sábado, 28 de febrero de 2009

Taytantos años y un día

Iba a escribir comentarios varios en el post de mi cumpleaños, respondiendo a las felicitaciones recibidas, pero creo que es mejor cambiar de táctica y abrir aquí uno nuevo.

Debo dar las gracias a todos. Empiezo por quien a las 0:02 me mandó la mejor de las felicitaciones por SMS y luego me volvió a escribir al finalizar el dia. Lo que más siento es no estar a la altura que se merece.

A todos los que me dejaron un comentario en el blog, igualmente les agradezco el detalle. ¡Y el hacerlo con un Zorionak tan original ha sido un detallazo! Por SMS he recibido las felicitaciones de Josemari y de Borja desde Bilbao; de Carlos desde Huesca; de Elena y Olga desde Madrid

En Facebook he recibido una buena docena de felicitaciones. Las más originales, la de Ismael en indonesio y de Neus en chino mandarín. Yo me lo creo. Para el "Sanaa Helua" de Lilia no necesito realizar un acto de fe, me consta que se dice así. O al menos que se canta así.

La felicitación de María, desde Alicante, me ha gustado mucho. Decía simplemente "Muchísimas felicidades. Que Dios te bendiga. Muchas gracias por dejarnos compartir un poquito de tu vida". La más original ha sido la de Pablo, que me ha enviado un ripio.. uhm..., perdón, un soneto; con algunos versos dodecasílabos, otros decasílabos, pero soneto de métrica libre al fin y al cabo. Se lo ha trabajado mucho. Es una suerte contar con amigos tan maravillosos.

Ha habido mucho más. Jon me dedicó el post del día en su blog y por la noche me llemó por teléfono. Vanessa me llamó dos veces y luego me envió una postal electrónica. No sigo nombrando a todos porque correría el riesgo de dejarme a alguno. Todos, sin excepción, me alegraron la jornada.

Mi jornada se limitó por la mañana a levantarme más tarde de lo normal y acudir a una pastelería a encargar una tarta de diseño con texto de cumpleaños en castellano. Todo un éxito que fueran capaces de escribir correctamente una "Ñ" que José Pablo se encargó de destrozar (el castigo ha sido contarlo aquí). La tarde transcurrió en el puerto de Tamantfoust o de La Perouse y la noche estudiando para un examen. Y es que el "taytantos" del título significa 47 y no está uno para muchos excesos.

La Mezquita de Gaza

El otro día escribía sobre el parque Tifariti de Argel. Quien se haya acercado últimamente a la zona habrá observado que están realizando unas obras justo encima de la Embajada de Alemania, en Chemin Sfindja, si no me equivoco de nombre. Es en su misma acera, casi enfrente de la entrada superior del Aerohabitat.

Explico primero esto de “la entrada superior”. El Aerohabitat, del que ya escribí en otra ocasión, es probablemente el edificio de viviendas más alto de Argel. Por debajo pasa incluso una carretera. Está apoyado en parte, hasta el décimo piso, sobre una ladera; de ese modo, una de sus fachadas no tiene una altura de veinticuatro pisos, sino de catorce. Y como desde ese punto también se puede acceder al edificio, contaba yo que el Aerohabitat tiene un acceso superior.

Pero regreso a la obra en cuestión. En la actualidad lo que se ve es una zanja considerable, dando pie a que algunos ciudadanos hayan pensado que se trata de un parking o de una ampliación de la legación diplomática alemana. Nada de eso. Se trata de la construcción de una nueva mezquita.

En Argelia existe un Ministerio de Asuntos Religiosos, que en realidad lo es sólo de asuntos islámicos, porque el ministro es un islamista y su principal función es gestionar la función de todos los imanes y demás empleados de las mezquitas a cargo del Estado y los propios centros de cultos y de educación en el Islam.

La principal mezquita que se construye en Argel es la llamada Gran Mezquita, al este de la ciudad, más allá de Hussein Dey, al lado de la autopista de la costa y de la carretera des Caroubiers (creo que “caroube” es una de las pocas palabras en francés de origen árabe, que se dice algo así como “garuba” y nosotros hemos transformado en algarroba; así, al menos, me lo explicaron). En realidad todavía es un proyecto de una mezquita grandiosa a la que no tengo ninguna duda de que le pondrán el nombre de Gran Mezquita Abdelaziz Bouteflika. En el centro de Argel sólo se está construyendo la que comentaba antes, junto a Tifariti, para sustituir a una muy pequeña que pasaba casi desapercibida. De momento sólo se ve una excavación en el terreno, que muestra el tipo de sedimento arenoso sobre el que está construida gran parte de la zona baja de la ciudad. Pero el agujero tiene nombre. La mezquita ha sido bautizada (es sólo una forma de expresarse, nada apropiada para un lugar de culto islámico) con el nombre de Gaza, para recordar, más que a esa franja de tierra palestina ocupada contra todo derecho por Israel, la lucha de Hamas.

Sigo sin entender el alineamiento de las autoridades argelinas con la rama más radical de los palestinos. Hamas nació con la Intifada, a partir de los antiguos hermanos musulmanes, un movimiento que pretende desestabilizar el régimen egipcio. Sus conexiones ideológicas con el antiguo FIS argelino no parecen ser suficientes para un gobierno que ha visto cómo varios viernes del mes de enero surgían manifestaciones nada espontáneas de las mismas mezquitas que se significaron en el pasado por su apoyo al radicalismo islámico. Espero que la nueva mezquita de Gaza sólo aporte el nombre, como lugar de oración, no como reivindicación política.

Que nadie vea en mí, por favor, el mínimo apoyo a las prácticas asesinas de los diferentes gobiernos de la potencia invasora de la región, Israel, ni al apoyo de hecho de los Estados Unidos de América.

viernes, 27 de febrero de 2009

Happy birthday to me


Tanto felicitar a otros en su cumpleaños, hoy me doy yo el gustazo de intentar ser el primero en felicitarme.
Sí, nací un 27 de febrero. Como suelo decir en broma, eso es lo que cuentan en casa, porque yo era muy pequeño y no me acuerdo.

Pese al tiempo transcurrido, soy aún como un niño pequeño. Me encanta que me feliciten, que me canten el "cumpleaños feliz", apagar velas de una tarta, etc. Este año me cae en viernes, un día en el que además está todo cerrado y ni siquiera podré leer las felicitaciones de los que me envíen por e-mail sus buenos deseos. Me hubiera escapado ayer jueves a la península para regresar el sábado. Pero además me toca estudiar para un examen, el primero de mi curso de doctorado en al UNED, en unas pocas horas.

Lo dicho: Felicidades, yo mismo.

jueves, 26 de febrero de 2009

Sobre la felicidad

He recibido muchos comentarios sobre mi post relativo a la felicidad. Aquí se han dejado comentarios, alguno me ha llegado vía Facebook y la mayoría por medio de mi cuenta de Hotmail.

Quiero dar las gracias a todos por su implicación y ayuda. Desde Inglaterra me llegó un manual de ayuda que es precisamente eso, una muy buena ayuda. Desde Argentina, una canción. Desde México, una experiencia personal contada con mucho cariño. Lo mismo que en correos recibidos desde otro país del continente americano, Argelia y Francia. Y no cuento ya los que me han llegado de España. A todos, muchas gracias.

Al final, creo que todo el mundo me ha dicho más o menos lo mismo, que la felicidad es un estado de ánimo que tengo que encontrar en cada pequeño detalle de la vida, que está llena de momentos felices. Y es verdad, simplemente tengo que pararme un poco a saborearlos.

De todas formas, el problema está en mí y en la desazón que me genera no lograr alcanzar las cotas que me marco. No deja de ser esa ansiedad que no quiere marcharse de mi lado.

Esta semana que termina en Argelia, donde el tiempo se mide de sábado a viernes, tengo muchos motivos para sentirme satisfecho. En las próximas horas me sentiré un poco solo, porque hay unas fechas en las que gusta especialmente estar con los seres queridos.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Comer barato

En mi comentario de la posibilidad de que se produzca un flujo migratorio inverso al habitual entre Europa y Argelia como resultado de la crisis dejé varios flecos sueltos.

El primero, que es una posibilidad que ya ha sido analizada por el gobierno argelino. En la Ley complementaria de presupuestos para el 2008 se modificaron las condiciones en las que un argelino con residencia en el extranjero puede repatriar sus bienes y enseres en régimen de exoneración de impuestos. Unos representantes de argelinos residentes en Francia mantuvieron conversaciones con el Gobierno para que las nuevas disposiciones fuesen revocadas con la Ley de Presupuestos del 2009. Pero no ha sido así y han constituido una plataforma y una página web para actuar como lobby, alegando que la ilusión de cualquier emigrante es regresar un día a su país.

Por otra parte, yo no quise decir que la vida es más barata en Argelia que en Europa, sino que la vida es más barata en Argelia para un argelino. De la misma forma, para un español resulta más caro vivir en Argelia que en España. La bolsa de la compra se dispara si se pretende adecuarla a la dieta hispana. Puedo poner como ejemplo que hace un par de días compré tres kivis, tres manzanas y tres naranjas y pagué catorce euros. Un litro de zumo de fruta al que se le añade azúcar de segunda calidad, de la que comercializa el grupo Cevital, un monopolio de hecho en azúcar y aceite, para lo que cuenta con los parabienes de los que de verdad mandan en el país, cuesta aproximadamente un euro; pero el precio se duplica si se busca un zumo que realmente no contenga azúcar. Un queso denominado tipo “camembert” de producción local, como el de la fábrica que estuvo cerrada en diciembre por no cumplir con las normas de sanidad pese a que elabora una marca conocida internacionalmente, cuesta aproximadamente un euro y medio. El precio se triplica si hablamos de queso de importación.

