sábado, 25 de abril de 2009

Recorte de prensa

En días pasados he contado algunos detalles del desarrollo de las elecciones presidenciales en Argelia. No puedo, por un principio de prudencia, decir todo lo que pienso y veo. Mi vida se desarrolla dentro del país y no se dan las condiciones mínimas de libertad e independencia de los poderes públicos como para permitirme un ejercicio de mi libertad de expresión que no ponga innecesariamente en riesgo mi futuro laboral dentro de Argelia.

Por eso, creo que es una buena idea limitarme a transcribir el editorial del pariódico El País del pasado día 15 de abril, titulado "Argelia inventada: Buteflika se concede un tercer mandato en una elección al margen de la realidad del país".

Abdelaziz Buteflika ha obtenido un tercer mandato en las elecciones presidenciales celebradas el pasado día 9 en Argelia, con un 90% de los votos emitidos. El inverosímil apoyo a su candidatura no constituye el único ni el más significativo indicio de fraude. Nadie dudaba de que, tras la reciente reforma de la Constitución para derogar el límite de permanencia en la jefatura del Estado, Buteflika repetiría sus dos victorias anteriores. El dato más relevante desde el punto de vista político era el índice de participación, que en las presidenciales de 2004 fue del 58% y que en las legislativas de 2007 cayó hasta el 37%. Pero el régimen argelino no ha querido conceder siquiera esta victoria a los partidos opositores, y ha cifrado en más del 74% la tasa de participación.

Los graves problemas que padece Argelia no se resolverán por la vía de inventar una realidad política, y éste es un argumento que no sólo debería valer para Buteflika sino también para la condescendiente comunidad internacional. El terrorismo que azota el país no puede convertirse en una excusa para aplazar la democratización. El fraude no es un instrumento para impedir que los islamistas se hagan con el poder, sino la mejor forma de aumentar sus apoyos y legitimar la violencia entre sus partidarios. Una violencia que, por lo demás, ya no se puede interpretar exclusivamente en clave argelina, sino que conecta con el yihadismo de Al Qaeda.

La crisis internacional está afectando al país magrebí, cuya economía depende en gran parte de los hidrocarburos. Las previsiones para este año anuncian una caída del 60% en las exportaciones, lo que significa que el régimen no podrá amortiguar el creciente malestar social mediante ayudas y subvenciones como las anunciadas por Buteflika durante su campaña. Con unas elecciones como las que han tenido lugar, el régimen no está mejor pertrechado para hacer frente a las dificultades que se avecinan. Y si la comunidad internacional no toma distancia, los riesgos de inestabilidad en Argelia y en el Magreb irán en aumento.

En el punto al que se ha llegado cualquier alternativa es mala. Pero nada obliga a inclinarse una y otra vez por la peor, que es la de fingir que la realidad política creada a la medida del régimen de Buteflika ayudará a resolver los problemas a los que se enfrenta Argelia, y también el resto de los países del Magreb.


Yo insisto en que lo peor es que la mayoría de los argelinos se sienten satisfecha con este triste final de cualquier posibilidad de democratización real del país.


Evidentemente, las cuatro fotos están tomadas en Argelia, la primera y la última en Argel, las otras dos al oeste del país. El pavo real, como el Presidente, es de Tlemcen.

1 comentario:

alejandra dijo...

hola ANTONIO, COMO ESTAS?
GRACIAS POR PUBLICAR MAS FOTOS, Y SI ENCUENTRAS ALGUNA DE SIDI LAKHDAR, ME LA PUEDES ENVIAR? TE MANDO UN BESO MUY GRANDE!!!!!