Caballo y vaca

Los amantes de la literatura erótica habrán relacionado el título del post con el Kama Sutra, donde se explica que los órganos genitales masculinos y femeninos pueden presentar en cada caso tres tamaños diferentes, asignándosele al portador el atributo de un animal diferente. Sin embargo, no existe la mujer vaca, como alguna vez he oído comentar, sino que la profundidad del yoni da lugar a mujer cierva, yegua o elefante. En el hombre, el tamaño del lingam establece también tres tipos de hombre: liebre, toro y caballo.

Pero no era de eso de lo que iba a tratar, ni mucho menos. Claro que ahora me veo obligado a responder a una duda que habrá surgido: ¿cuál es el tipo predominante en Argelia? No hay mucha diferencia con España, seria la yegua y el toro… con bastante liebre. En el desierto tienen fama los tuaregs de pertenecer al tipo caballo, cuando en realidad son ellas las que en mayor medida pertenecerían al de los elefantes.

Y ahora, a hablar de verdad de caballos y de vacas. De los de cuatro patas que relinchan y de las que tienen cuernos y mueven el rabo (prometo que no he intentado hacer el chiste fácil, he caído en la cuenta de este detalle en la segunda lectura, la de corrección; pero lo dejo tal y como está).

Escribí el otro día que no me parece correcto que sólo la carne con certificado halal pueda ser comercializada en Argelia y que me gustaría contar con la opción de adquirir carne de un animal sacrificado de una forma menos cruenta.

Que mi opinión haya molestado no me ha sorprendido. Argelia e sun país de pensamiento único, el Estado piensa por buena parte de la población que sólo repite lo que le cuentan. Me extenderé en ello otro día. Ahora sólo quería contentar a los defensores de la forma de sacrificar el ganado en Argelia. Y lo hago por medio de diferentes fotografías.

En Bab el Oued, un barrio de Argel, me sacaron una fotografía con una vaca. La señora vaca se sentía encantada de estar allí, como se puede ver en la fotografía.

Que la vaca se quedara quieta no parece ser tan general en las carnicerías. La prueba está en esta oveja de Tlemcen, que se marchó dejándose los zapatos. ¿Qué algún día se dejará la cabeza? Si es que también se la dejó, ahí, colgadita.

Quien quiera saber qué fue del resto de la oveja, puede echar a un vistazo a la siguiente fotografía de despojos. Ahí cuelgan las tripas, los pulmones y todas las demás vísceras.

Otro que perdió la cabeza fue este pavo, con perdón, de Orán. Iba yo paseando por los puestos del mercado central, mirando el género, comparando precios con Argel, empapándome en definitiva del mercado oranés, cuando me abordaron dos comerciantes con muchas ganas de hablar. Y no pude resistirme ante su insistencia para que me sacara una fotografía delante de un puesto de la sección de carnicería.

Ya sé que los animales están ahí a nuestro servicio y lo de comerlos no es sólo a besos, como yo con este camello…

De todas formas, aclaro que es un camello de pega. Por supuesto, no era halal, porque no había nada de carne en él. Al camello de verdad lo intenté besar unas horas más tarde. Y es que era majísimo. Ya colgaré alguna foto.

Conté hace unos días que en Argelia apenas pruebo la carne, excepción hecha de las brochetas, los kebabs y algún que otro filete de pechuga de pavo a la plancha. Y, ¿qué es lo que como? Ayer lo anoté para poder repetirlo aquí sin fallos.

Por la mañana, al levantarme, una manzana y un zumo de naranja. A media mañana un café con leche, dos yogures y la medicación contra la hipertensión.

Al mediodía, tres pimientos del piquillo rellenos de mrluza y gambas, dos yogures y un taza de leche chocolateada. Luego, a media tarde, una pera y otro yogur.

Al anochecer me pudo la tentación y di buena cuenta del chorizo ibérico y de un salchichón de jabalí que me traje en la maleta en mi último viaje. Después, para cenar, un plato de pasta con una salsa picante argelina que se emplea para la sopa de pescado, dos rabanadas de pan con tofu local de soja (no acabo de pillarle el gusto) y otros dos yogures. Y antes de irme a la cama, un tazón de leche con fresas locales.