De vez en cuando recibo mensajes que me preguntan cómo estoy de salud, si ya se solucionaron asuntos como las clases de árabe, la línea ADSL o el ascensor de mi finca, si mi estado anímico se ha recuperado, si he conseguido adelgazar, si todo va bien.
La verdad es que a la mayoría no le respondo o lo hago de forma concisa. Ya lo expliqué aquí: no puedo mantener un blog y a la vez correspondencia con los lectores. Así que voy a tratar de responder de manera general.
Casi todos los que me preguntan no conocen Argelia, porque de hacerlo no tendrían ninguna duda sobre si he conseguido encontrar un sitio en el que enseñen árabe respetando los horarios, sin que cada día suceda un hecho diferente que justifica la anulación de la clase. También sabrían que son muchos los ascensores que se pasan años estropeados, mientras que el mío sólo lleva seis meses. O que para que me arreglen la línea ADSL debería pelearme con todos los empleados de Correos y no estoy por la labor. Que no he podido cambiar de mujer de la limpieza porque no he encontrado otra, pese a alguna que otra promesa.
Mi estado de salud va peor. No sé en qué quedará esto, pero tiene muy mala pinta. Llevo semanas arrastrándome y algunos días me superan. He llegado a pasar más de 24 horas seguidas en la cama, con miedo a levantarme, excepto para comer, porque desde que renuncié hace unos tres meses a continuar con el régimen lo único que he conseguido es engordar. El efecto es que la ropa no me cabe. Comprarme prendas nuevas exige un esfuerzo psicológico que no estoy en condiciones de hacer, porque implica decidir qué me sienta bien y qué me sienta mal cuando todo me da igual. Así que en ocasiones voy haciendo el ridículo con varias tallas menos de las que deberá usar. Para muestra, esta foto de Tipaza, que prueba que tampoco he recuperado el sentido del ridiculo.
De los pocos que me complicaron la vida hace ya algún tiempo no quiero saber demasiado, aunque el mundo es demasiado pequeño para no encontrarse, siquiera por casualidad. Tengo la conciencia muy tranquila de haberme entregado al máximo y ayudado a quien lo necesitaba. Si luego la respuesta fue la ingratitud, lo que tengo que hacer es procurar que curen mis heridas y seguir el camino.
jueves, 9 de julio de 2009
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1 comentario:
Querido compañero de continente:
He estado ausente creo que un par de meses y me ha parecido un par de años. Estoy muy liada con el tema de mi boda y todo lo que conlleva la reforma de una casa.
No obstante, hoy he querido sacar un poco de tiempo para leerte de nuevo y darme cuenta de que no pertenecemos a mundos tan distintos.
Sí que es cierto que Marruecos es más flexible o permisivo con respecto a temas religiosos. También es verdad que Marruecos está mucho más desarrollado que Argelia. No se pueden negar hechos tan evidentes.
Pero estos hermanos peleados desde hace ya un siglo (o medio, lo mismo da) son muy parecidos y comparten más cosas de las que están dispuestos a reconocer.
Sobre todo, la ambigüedad de su policía corrupta, la inseguridad ciudadana por la cual es mejor acudir paradójicamente a los ciudadanos que a las fuerzas que se supone que han de protegerte, la suciedad, la falta de higiene, la doble moral, la ley del embudo (para mí lo ancho y para ti lo estrecho), lo que surge como propio de las sociedades musulmanas de origen magrebí, la incomprensión de las libertades que nos tomamos los extranjeros o inmigrantes (¡jajaja!), la no aceptación de los derechos humanos básicos y fundamentales, y una miríada de paralelismos que, si has estado en Casablanca, sin duda, conoces.
Una anécdota. He estado tres meses para dar de baja el ADSL porque se rompió la clavija del teléfono y no podía conectar el router, con lo cual, he pagado 9 meses por un servicio que no he recibido: 6 esperando que viniera el trabajador de Maroc Telecom y 3 para darme de baja definitivamente. Que, la verdad, no es nada comparado con lo tuyo.
Otra. Vinieron a arreglarme la llave de paso del agua, porque me la habían "cortado por error". Después de una semana sin agua corriente, viene el listo del trabajador cobrando como si la frontera estuviera en Tetuán y no en Bab Sebta, le pago 30€ por cambiarme la puñetera llave de paso (es lo que me pidió, yo le habría dado 5), y 10€ más por la nueva llave de paso (otro timo que ahora os descubro). Total, la gracia me salió 43€, ¿por qué? Porque la llave que me trajo estaba pasada de rosca y tuve que comprar otra por mi cuenta que me costó 3€.
¿Resultado? Por donde pueden, te timan. Y ya no es sólo una forma de vida con el extranjero, sino con el vecino. Y por ello, no avanzan, porque es esa envidia al prójimo la que les corroe. No soportan ver a su vecino avanzar y mejorar, así, nunca sus gobiernos hacen nada bueno por ellos...
PD: Doble moral denotada en tu prosa. No soportan que tú como extranjero "toques" a una musulmana, pero sí que pueden ver a las africanas paseando semi desnudas por la ciudad. Lo ancho para mí y lo estrecho para ti. No comments.
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