lunes, 14 de abril de 2008

Republicanos

Con mi habitual facilidad para meterme en todos los charcos, no puedo dejar pasar la fecha del 14 de abril para escribir sobre los republicanos españoles de hace setenta años. Me temo que a alguien no le gustará, por esa manía de algunos, y algunas, de cocear cuando la opinión de los demás no coincide con la suya.

No voy a defender ni a atacar la II República Española, como a más de uno le gustaría. Creo que en política hay muy pocas cosas defendibles. Casi todo está basado en la proyección de ideas hacia la divergencia, en lugar de tratar de buscar puntos en común, fundamentalmente porque es la confrontación la que permite a los políticos y dirigentes estar ahí y vivir de la ingenuidad de mucha gente. Yo creo que un reino no puede ser nunca democrático, porque parte de la idea de la desigualdad en el origen, que por nacimiento uno tiene más derecho que los otros a liderar la nación, que unos nacen reyes y príncipes y otros súbditos y vasallos. Hay algún caso de país con hija primogénita más bien escasa de luces, lo que no le impide dar a luz de vez en cuando, que no llegará a reinar, para alivio de sus súbditos, por dar la ley preferencia a su hermano pequeño por el hecho de ser varón. Y cuando surgen las llamadas familias reales eso puede dar lugar a una pandilla de vagos viviendo a cuenta de los trabajadores de ese reino. Ejemplos hay varios, con orejas de soplillos o que soplan hasta por las orejas.

Y ya centrándome en la piel de toro, nunca he entendido a los que hablan sobre la legalidad republicana española, como si ésta tuviese en su origen algún viso de legalidad, nacida de la interpretación falsificada de unas elecciones municipales y un golpe de Estado en la práctica desde el poder ejecutivo. Y sentirse heredero de la II República, de unos antepasados que no supieron crear una nación en la que cupieran todos, creo que debería ser más bien motivo de vergüenza, porque quienes así se definen demuestran mantener unos planteamientos excluyentes, impropios de nuestro siglo.

Por todo eso, porque luego se me enfada la gente, prefiero no hablar de las ideas republicanas, sino de los republicanos. Y es que Argelia fue la receptora de un buen número de españoles que, cercana la derrota en la guerra civil, se vieron obligados a huir al extranjero. En esos momentos Argel era la tercera ciudad francesa y la calidad de vida de la que gozaban los europeos, que no el pueblo indígena, hacía de Alger la Blanche un destino muy apetecible. Dentro de Argel fueron muchos los que se instalaron en los alrededores del centro, en la zona alta de Hussein Dey, en las cercanías de lo qe ahora es Riad el Feth (monumento a los mártires), en la parte alta de El Biar y, sobre todo, en Bab el Oued. Durante muchos años se ha identificado el barrio de Bab el Oued con la forma de ser más abierta y cercana a la argelina, con el carácter español. De hecho, yo me siento como en Orán cuando paseo por las calles de este barrio al oeste de la Casbah de Argel.

En el resto de Argelia también hubo republicanos que se instalaron, especialmente en la ciudad que acabo de citar, Orán. Los que lo intentaron más tarde, creyendo que iban a ser recogidos por barcos paar continar sus vidas en otros países descubrieorn que esos dirigentes por los que luchaban se habían buscado exclusivamente su solución personal, mientras que quienes llevaban tiempo luchando como simples soldados y con una casi segura condena a muerte por los llamados delitos de sangre se encontraban a la merced del destino en Alicante o Algeciras. Por eso, hubo quienes no tuvieron tanta suerte, si es que tiene algo que ver con la suerte que la intolerancia y el odio te impidan vivir en tu tierra, y su estancia en Argelia se desarrolló en circunstancias muy duras. Hay que recordar que tras la invasión nazi de Francia, Argelia quedó bajo jurisdicción del gobierno de Vichy. A ver si Ernesto se anima un día a contar por escrito la historia de Max Aub en el campo de concentración de Djelfa, antes de huir a México, que yo prometo colgar de este blog. Sé que además es un tema polémico.

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