viernes, 31 de julio de 2009

En Sidi Fredj

Uno de los lugares que más me gustan de Argel es éste canal en Sidi Fredj.

Tengo especial predilección por él, me traslada a Venecia y al Puente de los Suspiros. Ya sé que no tiene nada que ver, que no se parece. Pero a mí me gusta y se lo suelo enseñar a todos los que vienen por aquí.

La última vez que estuve en Sidi Fredj encontré otro lugar que no conocía: una mezquita, un lugar de oración, casi de peregrinaje, en la que un imán se dedica a dar consejos a los visitantes. La entrada con un techo de roca encalada, me pareció preciosa; así que tengo que volver.

jueves, 30 de julio de 2009

Abierto por vacaciones

Voy a intentar portarme bien con quienes me siguen habitualmente en el blog y se separan durante unos días del ordenador con motivo de las vacaciones. Trataré de escribir comentarios más cortos, de modo que quien se desenganche por un par de semanas no necesite hacer horas extras al regreso.

Actúo un poco por intuición, porque no tengo claro un perfil ni de los lectores ni de sus costumbres. El número de accesos diarios al blog en el mes de junio ha solido estar en unos 400, desde unos ciento cuarenta servidores de correo diferentes. Los lectores estabais preferentemente, y en este orden, en España, México, Argentina y Argelia. Los fines de semana han sido mucho más tranquilos y se ha reducido considerablemente la cantidad de accesos, hasta poco más de la mitad.

¿Cuántos os iréis de vacaciones y os olvidaréis por unos días del ordenador? No tengo ni idea. En España se ha estudiado cómo afectan las vacaciones al consumo de televisión, pero no sé si el efecto sobre el consumo de Internet será similar, teniendo en cuenta que cada vez resulta más sencillo contar con acceso a la web desde cualquier sitio. Actualmente es factible programar un teléfono móvil que tenga acceso a Internet, no solamente la blackberry, para recibir cada una de las actualizaciones que se produzcan en este blog. No sé cómo se hace, pero sé que se puede.

miércoles, 29 de julio de 2009

Inventor frustrado

Contemplando el puerto de Argel me resulta divertido dejar correr mi imaginación a la búsqueda de soluciones para los problemas que actualmente plantea. Ya conté cómo veo la nueva bahía de Argel, con una ciudad que recuperara la zona portuaria para sus habitantes.

Pero hay otro tema al que le he dado muchas vueltas y no he encontrado la solución. Lo voy a exponer para que algún amigo se haga millonario con la solución.

Argelia es un país que prácticamente sólo exporta hidrocarburos y derivados, mientras que importa de casi todo. Eso significa, a nivel de puerto, que entran muchos contenedores con mercancías pero no sale ninguno, porque el gas y el petróleo no se exportan en contenedores. Aunque se trata de una simplificación y las cuentas no son tan fáciles, podríamos decir que por cada veinticinco contenedores que entran sólo sale uno.

El contenedor no es una mercancía, sino un envase gigantesco dentro del cual viajan las mercancías. Es de alquiler, se paga por su uso, pero una vez en destino no se tira, sino que se devuelve. Lo suyo es que se utilice de nuevo en el puerto al que ha llegado para trasladar mercancías desde allí a otro puerto. El problema es que cuando un puerto como el de Argel recibe más contenedores de los que salen se ve obligado a reenviarlos vacíos.

Un contenedor de veinte pies vacío y otro lleno “cubican” lo mismo; esto es, ocupan el mismo volumen dentro de un barco. Y el coste del transporte será el mismo que si el contenedor viajara lleno. Por eso le he dado la vuelta a lo interesante que sería contar con contendores plegables. Existen diferentes tipos de contenedores, como abiertos, sin techo, o jaulas. Lo suyo seria disponer también, para puertos con un desequilibrio entre entradas y salidas, de otro tipo de contenedores plegables, cuyas paredes y techo pudieran abatirse y que así entre varios contenedores apilados ocuparan el volumen de uno solo.

He pensado en contenedores abiertos completamente, como un recortable de papel. También, para evitar la dificultad de las aristas y los pliegues, en techos con “cremallera” de delante a atrás, para levantarlo y abrirlo por mitades hacia cada pared lateral, mientras que el resto se abatiera a diferentes alturas. Pero he llegado a la conclusión de que no soy inventor y que es mejor que deje que se haga rico el que lo invente, lo patente y lo sepa vender.

martes, 28 de julio de 2009

Mi nuevo Argel

Desde mi terraza sigo contemplando durante muchas horas la bahía de Argel. Me entretiene contar el número de barcos anclados y esperando para poder descargar en el puerto. Ya conté hace unas semanas cómo se había batido a principios de julio el record del número de barcos. Luego fue disminuyendo, cada día cuatro cinco menos, hasta que el pasado viernes 17 de julio me desperté con 35 barcos de nuevo en la bahía.

La situación de colapso del puerto de Argel tiene difícil solución. Lo veo yo y lo ven todos. La autoridad portuaria ha anunciado que el puerto trabaja ya las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, pero no dice que siempre te falta un papel y que casualmente quien te lo tiene que dar no realiza esos turnos permanentes. Y si además necesitas que el papel luzca un sello y tampoco coinciden en su horario quien entrega el papel y quien pone el sello, lo que ves es a empleados del puerto mirando a las grúas y sentados a meditar sobre el valor del paso del tiempo… las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana.

Ahora se ha aprobado una norma que básicamente va a evitar la descarga en Argel de la mercancía no containerizada, la que no viaja dentro de contenedores.

Un puerto industrial no es sostenible dentro de una ciudad moderna, por las mutuas molestias que ciudad y puerto se causan. Cuando quien esto escribe está ocioso, apoyado en la barandilla de su terraza, intenta darle vueltas a su cabeza para encontrar una solución a problemas propios y ajenos. Y el puerto de Argel plantea bastantes.

Creo que lo suyo sería construir un nuevo puerto al este de la ciudad, en la zona llamada de Pins Maritimes (Pinos Marítimos), donde está la feria de muestras, la SAFEX. En las cercanías se encuentran además todos los terrenos reservados para la Gran Mezquita. Todo ello puede convertirse en terminal férrea, puerto seco, zona franca, etc. Y aún sobraría espacio.

El actual puerto de Argel bien podría recuperarse como zona de esparcimiento de la ciudad. E incluso para esa Gran Mezquita, situada en el lugar en el que nació la ciudad de Argel, sitio emblemático donde los haya. Sobraría espacio para un puerto deportivo, dejando en la ciudad la terminal de ferries.

¿Y qué haría con la feria de muestras? El recinto actual está anticuado, nada que ver con las ferias más modernas, como en España pueden ser el BEC e IFEMA. Lo suyo sería construir un nuevo recinto ferial, que yo situaría en Boufarik, a mitad de camino entre Argel y Blida, en una parte de los terrenos de la base aérea. En mi imaginación, y por continuar con el ejemplo madrileño de IFEMA, ya veo una parte de la actual zona militar convertida en una réplica de Mar de Cristal.

Hay una pieza suelta en el puzzle: la planta desaladora. Supongo que no se puede enviar a Singapur, pero sí darle un premio a compartir con el que asó la manteca al que tuvo la genial idea de instalarla en plena bahía de Argel, entre el puerto industrial y un auténtico desagüe de aguas fecales como es el río Harrach. No tengo ni idea del coste del traslado a Ain Taya, o de la construcción de estaciones de bombeo de agua de mar que alimentaran la planta desde bastante más lejos.

Imaginación parece que no me falta, ¿verdad? Sin embargo, no he encontrado solución a otro tema, que contaré otro día.

lunes, 27 de julio de 2009

No cobro nada por este blog

He comprobado que el periódico gratuito 20minutos ofrece a los lectores de su versión digital un link hacia este blog. Además, permite insertar comentarios. Y he leído uno que no sólo criticaba mi visión de la vida en Argelia, totalmente legítimo, sino que denunciaba falsamente que ahora inserto en él publicidad para hacer negocio.

Eso es absolutamente falso, no he cobrado nunca en el pasado ni cobro nada en la actualidad por cualquier concepto relacionado con este blog.

He de indicar que me parece muy legítimo que otros cobren, que vendan publicidad. Todos los periódicos lo hacen. Y, teniendo en cuenta que mantengo el blog alojado en un servidor gratuito del grupo Google, también entendería que éstos se reservaran un espacio publicitario para compensar el coste que para ellos supondrá alojar mi blog. De hecho, se ofrece una opción llamada “monetarizar” para cobrar por los accesos a este blog que entren en páginas publicitarias que Google incluiría si acepto esa opción. No sé de cuanto dinero se trata, porque como no me interesa ni me he molestado en investigarlo. También sé que el contador de visitas que he instalado en el blog abre páginas de publicidad, que yo tengo bloqueadas en mi ordenador. También lo veo lógico, porque supongo que la contabilización de accesos tendrá un coste.

He recibido varias ofertas para publicar artículos con el formato de este blog en algunos medios y no he aceptado ninguna. Sólo hice una excepción y escribí un artículo para el portal de noticias Soitu (www.soitu.es) sobre el terrorismo en Argelia. De esto hace un año y nunca les he enviado los datos bancarios que me pidieron, para pagarme la colaboración. Es posible que algún día me decida a colaborar con ese o con otro medio, pero aún mantengo dudas sobre si ello condicionaría lo que escribo en el blog. Y por eso no lo he hecho.

Este blog es mi espacio de libertad, en el que digo lo que siento, lo que quiero y cómo y cuando lo quiero. Haría falta poner mucho dinero encima de la mesa para que renuncie a esto. Me temo que la publicidad podría condicionar lo que escribo o dejo de escribir. Y hacerlo a cambio de un puñado de euros que no me iban a quitar de tener que trabajar todos los días no merece la pena.

Por eso, lo repito bien claro: No cobro nada por el blog, ni en concepto de publicidad ni en ningún otro. Claro que los donativos en forma de jamón ibérico siempre serán muy bien recibidos.

domingo, 26 de julio de 2009

Pay per parking

Creo que en España se les llama gorrillas, diminutivo de gorra, a los que yo llamo aparcacoches, pero no estoy seguro. Me refiero, en cualquier caso, a la gente que por la vía de los hechos se adueña de una franja de calle y bajo la excusa de que vigila los vehículos cobra por aparcar en la vía pública. En Argelia los tenemos a miles.

Se trata de algo que me parece bien cuando hay grandes aglomeraciones y se necesita contar con alguien que imponga un orden; por ejemplo, en las playas cercanas a Argel. Yo lo veo como un abuso cuando pretenden cobrar por haber aparcado con la mayor normalidad del mundo en una calle. Y me saca de quicio cuando no había nadie al aparcar pero sí que surge el listillo de turno en el momento de abandonar el aparcamiento. En estos casos me suelo negar a pagar, cualquiera que sea el tono que alcance la discusión. Creo que conté cómo en una ocasión se me subió uno de ellos al capó del vehículo para obligarme a pagar y emprendí la marcha con el caradura en el parabrisas delantero, todo valiente al principio y muy asustado cuando al cabo de un rato vio que yo tomaba velocidad y se estaba jugando la vida por 30 dinares, que desde luego que no le di.

