jueves, 22 de enero de 2009

Malisch!

Sé que si no dejo este post voy a recibir mensajes preguntándome cómo es que no he escrito nada. De hecho, ya he recibido dos en mi correo y curiosamente de una persona que me resultaba desconocida y otra de la que yo no conocía su faceta de lector del blog.

En fin, que mejor me explico.

Desde hace ya unos cuantos días no he escrito nada más que tres textos. El resto de lo publicado era anterior. No me apetece ponerme a contar cosas, me falta motivación. He comenzado algo así como media docena de comentarios diferentes y los tengo todos a medias, en el ordenador de casa. Cuando llevo un rato escribiendo siento la necesidad de ponerme a otra cosa, de intentar arreglar la conexión a Internet (porque el ADSL sigue sin funcionar), o a leer la prensa atrasada que me queda aún pendiente. No consigo centrarme.

Y en esas sigo. Pero que no pasa nada grave.

miércoles, 21 de enero de 2009

Venir en familia

No sé si estoy repitiendo un post ya colgado antes. Creo que no, que se me quedó en el ordenador y ahora, en Navidades, es buen momento para utilizarlo. En fin, voy con ello.

Uno de los temas recurrentes en los correos que recibo de lectores del blog es el del profesional al que le ofrecen un puesto de trabajo en Argelia y está dudando si aceptarlo o no. En ocasiones me preguntan en abstracto, con muy pocos datos adicionales, qué decisión tomaría yo, sin darse cuenta que la decisión depende más de los factores personales que de los generales de este destino llamado Argelia.

Como siempre trato de responder a las preguntas que no son exageradamente generales, me meto con excesiva frecuencia en camisas de once varas y filosofo sobre inquietudes personales y profesionales, posibilidades salariales (porque lo de “me ofrecen cinco mil al mes, ¿está ajustado a ese mercado?" también existe), alternativas de ocio, viajes a casa y riesgos familiares.

En este último capítulo, el familiar, sigo pensando que para una persona relativamente joven y con familia es mejor no aceptar el puesto si no pueden venir los dos. De la misma forma que la estancia en Argelia se le hace bastante dura a quienes se alejan de los suyos para trabajar y sólo se pueden comunicar por teléfono o Internet, la tensión de la vida cotidiana argelina encuentra su sosiego dentro de la familia y se suele llevar bastante bien la estancia cuando se cuenta con un hogar que haga las veces de tal.

Personalmente me reafirmo en mi planteamiento personal de que si estuviera casado no vendría a Argelia si mi familia no puede estar conmigo. Lo tengo clarísimo.

martes, 20 de enero de 2009

Armas químicas

Un amigo me ha enviado la información adelantada ayer lunes por el Washington Post y que se publica en su edición de hoy martes, 20 de enero.

http://www.washingtontimes.com/news/2009/jan/19/al-qaeda-bungles-arms-experiment/

Desconozco si es verdad y hasta qué punto de serlo supone una amenaza más o menos inminente para quienes vivimos cerca. Si un accidente de este tipo mata a 40 personas, ¿hasta qué punto puede propagar una enfermedad en la región?

La prensa local sí se ha hecho eco de lo que llaman peste negra. Pero toman la información de The Sun, refiriéndose a que este brote de peste bubónica puede deberse a contagio de ratas a través de los mosquitos, nunca a experimentos con armas químicas, como ahora indican los servicios secretos norteamericanos.

lunes, 19 de enero de 2009

On a diet

He vuelto a hacer régimen para adelgazar.

Quienes me conocen y me siguen hace tiempo saben que hace casi dos años empecé a perder peso. En una primera fase, durísima, logré dejarme 19 kilos. Fue justo antes de venir a trabajar a Argel. Luego, en noviembre de 2007, encontré motivación para seguir acerándome a mi peso ideal en la competición con una compñaera de trabajo, que lo hizo por amistad. Cuando esa amistad se demostró falsa, en un episodio que prefiero no recordar, obtuve el apoyo de mi buen amigo Jon, que necesitaba perder peso tanto como yo. Así bajé hasta los 74 kilos en un momento determinado.

Desde el mes de mayo del año pasado he ido dando tumbos y no contaba con la fortaleza mental necesaria para someterse a una dieta, de modo que decidí olvidarme de mi balanza y no limitar ni mis dosis de comida ni su variedad. Me pesé alguna que otra vez, para constatar que estaba por encima de los 80 kilos.

A la vuelta de las vacacioens de Navidad comprobé que buea parte de mi vestuario se me había quedado estrecho. Entonces decidí controlarme un poco, aunque sin someterme a una dieta. Eso lo dejaba para el fin del período de vacaciones.

Y ya ha llegado. Este sábado me pesé en la farmacia de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. ¿Veredicto? 83,5 kilos. A partir de ahí, tengo que perder el peso que me sobra.

He decidido colocar el listón muy alto, altísimo. O más bien debería decir que bajísimo, porque mi objetivo final es llegar a pesar 69 kilos a finales de año. De forma intermedia, en lo que queda de enero debo bajar hasta los 81 y a partir de ahí perder medio kilo cada semana, hasta los 75 al comienzo de la primavera. Luego, ya, intentaré bajar a razón de un kilo por mes.

Como para estas cosas siempre necesito motivación extra, aliados, decidí publicarlo en el blog. Y he tenido la suerte de que otros dos amigos se decidan a hacer caso al médico y empiecen su régimen en estos días. Como él lo publicará en su blog (http://www.niretzat.com), haré alguna que otra referencia periódica.

domingo, 18 de enero de 2009

A cuenta de las cucarachas

Varias de las notas que he dejado últimamente han dado más juego del habitual. Como he estado ausente apenas he podido durante unos días leer los comentarios que me iban dejando, pero sin contestar. A ello he dedicado las últimas horas y he plagado de comentarios míos las notas de los últimos días.

Hay uno, sobre los insecticidas, cuya repercusión me ha sorprendido y creo que merece un tratamiento diferente. Prometía contar hoy mi anécdota con las cucarachas en lo que yo denominaba "mi primera vez". Aclaro para los amantes de relatos eróticos que me refiero a la primera vez que vine a Argelia.

Corría el año 1993. Aquel 16 de abril mis padres me acompañaron al aeropuerto de Sondika en Bilbao, donde embarqué para Barcelona. Después debería tomar otros dos aviones, uno a Argel y otro a Annaba, el destino final de mi trabajo en Argelia. Mis maletas iban facturadas hasta destino final y nadie me dijo que eso no funciona en Argelia, que todas las maletas salen por la cinta de equipajes del aeropuerto internacional yque el pasajero debe llevarlas consigo hasta el nacional.

No recuerdo gran cosa de mi viaje a Barcelona, nos dijeron que sobrevolábamos Pamplona y Zaragoza, pero yo no fui capaz de distinguir entre las nubes ninguna de las dos ciudades.

Tras siete largas horas de escala en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, embarqué con Air Algerie en el vuelo que por primera vez en mi vida me llevaba a Argel. Yo había seleccionado, como hago siempre, asiento de pasillo. A mi lado viajaba sentado un señor de unos cincuenta y muchos años, leyendo un periódico en francés. Cuando llegó el momento de la comida (Air Algérie sigue sirviendo comidas en sus vuelos, dicho sea de paso) le ayudé con su bandeja e iniciamos una conversación. Era un ciudadano francés que había participado unos meses en la guerra de independencia del país como soldado francés, durante su servicio militar. No tenía especial cariño a los argelinos, algo que a mí resultó chocante, porque su sustento económico dependía de esa gente que despreciaba.

