No sé si estoy repitiendo un post ya colgado antes. Creo que no, que se me quedó en el ordenador y ahora, en Navidades, es buen momento para utilizarlo. En fin, voy con ello.
Uno de los temas recurrentes en los correos que recibo de lectores del blog es el del profesional al que le ofrecen un puesto de trabajo en Argelia y está dudando si aceptarlo o no. En ocasiones me preguntan en abstracto, con muy pocos datos adicionales, qué decisión tomaría yo, sin darse cuenta que la decisión depende más de los factores personales que de los generales de este destino llamado Argelia.
Como siempre trato de responder a las preguntas que no son exageradamente generales, me meto con excesiva frecuencia en camisas de once varas y filosofo sobre inquietudes personales y profesionales, posibilidades salariales (porque lo de “me ofrecen cinco mil al mes, ¿está ajustado a ese mercado?" también existe), alternativas de ocio, viajes a casa y riesgos familiares.
En este último capítulo, el familiar, sigo pensando que para una persona relativamente joven y con familia es mejor no aceptar el puesto si no pueden venir los dos. De la misma forma que la estancia en Argelia se le hace bastante dura a quienes se alejan de los suyos para trabajar y sólo se pueden comunicar por teléfono o Internet, la tensión de la vida cotidiana argelina encuentra su sosiego dentro de la familia y se suele llevar bastante bien la estancia cuando se cuenta con un hogar que haga las veces de tal.
Personalmente me reafirmo en mi planteamiento personal de que si estuviera casado no vendría a Argelia si mi familia no puede estar conmigo. Lo tengo clarísimo.
miércoles, 21 de enero de 2009
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1 comentario:
Evidentemente, se me quedó colgadísimo durante dos meses. Y lo he publicado muuuucho después de Navidades.
Dice el refrán que más vale tarde que nunca...
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