miércoles, 23 de abril de 2008

Aves del para�so

Siempre me ha gustado mucho la ense�anza. Me siento muy a gusto poni�ndome en la situaci�n del alumno que est� aprendiendo y procuro ser lo m�s did�ctico posible. Es algo que me fascina desde siempre. Mis momentos profesionales en Argelia los relaciono con las situaciones en las que he tenido que ense�ar o formar. Por eso, d�as pasados me encant� la experiencia de participar en una clase del Cervantes, para alumnos que estudian la lengua espa�ola. Pero sobre todo me lo pas� extraordinariamente ayud�ndole a Jorge en la Universidad de Argel con sus alumnos de traducci�n de espa�ol. Se me hizo tan corto que tuvieron que amenazarme con dejarme encerrado toda la noche para que acabara.

Yo ya hab�a estado antes, hace a�os, en la Universidad argelina, en una clase parecida e impartiendo unas conferencias para ingenieros postgraduados en CIARA. Entonces observ� que la madurez de los estudiantes argelinos era mucho menor que la de los espa�oles y que contaban con escas�simos medios. El otro d�a confirm� �nicamente la mitad de mis impresiones de anta�o. Los estudiantes argelinos no tienen la misma madurez que sus compa�eros de la misma edad de una universidad espa�ola, pero puede ser debido a que la mayor�a son mujeres, sometidas a una forma de comportamiento muy determinado, mientras que las nuestra est�n a esa edad de vuelta de muchas cosas y definir�an como ?pavas? a muchas de estas argelinas. En lo que no veo diferencia es en cuanto a la voluntad de trabajo, al esfuerzo y al deseo de aprovechar la oportunidad que brinda la Universidad.

La diferencia en cuanto a medios al alcance del estudiante se ha reducido, gracias a Internet. El alumno argelino no puede tirar de cientos de fotocopias, como el nuestro, porque no cuenta con recursos econ�micos suficientes. Suelo decir que yo ejerzo de Analista de Mercado todo el tiempo, me voy fijando en los detalles y circunstancias y extraigo consecuencias. Si s� es observador, se puede comprobar la diferencia entre el tipo de establecimiento que tiene �xito en los alrededores de una facultad nuestra (centros de reproducci�n tipogr�fica, academias de ense�anza, cafeter�as) y el que triunfa en Argel (lugares de comida r�pida, cibercaf�s, locutorios telef�nicos). A partir de ah�, no voy a dar todo el trabajo hecho, que cada cual extraiga las razones para ese consumo. Yo s�lo me quer�a detener en el acceso a las nuevas tecnolog�as. El estudiante de Argel puede llegar a la misma informaci�n que el de Madrid y Barcelona por esa misma ventana abierta al mundo, que ha socializado el mundo del conocimiento. Casi ning�n adolescente de ninguno de los dos pa�ses se plantea en la actualidad llevar acabo ning�n trabajo para el colegio sin consultar a sus dos amigos favoritos, Google y Wikipedia.

Yo escribo cada d�a mi blog desde mi casa, donde no tengo ni l�nea telef�nica fija ni acceso a Internet. Podr�a acercarme a un cibercaf�, pero con los teclados azerty, llenos adem�s de s�mbolos para poder escribir en �rabe y con las teclas muchas veces tan desgastadas que no se distinguen las letras, no consigo aclararme. As� que la soluci�n es fiarlo todo a la memoria y arriesgarme a cometer errores, que los ha habido y muy gordos. Hoy quer�a haber escrito sobre p�jaros, sobre las enormes bandadas que a veces se forman en Argel, tambi�n las aves que en ocasiones atacan a los p�jaros que los vecinos tienen en jaulas. Y sobre el cuco, porque recuerdo de mi anterior experiencia en Argel, cuando viv�a en la residencia Echo Bravo para el personal espa�ol de la Embajada, que todas las ma�anas o�amos a un cuco que viv�a en la zona. Hac�a ilusi�n escucharle, quiz�s por lo ex�tico de la situaci�n.

Pensaba yo ayer en el cuco de hace ocho a�os porque en alguna ocasi�n le� que la hembra coloca sus huevos en otros nidos, en lugar de incubarlos. Y pensaba en ello tras una conversaci�n en la que descubr� que otro animal tambi�n se ha entretenido colocando su huevo, m�s que podrido, envenenado, en nido ajeno. Y se ha callado, la muy cuca. Yo me he sentido mal por haber juzgado equivocadamente a alguien y esta pasada noche no he dormido muy bien, me cost� conciliar el sue�o. Ser�n, sin duda, los da�os colaterales de toda guerra, pero a m� no me gustan las guerras. Parafraseando lo que suelen decir los abogados, una mala paz o un mal armisticio siempre es preferible a la mejor de las guerras.

Pese a haber dormido mal, lo he hecho de un tir�n y en profundidad. Estaba f�sicamente muy cansado. Ayer me dieron un masaje en el muslo izquierdo para curarme del problema muscular que arrastro desde partido de f�tbol del pasado viernes. Cuando cre�a estar ya bien me dio un nuevo tir�n el lunes haciendo deporte. Me han recetado un medicamento antinflamatorio llamado Voltar�n y unas inyecciones, algo que sin anestesia general es dif�cil de lograr de mi. As� que he optado por el masaje y me encuentro mucho mejor. Eso s�, acabo agotado. Es el precio que pagamos los futbolistas de �lite, los gal�cticos de Argel, los juy�cticos, a la espera de que empiecen a acerc�rsenos las modelos, misses y ex Spice Girls, que sabremos recibir como se merecen.

Supongo que se nota que, pese a todo, estoy muy contento. Hasta adelgazo sin hacer r�gimen.

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