Los viajes en avión acaban siempre pasándome su factura sanitaria. Este último fue de los peores, porque viajaba constipado (digamos que resfriado, para que aquéllos cuyo idioma materno es otro que el castellano no entiendan que padecía un estreñimiento). La descompresión previa al aterrizaje me causó en los dos vuelos que tuve que tomar fuertes dolores en el oído derecho, que no s eme pasaron hasta varias horas más tarde.
Durante unos años solía salir siempre resfriado de los aviones, hasta que descubrí que era algo que también me pasaba en los autobuses y que se debe a que el aire circula fundamentalmente alrededor del avión, cerca de las ventanillas, arrastrando ácaros, que me producen rinitis alérgica. Desde entonces pido siempre asiento de pasillo y me pierdo muchos de esos paisajes que sólo desde la ventanilla de un avión pueden contemplarse, pero a cambio lo gano en salud.
Sí que me resfrié ligeramente cuando vine a Argel en octubre pasado, aún de baja médica, pero con la única finalidad de mudarme de piso. Un par de días más tarde, cuando estaba yo viendo un piso en Sacré Coeur con Omar, éste cayó en la cuenta de mi resfriado y decidió que tendría que ir a una farmacia a comprar una tisana. De nada sirvieron las explicaciones que le di sobre mi poco apego a los medicamentos, lo innecesario de la compra, que se me iba a pasar sin más en un par de días… Lo había decidido por mí y mi opinión no le importaba en absoluto, así que decidí ahorrarme la discusión yendo con él a comprar el medicamento aunque luego lo tuviera que tirar. Además, tenía curiosidad por conocer qué era eso de la tisana.
La realidad del brebaje en cuestión cumplió con mis expectativas. Omar me hizo acompañarle a la farmacia más cercana, pidió una tisana antigripal y el mancebo (sé que suena mal, pero es como siempre se ha llamado al ayudante del farmacéutico) nos la sirvió con celeridad. En ningún momento trató de vender algún medicamento más apropiado para la gripe, ni dudó un solo instante sobre el objeto de nuestra demanda. Más aún, me explicó cómo debe prepararse sin mirar ninguna hoja de instrucciones, una prueba más de que se trata de un recurso mucho más habitual de lo que yo suponía.
Se trata de hierbas medicinales de mezclas ya preparadas que se venden en farmacias y herbolarios con una veintena de composiciones diferentes con las que se pretende cubrir la mayoría de las enfermedades. La mía indica que está indicada para reuma, gripe y anginas. Su composición es canela, jengibre, clavo y tomillo, que creo que es como se llama en castellano a una planta empleada en la cocina cuyo nombre en francés es “serpolet”.
El precio me pareció muy asequible, 60 dinares. Claro que el peso es de sólo 40 gramos, lo que da un precio de 1.500 dinares el kilo. Lo que no sé es cómo sabe, porque si Omar es terco en sus decisiones, yo también; ya le había dicho una vez que no iba a tomarla y en la estantería de mi cocina se ha quedado la tisana sin abrir.
domingo, 15 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Hola jose!
Deberías probar, aunque la desición ya esta tomada.
Yo en estos momentos estoy tomando una tisana , la toma tres veces al dia y es una mezcla de plantas medicinales con efecto diuretico y "quema grasas", realmente lo q hace es aumentar el metabolismo basal, no funciona sino tomas 1.5l de aqua al día. Tambien ayuda a eliminar liquidos. Este compuesto es cosecha propia lleva: Cola de caballo, Ortiga verde, Zarzaparrilla y Fucus.
Te aseguro q funciona y viene genial y ayuda a las dietas de adelgazamiento.
Un besito!
La verdad es que resulta tentador eso de que además ayude a adelgazar. Ya voy pr 81,600 kgs, pero aún no he quitado nada de cintura.
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