Será que a determinadas edades es mejor poner buena cara y disfrutar de ciertas prebendas.

La sopresa de la jornada ha sido que el discurso posterior de Bouteflika no lo ha retransmitido la televisión argelina. Escribo de oídas, según me cuentan, porque yo no veo la tele.

La fotografía que incluyo la tomé en Tizi Ouzou, la capital de la Cabilia. Dice estar firmada por el propio Bouteflika, lo que no deja de tener su gracia.

Por unanimidad

Hoy no escribo sobre Argelia. O no sólo sobre Argelia.

El otro día me llevé un alegrón poco habitual. Supongo que casi todos saben que soy vasco. De Bilbao, faltaría más. Y el nuevo Parlamento de Euskadi en su primera reunión aprobó por unanimidad un texto que acababa con el siguiente párrafo:

Nuestro compromiso con la democracia y con las libertades, que incluye la voluntad de trabajar unidos todos los partidos democráticos para combatir al terrorismo y deslegitimar política y socialmente sus comportamientos totalitarios.

Que todos están de acuerdo en firmar ese docuemnto es un gran avance. Y si además lo llevan a cabo puede ser de verdad la fórmula de aislar a los asesinos.

En Argelia se sigue hablando de reconciliación nacional, pero en realidad significa que los terroristas den por bueno el régimen de Buteflica y a cambio se les facilita la reinserción en la sociedad, sin purgar con la cárcel sus asesinatos. No se trata de un sometimiento a la democracia, porque no existe como tal.

sábado, 18 de abril de 2009

Arte en la comida rápida

He escrito alguna vez aquí que mi kebab favorito de Argel es el de Aladin, en la calle Didouche Mourad. Pero nunca he presentado al autor, al cocinero. Bien, es el de la fotografía.

Puede pensarse que un kebab lo hace cualquiera. En España sí, sin duda. La carne viene ya preparada por alguna de las franquicias que proporcionan el equipamiento completo para montar el negocio; cortar la carne resulta bien sencillo con una máquina de fácil manejo y sólo hace falta tenerle sentido común de cortar la carne que ya está asada. La verdad es que visto así no pondría la mano en el fuego de que todos aportaran en Argelia ese toque de sentido común. Pero es que preparar un kebab en Argelia es mucho más complicado. Se empieza por la carne, que debe ser fileteada y adobada convenientemente. Luego debe ser insertada en su pincho y contar con la cantidad correcta de grasa para que posteriormente la carne resulte sabrosa. Hay cada muestra de lo que no debe hacerse en Argel que algún día debería dedicarme a sacar fotografías de colgajos dando vueltas frente al fuego, muchos de ellos con un tomate y/o una cebolla a modo de corona, no se sabe muy bien a cuenta de qué.

Cortar la carne con un cuchillo que en otro lugar y circunstancias denominaría como “jamonero” no resulta fácil. Basta con detenerse delante de cualquier puesto unos minutos para ver cómo la carne cae a jirones y tiene que ser luego troceada para disimular el estropicio, cuando no recogida de algún lugar menos higiénico que la bandeja, al que erróneamente ha ido a parar en su caída tras un corte no muy profesional. Se pasa del fast-food al fasse-foutre (no lo voy a traducir) con excesiva facilidad.

La última parte, rellenar el bocadillo, no es ya difícil. El toque diferente en Aladin lo ponen dos detalles: la pieza de mármol que coloca sobre el bocadillo mientras se calienta en al plancha y el hecho de pasar el pan de pita por la carne que está girando para que se empape de algo de grasa.

Lo que personalmente creo que no está a la altura en este lugar que cito son las salsas del chawarma. Hay algún otro que las prepara mejor. Pero es lo que hay.

viernes, 17 de abril de 2009

El detector argelino

Tengo pendiente de contar una historia de la que la mayoría, los que no han estado últimamente en Argelia, no tiene ni idea. Prometí relatar aquí el desenlace a Yago, el amigo de una amiga, a quien conocí hace unos días en Argel. Y creo que tengo que comenzar por el “very beginning”.

En los muchos controles policiales de Argel aparecieron hace unas semanas los policías con una especie de radio-transistor con la antena señalando hacia cada vehículo que circulaba por el control. De los cuatro o cinco policías de cada control, había siempre uno con ese instrumento, empuñado como si fuera la pistola láser de la Guerra de las Galaxias y un gesto muy profesional. No todos lo portaban igual, había quien lo hacia con la antena hacia el suelo, otros hacia cada coche, incluso siguiendo durante un segundo su ruta con el brazo. Cuando lo vi la primera vez pensé en un control de velocidad, algo absurdo en un lugar en el que se pasa a no más de diez por hora, pero ya se de algún radar establecido en un control y cualquier cosa es posible en Argelia. Luego me dio por pensar que podía tratarse de un inhibidor de frecuencias, pero en un control posterior comprobé que mi móvil seguía teniendo cobertura frente al instrumento en cuestión. Al final, hablando con otros españoles, y tras comprobar que a nivel popular se creía que los policías se habían dotado de detectores de explosivos, llegamos a la conclusión de que se trataba de una pantomima para que la gente se lo crea, sencillamente.

