domingo, 15 de noviembre de 2009

Los harragas

Ayer dejé a medias mi narración de la conversación nocturna que había mantenido con los jóvenes marginales de mi barrio.

Me contaron que no habían fumado drogas, que traficar con hachís está muy peligroso en Argelia, porque últimamente la policía y los jueces se están mostrando muy severos y la simple posesión de un poco de cannabis supone una condena que si no se tienen antecedentes penales se queda en unos días en la cárcel, pero de tener alguna causa pendiente la experiencia se convierte en una pesadilla. Ellos se colocan con pastillas que compran en las farmacias, de forma más o menos ilegal, que luego mezclan con alcohol. El resultado final, sinceramente, es bastante lamentable. Mis vecinos presentaban los síntomas típicos de una borrachera, pero con las pupilas muy dilatadas, la respiración agitada y dificultades para articular razonamientos.

Uno de ellos me ofreció dinero por conseguirle el pasaporte o el carnet de algún español. Me explicó que tiene ya el plan completo para irse a Europa, concretamente a Grecia, adonde llegará por vía marítima. Pero necesita algún papel para moverse desde Grecia hacia Europa occidental y que no le deporten inmediatamente, porque tiene miedo de que al embarcar como argelino en un vuelo con destino a Francia se den cuenta de que no tiene papeles.

La oferta que he contado no era una broma. Lo que no sé es si la historia de Grecia era cierta, porque con documentación falsa lo más fácil sería viajar por carretera a Túnez y desde allí volar a España en un avión repleto de turistas españoles que regresan. El nivel de desesperación de bastantes miles de argelinos les lleva a intentar huir a toda costa del país. El fenómeno de la patera se llama “harraga” y ha adquirido en los últimos meses una dimensión preocupante. Se ha hablado mucho de argelinos que han llegado de esa forma al Levante español y posteriormente no han sido expulsados, algo de lo que incluso la prensa se hizo eco hace unos meses. El efecto llamada es algo real y otras gentes han vuelto sus ojos hacia esa nueva posibilidad de viaje a España, en donde hay grupos sociales que se preocupan de ayudarte legalmente para que no te echen y que con el tiempo acabes residiendo legalmente. El resultado ya se ha visto en forma de pateras encalladas y víctimas de ese viaje a la tierra prometida de los pobres.

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