En mi calle también cobran por aparcar. Tengo al lado la entrada al parking de la Universidad Central de Argel, la llamada Fac Centrale, y muchos universitarios, la mayoría universitarias, acuden con su coche durante el curso a buscar aparcamiento en las inmediaciones. Los golfillos del barrio han encontrado una forma de hacer dinero: cobran 100 dinares por vehículo y día, o 1.000 dinares por todo el mes. Entre ellos se reparten los ingresos y los horarios de vigilancia.

Durante varios meses estuve pagando para que mi coche durmiera en la calle, pero somos más los abonados que las plazas disponibles, así que eran muchos los días que no encontraba sitio. Como son pocos los argelinos que salen después de las nueve de la noche, a partir de ese momento ya estaba todo lleno y los supuestos vigilantes desaparecían, aunque muchos de ellos hacen la vida en la calle y no resultaba difícil localizarlos por el barrio.

Con el final del curso escolar, a mediados de mayo, disminuyó la entrada de coches y los vigilantes se tomaron vacaciones. A la vista de ello, cambié de táctica: les dije que el mes de junio pagaría por días efectivos, a razón de 100 dinares, como cualquier visitante. Estaba harto de no encontrar ni guardián ni plaza de aparcamiento y de esa forma me aseguraba que al menos pagaría por aparcar. Transcurridos los dos o tres primeros días del mes, que es cuando cobran, volvieron a desaparecer, salvo uno que surgía algunas mañanas. Y en julio ha pasado lo mismo.

Al principio se tomaron bastante mal que dejara de pagar, pero han acabado aceptándolo, quizás porque no les caigo del todo mal. No es fácil encontrar un extranjero que les trate con normalidad, se interese por sus vidas, o se ponga a charlar en su corrillo en la madrugada. La otra noche me encontré a dos de ellos junto al edificio de la Bolsa de Argel, comprando un bocadillo. Eso de presentar a tus amigos de la noche a un extranjero que parece argelino y que se te trata como cualquier otro argelino queda muy bien, de modo que me insistieron para que les hiciera compañía durante un rato. Luego subimos al barrio y me metieron por callejones y escondrijos que yo jamás había pisado. Me resultó sorprendente descubrir vehículos aparentemente abandonados en los que duerme gente, una jaima instalada en mi barrio en la que habitan dos familias, un descampado supuestamente abandonado lleno de gente bastante extraña,… Por momentos no sabía si me encontraba en Argel o en Calcuta, pero no pasé miedo. Eso es porque soy un irresponsable. Verte rodeado de quince o veinte personas, algunos de ellos deficientes físicos o mentales, dentro de un lugar al que has tenido que llegar por un sendero oscuro y entre matorrales, debería asustar a un individuo sensato. A mí me resultó fascinante y mi único temor era la a buen seguro presencia de ratas y cucarachas.

sábado, 25 de julio de 2009

Cerdo noruego

Cuando estuve hace un par de meses en Oslo (igual fue hace menos, pero a mí se me ha hecho muy largo) fuí a comer con un grupo numeroso de españoles a un restaurante-cervecera, Cristiania, que se encuentra enfrente del Parlamento. Un lugar con el encanto de la tradición, de esos en los que me gusta recrearme cuando viajo por lugares que guardan un pasado que querría poder vivir. Este local te traslada a un mesón del siglo XIX.

Nada más entrar vi la escultura en bronce de un cerdo en el suelo. Y le pedí a uno de los compañeros de cena que me retratara con él, dicho lo de retratarme en el mejor de los sentidos.

Luego estuve recapacitando sobre por qué era yo el único del centenar de personas que cenaron allí aquella noche que sintió la necesidad de que le tomaran una foto con el cerdo. Y lo tengo muy claro: porque en Argelia no lo hay por imperativo legal, porque se prohíbe la importación legal.

Es muy posible que si existiera libertad en Argel para adquirir productos de charcutería lo valoraría menos y no comería tanto. Porque la llamada de la prohibición hace que no concibamos una fiesta sin alcohol y sin embutido.

viernes, 24 de julio de 2009

La misa del festival panafricano

Desde el sábado día 4 de julio y hasta este pasado lunes se ha estado celebrando en Argel el llamado II Festival Cultural Panafricano de Argel. Una denominación un tanto extraña, que pretende mostrar una continuidad organizativa con el Festival Panafricano que se celebró el año 1969. Cada noche han tenido lugar diferentes espectáculos de manera simultánea en diferentes escenarios: La Explanada del monumento (Ryad el Feth), la Grande Poste, el recinto ferial de la SAFEX, el teatro al aire libre bajo el Hotel Aurassi, el paseo marítimo El Kattani frente a Bab el Oued, el CASIF de Sidi Fredj, el Conservatorio Nacional de Música, el Teatro Nacional, el Auditorio de la Radio Nacional y varios otros lugares en los diferentes barrios de la ciudad o algunas ciudades por todo el país.

Yo he asistido a alguno de los espectáculos, pero tampoco a muchos. Según regresé de Palma de Mallorca el 5 de julio pude asistir al espectáculo que se desarrollaba en La Grande Poste y comprobé que entre los espectadores estaba toda la “juyería” del lugar. Me pareció algo de lo que huir, sencillamente; y no por el espectáculo, sino por lo impresentable de esa masa que se pasa los días sujetando paredes y diciendo impertinencias al paso de todas las mujeres, que los días de fútbol se presenta en el campo a armar bronca y que seguramente se divierte mostrando muy poca educación y un alto nivel de gamberrismo en un concierto gratuito de música. Es una pena, pero es lo que existe en Argel y sin voluntad social de cortarlo por lo sano.

Pero he de señalar que en los pocos espectáculos a los que he asistido me lo he pasado muy bien, pese a algunos brotes de gamberrismo que aquí van unidos para algunos al concepto de diversión.

El término "panafricano" se ha utilizado para todo. Lo más llamativo fue en el Aeropuerto Internacional de Argel, en el que durante la madrugada del pasado martes pude comprobar que en los paneles informativos figuraba la salida de un vuelo charter cuyo destino era "vol panafricain". me quedó la duda de saber si iba aterrizando por todo el continente o lanzando a los pasajeros en paracaídas según sobrevolaba cada nación.

Sólo he echado en falta el empleo de la lengua castellana. La información se ha publicado en árabe, inglés, francés y portugués, como lenguas de las naciones del continente. ¿Y el español? Está Guinea Ecuatorial y sobre todo está la República Saharaui, no sólo reconocida por Argelia (en el certamen panafricano no encontré por ningún lado la bandera marroquí), sino además apoyada logística, política y militarmente, con campamentos de refugiados en territorio argelino.

La Iglesia católica también se ha querido unir al Festival Cultural Panafricano. En Argelia la inmensa mayoría de la población autóctona es de religión musulmana. En cuanto a los extranjeros, la principal comunidad es la china, que tampoco es de confesión cristiana, así que somos muy pocos los católicos de Argel, básicamente estudiantes de otros países. En verano los estudiantes suelen regresar a sus países de origen y los “turistas extranjeros” que vienen a Argelia son mayoritariamente franceses de origen magrebí, que de profesar alguna fe lo hacen del Islam. Durante el Festival, como han participado artistas de diferentes países subsaharianos en los que la religión mayoritaria es el cristianismo, la comunidad ha crecido. Por eso, se han celebrado dos celebraciones eucarísticas especiales, una el día 5 de julio en la Catedral del Sagrado Corazón, esa que parece una central nuclear, aprovechando que en Argelia era la fiesta nacional del 47º aniversario de la independencia del país, y otra este domingo 19 en la parroquia de Hydra.

La iglesia parroquial de Hydra se encuentra en la misma plaza de El Quods, conocida como “la placette”. Es un edificio semi-subterráneo un tanto extraño, pero muy bien logrado en su interior. Personalmente no me gusta nada, pero reconozco que no soy objetivo. Su entrada con una alfombra tradicional de lana a modo de puerta que evita la visión del interior ya me da mala espina, seguramente porque soy alérgico a los ácaros del polvo y a la lana y dentro me siento agobiado. Ese bloqueo de la entrada hace que el interior resulte un poco claustrofóbico y apenas circule el aire. Con todo, lo que peor llevo es la parsimonia del cura párroco, que tarda hora y cuarto en celebrar la eucaristía y cuando acaba aún pide a la feligresía que se siente unos minutos para contar alguna actividad parroquial o pedir dinero.

Con todo lo mal que creo que salta a la vista que me cae esa parroquia, hice el esfuerzo de asistir a la misa de despedida del Festival Cultural Panafricano. Y me llevé la grata sorpresa de comprobar que la presencia de fieles de los países del África negra concedía, con sus cánticos y sus ritmos, un ambiente muy especial a la celebración, empezando por la coral de estudiantes negros de Bordj el Kiffan, que hizo el esfuerzo de acudir con los estudiantes que se han quedado este verano en Argel. Por momentos me situaba en algún lugar del África negra, asistiendo a misa en una misión. Y siendo muchos de los participantes músicos y gente del mundo del espectáculo, es obvio que los cánticos contaban con participación de calidad.

Me gustó mucho, la verdad. Puede que se deba a que he visto demasiadas películas, pero encontré que se trataba de una celebración diferente, que resultó muy entrañable.

jueves, 23 de julio de 2009

Vidrieras

El de hoy es un regalo especial para los amigos del arte religioso y para los tres profesores y amigos del Instituto Cervantes de Argel que ya se embarcan hacia sus nuevos destinos. Me ha costado bastante conseguir las fotos que publico en este post. Es la primera vez que tengo que modificar o retocar imágenes y no soy un experto en el tema. Pero creo que merece la pena el esfuerzo.

El Instituto Cervantes de Argel tiene como sede un edificio de la calle Jelifa Bujalfa perteneciente a la llamada Obra Pía, conocido hasta la independencia del país como “la iglesia española”, que todavía figura en las guías de Argel como lugar de interés turístico. Quienes quieran investigar en la historia de la Obra Pía tienen mucha literatura que consultar por Internet. Básicamente, y hasta donde yo sé, es una organización centenaria de carácter religioso que está tutelada por un patronato cuyos miembros nombra mayoritariamente el gobierno español y que cuenta con muchos establecimientos por el mundo, en su momento destinados a actividades de caridad relacionadas con la Iglesia. Cuando se les dio otros usos, y de acuerdo con el Concordato con la Santa Sede, se decidió que su renta pasara a engrosar el Óbolo de San Pedro en algún caso o realizar obras de caridad en Marruecos.

Eso es lo que tengo más o menos entendido de la Obra Pía, cuyo edificio más emblemático es precisamente la sede del Instituto Cervantes de Roma, en Piazza Navona. Pero como no conozco la diferencia entre la Obra Pía y la Obra Pía de los Santos Lugares de Jesrusalén, creo que mejor evito meterme en complicaciones de las que luego no sabría salir.

El Cervantes de Argel mantiene la estructura del edificio original y su piso corresponde a lo que fue la capilla, la antes nombrada iglesia española. En sus ventanas lucen vidrieras que posiblemente no tienen un gran valor artístico, pero sí histórico.

Resulta muy difícil fotografiarlas, porque para ello habría que acceder al edificio de enfrente y esperar el momento en el que la iluminación fuera la adecuada. Aún así, una hermosa palmera entorpece la vista de alguna de las vidrieras. La única solución es esperar a que sea de noche, que desde dentro se coloque una potente iluminación para que dé contraste a los colores y encontrar el ángulo adecuado. Y eso tampoco es tan fácil. La foto que presento a continuación ha tenido que ser retocada para evitar sacar al policía que precisamente impedía que la tomara.

Aún así, la calidad es muy mala; falta iluminación y no se dan las condiciones para fotografiar correctamente las vidrieras. Tenía que mostrarme creativo.

Por todo eso, creo que muy pocos han podido contemplar estas cuatro imágenes del Sagrado Corazón, San Pedro, San José y Santo Domingo.

Debió existir alguna vidriera más, hoy perdida. pero tampoco lo sé a ciencia cierta. De todas formas, dada la desaparición de casi toda la riqueza artística católica de Argel, creo que las vidrieras de la antigua iglesia espeñola de Argel, hoy sede del Instituto Cervantes, merecían el trabajo que me ha costado conseguir las imagenes.

miércoles, 22 de julio de 2009

Pobre infeliz

Esto de los que meteorólogos se equivoquen cada vez menos y realicen unas previsiones más acertadas no sé yo si es demasiado bueno. El lunes ya nos advirtieron en Argel que a partir del miércoles subirían las temperaturas incluso por encima de los 40 grados. Cuando escribo, martes por la noche, parece bastante evidente que han acertado, porque abrir la puerta de mi terraza es como colocarse junto a la evacuación de calor de un aparato eléctrico. O sobre la rejilla de aireación del metro.

Y como los meteorólogos casi siempre aciertan, los sudores no comienzan con la subida de las temperaturas, sino con su simple anuncio.

Que se anuncie una ola de frío viene bien, para evitar salir de viaje. Lo mismo si se anuncian lluvias, para salir de casa con paraguas. Pero anunciar calor, no sirve ni para que salgas desnudo ni con sombrilla de casa. Preferiría no saberlo y vivir feliz sin la amenaza de su llegada. Y empezar a sudar un poco más tarde.

Mi piso de Bilbao

Lo que voy a contar no tiene nada que ver, en principio, ni con Argel ni con Argelia. Es una historia personal que sólo interesará a mis amigos, quienes me conocen. La cuento con detalle, consciente de que resultará un poco pesado de leer. Y lo advierto de inicio para ahorrarles el castigo a los demás.

Desde hace unos seis años tengo piso propio en Bilbao. Tuve que mirar mucho para encontrar una vivienda al alcance de mis posibilidades y que estuviera a una distancia prudencial del centro de la ciudad. Me gusta Bilbao, especialmente el Casco Viejo, y no me apetecía tener que buscarme casa a diez, veinte o treinta kilómetros; quería algo que tuviera siempre la posibilidad de llegar andando a la Gran Vía, sin depender para todo del coche.

Al final encontré lo que en Argel se llamaría un nivel de chalet, pero más parecido a esa calidad argelina que a la vasca. Se trataba de una primera planta en una casa antigua de un barrio llamado Iturrigorri (en euskera, fuente roja, por la proximidad de una fuente de aguas ferrosas en la ladera del monte Pagasarri). Allí hay varias casas de madera con accesos independientes desde la calle a sus plantas, aprovechando la pendiente del terreno y unas escaleras que vertebran el barrio. Mi casa era la única con estructura de hormigón, gracias a los trabajos de un propietario anterior, encofrador de profesión, que la tiró entera y reconstruyó. Muy pequeña, 45 metros cuadrados, aunque con un terreno adyacente, disponía de un ático aún sin acondicionar. A ello le dediqué los dos años siguientes. Entre la compra del piso, el terreno y las obras, casi doscientos mil euros, que pude afrontar gracias a un crédito bancario, otro familiar y los ahorros de la llamada cuenta vivienda.

En Argelia es muy normal que la construcción sea anárquica, que cada uno haga lo que quiera, que sobre un edificio ya construido edifique una nueva planta, o que en un terreno se haga su nueva casa. Y sale adelante sin problemas, salvo que tenga enemigos poderosos y bien situados. En España no es así. Por eso, cada vez que me ofrecían la posibilidad de adquirir un piso me informaba bien de su situación legal.

Cuando estaba negociando la compra de mi vivienda acudí a conocer la llamada situación urbanística. Me explicaron los dos problemas que mi posible nuevo hogar presentaba. El primero, que estaba previsto que se modificara el acceso desde la autopista a Bilbao por el barrio de Rekalde, tirando un puente que actualmente afea la plaza del bario y que el desvío podría sobrevolar mi finca. El segundo, que el llamado Plan General de Ordenación Urbana proponía que mi vivienda fuese más grande, pero desplazada para guardar mayor separación con la del vecino.

Para saber en qué consistía eso de sobrevolar mi finca me personé en el llamado Departamento Foral de Obras Públicas, algo así como el Ministerio provincial o departamental que construye y gestiona las carreteras. Los técnicos me explicaron que lo que figura sobre los planos es una reserva de servidumbre planteada por el ayuntamiento, pero irrealizable, porque no se puede construir una autopista con un radio de curvatura que limite la velocidad a menos de 50 kilómetros a la hora, de modo que tendrá que pasar por otro lugar bastante alejado de mi casa. Además, me decían que todo el mundo habla de tirar el puente sin pensar que el desvío tendrá que afectar a otras viviendas y que serán otros diferentes los que se quejen, de modo que no creían que nunca llegue a realizarse una obra costosísima que no puede satisfacer a todos.

Más tranquilo, acudí a enterarme de las consecuencias de ese Plan General que modificaba la situación de mi casa. Me recibieron en el Ayuntamiento y me explicaron que lo que sucedía con mi casa es lo habitual en casi toda la ciudad, que en un esquema ideal se plantea que el día que se construya una nueva casa se haga en esas nuevas condiciones, para ampliar aceras, dejar separación entre fincas, etc. pero que mi vivienda no estaba en lo que técnicamente se llama fuera de ordenación.

Al cabo de un par de años me llevé una sorpresa. Los vecinos empezaron a hablarme de una visita de la Concejala de Urbanismo, con ganas de dar un pelotazo en el barrio. Había explicado en una reunión que el Ayuntamiento iba a modificar el Plan General para construir en el lugar unos nuevos bloques de viviendas sociales y que primero construirían otros bloques en un lugar cercano para realojar a los que actualmente vivimos allí, La concejala en cuestión, Julia Madrazo, del partido Izquierda Unida, es hermana del entonces Consejero del Gobierno Vasco de Vivienda, de modo que todo quedaba en casa y ambos hermanos seguían sacándose fotos de entrega de llaves de pisos sociales, aun haciéndolo a costa de quitar la vivienda privada a los que ya la teníamos. Acudí a informarme en el Ayuntamiento y me dijeron que era algo que se había planteado de forma voluntaria, que si los vecinos no queríamos no se haría. Que estaba teniendo bastante rechazo la idea de que a cambio del piso nos darían a cada uno una vivienda social en la que la propiedad no es tal, sino por un período de 75 años. Y sin posibilidad de vender libremente el piso, de manera que si algún día deseo trasladarme a otro mejor no puedo vender mi casa y comprar otra, sino que la mía sólo la puede adquirir el Gobierno Vasco y al precio que él quiere pagarme. No obstante, hay vecinos mayores, con pisos de estructura de madera en mal estado, que viven en fincas de difícil acceso o incluso sin escrituras. Y que pare ellos supondría una mejora de su situación personal. Así que entregué un escrito comunicando que era contrario a esa posible permuta de mi casa por una vivienda social y asunto terminado. O eso creía yo.

Tras las últimas elecciones autonómicas, el tal Javier Madrazo perdió su condición de Parlamentario Vasco y sobre todo de Consejero de Urbanismo, para alivio de la ética política y la honestidad en la función pública. Pero eso no afectó al cargo de su hermana en el Ayuntamiento de Bilbao. Supongo que en consejo de familia se han dicho que ya que no pueden seguir medrando con la vivienda pública en todo Euskadi, tendrán que concentrar el negocio en Bilbao. Y han vuelto a la carga contra mi vivienda.

Hace poco me llegó una carta certificada de que el Plan sigue adelante y que en el lugar de mi actual vivienda van a construir un bloque de varias alturas. Y parece que van en serio.

No me hace ni pizca de gracia saber que me quieren dejar sin lo único que tengo, mi casa. Desde que me enteré hace unas semanas estoy un tanto afectado. Por eso lo he contado aquí con bastante detalle. Sé que no tiene nada que ver con Argelia, que actualmente el blog lo lee gente a la que mi vida le trae sin cuidado, que ni me conoce y que lo que le interesa es que cuente historias relacionadas con la vida diaria en Argel. Pero como el problema que he narrado afecta a mi estado de ánimo, a mi percepción de la realidad diaria, es justo que lo comente para que se sepa que a veces hay situaciones persónales, que nada tienen que ver con lo que los demás saben de nosotros, que afectan a nuestro comportamiento.

martes, 21 de julio de 2009

La gotera

Desde el mes de febrero pasado había notado que una de las dos cisternas de agua de mi terraza, en mi apartamento de Argel, tenía una pequeña fuga por la válvula de aire. En los momentos de mayor presión había un finísimo goteo de agua que descendía por la fachada y ya en el suelo de la terraza se iba por el sumidero, si no se evaporaba antes. Conforme fueron pasando las semanas la gota fue a más. Cuando en mayo dejó de llover casi todos los días, algo muy habitual en el invierno de Argel, pude apreciar que ya no se evaporaba la gota, sino que al formar un hilo de mayor caudal acababa desembocado en el sumidero. Se lo comenté a mi propietario, que no prestó mayor atención al tema.

A finales del pasado mes de mayo sube a mi casa el propietario del piso inferior al mío, para decirme que en su casa hay una gotera procedente de mi terraza. Le quise dar el número de teléfono de mi propietario, pero insistía en que le bastaba con decírmelo a mí, que quien vive en el piso soy yo. Lo que él no tenía en cuenta es que yo también llevo un tiempo en Argelia y me sé casi todos los trucos. Un argelino te da largas y si le es posible no te hace la reparación, si cree que otro acabará haciéndola; mientras, un extranjero intentará evitar problemas y no se complicará la vida por dinero: llamará al fontanero, arreglará los daños en el piso, y te pagará lo que le digas que te ha costado la reparación, a precio europeo aunque en realidad la haya hecho tu primo de la Casbah. Eso, aunque no sea culpa suya.

