jueves, 10 de abril de 2008

En jaque

Ten�a la intenci�n de contar hoy en el blog lo que es una jornada normal de mi vida. Un poco harto ya de describir situaciones raras, me hab�a propuesto detallar lo que iba a ser un d�a simple, trabajando hasta la tarde y luego disfrutando de un rato de ocio, ahora que la llegada de la primavera lo permite. Al final no ha resultado un d�a normal (�es que existir� la normalidad en mi vocabulario?). Lo tengo que explicar porque afecta a la calidad del post de hoy.

Llevo una temporada tratando de adelgazar. El motivo fundamental es acabar con mi hipertensi�n y dejar de tomar pastillas cada ma�ana. A primeros del pasado mes de diciembre, cuando hab�a conseguido adelgazar desde 84 kilos hasta 77, sufr� una fuerte bajada de tensi�n mientras esperaba en el aeropuerto de Argel al final de una huelga que me permitiera embarcar rumbo a Ghardaia, un viaje de infausto recuerdo. Estuve medio inconsciente durante casi un d�a y de hecho mantengo recuerdos difusos de las primeras horas, en las que adem�s fui abandonado a mi suerte en un taxi camino de mi casa, creyendo mi acompa�ante que realmente no me pasaba nada. Fue una de las noches m�s horrorosas de mi vida, porque tem�a dormirme para no volver a despertar, tal era mi sensaci�n de falta de vida. A partir de ese momento me redujeron a la mitad la medicaci�n, pero no me la eliminaron completamente porque al cabo de tres semanas ya hab�a regresado a una presi�n arterial superior a la recomendada. Luego fui incapaz de mantenerme en el peso por una serie de razones que quienes han estado siguiendo el blog ya conocen.

�ltimamente he conseguido recuperar la fuerza de voluntad para adelgazar. Ha sido muy especialmente en estos �ltimos d�as, tras volver muy animado de casa, cuando he conseguido someterme a una dieta estricta sin apenas esfuerzo y sin momentos de desaz�n en los que tengo necesidad de comer de forma impulsiva. Me encuentro muy bien a nivel personal y eso me ha ayudado a transformar en positivos los momentos en los que renunciar a un plato apetitoso suele resultar dif�cil. Yo veo ahora, incluso en esas circunstancias, las ventajas que me reportar� la p�rdida de peso en un futuro inmediato y convierto en un aliciente m�s para respetar mi r�gimen alimenticio ese deseo de probar determinados productos que tengo vetados. De esa forma he conseguido en cinco d�as volver a perder el peso ganado en la pen�nsula y todav�a he seguido bajando casi dos kilos m�s. Sin embargo, la pasada tarde, me dio una segunda bajada de presi�n arterial. Nada que ver con la de diciembre, porque tras permanecer tumbado durante un rato he sido capaz de conducir hasta mi casa. Estoy escribiendo esto a las cinco menos diez de la ma�ana, no me atrevo a quedarme dormido y mi tensi�n es ahora de 11-6,5. Eso, que para mucha gente puede ser normal, est� lo suficientemente por debajo de mi habitual 14-9, con medicaci�n, de modo que s� noto que me falta vida. Me afecta adem�s a la capacidad para discurrir y concentrarme y me cuesta mucho redactar el blog de hoy. Pido excusas por la casi segura falta de calidad.

Tras la bajada de tensi�n me he dedicado a comer todo aquello que engorda, incluidos unos mazapanes que traje para que degustaran mis amigos y que he compartido con algunos de ellos hace unas horas durante una cena en mi casa.