El otro día me acerqué andando a un policía que portaba el “detector” en un control. Le pregunté qué era exactamente y después de un par de minutos de típica conversación argelina, sobre lo divino y sobre o humano, me explicó que se trata de un aparato que sirve para detectar cosas. Así, sin más, para detectar cosas. Se mostraba muy orgulloso de su súper detector y me dijo que es tecnología argelina de alta calidad, que eso no lo tienen ni los americanos. Y es verdad, no existe en el mercado ningún aparato tan cutre como ese que sirve para detectar nada,. Aparte de las ramas de los zahoríes para localizar pozos de agua. Supongo que la tecnología es similar.

Posteriormente hablé con otros tres policías sobre el tema. Me dijeron abiertamente que sirve básicamente para detectar explosivos “y otras cosas, porque tiene diferentes posiciones”. Botones no le he visto al chisme, así que lo de las posiciones se referirá a ponerlo mirando hacia el cielo, el suelo, La Meca aquel a quien se quiere intimidar.

La mejor definición me la dio finalmente otro, entre risas: es el detector cuscús.

Lo que no puedo evitar es la carcajada cada vez que paso por un control y me encuentro al policía todo serio con su antenita. Como no aprenda a controlar mi risa me acabarán deteniendo por desacato a la autoridad.

jueves, 16 de abril de 2009

Después de votar

Pasada ya una semana de las elecciones, sigo colgando imágenes curiosas de la reciente campaña electoral argelina. O, para ser más exacto, las imágenes tomadas nada más terminar la campaña, durante las dos jornadas de reflexión. En realidad no fueron tales, porque las oficinas de apoyo al candidato del régimen estuvieron funcionando y haciendo campaña incluso durante la jornada electoral, con altavoces hacia el exterior para atraer al público, con la total permisividad de la policía, evidentemente.

La primera instantánea es de los paneles situados en diferentes lugares de la ciudad, siempre con seis espacios ordenados y numerados para que los candidatos peguen civilizadamente su publicidad. Y, efectivamente, caben exactamente seis carteles...

Un partido de oposición con fuerte implantación en la Cabilia, el RCD, que propugnaba la abstención ante el cambio de las reglas de juego a última hora, había colocado en los días previos a la jornada electoral una bandera negra en su sede social. La respuesta del poder político y de todos los resortes puestos a disposición de la reelección presidencial fue terrible, acusando de malos patriotas a los dirigentes del partido, puesto que el crespón negro sustituía a la habitual bandera nacional argelina que lucía en el mismo lugar. En la posterior celebración de los resultados electorales, la sede del partido junto a la Embajada de España, en El Biar, fue atacada por manifestantes, que saltaron a arrancar la bandera, sin que hasta ese momento interviniera la policía que siempre está presente en el lugar, puesto que además custodia la vecina Embajada de España. Yo he visto completo el vídeo de los incidentes y la policía desaparece como por arte de magia; más aún, algunos furgones oliciales que pasan por la calle hacen como si el asunto no fuera con ellos. La fotografía siguiente muestra la bandera negra ondeando en el lugar, imagen que tomé poco antes de la agresión.

Unas horas antes, al cierre de los colegios electorales, se procedió a lanzar fuegos artificiales desde la Plaza Audin, para dar a conocer a todos los ciudadanos la alegría por la gran victoria de Bouteflika.

En unos días es lo que quedará, la alegría y la preparación de la próxima reelección para dentro de cinco años. Supongo que los únicos dos partidos que realmente se han mostrado de oposición, FFS y RCD, empezarán a trabajar conjuntamente para no ser borrados del mapa político en las próximas legislativas.

miércoles, 15 de abril de 2009

Enseñándole Argel a Raquel

Cuando uno vive fuera de casa y solo, las jornadas resultan interminables. Y si no es capaz de encontrar la calma, la estabilidad, en el ambiente diferente al suyo que se le ofrece, pasamos a un ejercicio de supervivencia difícil de soportar durante mucho tiempo.

Lo que he descrito, fácil de adivinar, refleja mi estado de ánimo habitual en Argel. Intento salir adelante conociendo a gente que me aporte el conocimiento de otro modo de vida, otra manera de actuar diferente de la mía. Generalmente prefiero estar rodeado para ello de personas más jóvenes, que también aceptan adaptarse a circunstancias diferentes, porque no tienen su vida tan establecida como quienes han fundado una familia. La otra forma de cubrir mi tiempo y además sentirme a gusto es recibir visitas. Pero eso, que si estuviera trabajando en Río de Janeiro resultaría francamente sencillo, se torna en casi un imposible cuando el lugar en el que trabajo es Argel.

Estos días estoy de suerte, porque ha venido a verme una amiga, Raquel. Nos conocemos desde hace casi quince años, porque hemos cantado juntos en San Anton Abesbatza. El Magreb no le resulta del todo extraño, después de dos experiencias veraniegas en Tánger, Marruecos, en labores humanitarias. Quizás ha sido eso lo que le ha llevado a creerse de verdad que podía venir a verme sin que le atacara un integrista islámico pro el camino. Lo que ella no se esperaba era que en argel pueda vestir casi como lo haría en Bilbao. Claro que tampoco se esperaba que en Argel lloviera tanto. Y es que, pese a que lo suelo decir continuamente, la gente espera toparse con un clima desértico, no con uno mediterráneo de alta pluviosidad, como es el caso. Y cuando ven las montañas verdes de los alrededores se llevan una verdadera sorpresa. No obstante, en este punto he de advertir que lluvia no es sinónimo de frío, que el clima es benigno en invierno y que en verano hace bastante calor.