La experiencia es un grado. Una cosa es que me haga el tonto de vez en cuando y otra muy diferente que lo sea. No tragué y le dije que mi función se limitaba a permitir que se accediera a mi casa para hacer la reparación, que avisaría en su nombre al propietario. Por otra parte, como vivo sólo me es suficiente con una cisterna y me ofrecí a que entre los dos cerráramos la llave de paso de la que perdía agua.

Lo de cerrar la llave de paso no resultó, porque la llave no cerraba bien y durante los días siguientes el goteo se acabó convirtiendo en un pequeño chorro de agua desde la espita dejada libre por la válvula. Y un día sube de nuevo el propietario del séptimo piso, debajo de mi apartamento, para decirme que la gotera ha ido a más. Fuimos a su vivienda y la cocina era lo más parecido a una cueva, con goteras desde diferentes puntos del techo. Un efecto lluvia muy bonito, pero no dentro de un apartamento. Me dijo, como amenaza encubierta, que iba avisar a la policía. Le respondí que muy bien, que si eso funciona en Argelia que lo hiciera, que yo les podía simplemente facilitar el nombre del propietario de mi vivienda, porque sus datos completos constan en el contrato de alquiler; pero que en España no se avisa a la policía, sino al seguro. Y le dije que si quería le podía dejar que preparara la cena en mi casa. Con todo esto se acabó convenciendo de que el “gueuri”, no era un pardillo, que una cosa es ser extranjero y otra idiota. Desde mi teléfono habló con mi propietario y quedaron en arreglarlo.

A la vuelta de Palma me fije u poco más en la situación y comprobé que cuando la presión de agua era muy fuerte y rebosaba la válvula, también lo hacía en algún otro lugar, porque la cañería de desagüe de aguas pluviales sonaba con ruido de llevar agua. Hablé de nuevo con mi propietario y me dijo que, efectivamente, en mi ausencia había estado en mi domicilio y que, además de beberse dos de mis cervezas había hecho subir al vecino para mostrarle cómo su gotera procedía de la cañería de aguas pluviales, porque en el tejado del edificio hay una fuga. Al día siguiente vino mi propietario y arregló la válvula estropeada en mi cisterna, para que nadie pudiera decir que es culpa de mi vivienda.

Ahora los días pasan y la avería general va a más, sin que nadie tome medidas. El vecino que vive encima de mi casa, cuyo apartamento es como una caseta del ático mejorada, sufre la gotera, aunque supongo que en su caso es toda una bendición divina para que de vez en cuando se puedan duchar el matrimonio, los hijos y el perro y así oler mejor. O no tan mal, para ser más preciso. Cada vez que en la ciudad dan el agua se oye el escape y últimamente incluso cae sobre mi terraza una lluvia muy fina, del agua que el viento ha levantado. Corro el peligro de que algún día acabe reventando la tubería, se inunde el piso del vecino de arriba y me caiga el agua a caudales hasta el salón. O que me dejen quince días sin agua. Ya me amenaza una mancha de agua en el techo de la cocina. De todas formas, tengo la impresión de que ya afectado el fin de semana a unas antenas parabólicas instaladas en el tejado. Y como quedarse sin agua es para algunos una simple faena, pero hacerlo sin tele resulta intolerable, tomarán medidas bien pronto.

lunes, 20 de julio de 2009

Vaya fauna

Una semana con cuatro visitas en ocho días a la oficina central de Correos, la PTT, para nada. Bueno, sí, para confirmar lo que ya sabía, que son un atajo de sinvergüenzas.

La guinda a toda la historia de seis meses y medio sin conexión a Internet la ha puesto la que se presenta como jefa de servicio, de nombre Houria y un apellido que no recuerdo, algo así como Hamani, para decirme con aires de chulería, orgullo y estupidez una serie de sandeces sacadas de la burocracia más rancia del país.

Lo cuento. He acudido al departamento al que en mi tercera visita d ela semana me dijeron que debía acudir antes de las cuatro de la tarde, para que comprobara mi modem la persona que se sienta frente a una mesa determinada. Eso he hecho y su respuesta, ha sido que para qué le llevaba el módem, que eso no era cosa suya y que fuera a ver al jefe de servicio en otra parte del edificio. Voy allá y ya no puedo acceder al departamento del supuesto jefe, me dicen que la jefa de servicio es una mujer y que está en la planta abajo, habladop con una clienta. Le busco, espero mi turno, me presento y me dice que dé cuenta de ello al servicio de averías. Es decir, volver a empezar. Así que respondo que he dado ya cuenta infinidad de veces y nadie ha acudido a efectuar la reparación. Interviene un empleado que ya me conoce a fuerza de acudir tantas veces y le dice en árabe que llevo tiempo reclamando y que tengo un problema en el módem. Eso es lo que llego a entender. Entonces me lleva de nuevo a la mesa del primer empleado del día, el que casi ni me miró a la cara. Tras un rato de espera lo que hace es comprobar mi servicio en el ordenador, que se le bloquea y tiene que reiniciar. Al final me dice que s eme ha cortado por falta de pago. Y se queda tan ancho. Le recuerdo que es un servicio prepagado, de un año por anticipado. Todavía me pregunta si estoy seguro, mira en el ordenador más cosas y se levanta para ver a la jefa de servicio, que esperaba a un par de metros. Entonces, ella se me acerca y me dice que ya he consumido el total de horas contratadas, que lo que tengo que hacer es contratar más horas. Le respondo que contarté un servicio ilimitado, en una oferta. Habla con el empleado en árabe y se va. Éste me pregunta si quiero que funcione y le respondo que, obviamente,m es para lo que estoy ahí. Entonces empieza a introducir datos en el ordenador e imprme dos hojas y me las da.
- Ya está. Vaya con esto a la caja central.
- ¿Esto qué es?
- Para pagar.
- ¿Cuánto es? ¿15.000 dinares? ¿Cobran 15.000 dinares por reparar?
- No, es para comprar ma´s horas de conexión. Usted ha agotado sus horas de conexión.
- Oiga, he contratado un servicio de un año y sólo ha funcionado una semana ene. mes de enero. No he gastado las horas, es que no funciona el servicio.
- Entonces tiene que hacer una reclamación.
- Ya he reclamado muchas veces. Tienen mi reclamación, estoy reclamando otra vez aquí, hoy. ¿Cuántas veces hay que presentar la reclamación para tener uan reparación? Le he traído el módem que un compañero suyo me dijo que estaba casi seguro de que es el problema de que no funcione.
- - Tiene que reclamar a la jefa de servicio.

Ahí caí en la cuenta de que no me estaban hablando de solicitar la reparación, sino de reclamar contra un servicio que estaban dando por concluido. Al cabo de un rato apareció tras una puerta interior la jefa de servicio.

- Me dice que tengo que presentar una reclamación.
- Usted ha agotado las horas de conexión.
- Es imposible. Sólo me ha funcionado una semana en enero. Me fui de vacaciones unos días y a la vuelta había dejado de funcionar.
- ¿Contrata Internet para irse al cabo de una semana de vacaciones?
- Me fui unos días.
- Alguien gastó sus horas de Internet mientras estaba fuera. Desde enero hasta ahora han tenido tiempo.
- No, oiga. Desde enero ha dejado d funcionar.
- ¿Y reclama ahora?
- No, he reclamado muchas veces desde entonces. Y sigo sin conexión.
- Yo no le he visto antes.
- He hablado ya con un montón de gente. Cuando vine, este servicio estaba arriba. Primero tardé varias semanas en tener Internet hasta que descubrieron que el cable que me habían vendido con el módem estaba roto. Y luego viene a reclamar.
- Las reclamacios las atendemos en 48 horas.
- A mí no me han venido a arreglar el módem.
- Su problema es que ha consumido la shoras.
- Oiga, qué es imposible. ¿Cuántas horas son?
- 60 al mes.
- ¿Y cómo voy a consumir 60 horas al mes si desde enero no funciona.
- Si se va de vacaciones lo usarán otras personas.
- Oiga, vivo solo. ¿Es que no pueden mirar si el módem está estropeado?
- ¿Desde enero? Es mucho tiempo. Tenía que comunicarlo antes. Ahora no puedo hacer nada.
- Lo he comunicado antes. He venido muchas veces.
- Presente una queja.
- ¿Me da un impreso de reclamaciones? Porque esto creo que no es normal.
- Si paga el servicio se le reanuda en siete días.
- ¿Pagar otra vez? Ni se me ocurre. Cuando se acabe el contrato no quiero volver a saber nada de todos ustedes.
- Ah, entonces…
- Buscaré otra empresa que no sean unos ladrones.
- Si somos ladrones no hay más que hablar.
- ¿Me da la hoja de reclamaciones, por favor?
- Escriba en una hoja en blanco y me la da.
- ¿A quién me dirijo? ¿Mademoiselle de la Poste?
- A Cetil.
- ¿Monsieur Cetel?
- CETEL, Servicio cliente, agencia de Benmidi.

Saben que no sirve de nada reclamar, más allá de perder el tiempo, Ni siquiera disponen de unas hojas estandarizadas para presentar reclamación ni ofrecen los datos para presentarlas. Atender una avería depende de que el caigas bien o mal a una persona. Si no quiere, te dice como a mí que ahí se acaba todo y no tienes ningún derecho. Porque si los tienes, no existe el modo de hacerlo valer.

domingo, 19 de julio de 2009

Quid pro quo

Voy a ser bastante incorrecto, políticamente hablando.

Que yo escriba un blog no quiere decir que mantenga un consultorio ni una oficina de información sobre Argelia. Es algo que me parece evidente, pero que algunos olvidan.
Intento responder cuando las preguntas que se me plantean son de tipo sentimental, alguien que ha estado antes en Argel y quiere recuperar un contacto, una persona enamorada, otra que por el blog recuerda sus años en Argelia, la que está unida por lazos familiares al país…

De la misma forma, huyo de responder a quienes por razones laborales quieren conocer más del país y me preguntan si es seguro, qué zonas de ocio existen, cómo es la vida en Argelia, etc. Muchas veces son cuestiones a las que ya he ido respondiendo anteriormente en diferentes post de este blog. El que se lo lea entero tiene la respuesta. Y si leerse mis 600 comentarios supone mucho trabajo, lleva mucho tiempo, a mí me da más el tener que responder a cada una sus preguntas.

No me niego a responder, sino a dedicar mi tiempo libre a ello. Quien quiera saber más puede llamarme por teléfono y hacerme las preguntas que quiera, que intentaré responder. Ya sé que cuesta dinero llamar, pero dicen que “al que algo quiere algo le cuesta”.

Hubo una época en la que me quitaba hasta horas de sueño para poder responder a todo el mundo. Luego he ido comprobando que algunas de esas personas han tratado de despegarme de sus vidas, incluso de malas maneras, cuando ya no me necesitaban o sus intereses discurrían por otras vías. Y los hay que cuando se han instalado en Argel no han tenido el detalle de incorporarme a su grupo de amistades locales, sabiendo que términos como quedar y salir son muy apreciados por los que como yo se hayan solos en Argelia y necesitados de vida social. Entonces, ¿merece la pena dar tu tiempo cuando puedes, e incluso cuando no puedes, para que luego no te den su compañía esos mismos cuando sí podrían hacerlo?

