martes, 28 de diciembre de 2010

El Señor X

Vuelvo a una entrada autocensurada, de modo que la versión completa sólo está disponible en el blog "Privado en Argel", para usuarios registrados.

Hace unos días publicaba la prensa que la empresa Gas Natural ha decidido contar con los servicios del ex Presidente del Gobierno Felipe González para tratar de encontrar una solución beneficiosa a su conflicto en Argelia con Sonatrach.

Como no se publicó el Día de los Inocentes, hay que suponer que es algo cierto, lo que lleva a una serie de reflexiones. Y aclaro que para ellas me baso exclusivamente en lo que he podido leer en la prensa, al margen de cualquier información que pudiera llegar a conocer por razones de mi trabajo.

A nadie que conozca un poco la forma de ser y de pensar argelina se le escapa que las relaciones entre Marruecos y Argelia son muy tensas, de manifiesta enemistad. Y que Felipe González no sólo pasa por haber sido un buen amigo de Marruecos, sino por mantener intereses inmobiliarios en el país, lo que en versión argelina es casi sinónimo de connivencia con el rey Mohamed VI. En las altas esferas argelinas se tiene precisamente a Aznar como el Presidente del Gobierno español mejor amigo de Argelia, que además puso firme a Marruecos en cuestiones como la toma del islote de Perejil.

Los supuestos méritos de Felipe González en la resolución del anterior conflicto del gas no fueron suyos, sino del entonces Vicepresidente Alfonso Guerra, que no sé si fue un visionario del posterior auge del consumo de gas en España o simplemente tuvo mucha suerte con el modo de desarrollo de nuestra economía.

Uno, que es muy retorcido, se pregunta si Gas Natural estara comprando con Felipe González la influencia sobre el sector post-felipista del actual Gobierno, con el portavoz y actual Vicepresidente al frente, para no provisionar este año las pérdidas y que sea el Gobierno el que indirectamente pague a Argelia lo que consiga no pagarle Gas Natural a Sonatrach.

Para tranquilidad de algunos en Argelia, por si temieran por su vida en un atentado escrito con X, estoy seguro que Felipe González no relacionará este trabajo con uno suyo anterior en Argelia, de la mano de Rafael Vera. No vaya a llegarse por ahí hasta los GAL para volver a resolver un conflicto en los límites de la ley.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Mi reina mora

Reina mora
Contado mi nuevo estado civil, aprovecho para narrar una anécdota que se me repite con insistencia en Argelia. Yo estoy muy orgulloso de haberme casado y no sólo luzco el anillo de oro con cara de gran satisfacción, sino que rara es la conversación un poco larga que mantengo con cualquiera en la que no saque a relucir a mi esposa.

Lo que la mayoría de la gente supone ante mi matrimonio es que yo estaba ya casado antes, que me he divorciado y que me he casado con una argelina. Sé que es el perfil habitual, porque desgraciadamente son mucho los matrimonios separados por razones de trabajo, en los que él está expatriado en Argelia y el resto de la familia permanece en España, que da lugar a una doble vida con chica joven y argelina de por medio, que muchas veces acaba de la forma que mis interlocutores piensa que he acabado yo.

Sin embargo, yo estaba soltero y mi mujer no es argelina. El hecho de que, además, nos hayamos casado en el Vaticano, rompe más aún los esquemas, porque parece descuadrar con una persona que, como yo, se haya integrada en la ciudad y que no físicamente no desentona con cualquier musulmán argelino. Los que me conocen saben que no soy argelino, que soy español, pero en ocasiones dan por hecho que soy un español “inmigrado”, que mis padres o mis abuelos serían argelinos y que puedo tener nacionalidad española, pero que seré musulmán y pueden contarme como uno de los suyos. Eso es algo que no me molesta. Todo lo contrario, me lo tomo como un halago.

A la respuesta de porqué no me he casado con una argelina, la única respuesta que tengo es que de la que me he enamorado no es argelina.

Y hubo un taxista que, pese a mi evidente cara de felicidad al narrar mi boda y lo enamorado de mi esposa que a buen seguro debería verme, me preguntó si mantendría en Argelia a mi “novia” de soltero. Daba por supuesto que el extranjero que está soltero tiene que tener a alguien en Argelia, más aún si lleva tiempo viviendo en el país. Debo ser un bicho muy raro, por no haber mantenido nunca relaciones sexuales con una argelina, así que decidí seguirle el juego y contestarle simplemente “jlas, jlas (se acabó), sólo mi mujer”.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

Esta entrada va a ser más breve de lo habitual. Símplemente quiero decir a todos "Feliz Navidad".

Son unas fechas que estoy pasando rodeado de los míos, en mi tierra vasca. Siempre me ha gustado mucho la Navidad y ahora tengo más motivos que otros años para sentirme especialmente feliz.