Con el textil ocurre algo parecido. La ropa china que en España se vende en tiendas de “todo a cien” aquí es incluso más barata. Luego hay boutiques que venden restos europeos de anteriores temporadas a precio algo inferior al de una boutique europea (pero superiores al del outlet que ha suministrado la mercancía). Si se busca moda real, actual, los precios son prohibitivos. En cuanto al alojamiento, en la zona de la Casbah hay lugares en los que alquilan habitaciones a extranjeros por menos de cinco euros al día. Económico, ¿verdad? Esos extranjeros son inmigrantes subsaharianos, negros africanos, a los que no queda más remedio que aceptar unas condiciones de vida deplorables. Un nivel similar a un hotel de dos estrellas español sería el Hotel Aurassi, en Argel. La habitación cuesta unos 130 euros la noche, si no recuerdo mal.

Puedo poner otro ejemplo. La otra noche fui a visitar a mis antiguos vecinos de Ben Aknoun y me quedé a cenar en el sitio de comidas de los bajos del edificio. Como se han apuntado a la moda del chawarma, el kebab, solicité uno; pero en plato, sin pan y sin patatas fritas. Me sirvieron los trozos de pollo asado en una bandeja no excesivamente nueva de las que se usan para servir la comida, por falta de platos. Para darme un tenedor tuvieron que limpiarme uno y la salsa fue a elegir entre ketchup y mahonesa casera. Pese a mi régimen exento de grasas, opté por ésta última, para comprar ya todas las papeletas de la intoxicación alimenticia. Me costó un euro y medio, aunque le di dos. Un kebab en plato cuesta fácilmente cinco euros en España, pero lo que a mí sirvieron sencillamente no se vende sin que lo requise el Ministerio de Sanidad.

Aclaro que no acudí a cenar a Ben Aknoun por la calidad ni por el precio de la cena, sino porque son muy buena gente y me gusta compartir el tiempo con ellos. Aunque un día de estos igual me envenenan involuntariamente.

Bancos en crisis

Estamos en plena crisis económica. Curiosamente, se trata de una situación de manual de primero de economía, casi un calco de lo vivido hace ochenta años. La escuela keynesiana se ha pasado décadas recentando medidas de incremento de gasto público para mantener el consumo y evitar así el desempleo y la contracción del consumo, lo que a su vez agravaría la situación de recesión económica. En los años ochenta se demostró que el sector privado es más dinámico y eficiente que el público y las recetas neoliberales por las que apostó el gobierno de Ronald Reagan fueron las que ayudaron a superar la crisis de aquellos años. El último ejemplo en este sentido lo dio hace diez años el equipo económico del PP que dirigía Rodrigo Rato.

Pero ahora la crisis es de nuevo de confianza, de ausencia de inversión. El clima de desconfianza de los mercados financieros no ayuda a ello. Y, sorprendentemente, los estados han optado por inyectar dinero a los bancos privados en lugar de destinar directamente el dinero público a sustituir su actividad allá donde no son capaces de mostrarse dispuestos a conceder préstamos y créditos. Yo no lo entiendo.

Hace un año el Presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero mostraba su absoluta incapacidad para gobernarnos negando la evidencia de recesión que se aproximaba y rechazando la idea de actuar sobre los Presupuestos Generales del Estado en vigor. Él seguía tomándose tranquilamente su café a ochenta céntimos en la cafetería exclusiva del Congreso, subvencionada por todos nosotros. Y sus amigos de partido estaban mejor que nunca, ocupando cargos públicos y viajando en coche oficial. ¿Eso es crisis? Claro que no, seguro que se decía que la crisis para un político es no tocar poder.

En esas mismas fechas en Argelia se estaban privatizando los bancos públicos, empezando por la CPA, Crédit Populaire d’Algérie, con varios bancos internacionales en puja, entre ellos el Santander. Los rumores ya apuntaban a que se había tomado la decisión de venta a la francesa Crédit Agricole cuando estalló la crisis, entonces financiera y ahora económica. Y por una vez las autoridades argelinas acertaron al dejar en suspenso la privatización.

La crisis tiene que afectar menos a Argelia que a otros países. La restricción del crédito al consumo será evidente, porque las entidades francesas, con Cetelem a la cabeza, se han hecho con una parte importante del mercado de préstamos al consumo, principalmente dedicados a la compra de vehículos. Curiosamente, la menor venta de vehículos particulares en Argelia va a afectar menos a la economía argelina que a la francesa, coreana, marroquí, española, turca o polaca. Y creo además que irá por ese orden en cuanto a la pérdida de mercado.

El mercado inmobiliario es difícil que sufra demasiado. Existe una carencia de vivienda y la demanda superará siempre la oferta de nueva vivienda. Por otra parte, de agravarse la crisis no es descartable el retorno de emigrantes desde Europa. Un argelino en paro se enfrenta en Francia o en España a pagos mensuales superiores a los mil euros, mientras que por mucho menos de la mitad puede vivir en Argelia como el verdadero potentado de la familia. El regreso plantea al retornado otros problemas de carácter sociológico, pero yo no descartaría que se produzca, con su efecto de reactivación económica.

martes, 24 de febrero de 2009

Ya están todos muertos

La prensa argelina se hizo eco hace unos días de cómo en el mismo centro de la ciudad de Boumerdés, a unos 60 kilómetros al este de Argel, se desarrolló una acción antiterrorista. Los militares habían detenido a una persona que debía establecer contacto con él y le obligaron a confirmar la cita en pleno centro de la localidad. Cuando se presentó dispararon contra él, matándolo y no causando heridos entre la población.

El terrorista en cuestión era el responsable máximo del atentado terrorista que hace catorce meses, el 11 de diciembre de 2007, sufrimos en mi centro de trabajo. Su ayudante corríó su misma suerte hace ya un año y el que colocó los explosivos en el camión bomba cayó en otra trampa policial hace un mes en la zona de Corso. En cuanto al conductor del camión, lógicamente falleció en el atentado; era un terrorista suicida.

La noticia me ha dejado frío. Nadie me va a quitar las horas de psiquiatra y los meses de baja laboral.

lunes, 23 de febrero de 2009

Reflexión sobre la felicidad

Debería sentirme feliz y tranquilo. Las cosas, objetivamente, me van bien.

Tengo trabajo, bien pagado y fijo. Es verdad que en Argelia, pero ya es algo. Y vivo en la capital, en un ambiente muy occidental. Ayer, por ejemplo, fui a misa dominical en la Casa Diocesana como si estuviera en mi casa. El ambiente es familiar y los cuarenta y cinco o cincuenta minutos de celebración resultan muy agradables. Luego estuve tomando unas cervezas por el centro de Argel y seguidamente cenando en un restaurante especializado en carnes. En ambos locales tenían puesto el partido del Athletic en Getafe, emitido por Al Jazira, así que pude ver en directo cómo Llorente conseguía empatar un partido que se había complicado tras fallar Iraola un penalty. Que tu equipo juegue un partido de menor trascendencia y que lo puedas ver en Argelia mientras te tomas una cerveza en un bar es algo que suena a fruto de la fantasía; y, sin embargo, ha sido así.

He empezado las clases de yoga y eso debería llevarme a una calma de la que de momento carezco. Físicamente estoy bien, aunque cada día está más difícil el reto de perder los kilos que me sobran.

Esta mañana me he levantado con un cielo azul. No me ha hecho demasiada gracia, estaba soñando que me tomaba una langosta en el Hotel Aurassi, al borde de la piscina, y el sonido del despertador me ha devuelto a la realidad. La vista no era muy diferente a la que se tiene desde la piscina del Hotel Aurassi, pero entre una langosta cocida y un zumo de naranja todavía hay diferencias. Aún así, la temperatura primaveral que ya disfrutamos es una maravilla que sólo sabemos apreciar cuando nos vamos unos días a España y necesitamos abrigarnos al máximo.

Las nuevas tecnologías llegan a todos los rincones del mundo y estoy al tanto de lo que ocurre como si estuviera en Bilbao. Seguramente me he enterado incluso de la dimisión de Bermejo mucho antes que la mayoría de mis compatriotas. Curioso lo de este personaje, que se va a cazar con un juez sin tener permiso de caza, lo esconde cuando el juez está metido en la investigación de una trama política y sabiendo que ha infrinjido las leyes se agarra a su asiento como Ministro de Justicia hasta que casi lo echan con agua caliente.

Pese a todo lo anterior, no me siento feliz. Si alguien conoce la solución, aquí estoy para escucharla.

La Grande Poste de Argel

El edificio central de Correos de Argel, conocido como La Grande Poste, es uno de lso más bonitos de la ciudad. Personalmente es el segundo que más me gusta, por debajo del Hotel El Djazair y encima de la Cámara de Comercio, el Mausoleo de Sidi Abderrahmane en la Casbah, o el Bastión 23. Aunque también hay varios edificios no abiertos al público que merecerían figurar en todas las guías turísticas. No sé en qué categoría clasificar la casa de Mustafá Pachá, porque siendo la sede del FLN está en realidad abierta al público.

En realidad no es un edifico antiguo de la época otomana. Tampoco es una antigua construcción turca. Ni una mezquita. Se trata de una construcción francesa de principios del siglo XX que las autoridades encargaron al arquitecto Voinot en un estilo neomorisco en el lugar en el que hasta ese momento existía una iglesia anglicana (la nueva fue edificada más arriba, junto a la Embajada de Gran Bretaña, cerca de la Plaza Adiss Abeba).