Cuando le conté a mi compañero de viaje que mi destino final era Annaba me advirtió de que se trataba de un nido de cucarachas infesto. Me contó que en una ocasión estaba en una habitación de hotel y le sorprendió que el papel pintado estuviese decorado de manera abstracta. Pero al cabo de un rato sintió que la decoración parecía moverse. Era, según me explicó, una pared completa llena de cucarachas.

En mis primeros días en Annaba vivía con verdadero pánico la posibilidad de tener que enfrentarme una noche a una invasión de centenares de cucarachas. Pero no ocurrió jamás, afortunadamente. No obstante, sí tuve que hacer frente a un episodio muy desagradable que ya conté aquí. Llegué a hacer las maletas para volverme a mi casa. Supongo que de no haber mediado la mediación de Alberto, un compañero de trabajo de aquellos años, que me convenció para mudarme a su piso, mi aventura argelino habría terminado alí.

No soporto convivir con insectos. Es lo que peor llevo cada vez que tiro de tienda de campaña y saco de dormir. Respeto la opinión de los demás, pero yo simplemente pongo los medios para que cada uno se mantenga en su espacio.

Hoy no inserto ninguna fotografía, para alivio de una compañera y amiga.

sábado, 17 de enero de 2009

Restos de cordero

Hace ya más de un mes del Aid, de la fiesta del cordero. Y, sin embargo, en la escalera de mi casa se mantienen unas manchas ya negruzcas de sangre de cordero, de alguien que tras el sacrificio se lo trajo abierto en canal a carne.

No es una reliquia, no existe el cordero pascual para los musulmanes; se trata simplemente de dejadez. Porque tenemos una persona contratada que limpia la escalera…

viernes, 16 de enero de 2009

Insecticidas JAD

El sentido de la higiene ha mejorado mucho en Argelia. Yo recuerdo ahora a mi vecino de Annaba en 1993 moviendo las cucarachas de su habitación para pasarme el manual de instrucciones de un electrodoméstico y creo que esa estampa es ahora impensable. En Argel, además, existe una conciencia social de la importancia d ela higiene para evitar enfermedades y la propia administración pública fumiga las calles en verano. El servicio de recogida de basuras también ha mejorado enormemente y no es Argel mucho más sucio que Casablanca o El Cairo, por poner dos ejemplos.

Lo que sigue habiendo es cucarachas, las típicas de unos cuatro centímetros de longitud. Y en el interior del país la presencia de las moscas resulta insoportable.

La pregunta de mis amigos suele ser si yo tengo cucarachas o bichos en casa. Suelo responder que no se atreven. El bicho que entra vivo sale muerto. Cuando estaba haciendo la mudanza me encontré una araña en mi dormitorio y la maté en presencia de mi propietario y del persianero. Mi propietario me dijo que debería haberla sacado de casa, no matarla, porque la araña tiene otorgada una respetabilidad en el Islam. Yo me encogí de hombros y le respondí, más o menos:
- Lo siento, la próxima araña que se vaya a la mezquita para que la cuiden; pero que no entre en mi casa que aquí las mato.

Los primeros días de llegar a mi casa apareció alguna que otra araña, varios mosquitos y otros bichos de más o menos misma calaña. Sin embargo, resultó efímero, en una semana desparecieron. ¿Dónde está el secreto? Hay que encontrarlo en la fotografía de las baldas del retrete de mi casa:

Es un armario a la argelina, que me encontré ya hecho y que me presta buen servicio. Una fotografía más cercana de la balda inferior muestra el arsenal con el que gano cada batalla.

No están incluidos un par de botes de insecticida de tamaño familiar. Se trata de productos que aplico de modo preventivo, sin esperar a que haya insectos en mi casa. Un par de veces por semana me paseo por la totalidad de esquinas de mi casa para rociarla de insecticida y acabar con los insectos rastreros. Y casi todos los días pulverizo cada una de las habitaciones para que desaparezcan los insectos voladores.

Pero no es mi único arsenal. En la balda superior guardo más, como podía verse en la primera fotografía y que ahora también amplío.

La mayoría de la gente en Argelia no emplea excesivamente los insecticidas más que cuando ya tienen el insecto metido en casa. Y existe además un espíritu de fatalidad en todo ello. La creencia popular es que los insectos locales, especialmente las cucarachas, son extraordinariamente resistentes a cualquier tratamiento. Un segundo comentario es que cuando hay insectos en casa es que suben desde otro piso o desde la calle, que la culpa es de otro. Y la respuesta en ambos casos es que no merece la pena hacer nada. Pero ambas afirmaciones son falsas, como me ha demostrado la experiencia.

jueves, 15 de enero de 2009

Alger la nuit

Cuando estuve hace unos meses en Nueva York decían que es una ciudad que nunca duerme, siempre hay gente por la calle. Pero no es el caso de Argel. Siendo una ciudad casi del tamaño de Madrid, la vida nocturna es prácticamente inexistente. La mayoría de las noches no hay adónde ir después de las ocho, salvo algún restaurante. Y más tarde las calles quedan completamente vacías.

He realizado un safari fotográfico nocturno. Lo primero que quería era mostrar dónde se esconde a esas horas los argelinos que no están en casa. Y lo más difícil fue colarme en las obras del metro. No voy a contar cómo lo hice. Simplemente muestro dos fotografías, en la primera de las cuales se ve a un trabajador. Son de mala calidad, pero si acceder fue difícil, pararme a tomar fotos era ya imposible.

Más fácil resultó inmortalizar el lugar más común de ocio nocturno, un cibercafé.
En la principal arteria comercial del centro de Argel, Didouche Mourad, siempre me llama la atención lo bien recortados que están los árboles. Tomé una instantánea sin gente que de otro modo resulta imposible.
Pero como no todo es tan bonito y presentable, me faltaba una instantánea de la suciedad de las calles de Argel.
Y así recogí mi cámara y me fui a dormir a casa.

miércoles, 14 de enero de 2009

C'est fini

Lo sabía. Un trece y martes es sinónimo de mala suerte. Hacía exactamente un año que alguien a quien tenía y quería como amiga me dijo que no lo sería. Y tenía que suceder algo.

No soy supersticioso. Un martes es casi igual que cualquier otro día de la semana, salvo en los Ministerios argelinos que lo tienen establecido como "día de recepción", del que podré hablar en otro momento. Además, el día de mala suerte es en Argelia el trece y viernes.

Y sin embargo, sucedió. Como me suele ocurrir en tantas cosas, no soy muy bien cómo, aunque estaba convencido de que sucedería. Leo que un amigo, Farid, me escribe un comentario en mi post sobre los regalos de Reyes para explicar el camino que ha recorrido últimamente para recuperar la ilusión. A mí me toca iniciarlo ahora. Yo he puesto todo el amor del que he sido capaz y no ha bastado. El fallo está en mí y necesito tiempo para asumir mis errores, aumque la vida no tiene marcha atrás.

Tenía otro comentario guardado para este miércoles, pero tendrá que esperar. Escribo siempre con el corazón y hoy está roto.

martes, 13 de enero de 2009

Bares de Argel

Para la mayoría de los que nunca han puesto un pie en Argelia, el alcohol será algo prohibido, perseguido por las autoridades y resultará imposible encontrar un bar que sirva vinos o cervezas. Esa imagen, como tantas otras preconcebidas que se tienen sobre Argelia, está bastante alejada de la realidad.

