He descubierto que cuando no tengo muchas ganas de escribir el mejor aliado que encuentro es la fotografía. Una, dos o tres imágenes sustituyen a otras tantos párrafos… y de los largos.
Tengo material gráfico de sobra para unos cuantos blogs, así que la dificultad está en seleccionar fotografías, recortarlas y adecuar su calidad a los requisitos de este lugar. Lleva su tiempo, más del que parece, pero cuando tengo demasiadas ideas en la cabeza y una pizca de ansiedad, que no me permite centrarme, la otra opción es no escribir.
Desde ayer estoy indignado, cabreado, enfadado, por una cuestión laboral, de mi trabajo. Lo que “el cuerpo me pide” es contarlo y divulgar cómo algún alto funcionario, con muchos años viviendo de amargar la existencia a los demás, gestiona el personal que tiene a su cargo. Que te impidan desarrollar tu trabajo y para eso te ninguneen es algo que no debería permitirse, pero en la administración pública se mira hacia otro lado cuando suceden estas cosas. Por eso, la opción más inteligente es morderse la lengua y contar hasta 74, de atrás hacia delante.
Y así, por eso, toca imagen. Está tomada por un amigo que sabe de esto mismo que estoy contando, solo que en el sector privado. El lugar de la foto es el puerto de Mers el Kebir, ligeramente al oeste de Orán. Fue en su día la mayor base militar soviética en el Mediterráneo occidental. Ahora está de capa caída. Aunque no es sólo la capa.
Como escribía antes, estoy bastante enfadado por una cuestión laboral y no tengo demasiadas ganas de explayarme en comentarios.
viernes, 19 de junio de 2009
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2 comentarios:
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Un beso,
Laia
Gracias, Laia. Lo leí.
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