De lo que estoy contando he vivido tres ejemplos en menos de una semana. Diferentes entre sí, pero cortados por el mismo patrón.

Siempre pagan justos por pecadores. No sé si fiándome de mi intuición, como últimamente ya hago, habría conocido a gente como Farid, Isabel, Lourdes, Maica, Maya, Nesrine, Olga, Pablo, Raquel, Roberto o Vanesa, por dar unos cuantos nombres en orden alfabético. Y siento que voy a dejar a otros nuevos en la estacada, salvo que den ellos el primer paso.

sábado, 18 de julio de 2009

Sucré Coeur (2)

Sigo con la explicación iniciada ayer. Dedicado a quien no sepa francés, comienzo con una pequeña explicación sobre el título de los dos comentarios.

Sacré Coeur significa en francés Sagrado Corazón. Es como se llama la horrorosa Catedral de Argel, esa que parece una central nuclear de las que hacen perder el norte a cierto ministro que arrastra en su desvarío al propio ZP, y da nombre a la zona alta de la calle Didouche Mourad, llamada rue Michelet en la época colonial. Y como estoy escribiendo sobre heladerías y pastelerías, todo muy dulce, nada mejor que transformar “sacré” en “sucré”, que significa dulce, azucarado. Este tipo de titulares es muy argelino, de la escuela de El Moudjahid, que han ido copiando las nuevas generaciones de periodistas.

Los argelinos son unos grandes consumidores de repostería. En la calle Didouche siempre se han encontrado grandes pastelerías. Aún existe la pastelería Montero, en su época todo un símbolo de los que para algunos eran los mejores bombones y trufas de todo el Mediterráneo. No sé si un montón de años después la calidad es la misma, pero tengo la impresión de que las dependientas sí.

También conocí otra pastelería en los años 90 que confeccionaba unas tartas riquísimas. Y aún permanecen a todo lo largo de la calle bastantes pastelerías que ofrecen pasteles de muy buena calidad. Uno de los que más éxito tienen es Olympique, uma cafetería muy grande y que curiosamente hace unos pasteles orientales muy buenos, lo que no es habitual en un establecimiento más acostumbrada a la bollería que a la repostería.

Con lo alto que está en Argel el nivel de la repostería, creo que no hay duda sobre que la mejor pastelería de la ciudad es Noor el Hani, situada en las alturas de Sidi Yahia, digamos que encima del Hotel de Hydra, en la zona llamada Said Hamdine. No sirve de nada tratar de explicar aquí cómo son los pasteles, lo que hay que hacer es acercarse y tratar de comer sólo uno.

Hasta ahora presentaba dos problemas, los precios y la mala accesibilidad del lugar. La mayoría de los pasteles cuestan el doble que en cualquier otro lugar, aunque no escatiman en tamaño y mucho menos en calidad. Aún así, siguen siendo muy baratos si se comparan con los precios españoles, porque partimos de unos precios de mercado casi ridículos. Yo he pagado 15 dinares por un milhojas debajo de mi casa.

El problema de la accesibilidad lo han solucionado de manera brillante. El obrador se mantiene donde estaban, pero han abierto dos nuevos puntos de venta, primero en la ciudad de Blida y ahora en Sacré Coeur.

Lo normal es que el boca a oreja funcione, que en poco tiempo el local sea conocido por mucha gente y el exceso de demanda acabe arrastrando consigo la calidad. De modo que ahora es el momento de probar los pasteles de Noor El Hani en su nueva pastelería de Sacré Coeur.

Lo que yo he hecho es aprovechar el paseo y combinar el pastel de rigor con un helado de pera de Coquelicots.

viernes, 17 de julio de 2009

Sucré Coeur (1)

En los dos últimos meses se ha abierto o rehabilitado en Argel un buen número de locales de comida rápida, cafeterías, salones de té y similares, con una muy buena imagen de modernidad e higiene, a la captura de los clientes con un alto potencial económico, dispuestos a dejarse por un café algo más que los 20 dinares del local tradicional. O más de 100 dinares por un crêpe. Por conservar los dos ejemplos ofrecidos, los precios en estos nuevos establecimientos suelen estar entre 100 y 200 dinares para el café y entre 200 y 400 para el crêpe.

Con todo, creo que a unos cuantos les va a costar rentabilizar la inversión. En mis paseos de prospección suelo encontrarme con pizzerías que ahora que se han renovado no han conseguido atraer clientela y que casi siempre están vacías.

La zona de Sidi Yahia no ha captado tampoco nuevos adeptos y sitios como Autre Temps, que hace dos años estaba a rebosar, empiezan a sentir esa crisis de la que habla el resto del mundo menos Argelia.

Este verano se va a poner de moda la parte alta de Didouche Mourad, llamada Sacré Coeur por la catedral católica que allí se haya. Hasta fechas recientes el único polo de atracción de la zona era La Bohème una cafetería de carácter alternativo en la subida hacia la calle Debussy, a la que acudían a ligar, o simplemente pasar la tarde, argelinos y argelinas con un perfil que hacía honor al nombre del establecimiento. En la otra parte de la calle, algo más abajo, se veían las caras gentes más mayores, nostálgicos de Racims y clientes habituales de las cerveceras de la calle.

Pero el año pasado se produjo una importante novedad: la mejor heladería de Argel, La Dolce Cabanna, que estaba en la calle Víctor Hugo, se mudó de sitio y se instaló en las inmediaciones, abriendo un local moderno al que bautizó como Les Coquelicots, que para quien no lo sepa es el nombre en francés de una flor muy delicada que en castellano llamamos amapola y que también florece en los campos argelinos.

Algún espabilado ha aprovechado el tirón para hacer negocio. Eso de que “han abierto una heladería estupenda al lado de Sacré Coeur” invitaba a copiar el formato y abrir otras heladerías, lo que ya ha ocurrido. Y algunos otros establecimientos cercanos se han renovado para conseguir su trozo de la tarta.

Y de tartas, y pasteles, va la continuación. Porque a la mejor heladería se le ha unido la mejor pastelería. Justo enfrente de Les Coquelicots ha abierto un punto de venta la que sin duda es la mejor pastelería de Argel. Pero lo dejo para mañana.

jueves, 16 de julio de 2009

Un metro más cerca

Ya queda poco para que entre en funcionamiento el metro de Argel. No va a ser cuestión de días; la fecha pensada del 9 de septiembre de 2009, ese 09-09-09 tan cargado de simbología, pasará sin que los habitantes de Argel se muevan por la ciudad en el nuevo medio de transporte. Pero sí que será en el 2010, posiblemente hacia el mes de abril, aunque todo depende de las diferentes pruebas que hay que efectuar antes de la puesta en marcha.

Hay algo que no entiendo. La vía está ya instalada, los vagones en su sitio, los sistemas de seguimiento y seguridad adquiridos. Se ha metido prisa a las empresas responsables de cada una de esas actividades parea cumplir unos plazos. Pero no se ha hecho lo mismo en aquello que no precisa ser testado, como los accesos, la iluminación y megafonía de las instalaciones, los andenes, las escaleras mecánicas, las máquinas expendedores de billetes, los tornos,… Alguno de estos detalles está absolutamente en mantillas. Como prueba, una fotografía de las escaleras mecánicas. No se observa el andamio a la izquierda, pero sí los carteles de señalización por los suelos.

Al final les pillará el toro y se inaugurará con las estaciones a medias.

miércoles, 15 de julio de 2009

Oui, je crois

Soy cristiano, católico, y creo en Dios. A alguna persona que se me ha confesado (si se me permite el término) atea o agnóstica le he dicho alguna vez que me da pena, pero no por su repercusión en el más allá, que yo no soy nadie para saber ni intuir el destino que Dios le tiene reservado a cada uno, sino que en realidad me da lástima que lo sean por su repercusión en el más acá. La fe da una alegría que el que no la tiene no la puede entender. Aunque es cierto que te acostumbras a llevarla contigo y llegas a no apreciarla, salvo cuando piensas lo que sería de tu vida sin fe.

¿A qué viene esta homilía y qué tiene que ver con Argelia? Es lo que pensaba al comprobar que el escepticismo en la vida no es bueno, que es uno más feliz si resulta un poco más ingenuo y se lo traga todo. Me ocurre en Argelia y supongo que lo mismo sucederá en todos los órdenes de la vida.

En mi bloque de apartamentos han colocado un cartel anunciador de que se va a cobrar a cada vecino su cuota del importe del presupuesto de reparación del ascensor. Si no se hiciera así la mayoría no pagaría. Visto en positivo, lo de subir mis ocho pisos a pata tiene toda la pinta de acabarse en unos días, aunque el pesimista me recordará que ahora tendré que apuntarme a un gimnasio.

En la oficina de Correos me han atendido sin problemas pese a haber perdido el contrato del servicio a Internet. Dicen que me lo arreglan en unos pocos días, que lleve el módem y lo solucionan. Si yo fuera recién llegado, anunciaría al mundo que mañana tendré otra vez acceso a Internet.

Lo malo de ser escéptico, de haber perdido la fe, es que no te puedes decir “vale, ahora voy a creer”. Para que la recupere me tendrán que convencer.

¿A que existe un paralelismo con mi frase de comienzo de hoy?

martes, 14 de julio de 2009

Verborreico

La creación literaria, al menos en lo que a mi respecta, responde a una pautas de comportamiento muy extrañas. Y funciona “a tirones”. Me he pasado meses sin casi escribir, en los que me costaba completar unas pocas líneas. Este blog me ha hecho pasar por malos momentos en los que lo odiaba como se odia a ese despertador que cada día suena a las siete de la mañana (para algunos, antes) para recordarte que toca levantarse e ir a trabajar. Ahí estaba esperando mi comentario, que unas veces salía con fórceps y otras directamente no salía.

Ahora he recuperado paulatinamente las ganas de escribir, de compartir mis vivencias. Y el problema que se me plantea es el contrario; de exceso de locuacidad, por llamarlo de alguna manera. En la última semana he acumulado más de unas docena de comentarios que no he publicado, sino que he dejado en modo futuro, para una aparición programada en una fecha posterior. No es fácil, porque escribo sobre lo que veo, lo que siento, lo que vivo en Argel. Que dentro de un mes mantengan mis escritos su frescura no es siempre tan evidente.

Así, me ha sucedido que para este 14 de julio se me habían acumulado los temas iniciados, que he acabado borrando. Había escrito cómo se celebra el 220 aniversario de la Revolución Francesa, que es por lo tanto la fiesta nacional francesa, todo un acontecimiento. Para muchos argelinos el estar invitado este día a la Embajada de Francia es símbolo de distinción, de ser alguien importante.

Hago un inciso. Espero que nadie haya leído mi “220 aniversario” como “doscientos veinteavo”, sino “bicentésimo vigésimo” o “el doscientos veinte”. No pretendo resultar pedante, pero nunca es malo aprovechar la ocasión para mejorar el conocimiento del castellano y saber diferenciar los números cardinales de los fraccionarios.