En Argel existen durante el día bastantes lugares para el consumo de alcohol, pero en general son tabernas a las que sólo acuden hombres a consumir cantidades industriales de cerveza. Un botellín de cerveza viene a costar un euro, aproximadamente. Fuera de eso, suelen tener alguna botella de whisky, Pastis (una bebida marsellesa) y alguna bebida no alcohólica. Raro es el que cuenta con alguna cosa para comer, más allá de cacahuetes o aceitunas. La mayor exquisitez que he logrado encontrar ha sido un bar de éstos en el que algunos días preparan sardinas picantes.

La cultura del bar no es la misma que en España. Mientras que en España mucha gente piensa en abrir un bar cuando se queda en el paro o cobra una importante indemnización por despido, los argelinos piensan en abrir una pizzería. Existen muchas cafeterías en las que no se sirven bebidas alcohólicas. Fuera de la capital, las más elegantes, que denominan salones de té, suelen contar con una zona que llaman familiar a la que puedan entrar las mujeres y sus acompañantes varones. En Argel existen ya bastantes cafés que no requieren de esta separación para ser conocidos como lugares de ligue juvenil.

Ahora que vivo en el centro de Argel dispongo de muchísimos bares a mi alrededor. El otro día quise realizar un recuento y me busqué la disculpa de que quería tomar una cerveza española para ir de bar en bar. Perdí la cuenta cuando ya llevaba más de una veintena. Y únicamente en dos de ellos había alguna mujer entre la clientela.

Lo de tomarse un vino en el bar no se estila en Argelia. El que pide una botella, donde las hay, es para bebérsela entera, no para su venta por vasos. La única excepción que conozco a esta norma son los lugares que cuentan con restaurante y que suelen aceptar servir media botella. De todas formas, los vinos son casi siempre locales, quitando los mejores restaurantes

Cuando se busca una mayor calidad o variedad hay que recurrir a locales relacionados con el ocio nocturno, que son los bares de los grandes hoteles o los tres únicos sitios de copas que personalmente conozco, siempre en manos de mafiosos locales que actúan la borde de la ley y que tienen que abrir o cerrar por temporadas de acuerdo con la voluntad política del momento.

lunes, 12 de enero de 2009

El Ocho continúa

Una de las novedades editoriales de las pasadas Navidades ha sido el libro El Fuego, de Katherine Neville. Se trata de la segunda parte, la continuación, de su novela El Ocho.

Para quien no la haya leído, se trata de la historia de un juego de ajedrez desde el estallido de la Revolución Francesa, en el año 1789 hasta la actualidad, en una trama que empieza en Francia y finaliza en Argel. El argumento hace muchos guiños a la historia, con la presencia de muchos personales famosos, como Voltaire, Napoleón o Catalina la Grande. Recomiendo la lectura de El Ocho a quienes hayan viajado a Argel. Les gustará y reconocerán lugares que no están perfectamente descritos, porque la autora juega con los emplazamientos y las circunstancias en pro de la efectividad de la historia. Se trata además de Argel hace treinta años, aunque se reconocen lugares como Raïs Hamidou, Hotel El Djazair, Jardin d’Essaies o Club de Pins.

He estado hojeando un poco la continuación y no me he decidido a leerla. Creo que se fuerza un poco el argumento para dar cabida a una segunda parte y se convierte un poco más en una novela de espías con presencia esotérica.

domingo, 11 de enero de 2009

El plano de mi casa

He conseguido hacer un plano de dónde está situada mi casa. Para el común de los mortales mi hazaña no tiene mérito alguno, pero las bellas artes y yo dejamos de hablarnos cuando yo aún dormía en una cuna. Eso de presentarse en casa con calificación de sobresaliente en las asignaturas que todos consideran difíciles y sendos suspensos en dibujo y lo que se llamaba "pretecnología", que eran manualidades, forma parte de mi oscuro pasado.

Por eso, estoy orgulloso del plano; porque me lo he trabajado yo solo. Primero conseguí localizar un mapa de mi zona. Fue en una parada de autobuses. Tomé varias instantáneas hasta que en una la luz del flash no se reflejaba en el cristal que protegía el plano. Luego, en casa recorté el mapa con un programa informático y reduje la calidad para que ocupara menos espacio.

Hasta ahí todo fácil, ¿verdad? ¡Y un jamón! (con perdón, que es pecado en Argelia). Apenas sé manejar mi cámara de fotos y menos aún recortar fotos, aunque estoy aprendiendo rapido.

Lo siguiente fue localizar exactamente mi casa y pintar los caminos que llevan a ella. Pego aquí el mapa y más abajo lo explico.
Después, con un programa marqué la posición de mi casa con un cuadrado rojo y marqué en amarillo el camino a pie que va desde la Plaza Audin hasta ella. Para que se viera mejor, acabé poniendo un fondo blanco al tramo final, el de escaleras. Y dos círculos amarillos a la propia Plaza Audin y al edificio de la Media Luna Roja argelina, donde se inician los 178 escalones.

Ahora ya podré invitar a gente a ir a mi casa sin necesidad de ir yo a buscarles a la suya. De todas formas, el acceso más razonable para acudir en vehículo es por Boulevard Krim Belkacem, comúnmente llamado Telemly, pero no me he atrevido a complicar mi obra: el que quiera venir a verme, que acierte sin plano o que suba escaleras.

sábado, 10 de enero de 2009

Il neige à Madrid

Si lo que no me pase a mí...

Tengo vacaciones pendientes de disfrutar del año 2008 y me obligan a agotarlas en estos días. Total, que me vengo a Madrid para de ahí salir hacia París. Yo, todo feliz, había barajado incluso la posibilidad de pasar estos días en Jaca. "No, que hará mucho frío", me dije finalmente.

Como aperitivo recibo la advertencia de que se han alcanzado los diez grados bajo cero en París. Luego, en el aeropuerto de Argel me encuentro con mucha gente que quiere volar a Marsella y tiene problemas para hacerlo porque el aeropuerto ha tenido que ser cerrado ya la víspera por la nieve y el hielo. Los viajeros reclaman que el vuelo se realice a Niza, que dispone de sistemas de aterrizaje en malas condiciones, pero el personal de Air Algérie les explica una y otra vez que eso es algo que no pueden hacer si el aeropuerto ha sido cerrado ya antes de despegar.

En Madrid me pilla la mayor nevada de los últimos quince años, según me cuentan. Y el aeropuerto de Barajas, por cierto, que van y lo cierran.

Una amiga, Gloria, me ha enviado unas fotos tomadas este viernes en su casa de Gaztambide, en Madrid. Yo he tomado otras, pero no tengo conmigo el cable de conexión al ordenador, de modo que tomo las suyas prestadas.
La verdad es que mucha gente está acostumbrada a nieve en mayores cantidades; no era para tanto, es verdad. Toda la vida he tenido la sensación, que muchos compartirán, de que cuando algo ocurre en Madrid parece ser la noticia internacional y eso mismo en cualquier otro lugar de España carece de importancia. Es parte de un centralismo asfixiante que ha hecho que el mapa autonómico resulte insuficiente y crezca el centrifuguismo político. El año pasado subi con Mariano a Chrea (se pueden ver las fotos en archivo) y aquello sí que era nieve de verdad. Así que estoy ya preparado para cinco días muerto de frío en París, donde con permiso de Isabel creo que optaré por quitarle el puesto de trabajo en Eurodisney al Pato Donald y vestirme yo con su disfraz. Eso, o pasar muchas horas en el hotel, que por lo menos es céntrico.

viernes, 9 de enero de 2009

¿Dónde está el baño?