Ayer jueves hab�a quedado citado despu�s del trabajo en Carrefour, un hipermercado de la cadena francesa que aqu� se limita en gran parte a productos argelinos y que no resulta muy rentable para su due�o, aunque lo mantiene abierto a la espera de tiempos mejores en un centro comercial que piensa abrir junto al hotel Hilton. En mi opini�n, la gran distribuci�n no funciona en Argelia porque quienes invierten en estos proyectos pretenden trasladar la experiencia francesa, cuando es precisamente la espa�ola, de convertir estos lugares en centros de ocio y no en lugares de abastecimiento del hogar familiar lo que funcionar�a en Argelia. No es �ste el sitio para tratar de asuntos de trabajo, si bien es verdad que en esta visita a Carrefour me apetec�a comprobar las novedades del mercado. Me gusta mi profesi�n de Analista de Mercado y disfruto comprobando detalles t�cnicos en mi tiempo de ocio. En este caso iba casi de profesor, dando explicaciones de marketing de consumo y de procedimientos en Argelia a mis acompa�antes. Luego fui a Bouchaoui antes de que anocheciera. No hab�a estado ni una sola vez en los nueve meses que llevo en Argel, as� que disfrut� de cada detalle como un enano, incluyendo un paseo a caballo para recordar mis tiempos no tan lejanos de jinete aficionado.

Tras una bonita puesta de sol en Club de Pins toc� regresar a Argel.
Los argelinos son unos grandes aficionados al f�tbol y lo viven con gran pasi�n. Hoy jueves se celebra un partido eliminatorio de cuartos de final de la Copa de Argelia entre dos equipos de los barrios vecinos de la capital, Beluizdad y Hussein Dey. Pasear por cada uno de estos dos barrios, en los que los colores de los clubes, rojiblancos y rojigualdos respectivamente, han tomado la calle como si se esperara la llegada de Mister Marshall, era un espect�culo en la noche de ayer. Se celebraba en cada uno de ellos una victoria que a�n no se ha producido y que la evidencia indica que es imposible, porque s�lo tras las elecciones pol�ticas se produce el milagro de que todos ganen. S�lo uno saldr� victorioso del enfrentamiento a partido �nico, hoy a las dos de la tarde, en un terreno neutral cercano a Tipaza, pero los �nimos de venganza tras el partido de liga entre estos dos mismos equipos de hace una semana ha hecho que se viva como una aut�ntica final. Y de hecho lo es, porque el vencedor ser� el �nico semifinalista entre los muchos equipos de la capital del pa�s. Cuento todo esto para mostrar lo importante que es conocer el f�tbol local para introducirse en la vida de los argelinos. Ellos conocen en profundidad el f�tbol nuestro, incluso muchos datos de los jugadores de equipos medianos de la Liga espa�ola que a mi personalmente se me escapan. Un peque�o esfuerzo para acercarse a su f�tbol muestra tambi�n la voluntad de cercan�a y yo lo pas� muy bien compartiendo sus ganas de diversi�n y su inhibici�n sin haber probado una gota de alcohol. Muchas veces, cuando observo las gamberradas que algunos j�venes argelinos suelen cometer como simple diversi�n colectiva, me pregunto qu� ocurrir�a si aqu� las bebidas alcoh�licas jugaran el mismo rol social que en Europa. Casi es mejor no saberlo.

Luego ya me lleg� el problema de presi�n arterial y pas� un par de horas con un amigo en casa. Y luego, otras tres horas, ya de madrugada, con otro par de amigos argelinos que vinieron a verme sin saber nada de mi estado f�sico. De hecho intent� mostrar ante ellos la mayor normalidad, porque quitando un peque�o estado similar a una borrachera y la incapacidad para reflexionar de forma ordenada, tampoco se me notaba nada especial.

He acabado de escribir a las ocho y cuarto de la ma�ana y me he pasado m�s de media hora rectificando errores. M�s que por haber dormido menos de dos horas, porque me sent�a incapaz de coordinar medianamente un texto. Espero que se me sepan disculpas las incoherencias, mayores de las habituales, del texto.

Si me he atrevido a dormir a las seis de la ma�ana, por cierto, ha sido porque sab�a que a las ocho vendr�a a verme un amigo al que he dado llave de mi piso y que si me pasaba algo �l sabr�a actuar. Ahora que me encuentro mucho mejor me parece rid�culo e infantil, pero en mi reflexi�n de hace unas horas era el procedimiento m�s l�gico.

Como escrib�a al principio, parece que nunca podr� contar una historia normal.

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