Lo que todo el mundo conoce de la Grande Poste es el edificio por fuera.


Al tratarse de una oficina pública, no existe ningún inconveniente para acceder a su interior y contemplar todos sus detalles. Simplemente hay que tener en cuenta que su horario de apertura es el de cualquier otro organismo público. Además, al sacar fotos, como en el resto del país, hay que evitar que aparezcan personas.

Poca gente, de entre los que yo conozco, ha accedido al resto de las dependencias del edificio. Yo lo conseguí hace unos días. Y, además, cámara en mano. Con la disculpa de acudir a un determinado despacho me paseé por todo el edificio. Sólo en dos ocasiones me llamaron la atención y lo que hicieron fue reconducirme hacia el camino más adecuado, porque me había equivocado torpemente de piso y de pasillo. Si es que estos extranjeros no se enteran de nada…


Lo primero que sorprende es el enorme descuido y falta de conservación de las escaleras, que casi amenazan ruina. Pero si se miran con buenos ojos también se valora que casi todo lo que en ellas se pisa es original. La más mínima restauración que se emprendiera implicaría la pérdida de esas baldosas, la sustitución del armazón de madera que soporta la estructura y la colocación de una barandilla mucho más segura, pero sin encanto.

En los almacenes descansan centrales telefónicas de esas que sólo he visto en las películas del Chicago de los años 20. La gente es muy dada en Argelia a guardarlo todo, incluso aquello viejo e inservible. No hay ninguna intencionalidad política en este comentario, basta con entrar en el trastero o en el garaje de cualquier argelino para comprobar que Diógenes enseñó probablemente en la Universidad de Argel y algunos de sus mejores alumnos siguen fieles a su legado. Y en la administración pública, que todo lo suele tener inventariado, deshacerse de algo que dejaron en una esquina los franceses antes de la descolonización es sin duda más complicado que guardarlo almacenado durante décadas.

Es una pena que no quiten de vez en cuando el polvo, para disfrutar un poco mejor de este museo de la historia de las comunicaciones.

domingo, 22 de febrero de 2009

La venganza

Atención: Este post contiene imágenes que pueden herir la sensibilidad.

La advertencia anterior no es gratuita. He insertado dos fotografías que no son para todos los públicos. La segunda, además, es de un cadáver.

Voy a revelar una anécdota que me sucedió hace unas semanas. Estuve a punto de contárselo por Skype a una amiga, cuando le expliqué por qué no estaba escribiendo en el blog, ya que necesitaba hacer a alguien partícipe de lo que me había ocurrido. Pero no se lo he contado a nadie, este blog es la primera confesión que realizo. Y advierto de que las fotografías van a resultar desagradables.

En enero escribí sobre insectos y cucarachas e incluso colgué en el blog una fotografía de mi estantería llena de insecticidas. He de señalar, por cierto, que el mata cucarachas de marca Carrefour, con permetrina en su composición, resulta peligroso en su uso. La mezcla es extremadamente endógena al ser expulsada por el pulverizador, genera mucho frío, al punto de haberme congelado el dedo índice por el contacto con los restos de producto que quedaban en la boquilla. Ahora lo tengo igual que si me hubiese quemado.

Pero vuelvo a la historia que iba a contar. Estaba una noche de enero, calculo que hacia el día 20, después del trabajo en la oficina y respondí a un par de correos referidos al tema de los insectos. Y entonces se presentaron dos cucarachas de verdad en mi despacho. Suena a risa, a broma, a fantasía. Pero fue así. Nunca antes había visto una cucaracha en mi despacho. He encontrado algún cadáver por el edificio, incluso permaneciendo varios días en el lugar, como si en lugar de una oficina de la administración pública española se tratara del Museo de Historia Natural. Y esta vez no fue, una sino dos las que entraron por la puerta de mi despacho. Una dio media vuelta y se escapó al levantarme de la silla, pero la otra se escondió en la rendija de un mueble, como muestro en la fotografía.
Como puede verse, el tamaño era considerable. Además, aquella cucaracha parecía haber sido enviada a cumplir la misión de atacarme, porque regresé a mi silla para cerrar el ordenador y buscar la forma de acabar con la intrusa, pero ella fue más rápida y mientras intentaba apagar mi ordenador se acercó a mí sin que yo lo percibiese y se subió a mi pantalón.

Todavía siento escalofríos cuando recuerdo la sensación de asco extremo que aquello me supuso. Evidentemente, el vencedor en el posterior combate fui yo, como puedo mostrar en la siguiente fotografía, previa a que me deshiciera del cadáver.
Al llegar a casa lavé toda mi ropa en la lavadora, me duché y no volví a escribir en el blog durante bastantes días, aunque la cucaracha no fue la razón principal de esto.

De prestado

Esto de que estés pagando Internet en casa y que no funcione produce un doble efecto: de una parte, la sensación de que te están timando y sin posibilidad de que se resuelva como en un estado de derecho: reclamando tu parte para resarcirte económicamente; y por otra, que tengas que recurrir a los amigos para conectarte a Internet.

Me quedarían siempre otros recursos, pero ninguno me convence. A mi oficina puedo acudir fuera del horario de trabajo, pero me resulta ya de por sí desagradable mantenerme en el puesto durante la jornada laboral, viendo pasar las horas sin que se me encomiende ningún trabajo relacionado con mi cargo, como para pasarme aún más horas ahí encerrado. Otra solución es ir a un cibercafé, pero entre los teclados azerty (unos con teclas en àrabe cuando se intenta realizar alguna combinación de letras, otros sólo en francés y la mayoría con un teclado desgastado en el que resulta imposible adivinar lo que surgirá en la pantalla cuando se teclee) y los mosquitos que por la noche me masacran, no estoy muy por la labor. Total, que al final recurro a los amigos.

Por cierto, al no tener acceso a Internet no pude remitir mi felicitación de cumpleaños a Ismael, nuestro juya (hermano en árabe) extremeño de Yakarta. Hace exactamente un año lo celebramos por todo lo alto en el Aerojuya (perdón, el Aerohabitat) y recuerdo que es del mismo día que mi hermano, del 19 de febrero. Supongo que un tirón de orejas con retraso no le enfadará al nuevo treintañero.

Y es así como ahora también escribo este comentario en casa ajena...

Este fin de semana argelino, de jueves noche a sábado, ha resultado bastante movido, interesante. He tenido mi primera clase de yoga (prometo comentarlo), un intento de montar en el teleférico de Blida a Chrea, la fiesta de UGT (mi doblemente compañero Anton nos ha visitado) y varios descubrimientos por la ciudad.

Como una amiga que firma "Maica" me ha dejado un comentario en el post de ayer, añado un lugar de Argel digno de ser visitado. Está en el número 69 de la calle Hassiba Ben Bouali, cerca de la Plaza del Uno de Mayo. Se trata de una tienda de regalos, llamada precisamente "La Maison des Cadeaux", si no recuerdo mal. Para aquellos a quienes haya hecho gracia alguna vez mis comentarios sobre el gusto hortera tan común en Argelia, creo que se trata de una visita imprescindible. Ya a la entrada nos recibe una estanterías cuyas patas son giratorias y hacen que las baldas, de plástico negro, se muevan socilando de acuerdo con un pequeño motor eléctrico. Luego están las plantas de plástico para colgar de las paredes, los relojes de colores estridentes, peluches con el "I love you" en rojo enmarcados en un corazón, los cuadritos con purpurina dorada y versículos del Corán, paisajes a relieve en un collage de piezas metálicas brillantes para adornar la habitación principal de la casa, vasos de cristal con flores enormes estampadas,... Yo no he visto nada igual y creo que debería figurar en las guías turísticas. Cuando mi amiga se acerque en verano desde su tierra almeriense al M'Zab para la fiesta de la circuncisión de su hijo pequeño, supongo que se parará unos días en Argel. Y le tengo que llevar a esta tienda.

Por lo demás, me he sentido muy bien y muy a gusto. Nada de depresión, nada de agobios, contento conmigo mismo. A la dieta le he dado un pequeño descanso, porqueno me he privado de todo lo que me ha apetecido. Tenía ganas de probar unos crêpes que hacen en la zona de Messonnier y puedo ahora decir que me gustan más los de Bab el Oued. A cambio, he localizado dos lugares en los que los pinchos morunos son bastante buenos.

Pido perdón por lo desordenado del comentario. Pero en ordenador ajeno, de prestado, con la sensación de estar abusando de laconfianza de un amigo, no es lo mismo.

sábado, 21 de febrero de 2009

Parque de Tifariti

En la dedicatoria a Elisabet nombraba el parque de Tifariti, donde vive Pichu. Voy a tratar de contar algo más del lugar.

Argel tiene muchos parques, muchos más de los que los propios argelinos suponen. Durante años fueron lugar en el que llegaron a esconderse militantes islamistas en su guerra contra el gobierno y en aquellos momentos no era bueno moverse por lugares solitarios. Incluso hoy muchos de estos pequeños parques no reúnen apenas condiciones de salubridad y de seguridad y son mayoritariamente evitados por la población.

Uno de los que han sido acondicionados correctamente es el parque Tifariti, que se sitúa en la misma zona de la Embajada de Alemania, entre Beaux Arts y El Biar. Ocupa más de tres hectáreas de terreno, cuya inclinación ha obligado a crear en el interior seis áreas o jardines a diferentes niveles, denominados secuencias. Dos de ellos, Meditaciones y Corazón de Nuba, que es donde vive Pichu, son los favoritos de los niños.