Había escrito unas líneas sobre la visita a Argel de Raúl Castro y los atascos en los que los camaradas de segunda división, igualmente vendidos al consumismo occidental y al modo de vida americano de desplazarse, en coche como él, sólo que sin formar parte de su delegación oficial, nos hemos visto envueltos.

Había dedicado unas líneas a dos amigos, Jon e Itziar, que se casaron tal día como hoy de hace dos años, Faltar a aquella boda es una de las penas que uno guardará para siempre en su corazón. Por eso no me había extendido demasiado y al final he aprovechado la oportunidad de dejar un comentario en el blog personal de Jon y eliminar mi comentario inconcluso en este otro.

Y lo último que había escrito era sobre el tiempo. Ayer huracán, luego siroco y calor achicharrante. Hoy calor habitual, mediodía gris, tarde con tormenta de verano y una noche mucho más llevadera que las anteriores.

Al final me ha sobrado todo. Necesitaba escribir, pasar horas ante el ordenador; pero no publicarlo. Me tengo que mostrar comedido por miedo a agotar a los amigos con mis correos, aunque sólo las amistades por interés salen corriendo con cualquier excusa. Y lo mismo ocurre con los post que cuelgo en el blog. Además, que tenga ganas de escribir no quiere decir que esté bien, ni mucho menos. No estaría en un cibercafé a estas horas de la noche de estar bien. Al contrario, es sinónimo de que busco una espita, una válvula de escape, hasta que inventen el Fortasec literario.

Detalles en la cocina

Agradezco las respuestas ofrecidas a mi post en el que publicaba una foto de la cocina del restaurante “La Maison du Couscous”. Ya he visto que en general la apreciación coincide con la mía. Así que seguiré acudiendo de vez en cuando.

Supongo que la fotografía general de la cocina no permitía observar algunos detalles un poco más criticables. El primero de ellos es el estado de limpieza, al menos exterior, de la olla en la que cuece la salsa del cuscús.

El segundo detalle es muy similar al primero. Se trata de otra olla que también está al fuego, en este caso el de un hornillo. A falta de tapadera, se cubre la olla con papel de estraza que da la impresión de estar bastante grasiento.

Por lo demás, yo sólo veo que el mobiliario está bastante destartalado.

lunes, 13 de julio de 2009

Vasquito asado

Este lunes por la tarde, a eso de las siete y media, hemos sufrido en Argel un cambio climatológico muy brusco. Se ha levantado mucho viento y algunos remolinos de aire en la bahía. Lo típico de lo que en el Cantábrico llamamos una galerna de verano.

Mi experiencia como bilbaino en materia de ciclones y galernas dice que tras un día muy caluroso se levanta ese viento huracanado, que produce una disminución brusca de la temperatura. Pero aquí ha sido al revés. Antes hacía calor, sí, pero ahora sigue el fuerte viento, que viene del sur y la temperatura ha subido aún más, por encima de los cuarenta grados. El aire quema en la cara y me he tenido que dar crema protectora para salir a la calle. Y es de noche.

Fiesta

Este verano los argelinos se muestran ávidos de diversión. Creo que hay más gente que nunca que quiere salir, escuchar música, bailar, divertirse, vestirse de fiesta. Creo que en este boom influye la proximidad del Ramadán, el hecho de que todo el ambiente veraniego desaparecerá el 20 de agosto

Fundamentalmente en Argel, aunque también en otras muchas localidades, están teniendo lugar unos espectáculos bajo el nombre de Festival de la Cultura Panafricana, a los que acuden en masa los argelinos (y expatriados, todo hay que decirlo) que buscan un espacio en el que encontrarse y divertirse.

El cierre obsesivo de casi todos lugares de ocio nocturno que sirvieran alcohol ha dejado Argel sin discotecas, quitando Pachá, la del hotel El Djazair, que sólo abre los miércoles y los jueves por la noche. Un lugar al que sólo pueden acceder quienes disponen de mucho dinero y se llevan bien con los gorilas de la entrada, que hace y deshacen a su antojo.

Así se presenta el verano argelino.

domingo, 12 de julio de 2009

My favorite girl

En mi último viaje a Palma de Mallorca pude ver a la que aquí he llamado alguna vez “mi chica favorita”. Se trata de Maya, una española de madre argelina que conoce como nadie las diferentes formas de ser de cada país, que se siente argelina en España y española en Argelia y que cuando me regala alguna de sus reflexiones sabe llegar al corazón.

Nos conocimos a través del blog. Son muchas las personas que por esta vía han llegado a mí, en general necesitados de algún tipo de ayuda, fuera por razones sentimentales, profesionales o culturales. Mientras pude hacerlo, dediqué mucho tiempo a todos ellos y me ha servido para encontrarme con gentes que merecían mucho la pena. Dije en una ocasión que por el hecho de haber conocido así a Maya ya merecía la pena el esfuerzo diario de escribir en el blog. Pero es que además no es la única, ni mucho menos. Pienso en estos momentos en Farid, en Nesrine y en muchos otros que prefiero no nombrar, para no meter a nadie en un aprieto.

Me he llevado algunas decepciones y me las seguiré llevando. Hay quien me dice que no puedo sentir como amigos a personas que he conocido por el blog, pero es un espacio en el que me abro sin tapujos, me expreso como soy y esos que considero mis amigos han hecho lo mismo, abriendo a mí su corazón. Las personas cambian porque cambian sus circunstancias; y hay gente más egoísta que sólo piensa en lo que puede recibir, no en lo que puede dar, que condiciona la amistad a sus intereses. Muy amigos durante una temporada, mientras me han necesitado o les venía bien, y luego ni una llamada cuando sí podían ayudarme a mí. No voy a cambiar el mundo, es imposible, así que me seguiré llevando pequeños disgustos, que quedan compensados con otros momentos de gran satisfacción. Y uno de ellos ha sido volver a ver en Palma a mi chica favorita.

sábado, 11 de julio de 2009

La veo bien

Esta es la cocina de La Maison du Couscous, un restaurante del centro de Argel especializado en comida tradicional argelina.

Se la mandé a un amigo que casi se me muere del asco. Y, la verdad, yo la veo bien. No me esperaba algo mejor. Claro que si estuviera mejor supongo que me habria enfrentado a mil pegas y disculpas para evitar mi visita a la cocina y la foto.

Estoy preocupado ante la posibilidad de que haya perdido mis referencias de lo limpio y lo sucio, de lo aceptable y lo inaceptable.

Admito comentarios y sugerencias.

viernes, 10 de julio de 2009

La caló

Llevamos un verano bastante aceptable en cuanto a la temperatura, pero....

Hace cosa de mes y medio sufrimos una ola de calor de esas asfixiantes y luego ya la cosa pasó. Desde entonces hemos tenido algunos días un tanto sofocantes, pero nada que resultara excesivo. De hecho, la gente que ha venido de Madrid comentaba que aquí se estaba mejor. Lo comprobé el fin de semana pasado en Palma, donde hacía algo más de calor que en Argel.

Este jueves ha amanecido algo lluvioso. Cuatro gotas mal contadas, ni siquiera para mojar las calles. Pero es lo normal en verano. Durante el invierno en Argel llueve mucho, bastante más que en el Levante español, pero entre mayo y septiembre es difícil que caiga una sola gota de agua del cielo. Como suele pasar en estos casos, la excepción se puede dar en forma de inundaciones. En Ghardaia saben de ello.

Y ahora nos avisan que se acaba el buen tiempo. Que a partir del domingo vamos a ver cómo el termómetro rebasa los 40 grados. Esperemos que no dure muchos días.

jueves, 9 de julio de 2009

Mi día de la marmota

De vez en cuando recibo mensajes que me preguntan cómo estoy de salud, si ya se solucionaron asuntos como las clases de árabe, la línea ADSL o el ascensor de mi finca, si mi estado anímico se ha recuperado, si he conseguido adelgazar, si todo va bien.

La verdad es que a la mayoría no le respondo o lo hago de forma concisa. Ya lo expliqué aquí: no puedo mantener un blog y a la vez correspondencia con los lectores. Así que voy a tratar de responder de manera general.

Casi todos los que me preguntan no conocen Argelia, porque de hacerlo no tendrían ninguna duda sobre si he conseguido encontrar un sitio en el que enseñen árabe respetando los horarios, sin que cada día suceda un hecho diferente que justifica la anulación de la clase. También sabrían que son muchos los ascensores que se pasan años estropeados, mientras que el mío sólo lleva seis meses. O que para que me arreglen la línea ADSL debería pelearme con todos los empleados de Correos y no estoy por la labor. Que no he podido cambiar de mujer de la limpieza porque no he encontrado otra, pese a alguna que otra promesa.

Mi estado de salud va peor. No sé en qué quedará esto, pero tiene muy mala pinta. Llevo semanas arrastrándome y algunos días me superan. He llegado a pasar más de 24 horas seguidas en la cama, con miedo a levantarme, excepto para comer, porque desde que renuncié hace unos tres meses a continuar con el régimen lo único que he conseguido es engordar. El efecto es que la ropa no me cabe. Comprarme prendas nuevas exige un esfuerzo psicológico que no estoy en condiciones de hacer, porque implica decidir qué me sienta bien y qué me sienta mal cuando todo me da igual. Así que en ocasiones voy haciendo el ridículo con varias tallas menos de las que deberá usar. Para muestra, esta foto de Tipaza, que prueba que tampoco he recuperado el sentido del ridiculo.

De los pocos que me complicaron la vida hace ya algún tiempo no quiero saber demasiado, aunque el mundo es demasiado pequeño para no encontrarse, siquiera por casualidad. Tengo la conciencia muy tranquila de haberme entregado al máximo y ayudado a quien lo necesitaba. Si luego la respuesta fue la ingratitud, lo que tengo que hacer es procurar que curen mis heridas y seguir el camino.

miércoles, 8 de julio de 2009

En la gendarmería

Poner una denuncia ante la policía suele ser complicado en todo el mundo. A mí me ha ocurrido varias veces en Bilbao y con diferentes cuerpos. Las dos veces que he acudido a la policía municipal el trato fue bastante malo, con larguísimas esperas y una curiosa coincidencia: la insistencia en que no es necesario acudir allí a presentar denuncias, que se puede hacer en la policía autonómica.

Con estos últimos, la Ertzantza, mi experiencia es aún más desastrosa; cuando me robaron en el coche, en Bilbao, hace cuatro años, y acudí a denunciarlo a la comisaría cercana a mi trabajo, en Barakaldo, me cayó una bronca impresionante por hacerlo en otra localidad diferente a la de los hechos y me dijeron que en todo caso tenía que acudir con el coche para que comprobaran su estado, porque no es fácil trasladar a un agente de una localidad a otra. Al día siguiente me presenté con el coche y por megafonía me impidieron detenerlo en la zona reservada a la entrada de la comisaría, pese a que yo lo llevaba precisamente para que ellos lo vieran. Tuve que buscar un aparcamiento cercano y al llegar a la comisaría se desdijeron de lo anterior, que no se podían presentar así las pruebas y que ya no era necesario comprobar el estado del coche.