Hace unos días quería insertar un par de comentarios “en modo futuro”, de esos que programo un día para que aparecen más tarde, cuando yo lo decida. Me puse delante del ordenador… y no salía nada. Es la misma sensación que cuando tienes que escribirle una carta a alguien y no sabes cómo comenzar, aunque eres sabedor de que en cuanto seas capaz de completar dos líneas en el monitor del ordenador saldrá ya todo seguido.

Una amiga que estaba conmigo se ofreció a contarme su anécdota de cuando hace unos meses fue a Argelia invitada por una amiga común, para que la reflejara en el blog (pero no me nombres, ¿eh?, fue su condición). Era una variante de la típica anécdota más común de cuantos visitan Argelia, la visita al cuarto de baño.

Decía mi amiga que acudió a un baño y le sorprendió que de la pared surgiera una manguera de agua. Y, con su espíritu curioso, empezó a toquetearlo todo para saber qué era aquel instrumento y qué utilidad podía llegar a dársele. No pudo descifrarlo y preguntó al salir del baño. Allí, lógicamente, le explicaron que se trata de una pequeña manguera de agua que permite que salga un chorro de agua que, correctamente situado a espaldas del usuario, permite que el agua caiga sobre las nalgas, al tiempo que la otra mano, la que no sujeta la manguera, realiza la labor de frotamiento sobre la zona a limpiar. Es toda una mejora sobre el antiguo sistema del cubo de agua, que aún persiste. De hecho, lo más normal es emplear la manguera simplemente para rellenar el cubo. Mi amiga, al oír la explicación, entró corriendo al baño a limpiarse las manos con las que había tocado y retocado la manguera.
Me recordaba a lo que me contó hace años una familia hispano-argelina en relación con el primer viaje a la tierra del esposo con los hijos, aún pequeños. El mayor de los dos, que no tendría más de seis o siete años en aquel momento, fue al baño y salió jugando con una botella partida que se había encontrado dentro, para horror de sus progenitores.

Lo cierto es que es más fácil encontrar papel higiénico en un servicio público argelino que en uno español, donde en caso de haber desaparecido el rollo, harto habitual, no existe siquiera el recurso alternativo de la botella de agua. Y recuerdo ahora mismo tanto el caso de dos personas que tuvieron que recurrir en Argel a la botellita como el mío propio, sin botella, en unas circunstancias kafkianas, que algunos de mis amigos conocen y que no puedo contar aquí.

Lo que sí es verdad es que a cuenta del uso de la botella de agua, así quiero creerlo, es muy habitual encontrarse el cuarto de baño encharcado y sentirse como si se estuviera a la orilla de un río, más que en un baño público.

jueves, 8 de enero de 2009

Nueva capital

Aquellos que se creen casi todo lo que leen en wikipedia me suelen debatir que la capital de Argelia es desde este mismo año una nueva ciudad llamada Algeria. No me ha ocurrido una sola vez, sino varias. Además, me ofrecen datos concretos, como que el diseño de la estructura urbana ha sido obra de Bofill. Y sólo fue después de un tiempo cuando descubrí que mis amigos estaban mal informados porque en wikipedia se hacía mención a ese cambio de capitalidad para el país.

Cualquiera puede insertar información en wikipedia. Si alguna vez hemos hecho la prueba de abrir dos periódicos diferentes y encontrarnos con que la información de contenido político que ofrecen es absolutamente dispar, no nos costará un gran esfuerzo asumir que la información es fácilmente manipulable para responder a criterios diferentes del de difundir la verdad. Y pocos medios hay que se puedan manipular y dirigir con la facilidad de wikipedia.

El proyecto de la nueva capital de Argel, más hacia el interior, no pasa de ser eso: un proyecto, que parte además de un concurso ganado por Bofill. La intención es trasladar hasta allí la administración pública, pero no es algo que pueda llevarse a cabo en pocos años. Se ha empezado a diseñar un conjunto de cinco semicírculos concéntricos de circunvalación alrededor de la ciudad de Argel. Ahora está bastante avanzado el primero y todavía está en fase de concurso el segundo.

Quien más ha apostado por el proyecto es un empresario argelino apellidado Rahim, propietario del Hotel Hilton de Argel, sociedad matriz con la que mantuvo un duro y largo litigio. Es también quien tiene el acuerdo con Carrefour para instalarse en Argelia, pero me cuentan que el acuerdo ha saltado recientemente por los aires y que incluso al único punto de venta que existía bajo la enseña de la multinacional francesa le ha cambiado el nombre y le ha puesto Ardis, que es el nombre de la sociedad que creó en Argelia, filial a su vez de su empresa Arcofina, que debía abrir el primero de 18 supermercados Carrefour en diciembre pasado en un nuevo centro comercial junto al Hotel Hilton que tampoco ha construido. Con esos referentes y algún otro que no comento porque toca a intereses económicos españoles, me temo que lo de la nueva capital no pinta demasiado bien si quien tiene que marcar los tiempos es el mismo personaje.

No sé mucho más del proyecto, la verdad, pero me suena que el nombre de esa futura nueva capital es Algeria Medina.

miércoles, 7 de enero de 2009

Hermosa coincidencia

Estamos asistiendo estos días a una serie de coincidencias entre el calendario islámico y el gregoriano que se salen de lo habitual. Hemos asistido hace unos pocos días al final de año de ambos y al comienzo de un nuevo año con una diferencia de sólo tres días. Como ya expliqué recientemente de qué forma se calculan los meses en el calendario musulmán, no me voy a repetir en la explicación

A cambio voy a contar una historia antigua. Es una de tantas aventuras de una época en la que me sucedió casi de todo. Los que me conocen saben que es real. Y todos descubrirán al final por qué la cuento hoy.

Estuve hace unos años en Irak, llevando a un grupo de turistas españoles. El país tenía cerrado su espacio aéreo y la única forma de llegar a Bagdad era por carretera desde Amman, en Jordania. Mil kilómetros de desierto. Tampoco existía turismo desde la Guerra Irán-Irak y la posterior Guerra del Golfo. Las autoridades habían concedido tres únicas autorizaciones de visado colectivo para tres grupos de Alemania, México y España. Yo acababa de salir de una Argelia en guerra civil escondido dentro de un taxi que me llevó hasta Constantina cruzando controles integristas a la búsqueda de militares y extranjeros. De haber sospechado que detrás de mi barba se ocultaba un ciudadano extranjero, habría acabado degollado en una cuneta, pero pude celebrar aquellas Navidades de 1993 en casa. Luego participé en algún programa de radio contando mi odisea. Quizás por eso una agencia de viajes con la que ya colaboraba pensó en mí como la persona que podía llevar aquel grupo de turistas sin mayores problemas. Acepté encantado y todos los que se habían inscrito por diferentes agencias para realizar el viaje con varios mayoristas españoles fueron finalmente agrupados en la agencia que contaba con alguien que llevaría el grupo: yo.

Era un viaje precioso, pero agotador e incómodo, muy alejado de lo que generalmente desea hacer un turista. De hecho, mis clientes eran en buena parte personas que llevaban muchos años deseando viajar a Mesopotamia y Babilonia con una inquietud intelectual relacionada con su actividad profesional y rebasaban la media de edad de los clientes de otro tipo de viajes. Lo explico con un ejemplo muy claro.

Al entrar en Irak era necesario realizarse una prueba de no padecer anticuerpos del SIDA, de no ser xeropositivo. Dado que para las autoridades iraquíes se trataba de una enfermedad de transmisión sexual, lo que decían pretender era que el virtuoso pueblo iraquí no se contagiara por los hábitos promiscuos de los occidentales. Y también daban por supuesto que a partir de una determinada edad la actividad sexual se reduce, como tras los partidos de fútbol televisados, a recordar las mejores jugadas. Ese límite lo establecían en 55 años para los hombres y 45 años para las mujeres. No haré ningún comentario respecto a esta diferencia de trato. Pero la realidad es que con estos límites de edad sólo tuvimos que sufrir la extracción de sangre cuatro personas.