Incluyo algunas imágenes para animar a quienes aún no conocen el lugar a realizar una visita. Eso sí, en Argelia siempre hay que evitar los jardines y parques tras la puesta del sol.

jueves, 19 de febrero de 2009

Papeleo

Ayer vi un anuncio en prensa que supera el nivel habitual de requerimientos burocráticos de´Argelia. Se trata de una licitación pública, como tantas otras que se anuncian cada día, pero que en esta ocasión detalla los documentos que hace falta aportar, además de la oferta económica, para ser tenido en cuenta.

Se trata de acondicionar la delegación en Setif de una oficina pública. Conseguir los detalles del proyecto cuesta 2.000 dinares, pero el anuncio en prensa es de por sí suficientemente significativo. Se cuenta que los candidatos deben adjuntar la siguiente documentación:

- Una copia del Registro de Comercio. La gracia de este papelito está en que el que convoca la licitación es... ¡el Registro de Comercio!
- Copia del certificado de cualificación y de clasificación profesional de las empresas subcontratistas de los trabajos.
- Lista del personal de obra y de los cuadros directivos mobilizados para el proyecto, en cantidad y calidad.
- Declaración mensual de cotización a la Seguridad Social del personal anterior.
- Copia de los títulos de ingenieros, arquitectos y técnicos.
- Relación de medios materiales a emplear.
- Carta gris (para vehículos), facturas y documentos del seguro de los medios anteriores.

Antes de seguir, recuerdo que estos documentos se solicitan para presentar una oferta, no para la buena ejecución, ni siquiera para la concesión tras una preselección; se supone que antes hay que tener contratado a todo el personal, contar con todos los materiales y pasarse un mes recopilando papeles. Porque hay mucho más. Sigo:

- Lista de referencias profesionales, principales realizaciones, de los últimos tres años.
- Copia de los estatutos sociales y sus modificaciones.
- Copia del CIF.
- Copia de la tarjeta estadítica, llamada NIS.
- Copia de los poderes otorgados al firmante de la oferta.
- Certificado de antecedentes penales del firmante.
- Copia de algo que no he entendido y que se llama "extrait de rôle".
- Copia del certificado de cotizaciones a la Seguridad Social. Se refiere al conjunto de la empresa, no el detallado de cada trabajador, que se solicita para los que van a estar destinados a esa obra (así se conoce su antigüedad en al empresa, por ejemplo).
- Copia del certificado de cotizaciones al CACOBATPH, que es una cotización adicional de las empresas del sector de la construcción.
- Copia de las cotiaciones de autónomos de los no asalariados.
- Copia de la cuenta de pérdidas y ganancias d ela empresa en los últimos tres años, certificadas por el auditor.
- Certificado fiscal de la cifra de negocios declarada en los tres ejercicios anteriores.

Debo añadir que cada copia no significa acercarse con un papel a la fotocopiadora, sino legalizarla en el lugar correspondiente. Y si los documentos están en otro idioma, conseguir traducirlos y legalizarlos ante una administración pública argelina, que sólo atiende algunos días de la semana, aquellos que declara "día de recepción", es para darse cabezazos contra el muro.

Con todo lo anterior, lo que se consiga es quedar comprometido durante los siguientes ciento ochenta días a cumplir con la oferta presentada.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El atasco del Ministro

Me hago eco de una noticia leída en la prensa de hoy miércoles. Concretamente en el periódico Liberté.

Se cuenta que el Ministro de Transportes, el Sr Amar Tou, se desplazó el lunes a inspeccionar las obras del tranvía de Argel. La escolta que había solicitado no llegó a tiempo y se fue sin ella. Hasta aquí nada especial, no es una barbaridad desde el punto de vista de la seguridad; primero, porque un coche ministerial está blindado; segundo, porque por la ciudad no corre realmente especiales peligros.

Pero la noticia continúa explicando que el Ministro se encontró con un tremendo atasco en Bab-Ezzouar, lo que irritó extraordinariamente a sus servicios de protocolo.

Eso que ha sufrido un día el Ministro de Transportes es lo que sufrimos en Argel todos los demás todos los días. Yo tardé esta mañana 55 minutos desde mi casa hasta el trabajo; algo que de noche, sin tráfico, me puede llevar unos ocho o diez minutos. Quizás el Ministro de Transporte debería ser el primero a soportar todos los días la realidad de la circulación en la ciudad, desplazarse en uno de esos autobuses a los que a veces hay que esperar más de hora y media, o en un taxi colectivo que en ciertos momentos se niega a llevarte a tu destino porque le es más rentable coger otros pasajeros. Porque, en su coche oficial y con policías abriéndole el paso, ¿es consciente de cómo vivimos el resto de los ciudadanos por la ineficacia de su ministerio, que no proporciona un servicio colectivo de transporte que sea acorde con las necesidades reales de los argelinos?

Chocolates

El otro día mi amigo Bogdan comentaba que había descubierto en Barcelona una tableta de chocolate de marca Milka relleno de caramelo y avellanas enteras. Tocaba ahí una de mis debilidades, porque estoy compatibilizando mi régimen de adelgazamiento con un mínimo de cien gramos diarios de chocolate. Sé que es una locura y que difícilmente alcanzaré el objetivo mientras no retire el chocolate de mi dieta, pero en esas estoy en estos momentos, que sólo quiero dejar de estar gordo, no hacerme monje asceta (aunque los monjes de la Trapa, en Palencia, consiguieron incluso compatibilizar ambas cosas, mejorando la máxima de San Benito, que no llegó a conocer la existencia del chocolate). Mientras tanto, me he hecho un pequeño experto en las diferentes modalidades de chocolate nacional y de importación existentes en el mercado y pude responderle a Bogdan que esa misma chocolatina de cien gramos, fabricada en Alemania por la marca suiza, se encuentra también en este mercado, como tantos otros tipos de chocolate que Milka ha sacado últimamente al mercado, entre ellos uno muy curioso de guindillas picantes.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras y cámara al hombro me acerqué a mi supermercado favorito y saqué una fotografía de parte del expositor de esa bebida india traída por los españoles de América y que la necesidad de alimentación de los soldados convirtió en las tabletas que conocemos hoy en día:
Para cumplir con la curiosidad de Bogdan y otros fanáticos chocolateros, decir que en Argel se comercializa casi en exclusiva la tableta de 100 gramos fabricada en Alemania por Milka, que pertenece al grupo multinacional Kraft Foods, el rival de Unilever, que si miramos bien las etiquetas están presentes en buena parte de los productos que adquirimos. El chocolate que llega a Argelia es el destinado en principio al mercado de Europa del este, de Letonia a Hungría. Por cierto, la Embajadora polaca en Argelia, que se apellida Milka, se llama Lidia, casi “lila”, como el color que identifica esta marca. Las tabletas habituales se venden en el lugar más barato a entre 90 céntimos y 1,20 euros. Los chocolates de “edición limitada” se sitúan en el margen superior de la franja de precios. Además, dependiendo del punto de venta pueden ser hasta 40 ó 50 céntimos más caros.

Me estaba emocionando escribiendo e iba a facilitar los datos del importador, que figuran serigrafiados en árabe en cada envoltorio. Y es que estaba sintiendo el analista de mercado que me gustaría poder desarrollar en mi trabajo, explicando por ejemplo cómo el empleo de palmito en lugar de palma, por razones de precio, hace que la calidad del chocolate que se elabora en Argelia se resienta. Pero aquí sólo quería endulzar el día a los amigos “chocolatófilos” y que no utilicen la ausencia de su vicio favorito como excusa para no visitar Argelia.

martes, 17 de febrero de 2009

De parte de Pichu

Escribo un post muy especial para una persona muy especial.
La pasada primavera publiqué un post dando cuenta de una cena “a la catalana” que tuvo lugar en el Aerohabitat, rebautizado entre nosotros como Aerojuya. Francesc, que había venido acompañado de Elisabet, su novia, a pasar unos días en Argel, nos había preparado un guiso de carne y patata. Ahora he de reconocer que lo que más me gustó fue el postre de naranja con esa bebida que no voy a desvelar, que Jorge se sacó del armario. Posteriormente, en julio, Elisabet y Francesc vinieron a pasar el verano en Argel e impartir clases en el Instituto Cervantes.

Elisabet ha dejado un hondo recuerdo en mucha gente. Es alguien que se entrega como es, siempre buscando el lado más positivo. Sabe que a veces le toman por tonta o por ingenua, pero ella prefiere ayudar a los demás a ser felices, por encima de la opinión sobre su persona.

El próximo 4 de abril Elisabet y Francesc se casarán en Calpe y me han invitado a su boda. Me temo que no podré asistir.

Hoy es el cumpleaños de Elisabet. Quería enviarle una felicitación muy especial, pero no encontraba qué. Me gustan los regalos trabajados, pensados, no solucionados a base de dinero. Y dándole vueltas a la cabeza hallé la solución: hacer que le felicite alguien que también sea especial para ella. Así que me fui al Parque de Tifariti, del que escribiré otro día, y le pedí a un amigo de Elisabet que vive allí que le enviara un beso de cumpleaños. Me costó lo suyo, pero aquí está:

El amigo de la foto se llama Pichu. Me lo presentó Elisabet. Y he querido de esta forma que sepa que los dos tipos más monos del lugar la recordamos con cariño y esperamos verla pronto de nuevo, ya como mujer casada. Un beso guapetona.

lunes, 16 de febrero de 2009

Como en Fama

En aquella serie titulada Fama, de la televisión a blanco y negro (al menos en mi casa), cada capítulo se iniciaba con una frase que ha pasado a la historia. La pronunciaba la profesora Grant ante sus alumnos, entre los que estaba una jovencísima Janet Jackson, eclipsada por los personajes de Leroy Johnson, Danny Amatullo, Coco o el entrañable profesor Shorofsky. Decía más o menos así:

"Tenéis muchos sueños, buscáis la fama; pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagarla, con sudor".

