Veinti�n d�as. Ni uno m�s. Eso es lo que me han durado las pilas que traje cargadas de energ�a, de vigor, de mi �ltimo viaje. En el vig�simo segundo d�a me ha dado el primer baj�n, la primera mini crisis de ansiedad. No ha sido grave, porque se ha solucionado en unas cuatro horas y de una forma inesperada.
Este jueves me qued� m�s tiempo del previsto en el trabajo, la primera hora y media trabajando y la �ltima animando por tel�fono a un amigo argelino en horas bajas. Luego, al llegar a casa, no me sent�a con ganas de hacer nada, no pod�a concentrarme en ninguna actividad ni pensamiento y mi reacci�n en esos casos es la de deprimirme m�s a�n, sentirme mal y meterme en la cama a dejar transcurrir las horas. Todav�a no he llegado a esos niveles y ayer necesitaba simplemente que me sacaran, igual que se baja al perro a la calle; pero yo no ten�a due�o a quien ense�arle la correa y rascar la puerta. Al final saqu� fuerzas para dar una vuelta solo por una zona de mi barrio que no conoc�a, compr� y com� mis galletas turcas favoritas y media p�zza. Estaba dando buena cuenta de �sta �ltima cuando me llamaron por tel�fono. Era un amigo argelino que ven�a a buscarme junto a otras personas. As�, la noche sigui� con una cena pantagru�lica en el restaurante turco Le Bosphore y luego algo m�s de movimiento en un local de moda. Hasta la madrugada. Puedo decir que me lo pas� muy bien, conoc� a un par de personas muy interesantes que pueden darme mucho juego en el futuro y el �nico pero es que hice trizas mi r�gimen, que ya se tambaleaba �ltimamente por la falta de contrincante con quien competir.
En un momento de la pasada noche, un par de compa�eros de velada empezaron a contar maravillas de la libertad individual de la que se goza en Argelia, la posibilidad de casarte o divorciarte libremente y la libertad de movimientos, de modo que si no est�s contento siempre tienes la posibilidad de irte, no como en T�nez o Marruecos. Al principio yo pensaba que era un comentario ir�nico, porque no es la opci�n del ?si no te gusta te marchas?, una versi�n del dicho de las lentejas, o las tomas o las dejas, mi concepto de lo que significa un pa�s libre, de ciudadanos libres. Luego comprob� que hablaban en serio, poniendo un contra ejemplo de las dificultades de un tunecino para casarse con una extranjera. Cuando quise explicar el caso de una argelina con los mismos problemas para que se le reconozca un matrimonio su respuesta fue a�n m�s sorprendente, que estaban generalizando, porque para las mujeres es diferente.
Yo no pod�a dar cr�dito a los que o�a. En otros momentos hubiera reaccionado con vehemencia, no por defender mis ideas, sino con la ilusi�n de conseguir que mostrando mi forma de ver las cosas se les abrieran los ojos. Es el mismo gesto did�ctico que me hace aplastar las botellas de pl�stico para reducir el volumen de desechos urbanos, por ejemplo. Busqu� la complicidad de la compa�era de velada situada a mi izquierda, pero �sta me asegur� que las mujeres tambi�n son libres en Argelia, que ese peque�o detalle del matrimonio se arregla visitando el extranjero al im�n y diciendo un par de frases. As� que pens�, ?bueno, si est�n contentos es que tienen lo que se merecen? y desconect� de la conversaci�n. Me sorprend� a mi mismo sin la ilusi�n de defender aquello en lo que creo. Me encanta escuchar planteamientos ideol�gicos diferentes, porque enriquecen y s� que quien los mantiene busca el bien com�n, de modo que los puedo compartir en mucho mayor grado del que la persona que los plantea puede creer. Pero una actitud no s�lo conformista con la injusticia y la desigualdad, sino ciega ante la evidencia, me rebela. No haber puesto toda la ilusi�n en mostrar qu� es la libertad individual y la tolerancia; por qu� unas leyes que no tratan a todos por igual no son justas; que en un pa�s libre la opci�n no es irte si no est�s de acuerdo, sino mantener la posibilidad de que tu desacuerdo sea tomado en consideraci�n para sentirte parte incluso de aquello en lo que no crees; que la libertad de una simple mayor�a es la falta de libertad del conjunto de la sociedad. Todo eso yo lo hubiese estado defendiendo hace unos d�as, pero no anoche. Y fue en ese momento en el que me di cuenta, mientras desconectaba de la conversaci�n, de lo que significaba la peque�a crisis de ansiedad de unas horas antes: se ha agotado el impulso con el que llegu�.
S�, creo que ya se me han casi agotado esas ilusiones con las que desembarqu� hace tres semanas, que me hac�an ver el d�a a d�a con optimismo y con la energ�a necesaria para afrontar cualquier dificultad con ilusi�n, porque ve�a el lado positivo de todo. Ahora empiezo a contar los d�as que faltan para la pr�xima escapada.
Dentro de una semana viene Ismael y tenemos ya organizado un plan para esos d�as de puente. Luego hay otra visita m�s que a�n no quiero desvelar y poco despu�s estoy invitado por un amigo holand�s que se jubila de forma inminente a un viaje que me apetece mucho emprender. Tengo ya la vista puesta en esas fechas como el que se agarra a un clavo ardiendo, para tratar de tirar cuatro semanas. Este primer episodio de ansiedad de ayer no ha estado acompa�ado por los actos de cabezoner�a y rebeld�a absurda con que en alguna ocasi�n lo adorno y que exasperan con toda la raz�n a mis amigos. Pero lo cuento en el blog para que no se me enfaden demasiado si empiezo a mostrarme insoportable. De todas formas, que se haya encendido la luz roja de alarma de ?impulso agotado? no implica pasarlo mal. Quiere decir que los momentos malos, si los hay, me afectar�n moralmente y me sentir� mal. Que cuando necesite compa��a y no la tenga, sentir� ansiedad. Que me costar� m�s concentrarme cuando tenga problemas. Y que si vuelve a caer un �rbol encima de mi coche y me lo vuelve a aplastar, o Al Qaeda pone otra bomba al lado de la oficina sentir� la necesidad imperiosa de estar con los m�os durante unos d�as. Pero sin momentos malos y m�s o menos acompa�ado lo puedo seguir pasando estupendamente.
Estos dos d�as de descanso semanal corresponden al �ltimo ?fin de semana? del mes, el que dedico generalmente a escribir un par de cosas que env�o mensualmente para su publicaci�n, una de trabajo y la otra, mucho m�s divertida, particular. As� que se supone que voy a estar entretenido. Es tambi�n el �ltimo fin de semana que paso en Argel, porque mayo es un mes para disfrutar. Atr�s qued� el invierno, que siempre resulta duro, por m�s que lo tenga asumido antes de que empiece. Ahora los d�as son muy largos y hay vida despu�s del trabajo. Hasta las cuatro de la tarde me espera cada d�a de esta pr�xima semana una labor ingrata en la que pasando notas al ordenador siento que aporto muy poco, no me lucen las horas delante del teclado y me dejo la vista, pero es cosa de no dedicar ni un minuto m�s a la oficina en esas circunstancias y vivir, que en mayo se puede. Incluso con el impulso agotado.
viernes, 25 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario