lunes, 23 de febrero de 2009

Reflexión sobre la felicidad

Debería sentirme feliz y tranquilo. Las cosas, objetivamente, me van bien.

Tengo trabajo, bien pagado y fijo. Es verdad que en Argelia, pero ya es algo. Y vivo en la capital, en un ambiente muy occidental. Ayer, por ejemplo, fui a misa dominical en la Casa Diocesana como si estuviera en mi casa. El ambiente es familiar y los cuarenta y cinco o cincuenta minutos de celebración resultan muy agradables. Luego estuve tomando unas cervezas por el centro de Argel y seguidamente cenando en un restaurante especializado en carnes. En ambos locales tenían puesto el partido del Athletic en Getafe, emitido por Al Jazira, así que pude ver en directo cómo Llorente conseguía empatar un partido que se había complicado tras fallar Iraola un penalty. Que tu equipo juegue un partido de menor trascendencia y que lo puedas ver en Argelia mientras te tomas una cerveza en un bar es algo que suena a fruto de la fantasía; y, sin embargo, ha sido así.

He empezado las clases de yoga y eso debería llevarme a una calma de la que de momento carezco. Físicamente estoy bien, aunque cada día está más difícil el reto de perder los kilos que me sobran.

Esta mañana me he levantado con un cielo azul. No me ha hecho demasiada gracia, estaba soñando que me tomaba una langosta en el Hotel Aurassi, al borde de la piscina, y el sonido del despertador me ha devuelto a la realidad. La vista no era muy diferente a la que se tiene desde la piscina del Hotel Aurassi, pero entre una langosta cocida y un zumo de naranja todavía hay diferencias. Aún así, la temperatura primaveral que ya disfrutamos es una maravilla que sólo sabemos apreciar cuando nos vamos unos días a España y necesitamos abrigarnos al máximo.

Las nuevas tecnologías llegan a todos los rincones del mundo y estoy al tanto de lo que ocurre como si estuviera en Bilbao. Seguramente me he enterado incluso de la dimisión de Bermejo mucho antes que la mayoría de mis compatriotas. Curioso lo de este personaje, que se va a cazar con un juez sin tener permiso de caza, lo esconde cuando el juez está metido en la investigación de una trama política y sabiendo que ha infrinjido las leyes se agarra a su asiento como Ministro de Justicia hasta que casi lo echan con agua caliente.

Pese a todo lo anterior, no me siento feliz. Si alguien conoce la solución, aquí estoy para escucharla.

10 comentarios:

mari paz dijo...

hola José Antonio. Yo creo que la felicidad depende más de como estamos con nosotros mismos que de las circunstancias que nos rodean.
Yo, muchas veces teniéndolo todo me encuentro fatal y otras en que las cosas a mi alrededor no van tan bien me encuentro mejor.
Además creo que nuestro estado de ánimo influye en lo que pasa a nuestro alrededor, sobre todo en las relaciones con otras personas.
Cuando tengo un día malo intento aceptarlo y no comerme la cabeza para no aumentar el problema, simplemente lo dejo pasar.
Mucho ánimo y un abrazo.

mari paz dijo...

Hola José Antonio. Yo creo que la felicidad depende más de como estemos con nosotros mismos que de las circunstancias que nos rodean.
Yo cuando tengo un día malo intento aceptarlo y no comerme la cabeza para no aumentar el problema, simplemente lo dejo pasar.
Mucho ánimo y un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola,

Me siento identificada con lo que expresa Mari Paz, y tambien te digo que la felicidad es una suma de varios momentos, no es algo que lo puedes experiementar permanentemente.
Habia un poeta y cantante Brasileño muy famoso, que escribio esta cancion dulcisima muy famosa tambien aqui va en portugues

LA FELICIDAD,

decia....

Tristeza não tem fim, felicidade sim

A felicidade é como a pluma,
que o vento vai levando pelo ar
Voa tão leve, mais tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar
A felicidade do pobre parece
A grande ilusão do Carnaval
A gente trabalha o ano inteiro
Por um momento de sonho,
prá fazer a fantasia de rei ou de pirata ou jardineira
e tudo se acabar na quarta feira
Tristeza não tem fin, felicidade sim
A felicidade é como a gota
de orvalho numa petala de flôr
Brilha tranquila depois de leve oscila
e cai como uma lágrima de amor
A minha felicidade está sonhando
nos olhos da minha namorada
É como esta noite passando,
passando em busca da madrugada
Falem baixo por favor
pra que ela acorde alegre como o dia
ofrecendo beijos de amor

autor: VINICIUS DE MORAES ( Brasil)

Diana

José Antonio dijo...

Hola, Mari Paz.
Sí, supongo que tienes razón. A mí me cuesta mucho dejar pasar el dia sin más soy muy impulsivo. Y me marco metas excesivamente altas, que al no alcanzar afectan a mi estado de ánimo. Se lo contaba el otro día a un amigo en relación con aquel cuento de la camisa del hombre feliz.

José Antonio dijo...

Gracias, Diana. No conocía la canción. Bueno, tampoco ahora, que sólo conozco la letra.

Anónimo dijo...

Si pudieses liberarte, por una vez, de ti mismo,
el secreto de los secretos se abriría a ti.
El rostro de lo desconocido, oculto más allá del universo,
aparecería en el espejo de tu percepción.

Celia Ruiz dijo...

Yo también creo que lo de la felicidad es a ratos y en mi caso, expatriada como tú, intento alegrarme de las cosas que tengo y me pasan y centrarme en mi vida aquí sin depender en exceso de lo que fui dejando por otros mundos...es difícil, creo que todos andamos parecidos.

Un abrazo

José Antonio dijo...

No me puedo liberar de mis sentimientos y sensaciones, Maica.

José Antonio dijo...

No sé yo si el hecho de ser expatriado cambia mucho las circunstancias. Pienso qeu algo sí, porque careces del apoyo afectivo que encuentras en el lugar en el que se hallan los tuyos. En fin, un poco complicado. Creo que lo que tengo que hacer es dejar de darle importancia a lo que no lo tiene.

Anónimo dijo...

Hola Jose!

¿Son sentimientos o pensamientos?.

Aunque el dicho popular nos dice que los sentimientos nos engañan,creo q quien nos engañan son nuestros pensamientos.

Una hora de contemplacion vale por sesenta años de adoracion.

La contemplacion no implica una racinalizacion,pero la adoracion implica racionalizar,tantas veces decimos sentir......Pero lo q haciamos es dejarnos engañar por lo uqe pensamos.