lunes, 28 de abril de 2008

Sardinas

Hoy no ten�a ganas de escribir por la ma�ana y no he completado el post antes de llegar a la oficina. As� que ser� m�s corto de la habitual, porque a la Oficina Comercial se viene a trabajar. Tengo un sinf�n de cosas que hacer y gran cantidad de oportunidades de negocio que, a poco que las empresas espa�olas se animen a apostar por este mercado, incrementar�n considerablemente nuestras relaciones comerciales. El blog es cosa de mi tiempo libre, raz�n por la que hoy ser� m�s corto de lo habitual. Y sobre sardinas.

Una de las muchas satisfacciones que ofrece la vida en Argel es la gastronom�a. Los argelinos pretenden siempre ofrecernos como platos t�picos locales el cusc�s, la chakchuja, la rijta (ni idea de c�mo escribirlos) y alguna cosa m�s que tampoco s� ni pronunciar correctamente. Est�n bien, son diferentes a los platos que estamos acostumbrados a tomar, pero para mi no deja de ser una gastronom�a tradicional superada. Yo los identifico con el cocido, las migas o el ajo, platos tradicionales de una econom�a m�s sencilla, que si no han evolucionado como lo ha hecho la paella quedan al margen de la gastronom�a moderna. Personalmente, valoro mucho m�s en Argelia la comida mediterr�nea de la franja costera y prefiero dejar esos platos m�s pesados para mis viajes por el pa�s.

Para mi, uno de los mejores productos de la cocina argelina son las sardinas. S�, la simple sardina, tan cara en nuestros mercados y tan barata en Argel. Es el pescado local por excelencia, porque los extranjeros nos fijamos en el marisco, las gambas, los salmonetes, la pescadilla o merluza, el mero y la dorada, pero los argelinos lo que m�s consumen son sardinas. Y las saben preparar de formas muy diferentes, todas ellas exquisitas.

Cada vez que puedo intento comer sardinas en Argel. Nunca las preparo en mi casa, no estoy dispuesto ni a tener que limpiarlas ni a soportar los posteriores olores. As� que las compro ya preparadas para llevar, o me las como en alguno de los muchos lugares en los que las hacen, generalmente asadas. Adem�s, hay otras tres formas diferentes de elaborarlas que me encantan. La primera, son las sardinas picantes. Se limpian y se untan ligeramente con un poco de harisa, un preparado muy picante de salsa espesa de guindillas que a primera vista podr�a parecer una salsa de tomate, sin serlo. Quedan m�s jugosas que simplemente fritas.

Mis otras formas favoritas de elaborar las sardinas, en tomate o en escabeche, siguen un procedimiento casi id�ntico al de las que podemos comprar enlatadas, s�lo que el gusto es infinitamente mejor. Es lo mismo que ocurre con las anchoas elaboradas en casa frente a las que se venden enlatadas. Llevan mucho trabajo, porque hay que limpiar y filetear las sardinas y luego prepararlas.

Al lado de mi casa, en Ben Akn�n, hay bastantes puestos de comida abiertos hasta la madrugada, incluidos dos puestos de hombres del desierto que preparan el aut�ntico t� a la menta tradicional y que cuentan con una gran cantidad de clientes fieles que se acercan por la noche desde cualquier punto de Argel a ver c�mo se prepara y a disfrutar de los tres tes que marca la tradici�n. Yo voy siempre a un puesto ya fijo a comprobar si tiene las sardinas que me gustan. Normalmente no le quedan, porque se le agotan al mediod�a y yo suelo ir hacia las once y media de la noche, para comprarlas para la comida del d�a siguiente. Pero �ltimamente me ha reservado una raci�n en varias ocasiones o he tenido la suerte de encontrar a�n existencias, de modo que llevo un par de semanas que casi no como otra cosa. Voy a acabar maullando por las esquinas, a este paso. Hoy lunes, por ejemplo, me he tra�do para comer dos tipos de sardinas, en salsa (con diferencia, las mejores) y en escabeche. Mis Omega 3 deben estar disparad�simos.

Lo que todav�a no he conseguido entender es el precio del men� en mi proveedor habitual. Por regla general me cobra el equivalente a un euro por una raci�n de una docena de sardinas, quiz�s alguna m�s. Pero en una ocasi�n lleg� a ponerme algo as� como tres raciones y me cobr� cincuenta c�ntimos. Y la semana pasada tuve que pagar un euro y medio dos d�as seguidos por una raci�n de sardinas en salsa. Evidentemente, son precios muy econ�micos, porque la sardina, en Argel, es un manjar al alcance de casi todos los bolsillos.

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