Quienes me conocen saben de mi aversión a un simple pinchazo. Y fue así. Aunque la extracción no era gratuita, había que pagar 50 dólares y esperaban que dejáramos otros 50 dólares de propina para usar material desechable, yo llegué a ofrecer al médico 200 dólares por evitar la extracción, para que hiciera la prueba con su propia sangre. Cuanto más insistía yo y más histérico me ponía, el médico se iba convenciendo en mayor grado de que estaba ante un caso de xeropositivo que no quería ser descubierto. No recuerdo mucho más, porque me acabó dando una bajada de tensión y las ocho horas siguientes de viaje en autobús me las pasé semiinconsciente, con los viajeros que se turnaban para abanicarme y humedecerme los labios.

Pero regreso a la historia que estaba contando. En un par de semanas recorrimos casi todo el país de Sadam Hussein, desde Mosul y el Kurdistán hasta Basora y la frontera con Irán y Kuwait. Un día fuimos a Kerbala, lugar de peregrinaje en cuya mezquita principal se encuentra el mausoleo del imán Huseín, que fue asesinado junto a buena parte de los Omeyas por los partidarios del sunismo. Estuvimos viendo los alrededores, pero a la mezquita no se podía entrar si no se era musulmán. Finalmente las autoridades policiales nos dejaron acercarnos a negociar con los responsables de la mezquita, aunque bajo la advertencia de que una vez dentro no nos garantizaban ya la seguridad, porque la guerra con Irán estaba muy reciente y muchos chiítas iraquíes apoyaban al régimen de los ayatollahs. Para la policía local, aquel era un lugar de histeria colectiva. Sin embargo, el imán de la mezquita fue muy correcto y explicó que todo eso no era sino la propaganda del gobierno, que podíamos acceder al patio circundante a condición de que las mujeres no mostraran el rostro ni el pelo, que todos guardáramos el debido respeto y que no nos acercáramos a los accesos al mausoleo, donde sólo pueden entrar los musulmanes que acuden puros, porque es el lugar exacto en el que el imán fue decapitado y para los chíitas tiene el valor de ser un lugar santo equivalente a la Kabaa, por ejemplo.

Todos sabemos que alcanzar a disfrutar de lo prohibido genera una subida de adrenalina que no pude sustraerme a experimentar en aquella ocasión. En aquella época yo llevaba barba y físicamente podía pasar por uno más de aquellos fieles que se acercaban como posesos a tratar de tocar las verjas, dejar un donativo y rezar, al tiempo que daban una vuelta alrededor del mausoleo. Algunas mujeres lanzaban incluso gritos desgarradores de dolor, algo que me sorprendió extraordinariamente, porque el finado llevaba ya catorce siglos muerto y era un simple ejercicio de plañideras. Y allí estaba yo, haciendo puro teatro, porque mientras estiraba también el brazo para acercarme al cuerpo no dejaba de mover los ojos en todas las direcciones para observarlo todo. Me comentaron que va gente a autolesionarse, pero yo no vi ningún caso.

Cuando salí, el resto del grupo me preguntó qué es lo que se encontraba en el interior. Al explicárselo, tres de las mujeres decidieron que ellas también tenían que entrar. Y entraron. Yo les seguí aterrado. Nos habían dicho que respetáramos las normas del lugar y a aquellas “hermanas”, que con las túnicas se veían a sí mismas idénticas al resto de mujeres de la mezquita, se les notaba de lejos que no sabían comportarse en sus gestos y andares como las otras iraquíes. En el momento de salir hubo dos personas que las abordaron y me acerqué. Entonces me dijeron que mis hermanas, usaron todo el tiempo esa denominación hacia ellas, eran impuras y habían profanado un lugar santo y que debían establecer un castigo. Se acercó más gente y curiosamente mantuvieron la discusión en inglés. He de decir que el nivel de conocimiento del inglés en Irak era escaso y sólo en esa ocasión y en otra que nos reunimos con la comunidad cristiana de Bagdad las conversaciones se desarrollaron en inglés. Una de las personas que se había acercado preguntó de dónde eran los extranjeros y cuando le dijeron que de España empezó a hablar de Al Andalus y que él había leído sobre los únicos musulmanes de Europa occidental. Siguieron hablando en árabe y después me preguntaron si me sabía el Corán, que recitara algunos fragmentos. Les dije si podía hacerlo en español y me respondió el imán de la mezquita que la palabra redactada por Alá a Mahoma no se traduce, así que me puse todo digno para decirle que actitudes como las suyas eran las que hacían daño a la propagación de la fe en España, porque hay muchas lenguas en el mundo, pero un solo Dios, que lo ha hecho todo, incluyendo las otras lenguas. Yo no sé cómo fui capaz, con mi pobre inglés de andar por casa, de mantener una larga discusión en la que en ningún momento dije que era musulmán pero así lo acabaron creyendo todos.

Unos años después de esta historia que acabo de narrar estuve un día discutiendo de religión en Argelia con un musulmán practicante. Él me achacaba que la fiesta de los Reyes Magos no es religiosa y que también nosotros añadimos a nuestra fe cosas irreales, porque si a los niños les enseñamos el cristianismo con los Reyes Magos, al descubrir lo que se esconde detrás, también descubren que toda nuestra religión está basada en engaños. Yo le expliqué que lo que religiosamente se festeja es la Epifanía, la manifestación de Dios hijo en la Tierra. No sé si me entendió, pero sí me dijo que dentro del mundo islámico existe algo parecido con motivo de la Achura, el décimo día del primer mes del calendario musulmán. Y de la misma forma que tomamos prestados a los Reyes Magos, los chiítas toman la memoria del imán Huseín para algo parecido y los sunitas cambian de costumbres según el país. Me contaba que antiguamente era tradicional comprar pequeños cuencos de barro para llenarlos de agua y dejarlos caer unas personas a los pies de otras, de forma más o menos cariñosa. Y me añadió que la Achura es en la actualidad como el día de Reyes, aunque en distintas épocas del año. Pero este año se equivocó, casi coinciden.

Yo he regalado a los lectores un relato auténtico que seguro que les ha gustado. Feliz Achura y Felices Reyes Magos.

Así fueron mis Reyes Magos

No lo había dicho, pero ayer día 6 pasaron los Reyes Magos por mi casa. El día empezó pronto, porque con la emoción de la espera me desperté temprano. Eso me sirvió para ver amanecer un día gris, plomizo, como muchos de los que llevamos este invierno. Con todo, era un amanecer hermoso y decidí sacarle una fotografía.

Luego llegó el momento más esperado, el de comprobar lo que había al pie de los zapatos. Para mí no era un gran misterio, pero bueno, no estaba de más comprobarlo.

Como puede verse, cometí el error de descubrr ante sus Majestades un defecto muy común, pero que pocos reconocen. Y es que me quito los zapatos siempre que puedo si desatarme los cordones. No tuve la precaución de soltarlos y debieron darse cuenta de mi feo gesto, porque no me dejaron ni un caramelo. Mejor, eso me ayudará a empezar una dieta el día 18 de enero.

