El otro día escribía sobre el parque Tifariti de Argel. Quien se haya acercado últimamente a la zona habrá observado que están realizando unas obras justo encima de la Embajada de Alemania, en Chemin Sfindja, si no me equivoco de nombre. Es en su misma acera, casi enfrente de la entrada superior del Aerohabitat.
Explico primero esto de “la entrada superior”. El Aerohabitat, del que ya escribí en otra ocasión, es probablemente el edificio de viviendas más alto de Argel. Por debajo pasa incluso una carretera. Está apoyado en parte, hasta el décimo piso, sobre una ladera; de ese modo, una de sus fachadas no tiene una altura de veinticuatro pisos, sino de catorce. Y como desde ese punto también se puede acceder al edificio, contaba yo que el Aerohabitat tiene un acceso superior.
Pero regreso a la obra en cuestión. En la actualidad lo que se ve es una zanja considerable, dando pie a que algunos ciudadanos hayan pensado que se trata de un parking o de una ampliación de la legación diplomática alemana. Nada de eso. Se trata de la construcción de una nueva mezquita.
En Argelia existe un Ministerio de Asuntos Religiosos, que en realidad lo es sólo de asuntos islámicos, porque el ministro es un islamista y su principal función es gestionar la función de todos los imanes y demás empleados de las mezquitas a cargo del Estado y los propios centros de cultos y de educación en el Islam.
La principal mezquita que se construye en Argel es la llamada Gran Mezquita, al este de la ciudad, más allá de Hussein Dey, al lado de la autopista de la costa y de la carretera des Caroubiers (creo que “caroube” es una de las pocas palabras en francés de origen árabe, que se dice algo así como “garuba” y nosotros hemos transformado en algarroba; así, al menos, me lo explicaron). En realidad todavía es un proyecto de una mezquita grandiosa a la que no tengo ninguna duda de que le pondrán el nombre de Gran Mezquita Abdelaziz Bouteflika. En el centro de Argel sólo se está construyendo la que comentaba antes, junto a Tifariti, para sustituir a una muy pequeña que pasaba casi desapercibida. De momento sólo se ve una excavación en el terreno, que muestra el tipo de sedimento arenoso sobre el que está construida gran parte de la zona baja de la ciudad. Pero el agujero tiene nombre. La mezquita ha sido bautizada (es sólo una forma de expresarse, nada apropiada para un lugar de culto islámico) con el nombre de Gaza, para recordar, más que a esa franja de tierra palestina ocupada contra todo derecho por Israel, la lucha de Hamas.
Sigo sin entender el alineamiento de las autoridades argelinas con la rama más radical de los palestinos. Hamas nació con la Intifada, a partir de los antiguos hermanos musulmanes, un movimiento que pretende desestabilizar el régimen egipcio. Sus conexiones ideológicas con el antiguo FIS argelino no parecen ser suficientes para un gobierno que ha visto cómo varios viernes del mes de enero surgían manifestaciones nada espontáneas de las mismas mezquitas que se significaron en el pasado por su apoyo al radicalismo islámico. Espero que la nueva mezquita de Gaza sólo aporte el nombre, como lugar de oración, no como reivindicación política.
Que nadie vea en mí, por favor, el mínimo apoyo a las prácticas asesinas de los diferentes gobiernos de la potencia invasora de la región, Israel, ni al apoyo de hecho de los Estados Unidos de América.
sábado, 28 de febrero de 2009
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