La única vez que acudí a denunciar algo a la Guardia Civil, en el aeropuerto de Madrid-Barajas, el trato fue aún peor, de una chulería tal que ni siquiera quisieron atenderme, posiblemente porque mi queja iba contra el trato recibido unos minutos antes de uno de sus agentes que supervisa el control de acceso de pasajeros y equipajes de mano.

Frente a todas esas malas experiencias he de situar el excelente trato recibido en la Jefatura Superior de Policía de Bilbao las dos veces que he ido a presentar una denuncia. Recuerdo que cuando denuncié que me habían estafado en Estambul con la tarjeta de crédito me ofrecieron incluso un café. Y cuando denuncié el robo de la documentación en Casablanca me asesoraron muy acertadamente para que el seguro de mi hogar me cubriera una parte de los daños.

Precisamente en Casablanca acudí a una comisaría marroquí como testigo de una agresión. Aquello no era mucho mejor que en Argelia; un edificio lúgubre y sucio a más no poder; la policía escribiendo con máquinas antiguas y un montón de papeles de calco desgastados; una presencia física tal que no sabía quiénes eran los policías y quiénes los ladrones. En Argelia se le suma además el juego del poli bueno y el poli malo, porque siempre encuentras a alguien que te trata como si fueras el delincuente hasta que aparece otro que sale en tu defensa y pone paz en el lugar.

Mi última visita a una comisaría fue en Argelia, con motivo del robo en la playa de Chenoua, ya comentado en el blog.

Acudimos primeramente al puesto ambulante establecido en la misma playa por la gendarmería. No tenían realmente muchas ganas de trabajar, no tomaron nota de nada y simplemente el jefe del destacamento anotó en su móvil el número del mío, por si tuviera que avisarnos. Nos indicó que acudiéramos a la Gendarmería de Tipaza. Una vez en esta localidad preguntamos a un policía por el lugar y nos dio unas indicaciones equivocadas, las del puesto de policía, donde ya nos señalaron cómo llegar adonde debíamos interponer la denuncia.

La siguiente sorpresa fue comprobar que un policía de tráfico me ayudaba a aparcar… en sitio prohibido, prohibidísimo, porque era al lado de la gendarmería de la provincia de Tipaza, un evidente objetivo terrorista. Aparcar el coche al lado fue así sumamente sencillo, pero lo complicado era entrar, porque el edificio está rodeado de cadenas ornamentales que no dejan hueco para el paso de peatones. Tuvimos que saltar por encima de las cadenas.

Una vez dentro, y explicado el objeto de nuestra visita, insistieron varias veces en que indicara exactamente el modelo de mi coche. Yo creía que era debido al lugar en el que lo había estacionado, pero simplemente pensaban que el robo se había producido dentro del vehículo. Al menos ahí aprendí que en Chenoua Plage hay que dejar siempre el coche en un aparcamiento vigilado y sin ningún objeto a la vista.

Nos indicaron que nos sentáramos a esperar en un banco. Mi amiga estaba realmente compungida, con el estado de ánimo por los suelos. Le pasé el brazo por el hombro y le dije un “venga, que no es nada” para animarla. En ese momento apareció un gendarme joven, con aires de gran chulería, que comenzó a gritarme en árabe. A mis dos primeras frases en francés respondió de nuevo en árabe y, como hago en estos casos, me pasé al castellano. Suele ser muy efectivo, siempre se dan cuenta que si hablo en francés no es por snobismo sino porque soy de verdad extranjero. Entonces siguió recriminándome en francés que estuviera sentado junto a mi amiga, con una cercanía que juzgaba indecorosa.

Aquello era surrealista, con un agente de la autoridad recriminándome de malos modos un comportamiento absolutamente normal. Me sentó fatal y, como me suele ocurrir en esos casos, no me achiqué. Que vayas a denunciar un robo y que la autoridad no se preocupe por una circunstancia grave de inseguridad ciudadana, sino que te trate como si seas el delincuente y se erija en el defensor de la doctrina moral del imán más cercano, es indigno hasta de república bananera. Así que a su chulería opuse la mía y mantuvimos una discusión bastante acalorada, que otro gendarme aplacó diciendo que no pasaba nada, que nos tranquilizáramos. Y lo hice por mi amiga, a la que no quería hacer para un mal trago.

Mientras mi amiga interponía la denuncia yo me mantuve esperando a la entrada. A los pocos minutos acudió de nuevo el mismo gendarme para preguntarme si realmente era extranjero. Enseguida recuperó su tono chulesco que no sé por qué me recordaba a la película El Expreso de Medianoche.

- ¿Es inmigrado o extranjero? (se denomina “inmigré” al argelino que vive en Francia y que, aunque tenga nacionalidad francesa, se sigue considerando argelino). ¿Está visitando a la familia?
- No, soy español y trabajo en Argelia.
- ¿Español? ¿Y de origen?
- Español.
- ¿Es usted musulmán?
- No.
- ¿Tiene sus papeles?
- Claro que sí.
- ¿Sabe que lo que ha hecho es un delito en Argelia?
- ¿Y que he hecho?
- Ya lo sabe, faltar al respeto a una mujer musulmana.
- Oiga, la chica ha sido víctima de un robo, le han quitado todo. Estaba pasando una buena jornada en la playa y de repente se encuentra que los ladrones, que ustedes no han sido capaces de detener, le hacen eso. Necesita sentirse arropada, acompañada. Lo que he hecho ha sido pasarle el brazo así.

Me levante del banco de madera en el que llevaba sentado todo el tiempo y le hice al gendarme el mismo gesto de pasar el brazo por encima del hombro. Era un momento divertido, abrazar al gendarme de la misma forma que él acababa de juzgar indecorosa. Esperaba que rechazara el abrazo, que me dijera de nuevo que eso no se hace en Argelia. Pero, curiosamente, no le molestó. Aún así, continuó.

- Eso no se puede hacer a una mujer en Argelia. Es una falta de respeto. Aquí respetamos a la mujer.
- Eso es ridículo. A la chica no le ha molestado, sabe que yo quería que se sintiera arropado. Nadie se ha preocupado aquí de que se sienta acogida.
- Ha cometido una infracción ¿No ve que el problema es que usted ha faltado al respeto?
- En absoluto. No lo veo así. Mire, yo el problema que veo es que se ha cometido un robo en la playa. Y en lugar de que la policía se preocupe de buscar al ladrón se ve una falta de respeto donde yo veo una obsesión sexual.
- ¿Cuál? ¿No ve que se ha comportado de forma incorrecta?
- Para mí, esa sería la visión de un obseso sexual. Pero quizás me equivoco.

Según acabé de decirlo me di cuenta de que me había pasado. Pero tampoco era momento parea rectificar y si había que tensar aún más la cuerda, lo haría. Sin embargo se calló, dio media vuelta y se fue. Y, claro, pensé:

- Pues sí que lo era y además lo sabe.

Al cabo de un rato salió mi amiga sin el justificante en papel de haber interpuesto la denuncia. Como no se me ocurre ni por asomo pensar que la denuncia tenga formato electrónico y la copia se haya enviado a su buzón de correo electrónico, salir sin un papel en la mano quiere decir que algo ha fallado. Y es que en un país tan surrealista como Argelia le pedían un documento oficial justificativo de su identidad para denunciar el robo de esa documentación. Igual pensaban que hay que acudir con el ladrón para que enseñe un momento la cartera con los documentos, se vaya con el botín y luego prosiga la denuncia. La solución que le dieron en la comisaría, que acudiera a su ayuntamiento a solicitar un duplicado y luego de nuevo a presentar la denuncia, era inviable, porque para solicitar un duplicado se exije obviamente que se haya presentado denuncia previa.

No sabemos qué parte de “me han robado toda mi documentación” no quisieron entender, pero nos tocó conseguir una fotocopia del DNI argelino (carte national) guardada en el archivo de su centro de estudios y acudir de nuevo a Tipaza a presentar la denuncia. Lo de que fuéramos con una simple fotocopia no gustó demasiado, pero mi amiga consiguió convencerles de que resultaría suficiente para interponer su denuncia. Porque, además, no había otra opción.

Todo este relato, surrealista para un occidental y que en nada sorprenderá al que ha vivido o vive en Argelia, forma parte de ese desgaste continuo que supone la vida en Argelia.

martes, 7 de julio de 2009

Rada

Si en lugar de en Argel viviera al otro lado del Mediterráneo, en cualquier localidad costera española, seguro que por las noches saldría a pasear junto a tantas otras personas, me tomaría una horchata en una terraza o me compraría unas pipas para picar algo mientras disfrutaba de la brisa marina. Como eso no es posible en Argel más que entre el Bastión 23 y el hospital de Bab el Oued, y con muchos reparos, me limito a salir a la terraza de mi casa y contemplar la bahía.

Anoche no se estaba mal. Había refrescado un poco y el aire resultaba agradable. La luna llena siempre se agradece. Además, el espectáculo musical del Festival Panafricano que se celebra en la plaza de la Grande Poste se oye perfectamente desde mi casa, algo perfecto para un noctámbulo como yo. Pasé largo tiempo apoyado en la barandilla de la terraza de mi apartamento y mirando al mar. Tuve la impresión de que el número de barcos fondeados fuera del puerto era superior al habitual.

Iba a escribir “superior al normal”, pero es que lo habitual en el puerto de Argel es anormal, entendiendo por tal el encontrarse con cerca de una veintena de barcos cargueros esperando días completos para entrar a descargar, con el coste que eso supone.

Hice el recuento: 41 buques diferentes anclados y con las luces encendidas. Quizás había algún otro que escapaba a mi ángulo de visión, aunque contemplo casi toda la bahía desde mi terraza. Pero, aún así, 41 son muchos barcos.

Intentar fotografiarlos de noche con mi cámara y mis nulos conocimientos de fotografía es perder el tiempo, de modo que he esperado al amanecer.
La disposición geográfica de Argel, orientada hacia el noreste, hace que siempre amanezca sobre la bahía, momento en el que el mar se tiñe de rojo mientras los grandes edificios de la ciudad relucen de blanco si se miran desde el mar. No hay mejor manera de contemplarlo que llegando a Argel por ferry, o enrolado en uno de los barcos que se pasan días anclados esperando el momento de descargar en el puerto.

A esas horas de la mañana es difícil contar cuántos son los barcos que se alinean frente al puerto, por el color rojizo de la luz y la nieblilla que aún cubre parte de la bahía.
Finalmente, al mediodía he tomado una nueva instantánea, panorámica. Ya sólo había 39 barcos, más de la mitad de los cuales se ve en la fotografía.

lunes, 6 de julio de 2009

Topless en Argel

Hace unas horas ha fallecido en Argel la madre del presidente del país, Abdelasís Buteflika. La difunta tenía 90 años de edad.

Debido al oscurantismo argelino, no se ha sabido casi nada hasta el último momento. El sabado se suspendió a última hora el discurso que Buteflika debía pronunciar a los militares en la víspera de la fiesta nacional, porque le avisaron del empeoramiento del estado de salud de su madre. El asunto no suscitó demasiado interés, porque la noticia había sido el ascenso al grado de general de una mujer, la coronel responsable del hospital militar. Aún así, cuando se filtró que un familiar del Presidente estaba muy grave, se intentó disimularlo con una mentira más gorda: que uno de sus hermanos estaba agonizando en un hospital suizo.