Os deseo a todos que el Niño Jesús también nazca este 25 de diciembre en cada uno de nuestros corazones de la misma forma que nació en Belén hace más de 2.000 años, como un símbolo de alegría y esperanza para un futuro mejor.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Estado civil

Cuando empecé a escribir el blog estaba soltero y sin compromiso. Lo conté en una de mis primeras entradas y lo hice con el orgullo masculino de mostrar que he conseguido permanecer célibe, en el sentido de libre para decidir unilateralmente mis pasos. Sin embargo, mi situación ha cambiado en estos tres años. No sólo “me eché” novia, como suele decirse, sino que ahora hace tres meses que me he casado.

Nunca había entendido para qué se casaba la gente. Me parecía muy difícil eso de dejar de ser tú sólo y tener que rendir cuentas de cada uno de tus pasos; tener a alguien que se mete absolutamente en tu intimidad; sumar a los problemas propios los de otra persona; no poder olvidarte una lámpara encendida o la ropa tirada en el suelo porque, cuando has conseguido independizarte de tu madre, viene otra, llamada esposa, a cumplir el mismo papel. Todas esas, y muchas más, eran las desventajas que le veía a la vida de pasado. Y que conste que mi razonamiento no procedía de una mala experiencia familiar, porque mis padres, con sus buenos y malos momentos de convivencia conyugal, están a escasos meses de celebrar las bodas de oro. Pero yo no me veía en el papel de mi padre, ni aguantando a una esposa como mi santa madre… ni a un hijo como yo. El matrimonio podía ser de alguna manera una institución anticuada, de épocas en las que los jóvenes varones comenzaban a trabajar y disponer de dinero, ellas habían aprendido ya a ser amas de casa, igual que lo fueron sus madres, y la atracción sexual hacía el resto para repetir el esquema que veinte o veinticinco años antes también habían copiado sus padres. En estos comienzos del siglo XXI, ni ellos aspiran a repetir el esquema de sus antepasados varones ni mucho menos ellas se identifican con sus bisabuelas.

Ahora, que me casado, sigo sin entenderlo; de modo que si alguien me pide consejo, no sabré que responderle. Puedo decir que estoy muy enamorado de mi ahora esposa y que no me arrepiento para nada del paso dado. Le quiero a Elena con locura y todo lo que hago con ella adquiere otra dimensión.

He oído decir que a partir de cierta edad, como podría ser la mía, la gente se casa por egoísmo, para sentirse acompañada. Desde luego, no es mi caso. Para eso me buscaría un animal de compañía, que seguro que además no se mosquea si me escribo con mis amigas de Facebook. Yo me he casado porque, sencillamente, quiero que mi mujer forme parte del resto de mi vida.

No sé si mi ejemplo es extrapolable, si todos se casan por las mismas razones que yo. Si así fuera, la verdad es que nadie me lo había explicado.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Un regalo navideño

Hace ya más de un año desde que renuncié a mantener esta cita diaria con los lectores del blog. He ido dejando, casi con cuentagotas, algún que otro post; he creado un blog de acceso reservado en el que me he permitido escribir sin miedo a la censura; y he seguido recibiendo correos de nuevos lectores, en general personas interesadas profesionalmente por Argelia y que encuentran en este blog respuesta a muchas preguntas.

No han cambiado las circunstancias que me llevaron a bajar la persiana, o más bien a desconectar el teclado. Y como tampoco creo que vayan a cambiar próximamente, mucho me temo que los tiempos de un comentario nuevo al día no volverán. Es un sacrificio que en la actualidad no me merece la pena realizar, que sólo me lleva a obtener la satisfacción de muchos desconocidos y el distanciamiento de algunos de los más cercanos.

Ahora llega la Navidad y he pensado que, dejar unas cuantas entradas nuevas, es un regalo que debo ofrecer a muchos lectores que se han convertido también en amigos, si no lo eran ya antes. Sé que puede parecer presuntuosa mi afirmación de que a través de un simple blog se han fraguado amistades, pero es verdad. Esos meses de entrada diaria con un comentario personal, en el que no escondía nada de lo que sentía y de lo que veía a mi alrededor, han llegado a mucha gente que me ha llegado a considerar eso, un amigo. Yo los he recibido como tales y ahí están para confirmarlo.

También siguen ahí todas las entradas publicadas, como ayuda informativa para quienes se interesan por Argelia. Funciona además un buscador que permite encontrar dentro del blog lo que cada uno anda buscando.

Algunos de los que me escriben me preguntan si sigo en Argel. Otros no lo hacen abiertamente, pero dan implícitamente por supuesto que si dejé de escribir se debió a haber puesto final a mi estancia por tierras argelinas. A todos ellos he de decirles que sigo trabajando en Argel. No sé aún por cuánto tiempo, es posible que sólo unos cuantos meses más; pero, salvo causa de fuerza mayor, el 3 de enero de 2011 estaré viajando a Argel para empezar un nuevo año de trabajo y con las pilas cargadas de nuevas ilusiones.