domingo, 28 de septiembre de 2008

Historia de un pastel

Publico el texto un poco más tarde de lo normal, porque me encuentro en estos momentos en un huso horario diferente y he actualizado la hora en función del lugar.

El texto está escrito el pasado mes de agosto durante mi aburrida estancia, de baja médica, en mi casa de Argel. Ahora, finales de septiembre, no pondría lo mismo, quizás porque me encuentro psicológicamente mejor. Se trata de la narración de un hecho real que me sucedió hace ya un año en Argel.

Paseando por el centro de Argel deparé en el escaparate de una pastelería con unos pastelitos árabes, esos elaborados a base de miel y almendra, de una presencia deliciosa, que me llamaban a gritos. La tentación era demasiado fuerte y me dije que por probar uno tampoco pasaría nada, que con veinte minutos más de paseo ya quemaría las calorías que iba a ingerir. Estuve aún dudando ante el escaparate por espacio de un minuto, pero me acabé decidiendo por entrar a por uno que me miraba con unos ojos muy tiernos y una voz más suplicante de llévame contigo, que enternecía no sólo mi estómago, sino mis papilas gustativas, que comenzaban a llorar. Porque uno es muy goloso y los pasteles le hablan.

Tuve que aguardar a mi turno en una pequeña cola, porque había delante de mí varias personas, comprando grandes cantidades para llevar, sobre todo de otros pasteles hechos con sémola y miel, recortados sobre grandes fuentes metálicas, que a mí no me llaman la atención (sí, esos no me hablan). Me miró el dependiente como a un bicho raro cuando pedí sólo un pastel, aquel que me había elegido minutos antes. Me lo iban a meter dentro de una caja, un único pastel, como si hubiese comprado un hamster en lugar de una especialidad pastelera, así que dije que no hacía falta. Pagué y me retiré a comerlo a una esquina del establecimiento, el lugar más discreto que encontré.

En cuanto le di el primer bocado las miradas se giraron hacia mi y me dijeron alguien árabe que no entendí. Aclarada mi situación de extranjero, me dijeron en francés que estábamos en época de Ramadán, a lo que obviamente respondí que lo sé pero que no soy musulmán. “Aná rumi hamdulilá” fue lo que literalmente respondí, que supongo que estará plagado de errores pero que se entiende. Un conjunto de mentes enfermas y descerebradas me empezó hablar de respeto, cuando a quien estaban faltando al respeto era a mí. De inicio, no sabían la razón por la que yo no estaba ayunando, ni era de su incumbencia saberlo. Se habían metido en mi intimidad, lo que ya implica una falta de respeto hacia mi persona. Yo había actuado con la máxima prudencia para evitar la sensación de hambre en quienes estaban ayunando y me estaba comiendo el pastel dentro de la pastelería, en un lugar que rebosaba dulces a la vista de todos. Pero de todos los pasteles que por allí había, era el mío el que provocaba.

Este Ramadán lo he vivido lejos de Argel. Lejos de los amigos que lo viven con la misma alegría que nosotros la Navidad y que te invitan a su casa a compartir la cena. Y también lejos del intolerante que no quiere saber ni aceptar que su religión es un asunto entre Dios y él, no entre nosotros tres; y que cuando su religión implica que yo cambie mi comportamiento, se convierte en intransigencia.

1 comentario:

analista dijo...

Sueño con un mundo de tolerancia,un mundo en que la gente solo se ocupa de su propia existencia de su manera de vivir sin que se meta en asunto ajenos!
Sueno con eso,sin embargo eso hubiera sido cosa normal,natural perteneciente al mundo de la realidad,no del sueno!
La religion es algo personal,intimo!,no entiendo por qué se mira asi a un extranjero cuyo religion es otra que el Islam!
y a decir verdad ,incluso si se trara de 1 compatriota musulman que veo comiendo en pleno mes de ayuno,francamente,me da igual,eso no es mi problema !,esta persona tiene sus razones y yo no soy Dios!
Para mi,una gente que se comporta asi preguntando a otra por qué no hace ayuno es simplemente mal educada , que no tiene nada que hacer,pues molesta a los demas!
Yo soy nula en lo de dar consejos!pero eso es una tentativa: José Antonio! por esta gente no te preocupes!
Ness