Raquel ha venido para pasar diez días conmigo. Sinceramente, encontrar actividades diferentes para diez días en Argel supone todo un reto personal. Cuando la visita te viene para tres o cuatro días resulta fácil organizar una agenda en la que incluir las ruinas de Tipasa, la Casbah de Argel, los edificios franceses del centro, un paseo por la zona comercial, la visita a un barrio típico, el Bastión 23, el Museo del Bardo y la zona del monumento. Le llevas a la visita a los tres o cuatro restaurantes que resultan típicos o muy dignos. Le enseñas dónde comer los mejores helados, dónde comprar joyas de coral, dónde hacen los mejores bocadillos, dónde el mejor té a la menta... Y se acabó. El quinto día es la vuelta a empezar con un programa casi imposible de estirar.

Yo estoy ahora en ésas, en el estiramiento del programa. Y no va del todo mal. Pero lo contaré cuando haya terminado, porque aquí en Argelia las cosas adquieren la capacidad de estropearse por el lado menos previsible.

martes, 14 de abril de 2009

Aquellos republicanos

Para muchos españoles el día 14 de abril tiene un valor especial como el “Día de la República”. De ello ya escribí hace un año (para leerlo pulsar aquí), pero creo que la parte más interesante fueron los comentarios posteriores, que se han perdido al trasladar los textos del antiguo blog a esta dirección, tras la censura sufrida el pasado verano. La aportación de Marta con sus comentarios fue realmente interesante, pero no se puede recuperar.

Personalmente no entiendo ese valor que se le da a un 14 de abril de 1931 en el que se hizo creer al pueblo en un resultado electoral que no fue tal y que vio nacer un régimen que no creo que fuera modelo de tolerancia por ninguna parte, como ocurría en más países europeos con el surgimiento de dos polos, comunistas y fascistas, antagónicos y que no se aceptaban entre sí. En mi visión de ciudadano del siglo XXI, un régimen en el que no quepan todos no resulta política ni socialmente aceptable. Pienso que en aquellos momentos de la historia una jefatura del Estado no sometida a tendencias políticas hubiera evitado muchos muertos y mucho sufrimiento. Y que nadie me malinterprete: no creo que Alfonso XIII contara con esa altura de miras, que sí ha demostrado tener su nieto. Lo escribo desde el nulo aprecio personal que me merece el régimen monárquico en general y el nuestro (y los que a su alrededor viven sin dar un palo al agua) en particular.

Argelia tiene una particular relación con los republicanos españoles. Estas tierras formaban parte de Francia, un Estado republicano. Buena parte de la población europea de Argelia, sobre todo en Orán, era de origen español, del mundo rural, que había sido el menos proclive al advenimiento del régimen republicano. Pero después del 18 de julio de 1936 casi todos los españoles eran “de donde les pilló” la guerra civil y la mayoría de la población española de Argelia tenía a sus familiares lejanos de España en la llamada zona roja, la que se mantuvo republicana hasta los últimos días.

Anteayer se presentó en Argel el libro de Juan Ramón Roca “Españoles en Argelia”, con la presencia de su autor. No centra su estudio en este momento histórico, porque la emigración española a Argelia se dio en su mayoría bastante antes y por razones estrictamente económicas. Sin embargo, tampoco pasa por alto ese último movimiento migratorio y la llegada de algún barco con españoles que en buena parte acabaron en campos de concentración, como Max Aub, del que podré escribir otro día.

Yo supe de esta historia gracias a una amiga canaria que si quiere puede desvelar aquí su nombre, no voy a forzarle a hacerlo. Ella me contó en su momento la organización hace un año de un acto en Alicante en el que iba a tomar parte un sindicalista tan conocido como Marcelino Camacho, que fue uno de esos republicanos de base que se vieron trasladados a Argelia. También me ha contado historias de los lugares de reunión de Orán, o de la creación de un movimiento de memoria en Francia. Y me ha puesto en contacto con alguna persona que investiga sus raíces.
Este libro de Juan Ramón Roca me parece francamente muy interesante y que gustará especialmente a quienes se interesan por los orígenes y evolución de esa emigración.

lunes, 13 de abril de 2009

Fotos y votos

Como ya pasaron las elecciones presidenciales argelinas, creo que me puedo permitir con más libertad algunos comentarios. Tengo algunas fotos de la campaña electoral que me han parecido curiosas en algunos casos, divertidas en otros, y que ahora reproduzco.