Mi toque nostálgico de hoy tiene que ver con el precio de la delgadez, que cuesta y estoy pagando con agujetas.

Ayer domingo fue un día muy completo. Trabajé, como todos los domingos, si bien es verdad que desde hace unos meses no sé si a esto se le puede llamar exactamente trabajo. Pero, vamos, que fui a la oficina. Después quedé con un amigo Hakim, que me quería presentar a una amiga suya, Imène, que habla castellano y que busca la forma de conversar con hispano parlantes que le permitan conservar el nivel adquirido durante su época recién finalizada de estudiante. Digo yo que deberíamos hacer algo para reunirnos un par de veces por semana con gente que habla castellano y hacer cualquier cosa, con la sola condición de utilizar el castellano como lengua vehicular (lo escribo así para que vea Tontxu Campos, el Consejero de Educación, del Gobierno Vasco, espero que ya por poco tiempo, que me he quedado con su terminología).

La conversación con Imène y Hakim fue muy agradable, pero las caravanas que se forman en la zona de Ben Aknoun todos los días de cuatro a seis de la tarde me hicieron perder la misa a la que suelo acudir en la Casa Diocesana, de modo que tuvo que ir a la iglesia de la Placette de Hydra, donde presidía la celebración el arzobispo emérito de Argel, Monseñor Tessier, a quien todo el mundo llama "le Père Tessier".

Después acudí al gimnasio del Hotel El Djazair. Me regalé una sesión completísima. Empecé con unos estiramientos y luego algo más de media hora de correr en cinta a buena velocidad, para quemar el mayor número posible de calorías. De ahí a la sauna. Después acudía a nadar unos largos en la piscina y relajarme un rato en el jacuzzi. Y para completar la sesión, un hamman, que sólo se diferencia de la sauna en que el calor es húmedo en lugar de seco. El broche final lo puso un masaje que casi acaba conmigo.

A las once y media de la noche me fui a cenar pinchos morunos (aquí llamados brochetas) enfrente del Ayuntamiento de Hussein Dey. Mi intención era cenar algo sano y pedí seis pinchos de pechuga de pavo. No es mucha cantidad, porque los pinchos de Argelia son muy pequeños en comparación con los que se sirven en España, aunque nadie puede negar que los genuinamente morunos sean éstos, de verdadera tierra de moros. Viendo que, pese a todo, aquello podía no ser suficiente, pedí otros tres pinchos de algo que se ofrecía en un plato situado al lado. Grave error. Aún no sé lo que me comí, pero tengo la sospecha de que se trataba de trozos de esófago de cordero. Todavía lo estoy digiriendo a estas horas de la mañana (cuando escribo, antes de ir a trabajar, aunque lo publicaré a la una de la tarde).

Levantarme ha sido difícil por la mañana. Apenas podía agacharme, no sé si por las agujetas de la gimnasia y por el masaje. En fin, que la delgadez está claro que también cuesta.

Mi pobre coche

Hace tres semanas me robaron en el coche, rompiéndome una luna lateral. Me pilló en un mal momento personal, uno de esos en los que mi Hyundai Accent se convierte en el resorte al que me agarro como garantía de libertad, con el que sé que en caso de necesidad estará ahí para llevarme adonde necesite.

Fue en la mañana del jueves. La víspera había regresado tarde a casa, pero aún así tuve la extraña fortuna de encontrar una plaza de aparcamiento no muy lejos de mi casa… y la desgracia de que fuera el lugar elegido por un ladrón para perpetrar su fechoría. Los jueves equivalen al sábado nuestro y a la hora a la que me levanté buena parte de la ciudad aún dormía. Al acercarme al coche vi que tenía las puertas abiertas y la luna lateral derecha rota.

Cuando lo llevé a arreglar descubrimos que me habían forzado la cerradura de la puerta del conductor (desde entonces sigue rota) y posiblemente las marchas, porque también el embrague estaba afectado. La broma me ha salido muy cara, aunque bastante menos que si llego a acudir a un taller en España, porque la mano de obra es mucho más barata en Argelia.

Todo lo que me pasa con el coche me afecta mucho. Mi depresión comenzó cuando me cayó un árbol encima del vehículo durante una tormenta nocturna. Esta vez conté con la inestimable ayuda de un amigo para que todo fuera más llevadero. Todavía queda a cerradura estropeada, el pedal del embrague que ha quedado mal y algún que otro detalle menor, que espero solucionar en pocos días.

domingo, 15 de febrero de 2009

La tisana

Los viajes en avión acaban siempre pasándome su factura sanitaria. Este último fue de los peores, porque viajaba constipado (digamos que resfriado, para que aquéllos cuyo idioma materno es otro que el castellano no entiendan que padecía un estreñimiento). La descompresión previa al aterrizaje me causó en los dos vuelos que tuve que tomar fuertes dolores en el oído derecho, que no s eme pasaron hasta varias horas más tarde.

Durante unos años solía salir siempre resfriado de los aviones, hasta que descubrí que era algo que también me pasaba en los autobuses y que se debe a que el aire circula fundamentalmente alrededor del avión, cerca de las ventanillas, arrastrando ácaros, que me producen rinitis alérgica. Desde entonces pido siempre asiento de pasillo y me pierdo muchos de esos paisajes que sólo desde la ventanilla de un avión pueden contemplarse, pero a cambio lo gano en salud.

Sí que me resfrié ligeramente cuando vine a Argel en octubre pasado, aún de baja médica, pero con la única finalidad de mudarme de piso. Un par de días más tarde, cuando estaba yo viendo un piso en Sacré Coeur con Omar, éste cayó en la cuenta de mi resfriado y decidió que tendría que ir a una farmacia a comprar una tisana. De nada sirvieron las explicaciones que le di sobre mi poco apego a los medicamentos, lo innecesario de la compra, que se me iba a pasar sin más en un par de días… Lo había decidido por mí y mi opinión no le importaba en absoluto, así que decidí ahorrarme la discusión yendo con él a comprar el medicamento aunque luego lo tuviera que tirar. Además, tenía curiosidad por conocer qué era eso de la tisana.

La realidad del brebaje en cuestión cumplió con mis expectativas. Omar me hizo acompañarle a la farmacia más cercana, pidió una tisana antigripal y el mancebo (sé que suena mal, pero es como siempre se ha llamado al ayudante del farmacéutico) nos la sirvió con celeridad. En ningún momento trató de vender algún medicamento más apropiado para la gripe, ni dudó un solo instante sobre el objeto de nuestra demanda. Más aún, me explicó cómo debe prepararse sin mirar ninguna hoja de instrucciones, una prueba más de que se trata de un recurso mucho más habitual de lo que yo suponía.

Se trata de hierbas medicinales de mezclas ya preparadas que se venden en farmacias y herbolarios con una veintena de composiciones diferentes con las que se pretende cubrir la mayoría de las enfermedades. La mía indica que está indicada para reuma, gripe y anginas. Su composición es canela, jengibre, clavo y tomillo, que creo que es como se llama en castellano a una planta empleada en la cocina cuyo nombre en francés es “serpolet”.

El precio me pareció muy asequible, 60 dinares. Claro que el peso es de sólo 40 gramos, lo que da un precio de 1.500 dinares el kilo. Lo que no sé es cómo sabe, porque si Omar es terco en sus decisiones, yo también; ya le había dicho una vez que no iba a tomarla y en la estantería de mi cocina se ha quedado la tisana sin abrir.

sábado, 14 de febrero de 2009

Para todas, pero en especial para ti.

Me gustaría ser más original… pero va a ser que no. Toca hablar de San Valentín.

El hecho de que el Día de los Enamorados se celebre en la festividad de una santo católico debería ser suficiente para suponer que en Argelia no se celebraría tal acontecimiento. Bien, pues la suposición es errónea: San Valentín, el Día de los Enamorados, se celebra y mucho en Argelia.

Debería corregirme y aclarar que la celebración de esta jornada tiene lugar en las grandes ciudades, en el norte de Argelia. Maica me podrá rectificar, pero no me imagino a un mozabita de Ghardaia llevando hoy al cine a su señora esposa.

En Argel aumentan mucho las ventas de flores en general y de rosas rojas en particular en este día. De todas formas, ese gusto para nosotros tan hortera suele salir a relucir y yo sé de alguien que le compró a su mujer unas flores de plástico, porque eran más bonitas y con brillos que las naturales.

El año pasado le di a cada una de mis compañeras de trabajo una tableta de chocolate Toblerone, que había comprado en el Duty Free Shop de Barajas. Pero este año cae en sábado y no trabajamos. Suelo llevar todos los días croissants a la oficina para el desayuno, pero mañana no lo haré, porque por razones que no vienen al caso no tendremos muchas ganas de celebración. Cuando la ruindad se junta con la avaricia surgen cosas raras y sólo espero que lo más apropiado no sea llevarles mañana a dos de ellas una cestita con naranjas. Ellas ya me entienden; los demás no, claro, pero es que no quiero que se me entienda.

Me permito dedicar el post de hoy a todas las personas que me han contactado durante este último año porque llegaron hasta mí debido a su amor por un argelino. Son bastantes, pero nombro a ninguna porque en muchos casos desearán el anonimato de sus sentimientos.

