sábado, 6 de junio de 2009

Otros valores

Un post que colgué el otro día, que hacía referencia a la mala educación de una persona que me indicaba que en su país debo hacer las cosas como él quiera, en una mezcla de esa mala educación con el orgullo argelino que tantas veces sale a relucir, ha dado lugar a más comentarios de lo que es habitual. He empezado a escribir un comentario propio para intervenir en la discusión y he visto que lo que quería expresar bien se merecía un post nuevo.

El tema va sobre referentes morales, virtudes y defectos.

Aunque creo que en España se vive mucho mejor que en Argelia, que la sociedad española es más justa, más tolerante, más respetuosa y, en definitiva, más desarrollada, el precio que hemos pagado se comprueba muchas veces en el día a día argelino, al vivir la diferencia en el trato personal y humano.

Quizás este término, "humano", resulte clave, porque nos hemos deshumanizado. Pongo un par de ejemplos.

El núcleo de la sociedad argelina es la familia, cuyo principal defecto es que resulta muy sexista. El respeto a los mayores es fundamental. Enviar a un abuelo a un centro de la tercera edad es impensable, un acto de egoísmo para con quien ha dedicado sus años jóvenes a educar a sus vástagos. Nadie se plantea no condicionar su vida diaria a las necesidades de sus mayores. Además, la persona de mayor edad ejerce como tal una autoridad moral sobre los demás y su opinión es escuchada y respetada. En algo tan importante como el matrimonio, a nadie se le ocurre casarse si sus padres se manifiestan en contra (en la actualidad los padres de las zonas urbanas no se suelen oponer, de todas formas, a la libre decisión de sus hijos en este terreno).

Una persona sin recursos, con problemas, es acogida sin ninguna duda en cualquier familia. Tener un primo o un tío que vive en una localidad es tener allí un techo seguro el día que haga falta. Si la casa es pequeña, se aprietan; pero no se usa como excusa. Si hay poco dinero para comer, las raciones se reducen; pero la hspitalidad es de corazón.

Esto es parte de lo que hemos perdido y que en Argelia aún se sigue viviendo. Espero que en este terreno no cambien, aunque desgracuadamente los malos hábitos son los primeros que se contagian.

Tenía la ntención de escribir algo más, pero creo que la reflexión es suficiente.

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