La primera es antigua, creo que la han visto todos los que han pasado en el último año por el aeropuerto de Argel. Es la fotografía de un niño entregándolo un balón de fútbol al Presidente y, bajo el título de “fútbol, orgullo y dignidad” se lee: “Usted es la reconciliación y nosotros el futuro. Todos por Argelia”. No sé si lo más patética es título que ensalza como valores dos de los principales defectos de buena parte del pueblo (porque se trata de una dignidad mal entendida, es una soberbia chauvinista), o la cursilería de la frase, para alabar con dinero público la imagen del Presidente.
También tiene niños la siguiente fotografía. Corresponde a una publicación especializada en nuevas tecnologías, que no sólo dedica su portada a algo que nada tiene que ver con su contenido teórico, sino que además ha desplegado una impresionante campaña publicitaria en la que lo único que se mostraba era precisamente la portada en cuestión. Apenas llega apreciarse la verdadera dirección web de la publicación y menos aún su carácter gratuito, nada que distraiga el objetivo evidente de la campaña, que recogerá probablemente su fruto en forma de publicidad institucional y subvenciones públicas a la edición en los próximos meses.
Me resultó divertido el toque verde de una parte de la campaña electoral. Acudí un día a comprar unas plantas a un mercado y los puestos lucían unos carteles que decían “los amigos de la planta votan Bouteflika”. El caso es que compré una y la tierra no era tal, sino arcilla y con unos grandes gusanos en su interior. Mejor no sacar extraer dobles intenciones…
Tengo más, que dejo para contar otro día algunos detalles de la astracanada de la jornada electoral, pero no me resisto a publicar un cartel sencillamente divino. Se ve a una niña que pide que se vote por un mejor futuro para los niños. En él se ven unas palomas que alzan el vuelo. Y, como si se tratara de un infiltrado de la inexistente oposición, en el cartel se cuela un personaje imprevisto: un caracol. Si el pobre caracol trabajaba para el Estado ya puede ir despidiéndose de las colonias de verano para sus hijos, del piso de empresa a bajo precio, del préstamo para compra de coche, de la ayuda para libros, de las primas de rendimiento, de la cesta de Ramadán y de los puestos de libre designación. Y como sea del sector privado, ya le llegará el momento de negociar con la Administración. Mientras tanto, la paloma y el caracol quedan como los símbolos de los próximos cinco años en Argelia.

domingo, 12 de abril de 2009

Regalo de Pascua con tren

Ya que me piden fotos de trenes argelinos por fuera... aquí van un par de ellas.


De todas formas, ninguno de ellos corresponde al Rápido entre Argel y Orán, afortunadamente. Los nuevos trenes argelinos nada tienen que envidiar, creo a los españoles. de hecho, CAF está suministrando los nuevos vagones del metro de Argel y debería haberse llevado algún que otro contrato más de suministros de los nuevos tranvías de Argel, Orán, Annaba o Constantina.

Aventuras en el tren

Antes que nada, Felices Pascuas a todos. Se me hace extraño trabajar en Domingo de Resurrección, pero es lo que pasa por hacerlo en Argelia. Es curioso, la legislación laboral argelina concede a los cristianos el día libre dos domingos, el de Pentecostés y el de Resurrección, asi como el Día de Navidad. Pero parece que la Embajada de España no aplica para sus ciudadanos los derechos que recoge la legislación argelina. No lo entiendo, pero la realidad es que hoy me toca trabajar. El Arzobispo emérito de Argel me había invitado además hoy a comer en su casa y he tenido que declinar la invitación. Y en lugar de acudir a la misa solemne de las 10h30 en la Catedral del Sagrado Corazón, al final de la cual tradicionalmente se reparten huevos de Pascua pintados a mano, me he tenido que conformar con la misa de primera hora de la mañana, que al mismo tiempo se emitía por la radio.

Y ahora vamos con lo que tenía ya pensado para hoy, que tendrá ración doble, porque a la tarde colgaré un par de fotos de trenes, para deleite de los que me las han solicitado.

Contaba hace una semana cómo fui a Orán en tren y que otro día explicaría la parte anecdótica del viaje, ésa que siempre va conmigo por mi tendencia al despiste.

Acudí a la estación de Agha, en Argel, con tiempo suficiente para comprobar los horarios y las paradas. Afortunadamente, la información también se ofrece en francés y existen carteles, como el de la fotografía, que indican los horarios.

Compré mi billete y me fui a buscar por los alrededores de la estación comida y bebida para el viaje. Había leído que el tren dispone de vagón restaurante, pero llevo el tiempo suficiente en Argelia para saber que pueden darse mil y una circunstancias para que casualmente ese día el vagón rstaurante esté cerrado o no tenga nada.

Tras comprarme un chawarma y una botella de bebida en las proximidades, paré a sacarme una fotografía con mensaje, de esos que pasan desapercibidos para la mayoría, pero no para quien quiero que lo reciba. Es la siguiente.
Creo que en el restaurante en el que compré el chawarma se me cayó el billete de tren y alguno más de banco, que llevaba en el bolsillo de atrás del pantalón. Al llegar a la estación no fui capaz de encontrarlo. En mi desesperación recurrí a la ventanilla en la que había comprado el billete para ver si podían darme un duplicado, porque la reserva llevaba número de asiento asignado; pero naturalmente me dijeron que no. Aún así, me franquearon la puerta del andén para que pudiera explicar el caso al revisor. Con la autorización de este último monté en el tren sin billete. La gente no respeta el asiento que se le asigna, se sienta donde le parece y me encontré con que el asiento que yo creía recordar que era el mío estaba ocupado; pero no podía estar seguro ni mostrarle al revisor la circunstancia, porque casi ningún pasajero se había sentado en su lugar correcto.

Durante el trayecto pasaron varias veces a verificar que todos los viajeros íbamos provistos de nuestros billetes. Las dos primeras me dijeron que me tomara todo el tiempo que quisiera, que siguiera buscando. En cambio, en mi mismo vagón apareció un pasajero sin billete que fue desalojado de forma bastante violenta. Pero en Chlef se realizó un cambio de revisor y el nuevo fue menos tolerante, no había asistido a mis momentos de angustia en el andén de Argel y no estaba dispuesto a que llegara a mi destino sin pagar... Sin pagar por segunda vez, claro. Y me propuso cobrarme sólo medio trayecto, algo más de setecientos dinares. La realidad era que yo viajaba sn billete y que tenía perfecto derecho a cobrarme la tarifa completa, así que em mostré sinceramente agradecido.