Feliz día a todos los enamorados. Y a ti, cariño, un beso.

jueves, 12 de febrero de 2009

De vuelta, más ligero

Ya llegué a Argel. Regresé hace unas horas. No he podido dejar escrito el comentario desde mi casa porque no me funcionaba el acceso a Internet. la verdad, no me extrañó demasiado. Supongo que me tocará acudir el sábado a reclamar la reparación.

Como todos los conocidos me preguntan qué tal me ha ido con la visita médica en Bilbao, he de decir que bastante bien. Las cosas siguen su curso y una depresión no se cura en unos pocos meses, de modo que me seguirá tocando acudir periódicamente a consulta, aproximadamente cada dos meses. La próxima vez me sacarán sangre, aspecto que prefiero no recordar ahora, porque estoy seguro de que montaré un show.

A mediados de enero decidí ponerme a régimen para perder los kilos que me sobran, conjuntamente a Itziar y Jon, mis amigos a los que el médico igualmente había prescrito una pérdida importante de peso. El comienzo ha sido difícil; el estómago está acostumbrado a ingerir mayores cantidades; cualquier traspiés anímico tiene como consecuencia mi visita inmediata a la despensa para atiborrarme de alimentos nada convenientes; las relaciones sociales en Argelia se basan en la salida a restaurantes. Pero ya voy mejor y he modificado la tendencia, como puede observarse en el cuadro de la izquierda. Explico la gráfica, que de forma ascendente debe señalar el peso perdido, en kilogramos. La línea verde representa el trazado ideal si esa pérdida de peso es homogénea a lo largo dle tiempo. La roja el recorrido seguido por Itziar, la azul el de Jon y la violeta el mío. Los puntos discontinuos indican el peso puntual de cada día, a los que Jon ha aplicado un modelo de esos a los que los economistas denominamos econométricos, los que minimizan el sumatorio de los cuadrados de las distancias para predecir tendencias, dicho de manera sencilla para quien no entienda de qué va la cosa.

Mi objetivo ahora es alcanzar esa recta verde, que a más largo plazo queda por encima de mis objetivos. Pero no voy a renunciar a los pequeños placeres de la comida que en Argelia forman un uno con cualquier conceto de ocio y diversión.

Pongo un ejemplo. Este fin de semana quiero ir a Tamentfoust, el puertecito pesquero que se sitúa en el vértice este de la bahía de Argel. Es donde hace un año saque esta fotografía de la gente reparando las artes de pesca. Allí se encuentra mi restaurante favorito de Argelia, un pequeño lugar poco conocido y escasamente frecuentado por turistas, puesto que no sirve alcohol. Pero su cocinero es para mí uno de los mejores del país.

Espero que mi resfriado alérgico se pase este fin de semana argelino. El viaje en avión resultó un tormento para los oídos, como me temía.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Maquillaje

No está mi cabeza para grandes excesos literarios, víctima de la fiebre, que en realidad no deja de ser un síntoma más del resfriado alérgico que he pillado. Pero no recordaba que una simple cabeza pudiera doler tanto.

En mi viaje anterior a Argel me entregaron en el avión un periódiuco y al abrirlo me encontré con la noticia de la fotografía. Espero que hoy las noticias sean mejores. Aunque en el plano económico todo lo que últimamente se ha conocido de decisiones gubernamentales argelinas para obligar a las empresas extranjeras a actuar con un socio local y hacerlo incluso efectivo para las empresas ya legalmente constituidas, con ese gusto argelino por la retroactividad de las leyes que no hace sino generar incertidumbre jurídica.

Yo lo escribo como lo sé, sin maquillar, no vayamos a tener problemas por usar el maquillaje.

martes, 10 de febrero de 2009

Una franquicia española

Hace unas semanas, paseando por la principal arteria comercial de Argel, Didouche Mourad, me topé con un negocio nuevo, que se estaba instalando. Mis ojos de profesional de la información comercial se dieron cuenta inmediatamente de que estaba ante algo sorprendente. El cartel, que lucía en grande la palabra Retoucherie, es posible que no diga mucho a la inmensa mayoría de la gente. Se trata de una franquicia presente en casi todas las ciudades españolas. El que se fije un poco más observará que en pequeño, bajo ese inmenso rótulo de “Retoucherie” está escrito “de Manuela”. Porque no se trata de una franquicia francesa, sino española.
El caso de esta franquicia se estudia por muchas razones en las escuelas de negocios. Manuela es una costurera gallega que vivía como emigrante en Francia y que decidió abrir en París su propio negocio de arreglo de ropa, lo que en francés se llama “retoucher”, retocar. Unos años después, con la idea de negocio, decidió regresar e instalarse en Madrid, con gran éxito. Pronto empezó a expandir el negocio, primero con tiendas propias y luego, a finales del siglo pasado, en forma de franquicia, en un crecimiento imparable. Ahora ya sólo abre establecimientos bajo régimen de franquicia y sus tiendas propias son sólo algo más de una veintena entre las más de trescientas con las que contaba hace un año.

Hacia el 2005 entró en crisis. Para Manuela resultaba ya imposible hacer rentable el negocio basándose en su ilusión y precisó la ayuda de un fondo de inversiones que mirara al negocio con frialdad, manteniendo, eso sí, a Manuela como cabeza visible no ejecutiva, pero representativa a sus 70 años de la imagen de empresa. De hecho, existe otra franquicia similar, El Dedal de la Tata, que no ha conseguido ni de lejos el mismo reconocimiento. La supervivencia se ha basado a corto plazo en un proceso de expansión para el que se fichó al responsable de esta misma actividad en Mex, empresa de transporte urgente.

Para abrir una tienda en franquicia se requiere disponer de unos 65.000 euros entre canon de entrada y elementos comunes a todas las franquicias que el franquiciado se obliga a adquirir. Además, si no estoy equivocado, cada mes hay que abonar 900 euros en concepto de royalties y gastos comunes de marketing corporativo. Si no me confundo demasiado, la franquicia también se “nacionalizó” andaluza para contar con las ventajas que ofrecía el gobierno andaluz para la expansión internacional. Y de ahí surgió un importante acuerdo para entrar en el mercado chino.

He narrado todo esto para que el lector conozca el bagaje con el que yo contaba en el momento en el que mis ojos se toparon con el cartel de La Retoucherie de Manuela. Pero es que además estamos en Argel y se supone que conozco el mercado argelino y lo que en él puede haber de oportunidad para las empresas españolas. Esa es la segunda parte de lo que pasa por mi cabeza ante el cartel. A ver si consigo resumirlo sin aburrir al personal...

El arreglo de prendas de vestir es algo que en Argelia aún se hace mayoritariamente en los hogares y por parte de las amas de casa. Es una labor individual, excepto cuando se trata de bordar vestidos de novia, para lo que a veces colaboran varias mujeres de la familia. Sin embargo, en los barrios más occidentalizados de Argel existen muchos establecimientos de arreglo de ropa, de modistas. En estos casos no es una actividad femenina y no es raro encontrarse a jóvenes varones trabajando ante la máquina de coser. Como la mano de obra está comparativamente muy mal pagada en Argelia y la actividad de modisto apenas requiere de inversión en equipo, las tarifas de arreglos son ridículas en comparación con las de España.

Firmar un contrato de franquicia en Argelia es francamente difícil, por las complicaciones derivadas del envío al exterior de royalties desde un país que ni siquiera es firmante de la Organización Mundial de Comercio. Si alguien me preguntara como hacerlo, le aconsejaría expandirse a través de un tercer país, de manera que su franquiciado lo fuera también de un establecimiento en Francia u otro país con el tráfico de divisas liberalizado, para que hiciera frente desde allí a todos los pagos. De todas formas, nunca me han planteado una pregunta de este tipo y desconozco todo lo relacionado con esta franquicia española. De haber sabido de ella dentro de mi trabajo profesional no me hubiera permitido comentarlo en este blog, evidentemente. Es un tema bastante apasionante, porque las principales franquicias internacionales no han conseguido poner un pie en el país. Gigantes conocidos como McDonnald’s, Burger King, Subway, Dunkin Donuts, 7-Eleven, Mail Boxes, Domino’s Pizza, Curves, Intercontinental Hotels y The Body Shop, que creo que son las diez más importantes a nivel mundial, no están presentes en Argelia. Sí han entrado de alguna forma Yves Rocher, Carrefour, Mango, Hypopotamus y alguna otra, pero siempre que he querido conocer los detalles de la operación había alguien que ya regentaba el mismo negocio en un tercer país, Francia, Bélgica, Túnez u otro. El último caso que conozco puede ser el de la tienda del equipo francés de fútbol Olimpique de Marsella, que ha abierto su tienda hace menos de dos meses muy cerca de la Catedral del Sagrado Corazón, regentada por quien ya cuenta con el mismo negocio en Francia.

La calle Didouche Mourad es una de las arterias comerciales más caras de Argel. Los precios del alquiler son tan elevados que bastantes locales permanecen cerrados ante la imposibilidad de su anterior arrendatario de seguir haciendo frente a unos pagos francamente exagerados. Para mí es un misterio cómo alguien conseguirá sacar adelante un negocio en el que seguramente se enfrenta a unos gastos fijos de unos 2.500 euros mensuales y una clientela que no está acostumbrada a pagar más de uno o dos euros por el arreglo de un vestido. En un par de años lo veremos. Pero de momento ya podemos presumir de contar con una franquicia española en Argelia.

lunes, 9 de febrero de 2009

Pensamientos viajeros

Estoy en Bilbao, adonde he venido por razones médicas. Me prescribieron seguir tomando medicación y periódicamente he de acudir a que el especialista compruebe que, efectivamente, estoy superando la enfermedad. Es un buen momento para contar intimidades, pensamientos, todo lo que pasa por la cabeza durante un viaje que para quienes viven en Madrid o Barcelona resulta corto, pero para quienes estamos obligados a realizar alguna escala para llegar a nuestro domicilio acaba resultando agotador.

