domingo, 22 de febrero de 2009

La venganza

Atención: Este post contiene imágenes que pueden herir la sensibilidad.

La advertencia anterior no es gratuita. He insertado dos fotografías que no son para todos los públicos. La segunda, además, es de un cadáver.

Voy a revelar una anécdota que me sucedió hace unas semanas. Estuve a punto de contárselo por Skype a una amiga, cuando le expliqué por qué no estaba escribiendo en el blog, ya que necesitaba hacer a alguien partícipe de lo que me había ocurrido. Pero no se lo he contado a nadie, este blog es la primera confesión que realizo. Y advierto de que las fotografías van a resultar desagradables.

En enero escribí sobre insectos y cucarachas e incluso colgué en el blog una fotografía de mi estantería llena de insecticidas. He de señalar, por cierto, que el mata cucarachas de marca Carrefour, con permetrina en su composición, resulta peligroso en su uso. La mezcla es extremadamente endógena al ser expulsada por el pulverizador, genera mucho frío, al punto de haberme congelado el dedo índice por el contacto con los restos de producto que quedaban en la boquilla. Ahora lo tengo igual que si me hubiese quemado.

Pero vuelvo a la historia que iba a contar. Estaba una noche de enero, calculo que hacia el día 20, después del trabajo en la oficina y respondí a un par de correos referidos al tema de los insectos. Y entonces se presentaron dos cucarachas de verdad en mi despacho. Suena a risa, a broma, a fantasía. Pero fue así. Nunca antes había visto una cucaracha en mi despacho. He encontrado algún cadáver por el edificio, incluso permaneciendo varios días en el lugar, como si en lugar de una oficina de la administración pública española se tratara del Museo de Historia Natural. Y esta vez no fue, una sino dos las que entraron por la puerta de mi despacho. Una dio media vuelta y se escapó al levantarme de la silla, pero la otra se escondió en la rendija de un mueble, como muestro en la fotografía.
Como puede verse, el tamaño era considerable. Además, aquella cucaracha parecía haber sido enviada a cumplir la misión de atacarme, porque regresé a mi silla para cerrar el ordenador y buscar la forma de acabar con la intrusa, pero ella fue más rápida y mientras intentaba apagar mi ordenador se acercó a mí sin que yo lo percibiese y se subió a mi pantalón.

Todavía siento escalofríos cuando recuerdo la sensación de asco extremo que aquello me supuso. Evidentemente, el vencedor en el posterior combate fui yo, como puedo mostrar en la siguiente fotografía, previa a que me deshiciera del cadáver.
Al llegar a casa lavé toda mi ropa en la lavadora, me duché y no volví a escribir en el blog durante bastantes días, aunque la cucaracha no fue la razón principal de esto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ahhhjjjjgggg!!!

Que fea que essss!!!

y si te cuento que a mi hace unos años en una noche de verano me desperte sobresaltada en mi cama porque algo frio rozo mi cabeza?

prendi la luz ....
y que era??? !!!!
un sapo !!! bien feeeooo

se metio en mi cuarto!!!
todavia no se como entro,
( y no vivo en la selva) solo tengo un inmenso jardin!!
tambien hice lo mismo que tu, salte a la ducha y sumergi mi cabeza por horas! jajajaj

Diana

José Antonio dijo...

Pero, bueno, Diana. ¿Cómo pudiste dejar escapar a tu príncipe azul? Bueno, verde sapo, pero igual sí que era un príncipe.

Lo que tenías que haber hecho es darle un beso para que se pase el encantamiento. Además, fíjate qué romántico, tu prícipe te estaba acariciando el pelo mientras dormías. ¡Y lo dejaste marchar!

Ay, así no te casamos...

Anónimo dijo...

hola,
te repito mi mensaje porque mi Pc hoy el servidor no indica qye guarda mi respuesta. Si lo recibes repetido... disculpa.

te decia....

ay ay ay !! que poca imaginacion tengo !!!!
Como no me di cuenta que era el principe azul que me vino a despertar!!!!!
y ahora que hago????
Deje pasar mi oportunidad!!!
y encima despues que me repuse, lo saque al pobre sapo a escobazos de mi cuarto ! jajajajaja
a ver , aver, si alguna de tus amigas me cuenta su experiencia y le dio un beso al sapito

es muy dulce tu comentario , y ahora me quedo preocupada ! jajajajaja
Diana

José Antonio dijo...

No ha llegado repetido, descuida.
Pero, ¿qué dices? Que encima lo sacaste a escobazos de tu alcoba. Pobre príncipe encantado.
Yo creo que has leído pocos libros de hadas, de lo contrario hubieras besado en la boca al sapo y ahora serías feliz y comeráis perdices... o mosquitos, que debe ser lo que comen los sapos.