Al regreso tuve que adquirir un nuevo billete en Orán. Y con él guardado en sitio bien seguro me fui a pasear por la ciudad. Sin embargo, mi espíritu de despistado me guardaba otra sorpresa. Al salir del Hotel Royal y de fotografiar un mueble antiguo, que reproduzco un poco más arriba en este post, miré mejor la hora de mi reloj, porque tuve la sensación de que me estaba equivocando. Fue algo intuitivo, acababa de mirar la hora un par de minutos antes, pero algo me decía que tenía que comprobarlo mejor. Y, efectivamente, no faltaba una hora y diez minutos para que saliera mi tren, sino exactamente diez minutos. Salí corriendo y en mitad de la calle me puse delante del primer taxi que vi, aunque iba ocupado. Le expliqué lo que me ocurría y me dijo que no podía llevarme, así que salí corriendo a interceptar otro. Sin embargo, me llamó ese primer taxi para que me subiera, gracias a la gentileza de la pasajera que llevaba. Se saltó un par de cruces con bastante tráfico, condujo un buen tramo en dirección prohibida y llegué a la estación cuando aún faltaban cuatro minutos para la salida del tren.

Desde luego, viajar conmigo garantiza la aventura.

sábado, 11 de abril de 2009

Antenas parabólicas

Una de las cosas que más llama la atención al visitante de Argelia es la enorme cantidad de antenas parabólicas que existe. No creo que exista un recuento fiable de su número, pero estimo que estará por encima de los quince millones.

Como muestra, una fotografía tomada desde la terraza de mi casa de unos edificios cercanos. Hay que advertir que no todas se sitúan en las azoteas, ni muchísimos menos; sólo las de las viviendas cuya orientación no permite colocarla en la terraza propia… o en la del vecino. Era el caso de mi anterior apartamento, donde los vecinos de ambos lados habían colocado sus parabólicas en el espacio de mi terraza, para no perder ellos las vistas desde su casa.

Tampoco todas las parabólicas funcionan. Como en Argelia no se tira nada a la basura, todas las porquerías se guardan (y conste no soy el más indicado para criticarlo), desde una silla rota hasta las piezas sustituidas de un coche, cuando la parabólica no molesta se deja donde está y se instala una nueva al lado, para conservar la antigua de reserva. En un edificio de cuatro plantas que tengo enfrente, que no sale en la fotografía, he contado diecisiete parabólicas sólo en el tejado.

¿Por qué tanta antena parabólica? Primero, porque la gente ve la televisión vía satélite desde hace muchos años. En su día fueron las cadenas francesas y ahora Al Yasira las preferidas de los argelinos. Y cada vivienda precisa de varias antenas, para captar la señal de diferentes satélites. Acceder a cadenas encriptadas no había sido hasta fecha reciente ningún problema, se podía conseguir una tarjeta pirata por un precio ridículo, incluso para la televisión de pago pensada para el público español. La reciente entrada legal en el mercado argelino de Canal + Francia, que se ha tomado en serio la lucha contra el pirateo de su señal, ha complicado un poco la situación, pero nada que el ingenio argelino no pueda resolver.

Las parabólicas colectivas son muy raras. Todo lo colectivo es difícil de ver en Argelia, porque enseguida sale la vena individualista, la insociable, la de creerse por encima de los derechos de los demás. Así que cada uno compra su antena y evita discusiones.

viernes, 10 de abril de 2009

Operación limpieza

Hoy toca ser positivo.

Es verdad que llevo dos meses y medio sin que funcione Internet en mi casa, pese a haberlo pagado para todo el año. Mi apartamento tiene unas vistas estupendas, pero es un octavo piso y el ascensor lleva casi un mes estropeado. Aparcar en mi calle es un ejercicio de masoquismo y de muy poco aprecio hacia mi coche, al que han arrancado el parachoques trasero, han abollado por todas partes y un día rompieron una luna lateral para robarlo.

También es verdad que en el edificio en el que vivo, un octavo piso con un ascensor que lleva casi un mes estropeado, tenemos una mujer de la limpieza que limpia al menos una vez por semana la escalera. El pasado sábado realizó su trabajo a primera hora de la mañana y un par de horas después la escalera estaba llena de restos de envoltorios de galletas, caramelos, bolsas vacías de plásticos, una hoja de papel arrugada, una cajetilla de tabaco,... Vergonzoso, pero no menos que otras veces. Esa mañana, cada vez que bajé de mi casa me dediqué a ir empujando todos esos restos hacia abajo con los zapatos. Y en mi tercer descenso del día me encontré a unas vecinas que me vieron cómo yo recogía esos restos. Ya no pude resistirlo más y dije de todo. Que si estamos en una comunidad con una manada de cerdos residendo en ella; que es una vergúenza que no se delate a los culpables para llamar a su puerta y llenarles la casa de basura; que nadie más limpia la escalera después de verme a mí cómo recojo los restos. En fin, eso y mucho más, porque estaba francamente harto de convivir con una pandilla de guarros.

El caso es que mi discurso ha dado resultado. Han pasado varios días (escribo esto en la noche del martes al miércoles) y no se ven restos de basura en la escalera. El portal, que suele estar lleno de bolsas de plástico, se mantiene inmaculado. Incluso una vecina se me acercó ayer para decirme que vea cómo está ahora todo más limpio y que lo del ascensor se va a reparar pronto.