Siempre que viajo hacia España lo hago con muy poco equipaje. En esta ocasión la maleta pesaba nueve kilos, creo que fundamentalmente debidos al propio peso de la maleta, de la bolsa que lleva dentro y el montón de cosas que por pereza no saqué de su interior. Es un fastidio facturar equipaje cuando se viaja a Madrid, porque generalmente transcurre más de una hora desde el aterrizaje hasta que se ve salir el equipaje por la cinta. Son esos retrasos que popularmente achacamos a las compañías aéreas y en realidad se deben a las empresas concesionarias de los servicios del aeropuerto o a las absurdas medidas de seguridad que imponen a los pasajeros para recordar que la paranoia norteamericana es muy contagiosa.

Cuando fui a recoger mi tarjeta de embarque y facturar en el aeropuerto de Argel me llevé en esta ocasión una sorpresa muy agradable. No había aglomeraciones ni colas y para un solo avión, que además fue casi vacío, habían establecido tres mostradores de facturación. Lo habitual si se viaja con Air Algérie es que exista una cola única para los cuatro o cinco vuelos de esa franja horaria y que a los sumo cuatro mostradores estén abiertos, la mitad de ellos quejándose de que el ordenador no funciona, no dispone de tickets de resguardo para las maletas o no consigue que el lector del código de barras del pasaporte realice su trabajo. Tengo ya establecido que el tiempo de cola en facturación, y sólo en facturación, es de cuarenta y cinco minutos cuando se viaja con Air Algérie.

Decía que me recibieron inmediatamente y el empleado de Air Algérie, al ver mi pasaporte, se me puso a hablar en español. Incluso se me excusó por hablar mezclándolo con el italiano ya que, me explicó, su madre es italiana casada con un argelino. La realidad es que este simpático empleado dominaba con fluidez nuestra lengua… y cuatro más. Me sorprendió que mientas me realizaba los trámites me daba conversación en español sobre fútbol europeo y no se equivocó en nada. No es lo normal, estoy ya acostumbrado a que la mitad de las veces no sirva de nada indicar que quiero asiento de pasillo y que la facturación sea hasta destino final cuando, como era el caso, conecto en otro vuelo hasta Bilbao. Y pensaba yo que no somos muchos los hombres que tenemos esa habilidad típicamente femenina de poder leer mientras se ve la tele y enterarse de ambas cosas, o hablar de algo y escribir sobre otra cosa. También pensaba hasta qué punto influye el país de nacimiento en alguien que estará ganando 300 euros al mes y que podría estar trabajando en cualquier otra cosa de haber determinado sus padres que era mejor vivir en Italia, tierra natal de su madre, y no en Argelia, país de su padre.

Tengo que confesar que por fin utilicé los baños del aeropuerto. Algo que había comido me había sentado mal; probablemente la pechuga de pollo a la crema del Lunch de la llamada Placette de Hydra, que no tenía pinta de estar muy fresca. En definitiva, que las tripas me advirtieron de la emergencia y no me quedó más opción que pasar por el aro de un baño público argelino. Y tengo que reconocer que el baño de salidas del aeropuerto internacional de Argel era bastante aceptable y que además no me resultó muy difícil encontrar papel higiénico… en el baño de señoras, porque en el de caballeros no lo había. Mi problema estomacal continuó en las siguientes horas, porque me mareé durante el vuelo y sólo se me pasó tras acudir de nuevo a los servicios.

En la escala realizada en Frankfurt comprobé lo que es invierno y la suerte que tenemos los que vivimos en Argel de gozar de un clima tan agradable. El desembarco no se realizó por un finger, sino que se nos trasladó a la terminal en autobús. Y entre que estaba lloviendo y que en plena pista la policía controlaba que todos los pasajeros entrábamos legalmente en el espacio europeo Schengen, para un pobre emigrante que se ha hecho al calorcito argelino, que no lleva ni jersey ni camiseta interior, aquello resultaba una tortura.

Por desviación profesional me fijé en los precios de los diferentes lugares. En el aeropuerto de Argel todo es muchísimo más caro que en la ciudad. Un croissant cuesta diez céntimos en una panadería y quince en una cafetería; en el aeropuerto creo recordar que noventa céntimos. Un café con leche cuesta unos veinticinco céntimos en la ciudad, pero un euro y medio en el aeropuerto de Argel. Claro que luego llega uno a Frankfurt y un croissant mucho peor (porque los argelinos son muy buenos) le sale por euro y medio, mientras que por un café con leche infinitamente mejor (porque en Argelia suele ser bastante malo y servido con escaso glamour) tiene que desembolsar 3,30 euros mientras se pregunta qué mísera cantidad de ese dinero irá al cafetero colombiano o brasileño, si resulta rentable vender un café solo en Argelia por quince céntimos, después de pagar el servicio de cafetería, el molido y envasado en Argelia, la importación, la comercialización en origen y el tostado, por ir del final al principio en el proceso.

Y, por seguir pensando, le da a uno por escribir este texto, se pregunta qué tiene que ver con la vida en Argelia y al final decide publicarlo, porque se trata de su blog.

domingo, 8 de febrero de 2009

Complicación para Semana Santa

Uno de los períodos de mayor tráfico de españoles hacia Argelia se produce en Semana Santa. Se trata tanto de familiares de trabajadores desplazados, que aprovechan la oportunidad para conocer un país sinceramente único, como de grupos de turistas que bajan al sur, al desierto, en una época del año en la que el calor no es aún excesivo en el Sahara.

Este año va a estar un poco más complicado. El Presidente del país acaba de convocar la farsa electoral de su reelección para el dia 9 de abril, Jueves Santo.

Es habitual en Argelia que se aduzcan razones de seguridad para que la víspera de las elecciones permanezcan cerrados muchos establecimeintos, se prohíba la venta de bebidas alcohólicas, se prohíban las concentraciones de personas, etc. Asi se hizo con motivo de las últimas elecciones municipales, dejando incluso con un palmo de narices a empresarios que participaban en una feria y que vieron ésta reducirse en una fecha por "razones de seguridad". Además, el día electoral como tal está todo cerrado, es oficialmente no laborable.

Me temo que han hecho un flaco favor al turismo argelino al marcar las fechas de unas elecciones en las que no existe ninguna posibilidad diferente en el resultado final que la reelección del actual presidente. Como estos días está por aquí Raúl Castro, de visita oficial en Argel, igual están dándose ambos líderes consejos democráticos. En unas horas creo que se presenta oficialmente la candidatura de Bouteflika como respuesta al clamor popular para saltarse la constitución, al mejor estilo Hugo Chávez.

sábado, 7 de febrero de 2009

Kebab o chawarma

Me contaban en una ocasión que el plato nacional francés, el que más fácilmente se encuentra en los restaurantes, al margen de filete de carne y ensalada, es el cuscús. En cambio, me añadían, el plato nacional de Argelia es la pizza.

Lejos de tratarse de una broma, el párrafo anterior es absolutamente cierto, al menos en lo que toca a lo que comen los argelinos fuera de casa. La comida rápida se ha impuesto en toda la región costera del país y son muchos los argelinos que cada día recurren a ella.

Antes, la comida típica rápida era la brocheta, lo que llamamos pincho moruno. Una vez asada se ponía en un pan y se hacía así un bocadillo, porque no se entiende ninguna comida en Argelia que no esté basada en el consumo, para mí exagerado, de pan. Luego se fue introduciendo la plancha o placa como elemento básico en el que cocinar y los bocadillos adoptaron otros gustos. El gran triunfador fue el llamado completo, que es el bocadillo que además de contener los ingredientes propios añade ensalada y patatas fritas. Personalmente he de confesar que fuera de Argelia no había visto jamás un bocadillo con patatas fritas hasta que recientemente viajé a París y comí un bocadillo en un puesto regentado por un argelino del barrio de Kouba.

Unos años más tarde casi todos los establecimientos de comida rápida incorporaron la plancha doble y con ella el panini. Se llama así, panini y no panino, incluso refiriéndose a uno solo. Yo me he quedado ahí, quizás porque representa una etapa de mi vida en Argelia que quiero recordar con cariño.

La moda se trasladó posteriormente al bocadillo tunecino, que se diferencia del normal únicamente en el tipo de pan. En esta fase estaban aún en Argelia hasta hace unos meses, en los que ha empezado a ponerse de moda el kebab.

Lo que llamamos un kebab era hasta hace unos años conocido como “gyros” en los restaurantes griegos, precisamente para indicar que la comida se va haciendo mientras gira alrededor de una fuente de calor. Pienso que en España lo popularizaron varias cadenas de origen turco-alemán, aunque no lo sé a ciencia cierta. En Argelia no se llama kebab, sino chawarma, pronunciando algo así como “shavarma”. Se ha puesto absolutamente de moda este pasado verano y cada vez son más los pequeños restaurantes callejeros que incorporan el artilugio giratorio. La carne es preparada en general por el propio restaurante. El proceso consiste en filetearla y sumergirla en un líquido que contiene varias especias, según el gusto del cocinero. La mayoría se limitan a hierbas aromáticas, pero hay quien le añade un toque de su propia cosecha. Luego, esa carne se coloca pichándola en el gancho central del aparato de asar, colocando unas lonchas encima de otras hasta conseguir darle la forma del kebab habitual.