Ayer domingo el presidente estuvo de nuevo ausente de las ceremonias oficiales, pero todo quedó tapado por un hecho divertido: se está celebrando el festival panafricano y tuvo lugar por las calles de la ciudad un desfiles de danzas autóctonas de diferentes países. Los ropajes de las danzadoras dejan ver mucha más carne de la que los argelinos acostumbran a contemplar por las calles. O incluso por las playas, en algún caso. Y ciertos vestidos de plumas, telas y piedras engarzadas muestran entre sus rendijas parte de la anatomía. Con todo eso, el comentario general en la ciudad es haber visto bailarinas negras mostrando sus pechos al aire. Y como nadie se atreve a decir que él no lo vió, parece que todo Argel estaba en ese momento en el lugar adecuado. Incluso un periódico como El Watan dedica su primera página a una fotografía de las bailarinas mostrando sus senos. Curioso contraste con el periódico del régimen, El Moudjahid, en el que todas las mujeres que aparecen actuando lo hacen con la cabeza cubierta. Y, por supuesto, fotos de la presencia del presidente en todos los actos.

El chivato

Lo puse fácil en mi post del pasado sábado, para que se pudiera adivinar adónde había ido de vacaciones. Bastaba con escribir en Google "volando volando" para que ofreciera la opción correcta: la letra de la canción Vuelo 502. Y el destino, Mallorca.

Claro que si ahora se hace de nuevo la búsqueda en Google, lo que sale es este blog, una señal inequívoca de que lo lee más gente de la que me gustaría.

Voy a abstraerme de esta última evidencia para confesar un pecadillo.

Spanair ha puesto este verano dos vuelos semanales de línea regular que enlazan Argel y Palma de Mallorca. El verano pasado ya existía la conexión, pero con formato charter, de modo que no se aseguraba el vuelo si no había suficiente número de pasajeros. Ahora por fin lo hacen, aunque pienso que podrían mejorarlo el resto del año ofreciendo mas destinos peninsulares vía Palma. Pero, en fin, ellos sabrán lo que hacen.

Ayer por al noche regresé a Argel. Dejé en el aeropuerto a dos antiguos compañeros que trabajaron en Argel y ahora lo hacen por esas tierras de las Baleares, María José y Mariano. Facturé mis mochila para que no volvieran a quitarme las aceitunas rellenas en el control de equipajes de mano y acudí hacia la puerta de embarque. Supuestamente existe un control de pasaportes antes de acceder a la terminal de vuelos externos al espacio Schengen. Pero eso, supuestamente. En el control de policía no había nadie y todo el mundo pasaba como si fuera la "Casa de Tócame Roque", esa de la calle madrileña de Barquillo que se popularizó en un sainete por el desgobierno en el que en ella se vivía.

Acudí a comprar unas botellas de alcohol en la tienda libre de impuestos, pero la dependienta, que hablaba castellano con un fuerte acento ruso, se negó a venderme una segunda botella de alcohol por viajar fuera de la Unión Europa, aunque me insistía en que si compraba un único cartón de tabaco me saldría muy barato. No hubo forma de convencerle de su error, pese al apoyo de otro cliente que le decía lo mismo que yo, que puedo introducir las dos botellas de alcohol en Argelia. Además, en todo caso seria mi problema si me las tengo que beber en al misma aduana.

Llegué así a la puerta de embarque y pregunté si existía algún retraso y les dije que hasta allí no había existido control alguno de policía. Me dijeron que eso mismo les había dicho otro pasajero que quería sellar al salida. Y les advertí que si alguien viajaba sin visado no podría entrar en Argelia y la responsabilidad económica sería para Spanair. Lo que hicieron fue llamar por teléfono a sus superiores y cuando empezó el embarque estuvieron las empleadas controlando que todos los viajeros contaran con visado en regla. Aquello, evidentemente, no era normal. Empezaron a encontrarse con permisos de residencia en Argelia prorrogados, con argelinos que necesitaban sello de salida para no agotar la estancia, con ciudadanos de terceros países,... Son asuntos de los que entiende la policía, no el personal de tierra de una compañía aérea. Además, puede darse el caso de que alguien lleve documentación falsificada, por ejemplo, lo que supone un error grave de seguridad ara un vuelo que además tiene como destino un lugar tan sensible a estos temas como Argel. Así que nueva llamada telefónica y embarque suspendido.

Al cabo de un rato llegó un policía, que primero acudió a controlar la situación de los pasajeros que ya habían accedido al autocar que les iba a trasladar de la puerta de embarque al avión. Y después improvisó un puesto de control de policía en la misma puerta de embarque. Total, una hora de retraso.

Durante ese tiempo yo me mantuve sentado en una silla y solucionado algún sudoku para que no se llegara a suponer que yo me había chivado de la situación y había provocado el retraso. Y pensaba que lo había logrado hasta que me puse en cola y llegó mi turno de comprobación de pasaporte y tarjeta de embarque. La azafata, muy simpática, me dijo:

- Muchas gracias por avisarnos. Ya ve que hemos hecho lo que nos ha dicho.

Creo que sólo lo oyó el pasajero que venía a continuación de mí, porque no tuve durante el viaje la sensación de intento de linchamiento, pese a que el comandante de la aeronave lo intentó, porque en dos ocasiones nos recordó, en castellano, inglés y francés, que el retraso se debía a un problema de control de la policía.

domingo, 5 de julio de 2009

En la playa

Me sucedió el pasado 24 de junio. No lo he contado hasta ahora en el blog para darle un tiempo a la otra persona que fue protagonista de los hechos. Pero ahora que está fuera y que verá con más distancia lo ocurrido, no le afectará si lo lee. Que lo hará, pero me imagino que no inmediatamente.

Aunque era miércoles, se trataba de una jornada no laborable en el calendario de la administración pública española. De alguna forma resulta el equivalente a lo que en las empresas privadas es la fiesta patronal, puesto que se celebra la onomástica del patrón, el Jefe del Estado. Dejando al margen cuestiones tanto de carácter político o ideológico (la fiesta patronal) como de idoneidad del santo patrón (a falta de san acaba-de-salir-cinco-minutos en el almanaque), la fiesta es la que es. Y yo tenía día libre. Así que quedé de acuerdo con una chica argelina, estudiante que empezaba a disfrutar de las vacaciones escolares, para que me llevara ese día a una playa que estuviera bien.

Las playas de la provincia de Argel son bastante malas. En general están muy sucias y el grado de contaminación de las aguas es elevado. Casi todas ellas son además playas “juyas”, de jóvenes varones que acuden en cuadrilla a hacer el gamberro y no dejar en paz a las escasas chicas que se atreven a ir a bañarse. Una excepción es la playa de Club de Pins, pero su acceso está reservado a residentes, la mayoría altas autoridades del país que se han auto concedido de manera casi gratuita una vivienda de lujo en esa zona. Quedan otras como Moretti o La Corne d’Or, con el mismo problema de falta de higiene. Hacia el este, en Bumerdés, hay mejores playas, pero es zona de atentados terroristas; así que no quedan muchas opciones.

Me habían hablado de una playa de un gran arenal, abierta y por lo tanto menos contaminada, llamada Chenoua Plage, pasando Tipaza. La quería conocer, así que le propuse a esta estudiante argelina que se viniera conmigo. Para ella también resultaba toda una suerte poder ir a una playa acompañada de alguien que no iba a estar obsesionado con su cuerpo porque luciera un biquini, que se iba a comportar como una persona normal. Son varias las razones por las que a la playa se intenta ir en grupo, una de ellas para evitar lo que cuento más abajo. Pero sólo éramos dos, pese a los intentos de que alguien más nos acompañara, y tampoco íbamos a renunciar a pasar unas bañándonos en el Mediterráneo.

Después de una excursión hasta Cherchell, la antigua ciudad romana de Cesarea que casi ha desaparecido engullida por las construcciones actuales, rodeamos la montaña de Chenoua hasta llega a la playa. Efectivamente, se trataba de un gran arenal, mucho más limpio de lo habitual pero sin alcanzar los parámetros de lo que en España sería una playa aceptablemente para el baño. Así, pese a presentar una superficie de la arena relativamente aceptable, al escarbar aparecían todo tipo de restos dejados por los guarros de días, meses y años anteriores. La solución, como siempre, es no hacer ese tipo de cosas, dejar la arena como está y disfrutar de una playa de tipo familiar, con gente normal. Que ya es mucho en Argelia.

Lo pasamos muy bien, más tiempo en el agua que en la arena. No había mucha gente y el lugar resultaba espacioso, quitando la zona de un grupo numeroso de menores, de un campamento de verano instalado en la zona de la playa. Todo iba fenomenal hasta que salimos de nuestro último baño.

Al llegar a donde habíamos dejado las toallas, mi acompañante se dio cuenta de que faltaba su bolso, se lo habían robado. En ese momento nos sentimos como verdaderos idiotas, porque desde el agua habíamos observado a cuatro o cinco chicos jóvenes que se mantuvieron un rato junto a nuestras cosas, a un metro escaso. Yo estuve a punto de salir del agua, pero parecían estar hablando simplemente entre ellos y en ningún momento sentí que se acercaran a coger nada. Además, mi mochila resultaba lo suficientemente vistosa para que desde el agua pudiera vigilarla. Posteriormente vi a otro joven allí parado y con una riñonera negra al hombro, que ahora sé que era la de mi pobre amiga.

El robo de todas sus cosas implicaba quedarse sin documentación, sin cámara de fotos, sin móvil, sin ropa. En ese momento funcionó la solidaridad argelina y frente a la perspectiva de regresar a Argel en biquini hubo una vecina de toalla que se quitó su vestido y se lo dio a mi amiga para que pudiera volver a casa vestida.

La historia tiene una segunda parte, la de la presentación de la denuncia. Pero la dejo para otro momento.

Es una pena que haya gente capaz de estropearte de esta forma un estupendo día de playa.

sábado, 4 de julio de 2009

Volando, volando.

Mañana es la fiesta nacional de Argelia. Se conmemora la independencia del país, que data del año 1962.

Este año han colocado un cartel luminoso gigante en el Hotel Aurassi, que va indicando los dias que faltan para este domingo 5 de julio. Empezó con un "J-8" el domingo pasado (la J es por "jour", día en francés), aunque no han estado muy brillantes con el diseño y lo que se ve es un extraño juego de guiones medios y bajos difíciles de interpeter como signo menos. Así, el jueves lucía un "-j_3-".

Como en un día festivo son muy pocas las cosas que se pueden hacer en Argelia y lo que más motiva es cambiar de aires, he hecho la maleta para pasar el fin de semana fuera, bien lejos. Los nostálgicos de la canción española adivinarán mi destino con sólo leer el título del post.

Así se ve Argel desde el aire cuando uno se va...
Y felicidades a todos los argelinos en su fiesta nacional.