No soy un ingenuo, sé que esto durará bien poco. Pero ya he conseguido algo.

jueves, 9 de abril de 2009

Semana Santa en tierra islámica

Ahora que estamos en Semana Santa, quizás conviene descubrir cómo se celebra dentro de la comunidad católica de Argel y cuáles son los lugares habituales de culto.

Dentro de un país de mayoría islámica, con fuerte presencia fundamentalista en la administración del Estado que no acepta la presencia pública de credos diferentes al oficial, la profesión de la fe adopta a veces un carácter casi furtivo. Así, por ejemplo, poca gente conoce la existencia en plena plaza de Hydra de una iglesia que es en realidad la parroquia principal de la ciudad. Porque en argel existen siete iglesias, si no he hecho mal la cuenta. De ellas, yo sólo he estado en cuatro.

El cuadro siguiente muestar todas las celebracions católicas en la diócesis de Argel durante esta Semana Santa, con las direcciones de los lugares de culto. Quien lo desee se puede descargar la página y ampliarla.

La iglesia más conocida es sin duda la de la Basílica de Santa María de África (Notre Dame d’Afrique), donde todos los días se celebra una misa, de carácter casi conventual, a las seis de la tarde. Una misa muy aburrida, por cierto, con un cura que debería llevar jubilado muchos años. Los viernes por la mañana, además, se celebra misa “dominical” en inglés, con fuerte presencia de la comunidad negra, procedente del África subsahariana. Se trata además de un lugar con interés turístico, que recibe bastantes visitas al cabo del día.

La segunda iglesia más conocida de Argel es la catedral del Sagrado Corazón (Sacré Coeur), en pleno Didouche Mourad. Su aspecto de central nuclear, el hecho de que delante se haya instalado una gasolinera y las especiales medidas de seguridad que aún se mantienen para evitar un ataque anticristiano, hacen de ella un lugar muy poco concurrido. Aún así, es donde tiene lugar las grandes celebraciones, como la misa solemne del Domingo de Resurrección, este domingo a las 10h30.

Queda por mencionar la Casa Diocesana, donde está la sede del Obispo y Caritas, en Petit Chemin d’Hydra, en la calle que va de la Embajada de Brasil al Ministerio de Energía y Minas. Es allí adonde suelo acudir los domingos a misa de seis de la tarde.

El domingo pasado, Domingo de Ramos, creo que es el único momento en el que se celebra una procesión católica en Argel. Sucede antes de la misa de seis de la tarde, en la casa Diocesana, y desde el patio de la propia residencia hasta la Iglesia. Aunque este año apenas pudo hablarse de procesión, unos simples metros con un ramo en la mano y entonando una canción religiosa.

miércoles, 8 de abril de 2009

Reflexión reelectoral

Mañana jueves se celebran re-elecciones presidenciales en Argelia. El pueblo elige presidente, aunque la realidad es que al pueblo se le va a hacer es creer que reelige libremente presidente. Y lo peor es que la mayoría se lo creerá. Me refiere a lo de "libremente".

En Argelia no existe la alternancia política. Las elecciones, todas, se ganan y controlan desde el poder. Durante los últimos años la duda estaba e saber si el poder iba a volver a presentar al actual presidente o se iba a ofrecer un nuevo candidato. El hecho de que la constitución limitara a dos el número de mandatos presidenciales no era mayor obstáculo. De hecho, cuando Bouteflika decidió seguir en el poder se limitó a modificar la constitución aprobada en referéndum, sin consultar para este cambio con el pueblo.

El proceso electoral es el propio de cualquier república bananera, con un desequilibrio de fuerzas esperpéntico. Yo hice la prueba de pasear contando hasta quinientos carteles de los diferentes candidatos para así poder estimar el porcentaje de cada uno. ¿Resultado? Los quinientos de Bouteflika, porque los pocos que vi de otros candidatos habían sido rotos y yo iba contando carteles intactos.

Los dos únicos partidos políticos de perfil democrático, el RCD y el FFS, han solicitado la abstención, en parte para poder capitalizar a su favor el hastío de buena parte de la población en la capital y la Cabilia. Los otros candidatos que se han presentado lo han hecho para poder alcanzar una mínima notoriedad pública o por un absurdo ego personal, caso de Touati y de Hanoune. Pero nadie se plantea siquiera la existencia de una segunda vuelta por no conseguir Bouteflika la mayoría absoluta en la primera. Es más, ni siquiera la administración pública ha previsto esa eventualidad.

No sé si se ha publicado alguna encuesta, pero sí que se han realizado muestreos. A mí me llamaron por teléfono hace unos días y la pregunta directamente era si iba a acudir a votar a Bouteflika, a lo que respondí que era extranjero y por lo tanto sin derecho a voto.

Creo que queda tan poco margen para la sorpresa que me voy a lanzar a emitir un pronóstico. Me imagino que se anunciará que ha votado aproximadamente dos tercios del cuerpo electoral, excepto en Argel, Tizi Ouzou, Boumerdés. Bouira y Bejaia, donde no llegará al 50%. Y el actual presidente Bouteflika se dirá reelegido con el 80% de los votos emitidos. Ya veremos en cuánto me equivoco.