Me costó mucho abrir los regalos. Tenía miedo a la soledad, no tener con quien compartir la alegría. Y así fueron pasando las horas del día y los dos paquetes seguían ahí. Finalmente me decidí y los abrí. Y éste es el resultado:
La verdad, me ha hecho mucha ilusión. Gracias, Majestades.

martes, 6 de enero de 2009

Masacre criminal israelí

La foto que pongo a continuación la he tomado de la versión digital del periódico El Mundo:

Creo que sobra cualquier comentario.

Mi carta abierta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Me llamo José Antonio y soy un niño un poco grande. 47 añitos ya. Pero con un espíritu infantil que me permite escribir cartas como ésta.

Como ya hasta mi Presidente del Gobierno reconoce que hay crisis, creo que sería muy egoísta por mi parte enviaros una larga lista de encargos. De modo que mis peticiones no os costarán dinero.

Este año he sido casi muy bueno. Debería decir que me he portado regular o, en fin, para qué engañaros, si lo sabéis todo, que he sido malo. Yo no quería, pero estuve bastantes meses enfermo y acabé con la paciencia de mucha gente. Sobre todo de mi familia, que se ha portado muy bien, sin un solo reproche a tantos desplantes. Aún lo sigo haciendo, me refiero a eso de no actuar demasiado bien y perder los estribos con facilidad, porque no me he curado del todo, pero estoy realizando muchos esfuerzos para que en la carta del año próximo pueda escribir, y esa vez de verdad, que he sido bueno.

Por eso, este año sólo quiero pediros que me traigáis salud. Quiero acabar de curarme, quiero ser yo. Y quiero que consigáis del corazón de cada una de las personas a las que he hecho y todavía hago sufrir que me perdonen de corazón, no sólo de palabra, que sepan que detrás de ese ser tantas veces insoportable hay una buena persona.

Para mi hermano Nacho os pido sabiduría, para que dentro de unos meses sepa tomar la decisión más correcta de entre las que dan vuelta por su cabeza. Y una vez que lo tenga claro, que encuentre los apoyos necesarios. Para Borja, a ver si encontráis algo que lo haga más asertivo. Siempre viene bien una luz en las tinieblas, igual también podéis hacer algo. A mis padres, salud y amor. Aunque como de salud están ahora muy bien, casi es mejor no tocarlos, que sigan así; limitaos al apartado del mutuo amor.

Para mis amigos os pediría muchas cosas, pero os voy a mandar esta carta a través del blog y casi es mejor que ninguno se vea directamente mencionado. Sólo iba a mencionar cosas buenas, pero dice el refrán que no está el horno para mucho bollos. Así que generalizaré y sólo pediré que sean muy felices, que sigan siendo mis amigos el año próximo y que ninguno se muestre mosqueado si a veces resulto excesivamente efusivo, casi empalagoso, y otras apático.

Para el resto del mundo os pido amor. Lo sé, es muy difícil, me vais a responder, como en el chiste, que me olvide lo de la crisis y pida algo muy caro en lugar de esto… En fin, llegad hasta donde podáis.

Acabo contándoos un secreto. Siempre había oído decir que la noche del 5 al 6 de enero es la noche de la ilusión. Me parecía muy exagerado, pero he descubierto que es verdad al dejar escribir al niño que llevo dentro. No tenía nada pensado cuando he empezado, me ha salido de corazón y ahora me hace ilusión el resultado. Porque me imagino a tres magos concediéndome todo lo que he pedido y, ¿para qué quiero más?

lunes, 5 de enero de 2009

Gaza desde Argel

Cuando una amiga del blog me preguntó hace unos días cómo se veía desde Argelia el tema de los bombardeos israelíes de la Franja de Gaza, en Palestina, le contesté de forma general y quedé en escribir sobre ello una vez estuviera ya de vuelta a Argel. Y lo hago ahora.

La reacción que he comprobado no me ha sorprendido, tanto porque conozco ya el país y su mentalidad como porque durante las Navidades no he dejado de leer la prensa argelina.

Entre la población argelina, que en general siente odio hacia casi todo lo que suena a israelí, judío o hebreo, sin distinción, existe un sentimiento de gran solidaridad con los palestinos, que se extiende sin hacer distinción a los milicianos de Hamas. Eso mismo ha ocurrido en anteriores ocasiones y no es descartable que se produzcan agresiones o ataques a intereses norteamericanos y de países que a nivel popular se identifiquen como amigos de Israel. Ya han tenido lugar manifestaciones de estudiantes, las más violentas de los últimos años, porque se han enfrentado abiertamente a la policía, con el apoyo de la población que ve en la actuación policial la mano de un gobierno de Buteflika que prefiere mirar hacia otro lado en Tierra Santa para seguir contando con la amistad de los Estados Unidos.

Muchas veces se funciona en base a bulos, lo que añade un componente de incertidumbre adicional al desarrollo de las protestas. Así por ejemplo, dentro de la comunidad de solidaridad con Gaza que ha tenido más éxito en Facebook se ha extendido durante el domingo la noticia de que dos cadenas de franquicias de productos de consumo muy popular donaban sus beneficios a Israel, llamando así al boicot. Indudablemente, si el bulo afectara a una empresa establecida en Argelia se vería colocada frente a una situación límite. Por eso, creo que existe un riesgo adicional para las empresas que trabajan en Argelia y que tienen intereses económicos en Israel.

Al contrario que la mayoría de los argelinos, yo no siento personalmente ningún aprecio por Hamas, que predica el empleo de medios violentos y cuenta con el apoyo chií para realizar actos terroristas. Entre los líderes llamados “espirituales” existen varios que alientan la comisión de atentados suicidas. En las últimas elecciones palestinas la victoria en las urnas de Hamas fue incontestable, posiblemente porque el otro partido político, Al Fatah, no ha hecho más que situar a su gente en la administración de un supuesto estado, que el gobierno de Tel Aviv no deja que lo sea, para cobrar del Estado y de las ayudas internacionales. Ha sido visto como un movimiento político corrupto que sólo se mantenía en pie por el tirón popular de Arafat. Por su parte, Israel ha jugado a simular la adopción de acuerdos que sistemáticamente ha incumplido para seguir ocupando ilegalmente un territorio que no le corresponde, dejando en evidencia para la mayoría de la población palestina que por la vía pacífica sólo conseguirán que los colones vivan más tranquilos en sus tierras usurpadas. La política israelí de desprecio a la vida de los palestinos me resulta sencillamente vomitiva. Afortunadamente no soy político. Para mí la solución pasa por el abandono por parte de Israel de la totalidad de los territorios ocupados y el desmantelamiento de todos los asentamientos. A partir de ahí, pueden ponerse de acuerdo en permitir que haya palestinos que pasen a trabajar cada día a Israel e israelitas viviendo en Palestina. Y un estatus especial para Jerusalén.

La prensa argelina ha llegado incluso a promover el abandono de la Unión por el Mediterráneo, el foro creado con fondos de la Unión Europea para el desarrollo de nuestros países vecinos, para de esa forma no compartir espacio con Israel. Son, de todas formas, voces con poco eco en el entorno del Presidente, cuya larga experiencia en asuntos internacionales, incluso cuando el país alentaba el terrorismo internacional, ofrece una garantía de mesura y equilibrio.

