miércoles, 20 de mayo de 2009

El huevón

No consigo encontrar el pendrive (aquí lo llaman flash disque) en el que escribí algunos comentarios para publicar aquí. Da una pereza tremenda comenzar de nuevo; pero lo hago con lo que llamé "el huevón". No voy a contar aquí la historia de algún argelino muy vago, que se pase el día sin hacer nada. De esos hay muchos, francamente. Mi huevón es de verdad: un huevo muy grande.

Una de las ventajas que tenemos los que vivimos aqui es el poder acceder a unos "lujos" que en circunstancias normales están fuera de nuestro alcance. Me refiero a ir a comerse una mariscada o acudir a un fitness center en un hotel de cinco estrellas, pongamos por caso. Son cosas que en mi vida diaria, yo, al menos, no me podría permitir.

Contra lo que pueda parecer, esas son cosas que a mí no me motivan demasiado. Me gusta, sin embargo, descubrir las diferencias culturales y sociales y vivirlas con el espíritu de un explorador. Y en lugar de comprarme langostinos para comer, que pienso sinceramente que los encontraria mucho mejores en cualquier marisquería de un pueblo de Galicia, me gasto a veces cantidades excesivas en consumir otros productos mucho más originales.

El otro día fui al mercado a por mis artículso originales. Y me paré en una pequeña tienda de Bir Mourad Raïs que casi siempre me depara alguna sorpresa. Ví que tenía como fruta mis "manzaperas", de las que ya hablé en otra ocasión (para recordarlo pulsar aquí), y entré. Suele vender huevos de gallina de corral, que tienen un gusto francamente bueno. Y cuando estaba a punto de comprarlos ví que al lado había una cesta con unos huevos mucho más grandes.

Pregunté si eran de pata. Y no, eran huevos de pava. Total, una "p" o una "t" no cambiaban la originalidad del producto, así que compré dos. No recuerdo el precio exacto, pero me parecieron carísimos. Por cuatro manzaperas, kilo y medio de fresas y dos huevos pagué quince euros.

Los huevos me los comí fritos, en aceite de oliva. Y en dos días diferentes, proque de intentarlo en una misma jornada se me habria disparado el colesterol, entre otras cosas. Como tenía a mano la cámara de fotos, inmortalicé el momento, con un huevo que rebasaba el tamaño de la sartén.

Tengo que decir que la sartén es pequeña, especial para freir simplemente un huevo... de gallina. Pero sirve para hacerse una idea del tamaño, como una taza. Claro que en Argelia venden unos pavos bastante grandes, de modo que las pavas ponedoras serán de la misma talla.

El gusto era exquisito, por cierto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

y estas seguro de que los huevos son organicos...me parece que el tamanio es un poco extraordinario para no ser algo 'modificado'
De todas formas 'ignorance is bliss'...como dicen los ingleses lol
Me apunto la direccion por si alguna vez me apetecen huevos gigantes..
Ines, euskalduna in London

mari paz dijo...

Hola José Antonio, espero que estés bien.
Al comentarle a mi cuñada lo que pagaste por los huevos de pava, las fresas y las manzaperas le pareció excesivo.
Las fresas 1,50 el kilo, las manzaperas 1,50 como mucho y los huevos de pava me dice que los compraba ella hace tiempo por 50 centimos cada uno, vamos que por mucho que haya subido le parece excesivo lo que te cobraron.
Ella piensa o que bien te timaron o que hubo algún error.
Un beso muy fuerte y muchas gracias por los buenos ratos que nos haces pasar con tu blog.

José Antonio dijo...

Hola, Inés.
Orgánicos, seguro. Porque un huevo inorgánico sería algo así como para tenerlo de figura decorativa.
Si te refieres, supongo, a huevos alterados genéticamente, no lo creo. La sartén era pequeña e igual te parecían más grandes de lo normal.

José Antonio dijo...

Hola, Mari Paz.
Las fresas en condiciones, las que son de calidad, costaban por esas fechas a 4 euros el kilo.
Las manzaperas, la veradd, no lo recuerdo, èro son caras. desde luego, a 1,50 comprarás peras normales... en españa. Aquí cuestan sobre los 3 euros. Así que éstas sí pueden ser de 5 euros el kilo.
Y los huevos... es que creo que em dijeron que costaban 1,30 o algo así cada uno. Pero fue un capricho.