Todo este proceso electoral ha costado mucho dinero al país. La administración se encuentra paralizada. En muchas provincias, wilayas, el principal trabajo de los últimos dos meses ha sido preparar la visita del Presidente para que se diera un baño de masas, con infinidad de dossieres bloqueados. Los intereses presidenciales han llevado a utilizar aviones de pasajeros para desplazamientos por el país, anulando vuelos comerciales. El Hotel El Djazair de Argel, quizás el cinco estrellas más agradable de la ciudad, ha sido completamente cerrado durante la primera quincena de abril, para uso de la presidencia, sabiendo que sus trescientas habitaciones, de un coste medio de doscientos euros cada una de ellas, suelen estar ocupadas en la época de Semana Santa por visitantes extranjeros.

La foto que adjunto fue tomada en la noche del lunes, último día de campaña, en la Plaza Audin. La pantalla gigante, las banderolas, los carteles de los alrededores, todo lo que se ve o vislumbra en la foto, pertenece a la campaña del único candidato que ha contado con el apoyo de la maquinaria del Estado.

martes, 7 de abril de 2009

Foto dedicada

Este post va dedicado a Zahra, que lo está pasando un poquito mal.

El pasado viernes estuve con ella en Tamtfoust. Nada sabía yo de los problemillas familiares que rondaban por su cabeza y sólo atisbé alguna cosa durante la comida, cuando la vi demasiado callada en algunos momentos, pese a que se reconoce como alguien muy locuaz.

Me encantó la conversación que mantuvimos sobre la vida, sobre el amor, sobre su futuro profesional. Me gusta aprender de la gente y de Zahra aprendí mucho este viernes. Su presencia es además para mí una bocanada de aire fresco, una imagen viva de una juventud argelina en la que se puede creer y por la que se puede apostar para un buen futuro de su país.

Adjunto una fotografía que nos sacamos en el fuerte turco de Tamantefoust. Supuestamente está prohibido tomar fotografías, pero la realidad es que conseguimos incluso que alguien nos sacara la que aquí reproduzco, junto al puente levadizo de entrada al fuerte.

Muchos ánimos, Zahra. Y un beso.

lunes, 6 de abril de 2009

La boda de Elisabet y Francesc

Estaba hoy prevista la publicación de un post comentando algunos "sucedidos" del viaje al oeste de Argelia en tren. Pero he decidido postergarlo hasta insertar algunas fotos de trenes, que me han pedido.

En su lugar, un mensaje muy corto que escribo en un ciber con teclado azerty, sin codigo ASCII, sin acentos y con las teclas desgastadas. Pero lo hago para expresar mi alegría por el enlace matrimonial de dos amigos, Elisabet y Francesc, que han contraído matromonio este fin de semana en Calpe. Me habían invitado a la boda, yo pensaba estar presente; pero las cosas no siempre salen como uno quiere.

He pirateado dos imágenes del bodorrio, que reproduzco.

Y, mas allá de estas imágenes, me he tenido que conformar con los comentarios que me ha transmitido una amiga común, alli presente.

Ellos no leerán estas lineas, tendrán cosas más interesantes que hacer. Pero desde aquí les deseo una larga vida en comun en la que el amor que hoy se tienen nunca se apague.

domingo, 5 de abril de 2009

Un viaje en tren

Hace unos días viajé en tren a Orán. Llevaba un tiempo sin visitar la zona oeste del país y estaba perdiendo muchas referencias que ahora en parte he recuperado. Argel es una isla dentro de Argelia que tiene poco que ver con la vida en el resto del país. Vivo en una capital mediterránea que, si no fuera por tres factores diferenciales (uno, el caos derivado del egoísmo individualista de la sociedad argelina; dos, la extrema suciedad que lo cubre casi todo; tres, las peculiaridades de una sociedad islámica), poco se diferenciaría de Alicante o Almería, por poner las capitales de provincia de la costa peninsular que están más próximas a Argel.

Pienso que el mejor medio de transporte entre Argel y Orán es el tren. El llamado “rápido”, que realiza muy pocas paradas en el camino tarda cinco horas de una ciudad a la otra. Ese es el tiempo real, aunque el programa oficial diga que sólo son cuatro horas y media. Cualquier otro medio lleva bastante más tiempo. En coche, desaconsejado, son unas siete horas. En avión nunca se sabe, porque hay que salir de Argel al menos dos horas antes de la hora prevista para el despegue, el vuelo puede presentar un retraso indeterminado, imposible de predecir, y una vez en el aeropuerto de Es Senia la distancia al centro de Orán es considerable, de forma que posiblemente desde el aterrizaje del avión hasta la llegada al centro de la ciudad, que podríamos poner en el Hotel Royal, se puede tardar hora y media. Eso hace cuatro horas y media en el mejor de los casos, que creo que no se da nunca.

Comparativamente el tren es mucho más barato que el avión. El transporte aéreo argelino no ofrece unos precios nada competitivos. Trabaja en régimen de monopolio en líneas domésticas y eso supone pagar precios europeos por servicios evidentemente africanos. Incluso un taxi individual resulta más barato que un viaje en avión, algo que creo que no se da en ningún otro lugar. El viaje a Orán en tren, en primera clase, cuesta el equivalente a veinte euros, ida y vuelta. Supongo que en segunda será bastante más económico, pero no lo he probado ni tengo demasiadas ganas de hacerlo. Como referencia, un tren de cercanías entre Aïn Témouchent y Orán, en clase única, cuesta setenta y cinco dinares. Eso sí, es mejor no intentar entrar en los baños.

Viajar en primera clase tiene sus ventajas. La primera, que los asientos son más cómodos y más anchos, comparándolos con el banco corrido de segunda clase. Se tiene derecho a té y a prensa gratis, aunque creo que es lo de menos. Lo que personalmente más valoro es que el precio más elevado sirve para clasificar a los viajeros y los más alejados de las normas básicas de higiene suelen optar por viajar en segunda. Claro que hay excepciones, como esta viajera de primera que lucía los pies de henna colocados sobre el reposa brazos del asiento sin que a nadie le pareciera mal.

Viajar en tren tiene su punto de riesgo. Una de las aficiones de los niños es lanzar piedras a los trenes. Han roto así muchas veces cristales y herido a pasajeros. El Rápido de Orán lleva doble acristalamiento, pero eso no fue óbice para que en el viaje de ida impactara más de una piedra sobre los cristales del vagón, afortunadamente sin romper ningún cristal.

La sensación de aventura peligrosa, la de dirigirnos hacia algún objetivo suicida, la ponía un pasajero que, por más que lo miraba, me recordaba terriblemente a Osama Bin Laden.

De todas formas, nadie se creería si dijera que no me pasó nada. Porque, sencillamente, siempre me ocurre algo. Pero eso lo cuento mañana.

sábado, 4 de abril de 2009

La prensa local

Los periódicos argelinos son muy baratos, cuestan 10 dinares, pero la calidad de la información suele ser desastrosa. Existen muchos, demasiados, con una tirada atomizada, debido a una política gubernamental que favorece, vía subvención del papel y de la impresión, la existencia de cabeceras que simplemente se limiten a un ejercicio de copiar y pegar las noticias facilitadas por la agencia nacional de noticias, absolutamente controlada por el Gobierno, añadiendo algunas secciones de pasatiempos, horóscopo y consultorio sentimental. Además, el principal anunciante es el propio Estado, que hace y deshace a su antojo.

Si dejara de subvencionarse la prensa local, en un primer momento sólo sobrevivirían cuatro de los periódicos publicados en lengua francesa: El Watan, Le Quotidien d’Oran, Le Soir y Liberté. Aún así, los ingresos de estos medios vía venta de ejemplares al público son ridículos. El más débil de los tres, Le Soir, ingresa poco más allá del millón de euros al año, con los que difícilmente podría garantizar su subsistencia. Incluso el líder en ventas, El Watan, que quintuplica esas cifras, no alcanzaría a pagar el coste del papel con sus ventas.

Como decía al principio, la calidad de la información suele ser bastante mala. Los que he nombrado anteriormente pasan por ser los únicos que ofrecen una información más elaborada, con alguna que otra columna de opinión o informaciones de investigación propia.

Una muestra de la falta de profesionalidad la encontraba el pasado lunes 30 de marzo en el periódico Liberté, donde, en sus páginas de deportes, se podían leer tres noticias, una detrás de otra, que en este orden decían lo siguiente:
- La selección de Argelia se clasifica para la final del campeonato africano de fútbol sub-17, dónde se enfrentará a Gambia, después de ganar a Burkina Fasso por uno a cero.
- La selección de Níger ha sido descalificada del campeonato por falsificar la edad de un jugador. Como se había clasificado para jugar la semifinal contra Gambia, su puesto lo ocupará Malawi, mientras que la otra semifinal la jugarán Burkina Fasso y Argelia.
- Las semifinales del campeonato africano de futbol enfrentarán el próximo domingo a Argelia con Burkina Fasso y Gambia contra Níger.

Sólo la primera de las tres noticias era de actualidad, la segunda se remontaba a tres días antes y la última a cuatro. Pero da igual, en la edición del día siguiente no aparecía ninguna petición de disculpa a los lectores.

viernes, 3 de abril de 2009

El atraque

No, no voy a contar hoy que dos delincuentes a punto de navaja han robado el móvil a otra persona. Eso casi no es noticia. Hoy escribo de atraques, no de atracos.

Vivir con vistas a un puerto, como me ocurre a mí, permite disfrutar de momentos preciosos. El que reproduzco aquí tuvo lugar el pasado miércoles 4 de marzo, entre las siete y las siete y media de la mañana.

El barco que se ve en la imagen acababa de arribar hacia las seis de la mañana y permaneció esperando la llegada del práctico del puerto. Con la lancha del puerto a estribor se encaminó hacia la embocadura del puerto, que no sé qué nombre técnico recibe. Pero seguro que se me entiende. Entonces tomé la primera de las fotografías, cuando el barco pasaba delante de la Grande Poste.

Pocos minutos después, muy lentamente, penetró en el muelle, que en esos momentos no mantenía ninguna actividad. Justo a la derecha queda la Grande Poste y el edificio que se ve más a la derecha es la ampliación de la oficina de Correos que se hizo sobre la antigua iglesia anglicana.

El barco se dirigió hacia la terminal de ferries, que queda fuera del alcance de la vista desde mi terraza. Igual que en la fotografía anterior, se observa el edifico del histórico Hotel Albert I, que es el que luce colores azules y blancos.

Y ahí maniobró ya para situarse correctamente en el muelle. Se ven en la fotografía las edificaciones que van desde casi el palacio de Gobierno, al menos a la altura de la calle Larbi Ben M'Hidi, hasta el Hotel Albert I; todo ello sobre el tejado del edificio de la Aduana.

¿Merece, o no merece la pena levantarse pronto para contemplar estos espectáculos?