Lo que yo no sé es de que sirve la mesura y el equilibrio cuando hay quien mata a su vecino porque le resulta molesto.

domingo, 4 de enero de 2009

Querida Argel

Buenos noches, Argel. Ya he vuelto. Esta vez no ha sido la mía una ausencia por enfermedad, como la de todas esas semanas que estuvimos separados de julio a octubre pasados. No, simplemente que en Navidad me gusta estar con mi familia y mis amigos en un ambiente que aquí no se puede vivir. No te lo tomes mal, es verdad. Ya sé que te engalanas en estas fechas con luces que recuerdan ligeramente, menos de lo que tú te crees, a las de mi ciudad; que también se celebra el fin de año, aunque salir a la calle parece reservado para los hooligans locales; incluso la Misa de Navidad es emitida por la radio argelina a toda la nación. Pero no es lo mismo. No, no echo en falta el árbol de Navidad, aunque también, sino un sentimiento común que llamamos el espíritu navideño, que se transmite estando cerca de amigos y familiares. Mira, es como si a uno de tus casi cuatro millones de habitantes le invitas a vivir la fiesta del cordero en la gran celebración que para los musulmanes se organiza todos los años en Bilbao, creo que en el polideportivo de La Casilla.¿A que no es lo mismo? Eso me ocurre a mí, son fechas para disfrutarlas en familia, con mi familia.

No te voy a contar, Argel, en qué ha consistido mi familia en Navidad, porque lo describí hace un par de semanas en este mismo blog. Pero seguro que quieres saber cómo me ha ido.

Casi no he salido de Bilbao, quitando una excursión en tren a Miranda. Ha sido un error de cálculo, debería haberme escapado del 27 al 31 a algún lugar, aunque bien es verdad que tampoco tenía adónde ir y de hacerlo tenía que ser para visitar a alguien querido, no viajar por viajar. Así que he estado en mi casa casi todo el tiempo; eso sí, dormí en la de mis padres cuatro noches. La primera semana hacía un frío helador. Coincidió con la visita de una amiga que se habrá llevado una impresión muy equivocada del clima bilbaino. Luego la cosa cambió y hasta me he permitido vestir de manga corta. Lo que no hemos visto es la lluvia, y creo que quince días sin una gota de agua en pleno invierno augura una época de sequía.

Lo he pasado bien, pero esa necesidad mía de sentirme siempre acompañado me ha jugado alguna que otra mala pasada. Acabo agotando a la gente que me quiere, pero desgraciadamente me doy siempre cuenta de ello demasiado tarde.

En Nochevieja salí después de las uvas. Y he tenido un sueño. Te lo cuento, a ver si me lo puedes interpretar. Yo no había soñado nunca con despertarme, no ya un día sino un año, con la persona amada para compartir unas fresas con chocolate y un conocido champán francés al que no voy a hacer publicidad. Significa algo, seguro, La fresas con chocolate las probé por primera vez en Nueva York hace unos meses; y lo de que el champán sea francés puede significar que hay que repetirlo y mejorarlo, hacerlo realidad, en París.

Perdona, Argel, me estoy desviando del tema. Quería decirte que me ha costado mucho esfuerzo regresar. Al limpiar y cerrar mi casa me di cuenta de que ya me estabas esperando, que me arrancabas de un periodo inacabado. Y se me vino el mundo encima. Todavía no me he recuperado. Una noche en autobús desde Bilbao no ha servido de gran cosa en ese sentido. Y la mañana lluviosa madrileña tampoco.

Del viaje en avión, ¿qué te voy a decir? Primero no me dejaban embarcar, decían que yo no había utilizado el billete de ida y que por lo tanto el regreso había sido anulado. Por una vez conservaba el ticket del viaje de ida en la fecha en la que había sido adquirido, sin cambios, aunque no hizo falta demostrarlo porque Isabel, que debe llevar ya toda la vida en Air Algérie de Madrid, me lo solucionó con gran eficacia. No fue la única dificultad. Que los controladores de vuelo de Barajas te tengan más de una hora metido en el avión para demostrar lo importantes que son y así justificar nuevas subidas de sueldos debería ser contestado con la formación de muchos más controladores y conseguir así que deje de ser un cuerpo elitista. Pero tú de eso no tienes la culpa.

Sí la tienes de lo ocurrido luego. Y te quiero comentar dos detalles. El primero, que no me ha gustado, es que me recibas con tantas lágrimas. Nada más salir del aeropuerto has comenzado a descargar lluvia. Para mí ha resultado un pequeño inconveniente, porque has vivido mis depresiones y nada hay como la lluvia para recaer en ellas. Pero es que en el aeropuerto he dejado a Fátima y a César y los pobres no te conocen todavía. ¡Qué triste impresión se habrán llevado!

El detalle bonito ha sido ese texto que dice simplemente “2009”, iluminado, en el Hotel Aurassi. Lo puedo ver incluso desde mi casa. La fotografía que adjunto está tomada en mi terraza.

He intentado tomar otras fotografías tuyas desde mi atalaya, pero con tanta lluvia no se veía nada. Y cuando te has enjugado las lágrimas ya era de noche. Adjunto una foto de cómo veo tu puerto por la noche. Sólo se distinguen puntos de luz, ¿verdad?
He regresado a ti para separarme bien pronto. Me han limitado el disfrute de las vacaciones anuales del año 2008 hasta este próximo quince de enero. Podía haber continuado por España hasta esas fechas, porque me quedan bastantes días sin tomar, pero he optado por hacerte una visita de una semana y aprovechar más tarde alguno de esos días no disfrutados. Ni te imaginas la cantidad de dinero que me llevo dejando en los últimos meses en viajes. Me sales cara, Argel.

Quería escribir hoy en el blog y no podía, así que te escribo a ti, que me estás matando. Llevas tiempo haciéndolo. Años ya. Debería odiarte y, sin embargo, te amo.

sábado, 3 de enero de 2009

Hospitales argelinos

No es Argelia el lugar más recomendable del mundo para ponerse enfermo. Pero, llegado el caso, y si la enfermedad es grave o requiere de intervención quirúrgica, lo que yo personalmente recomendaría no es precisamente acudir a un hospital público. Hace unos meses, una persona que estaba valorando la posibilidad de aceptar un destino de trabajo en Argelia me preguntó adónde le recomendaba acudir en Argel en caso de enfermedad. Mi respuesta fue inmediata: al aeropuerto, para tomar el primer avión hacia Europa.

La calidad de los médicos argelinos no es necesariamente mala, aunque es lógico que muchos de los mejores profesionales hayan buscado una fórmula para desarrollar su futuro profesional en Francia. Hay mucha diferencia también en el trato recibido entre unos lugares y otros, lo mismo que nos sucede a nosotros. Baste recordar lo publicado por mi amigo Jon en su blog sobre la penosa asistencia sanitaria que se recibe en la Comunidad Valenciana, a consultar en http://www.niretzat.com

En Argel solemos acudir a la Clínica Al Azhar, que no significa en su título que la curación de los enfermos se confíe al mero azar, sino que toma su nombre de la flor de azahar. Sin embargo, su prácticas resultan un tanto chocante. Yo viví la experiencia cuando en julio del 2007, al mes de llegar a Argelia, llegó una mañana en la que no podía ni moverme. Allí el médico me diagnosticó una hernia discal y la necesidad de operar en unas semanas, aunque me ofreció un tratamiento paliativo y la posibilidad de realizarme en la misma clínica una resonancia magnética. Acepté y lo primero fue pasar por caja. En esa clínica el que no paga por anticipado no es atendido. Tras la resonancia me dijo que no iba a ser necesario operar, pero que había hernia discal. Y tras un par de minutos de duda me cambió el tratamiento que me había prescrito dos horas antes. Una vez en Bilbao me dijeron que lo mío no era hernia y que el tratamiento era correcto para lo que yo tenía, pero no para una hernia, que para eso sí que se utilizaba la primera medicación recetada. La impresión que recibí fue que el médico argelino, que hablaba un aceptable castellano aprendido durante su época de estudiante de medicina en La Habana, como tantos otros, no quiso reconocer el error de diagnóstico inicial.