Otro toque personal de cada restaurante es la salsa. Muchos se limitan a la picantísima harissa de toda la vida, pero los más exquisitos se atreven con la salsa blanca. Hace unos días le pedí a un cocinero que me enseñara a hacer la que luego iba a comerme yo y como no había más clientes se prestó encantado a ser mi profesor. No se trata de un hecho singular, la cercanía de la gente es uno de los rasgos distintivos de Argelia y creo que el que más disfruto cada día. Volviendo a mi salsa para kebab, consistía en mezclar a partes iguales yogur natural entero y una mayonesa espesa. Esta última se hacía como cualquier otra salsa mayonesa, batiendo huevos con aceite, sólo que añadiendo varias especias, así como algo de ajo y cebollino.
En mi opinión, el mejor chawarma de Argel se come en un pequeño restaurante de Didouche Mourad, a la altura del Instituto Cervantes. Al mediodía hay que hacer cola para poder comprar uno simplemente para llevar, porque son muchas las personas de oficinas cercanas que se acercan a comprar para toda su oficina. Por su coste, algo así como 1,30 euros, debería estar prohibido irse de Argel sin haberlo probado.

viernes, 6 de febrero de 2009

Saturado

Escribir en el blog me lleva cada día un rato. Pero contestar a los correos personales que recibo resulta interminable. Por eso, sintiéndolo mucho, he de declarar aquí que me resulta imposible mantener ese ritmo. Tengo en mi buzón de entrada de correo más de 200 mensajes y muchos de ellos urgentes o al menos importantes. Para cada persona que me escribe yo soy uno solo y él o ella también.

Me he tenido que dejar de conectar al messenger de Hotmail porque había contactos que en cuanto me veía se lanzaban a escribirme y a preguntarme cómo iba o cómo estaba. Y, peor aún, había quien me enviaba algo que se llamaba guiño, o un nombre similar, que me bloqueaba el ordenador. Le advertí de ello a mi hermano, que me hizo caso, pero me seguía ocurriendo con otros contactos y he tenido que prescindir del messenger.

Ahora estoy utilizando Skype como vía de comunicación, porque una conversación hablada es más rápida que una escrita, al menos a la velocidad que yo tecleo. Una amiga encantadora me regaló los auriculares y les estoy dando un magnífico uso, pero si los contactos y amigos me envían texto de chat en lugar de voz tendré que suprimirlos para que todo esto no acabe conmigo.

Sé que con lo que acabo de escribir voy a pasar por antipático. Lo siento, de verdad, me gustaría tener esos quince minutos que poder dedicar a cada una de las diez, doce, catorce, ...veinte personas que cada día me escriben esperando una respuesta. Pero quince minutos multiplicados por veinte personas hacen cinco horas diarias. Y yo, ¿cuándo vivo?

Porque para mí vivir en Argel, vivir en Argelia, significa también disfrutar en vivo de lo que me rodea, compartir tiempo con mis vecinos y amigos de carne y hueso, salir a un sitio nuevo o tomarme un té en el rincón de siempre. Incluso hacer un poco el gamberro, como en la práctica de bombero voluntario de la fotografía adjunta, que la publico aquí y ahora para comprobar si eso de que lo de que los bomberos ligan mucho es un bulo o realidad. Respuesta en unos días.
Por cierto, que a mí el bombero profesional, que por supuesto es el más feo de los dos, me recordaba físicamente a Michael Schumacher, que en Argelia comentaban que tenía orígenes argelinos.

Creo que este rasgo final de humor deja bien claro que no estoy enfadado, harto, asqueado, malhumorado, ni nada parecido. Sencillamente, de verdad, que no puedo con todo.

Quien me haya escrito algo importante y yo no le haya contestado, que por favor insista diciéndome que le resulta importante recibir mi respuesta.

jueves, 5 de febrero de 2009

A Raquel

Ayer comentaba que era el cumpleaños de tres amigos y hoy lo es de Raquel, a quien conocí por este blog.

En realidad no nos conocemos personalmente. He estado con su familia política, su suegra, su cuñada, su sobrina. Hemos hablado por teléfono, por Messenger, por correo. Pero no nos hemos visto nunca.

Desde el principio me encantó de Raquel su decisión en la vida, su generosidad y su impresionante buen humor. Me ha hecho reir más veces de las que ella imagina.

Ahora está llorando. Su padre, un hombre relativamente joven y absolutamente bueno, falleció inesperadamente hace unas semanas. Ella reconoce que estaban muy unidos, que se sentía casi un apéndice de la personalidad de su padre. Y yo lloro por Raquel y con Raquel.

Cuando me contó el fallecimiento de su padre y me confesó que me lo contaba de manera especial me sentí muy halagado, pero a la vez abrumado. ¿Qué he hecho yo para merecer su consideración de amigo privilegiado? Ahí me di un poco más cuenta de que el blog me había superado, que había adquirido una dimensión importante en la vida de otras personas, que mi creación cobraba vida propia y amenazaba con acabar con la mía.

No sé qué decirle. Creo que nadie tiene palabras para consolar a aquél que pierde a un ser querido. Es algo, imagino, que sólo cura el tiempo y de forma parcial. Mientras tanto, sólo se me ocurre escucharle con cariño, a la vez que doy gracias a Dios porque aún puedo gozar de la compañía de mis padres, bien es cierto que en la distancia a la que obliga mi trabajo en Argelia.

No creo que Raquel vaya a leer este comentario de hoy, aunque supongo que lo hará unos días más tarde. Desearle un feliz día de cumpleaños resultaría una ironía muy cruel. Simplemente le deseo que siga sabiendo ser la hija de la que su padre, allá en el Cielo, se sentirá tan orgulloso.

Gracias, Raquel, por tu amistad.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Os debo una explicación

He estado unos días sin escribir. Para algunas personas han sido demasiados, para mí no. Es más, hoy dejo estas líneas un poco forzado, sin poder asegurar la continuidad.

Creo que debo una explicación global. Además, lo prefiero así a tener que contar un centenar de veces, y no exagero, mis circunstancias.

Empecé a escribir con un doble objetivo. Primeramente, transmitir a mis amigos una visión más real de la vida argelina, lejos de la imagen de nido de terroristas a lomos de camellos. Y segundo, disponer de una válvula de escape para la soledad que siento en Argel. Ambos objetivos se cubrieron con creces. Y son esas "creces" las que han amenazado con acabar conmigo. Cada vez más gente lo consultaba, me hacía preguntas, me llegaba en algunos casos a considerar parte de su familia. La crecida me estaba empujando hacia donde yo no quería ir. Y lo sigue haciendo.

En días pasados me plenteé eliminar completamente el blog, con la opción de blogspot que permite destruir el archivo, algo que no tiene marcha atrás. Y hasta hace unas horas era la opción más plausible.

No me gusta escribir al dictado. Si yo viviera de esto, si cobrara por escribir, lo haría tal y como lo desearan quienes me pagaran o quienes lo leyeran. Pero no es el caso. Los consejos bienintencionados recomendándome ofrecer un enfoque determinado acaban creándome desazón. He sentido que mi relación con personas muy queridas se podía ver afectada por mis comentarios en el blog, o simplemente por la dimensión que éste iba tomando. Gracias al blog he conocido a personas maravillosas, a amigos maravillosos, que en muchas ocasiones no son conscientes de que mi trato personalizado con cada uno de ellos requiere de mucho tiempo y de un esfuerzo adicional que no siempre estoy en condiciones de ofrecer. A modo de ejemplo, acabo de instalar un contador de accesos al blog, puesto a cero en el día de hoy, visible para todos los que lean el blog. Invito a todos a consultar de un día para otro su evolución, que indicará cuántos visitantes han accedido al contenido. Creo que ayudará a hacerse una idea de la dinamica en la que me he visto metido, la crecida que antes decía que me arrastraba sin control.

Quiero pedirles a quienes disgusta lo que escribo que dejen de acceder al contenido. Se trata de un blog personal, no de un foro para masoquistas. Si un día me lamento del despido injusto de su puesto de trabajo de cinco argelinos por algo que no han hecho, no pretendo crear un debate, sino utilizar mi blog como vía de escape de alguien que vive solo y que no puede desahogarse en casa de los problemas vividos en la calle.

Durante el tiempo que he guardado silencio han ocurrido muchas cosas. Demasiadas para comentarlas en pocos días. Hoy me limitaré a felicitar a los amigos que me leen cada día y que hoy celebran su cumpleaños. Porque ya es casualidad que tres de ellos nacieran un cuatro de febrero. Si fueran portugueses pensaría que sus padres festejaron con éxito la Revolución de los Claveles, pero no es el caso. Tirón de orejas para todos ellos.

Cuelgo una foto reciente para demostrar que estoy bien. Más gordo, es verdad, porque he ganado once kilos en nueve meses. Lo dejo fácil para quien quiera hacer la broma. He conseguido frenar una situación que me ha causado en enero varios problemas de salud y ahora toca empezar a perder lo ganado. Volviendo a la foto, señalar que está tomada en la terraza de mi casa, ante un plato de callos a la madrileña, cerveza holandesa y vino de Rioja. La foto no tiene sonido, pero era un viernes a la una de la tarde y los berridos (bueno, vamos a dejarlo en chillidos) del imán de la mezquita más cercana, difundidos por megafonía, apenas permitían entenderse al hablar.

Supongo que mañana dejaré otro post; pero, francamente, no lo sé.