Una española que vive en Argel me contó una vez cómo tuvo que sufrir una intervención quirúrgica en un hospital argelino y que en el armario de la habitación estaba pariendo a la vez una gata. Un premio a la higiene hospitalaria.

La primera vez que visité un hospital argelino fue en Annaba, en una urgencia tras la intoxicación alimentaría sufrida por un compañero de trabajo. Es lo más parecido a un matadero que he visto en mi vida, con chorreones de sangre seca por el suelo y la ropa de algunos médicos de película de terror. Y es que no existía un servicio de mantenimiento del vestuario y cada uno era responsable de limpiarlo si quería. Los de aquella noche eran del tipo “no quiero”, seguramente voluntarios de “médicus inmundi”, por lo de la inmundicia. En cambio la segunda vez que visité un hospital de urgencias fue en Ghardaia hace casi un año, con una compañera de trabajo que había sangrado del oído en el vuelo que nos había llevado hasta allí. La verdad es que todo estaba casi perfectamente limpio.

En una ocasión llevé al hijo de unos amigos a que le colocaran una escayola en una pierna. Y tuve que intervenir para que no lo hicieran encima del pantalón y del calcetín. De hecho, les sentó mal verse obligados a buscar vendas para que el yeso no fuera directamente sobre la pierna.

Actualmente existe una polémica sobre el trabajo de los médicos cubanos en el país. Lo que aparentemente era una ayua desinteresada de un país en el que la medicina está bastante desarrollada, con un proyecto ya muy avanzado para crear clínicas por todo el país, parece haberse revelado como una forma de vender en Argelia tecnología sanitaria de pésima calidad, de origen soviético, que ha sufrido una ligera transformación en Cuba para su exportación. Esa situación, aprovecharse de una buena imagen de país por parte de algunos espabilados para hacer negocio es algo que nos es también muy propio. Me contaba un argelino su experiencia en una clínica oftalmológica argelina que utiliza el tirón de la Clínica Barraquer y en general de la oftalmología española para obtener un trozo de la tarta del mercado sanitario argelino.

La foto que ilustra este post la tomé un viernes en Argel, muy cerca de la Grande Poste y corresponde a la furgoneta utilizada por una de las pocas inversiones españolas en el sector sanitario argelino que conozco.
Con todo lo que he contado, insisto en pedir que si me pongo malo que me lleven a mi casa.

viernes, 2 de enero de 2009

Cantante y sonante

Tocan a su fin mis vacaciones de Navidad en casa y ya me he metido de lleno en los preparativos del regreso.

Hoy me tocan las gestiones bancarias. Desde que dejó mi oficina la anterior administrativa contable no he cobrado la nómina ni una sola vez a final de mes, algo a lo que nos había mal-acostumbrado. Y ahora me encuentro con que en la mañana de hoy día 2 de enero, comprobado en la madrugada, aún no había cobrado la paga extra de diciembre, que muchas empresas lquidan a sus trabajadores antes de las vacaciones de Navidad, ni la mensualidad normal. Total, que me toca hacer números y más números para disponer de dinero suficiente cuando lleguen las facturas domiciliadas, la lquidación de la tarjeta de crédito (con la que he pagado prácticamente todo), el pago de la hipoteca y contar con efectivo en euros para llevar conmigo a Argel.

El euríbor me ha jugado una mala pasada. Mi hipoteca se actualiza anualmente en noviembre... de acuerdo al tipo de interés interbancario de octubre. Y como fue precisamente en octubre cuando se produjo un pico espectacular en los tipo de interés del interbancario, me encuentro con que desde ya mi prétamo está por encima del 6%. Pensaba realizar una aportación extraordinaria para aligerar la carga mensual, pero al no haber cobrado el sueldo me quedaré con las ganas.

Los tipos de interés que se aplican en Argelia a los préstamos hipotecarios son ligeramente superiores a los de la zona euro, aunque no por encima del que ahora se me aplica a mí. Incluso los préstamos al consumo se sitúan en algunso casos con tipos de un sólo dígito.

En todo eso estaba yo pensando esta mañana antes de ir al banco a tratar de encontrar una solución a unos aprietos económicos que no esperaba tener. Eso quiere decir que en mi cabeza empieza a estar ya presente Argelia. Y no es para menos, esta mismo noche inicio el viaje en autocar desde Bibao hacia Madrid. Y de ahí al aeropuerto.

Incluyo un pequeño homenaje al coro con el que he cantado tantos años, San Anton Abesbatza. Me hubiera gustado actuar con él el pasado sábado en Bilbao. Acaba de salir al mercado un libro que narra los más de 60 años de vida del Orfeón San Anton y una recopilación de todos sus discos a lo largo del tiempo. En alguno de ellos también canto yo, por cierto. Para hacerme con un ejemplar tendré que escribir rápido la carta a los Reyes Magos.

jueves, 1 de enero de 2009

Sigue la henna

Ya ha pasado un mes desde que me dejé decorar la mano izquierda y los dos pies con henna en Tinduf. Como supongo que casi todos los lectores ya saben, la henna es un tatuaje no permanente, que viene a durar, según dicen, unos diez días. Ya comenté aquí que a base de lavarme mucho las manos conseguí que casi desapareciera al cabo de tres días, excepto en las uñas, que seguían igual.

Y, ¿qué ha sido de mi tatuaje después de todo este tiempo? Sencillamente, que he contribuido al desarrollo de la ciencia al demostrar que no hay forma humana de quitar la henna de las uñas. Y, para muestra, un par de fotografías tomadas el otro día en Miranda de Ebro.

En la primera, con cara de circunstancias, mostrando cómo incluso en movimiento, porque la imagen está ligeramente desenfocada, se me notan las uñas pintadas.
La segunda toma es la de un detalle de cerca de mi mano, para comprobar que al menos me han crecido las uñas de cuatro semanas.
Si lo que no me pase a mí… Al menos me sirve para recordar más, si cabe, la visita a los campamentos de refugiados de Tinduf y preparar lo que, de mantenerse las votaciones así, será la propuesta para que los blogueros actuemos de forma conjunta en un proyecto.

Feliz Año Nuevo

Sé que me leen gentes de diferentes países y distintos husos horarios. Por eso, intentar enviar una felicitación de Año Nuevo en el momento en el que ése se inicia tiene la limitación de que no servirá para todos. Me voy a ceñir al horario del lugar en el que estoy.

Tengo que modificar lo que pensaba escribir. la actualidad manda. Que una amiga me tenga que llama por la mañana para decirme que en el atentado terrorista que acaba de producire en Bilbao no les ha pasado nada porque su marido había sido desalojado unos minutos antes no es lo que yo denominaría buena noticia, sino un ejemplo más de cómo hay entre nosotros unos seres despreciables que no nos dejan vivir.

En fin, no es momento para enrollarse, con las uvas en la garganta. Así que, simplemente deseo desde aquí a todos un buen año 2009. El anterior ha sido bastante malo para mucha gente, también para mí, que he estado de baja médica demasiado tiempo. Encima, ha sido el año más largo de la historia, bisiesto y con un segundo adicional el último día. Vaya castigo.

Las dos mejores cosas del año que se ha ido están presentes en las primeras horas del 2009. El blog es el que da comienzo a mi nuevo año y lo proseguiré dentro de un rato con quien ha dado tanto sentido a mi vida en los últimos meses. Y hasta ahí puedo escribir, que el año promete.