Cuando estuve en París me compré un óleo. Todavía no me lo he podido traer a mi apartamento de Argel y no sé si llegaré a hacerlo. De momento cuelga en un muro prestado.
Hará juego con el super regalo de Reyes, del que hasta ahora no había dicho nada: un grabado antiguo de Argel. Este segundo no me atrevo a traerlo a Argel. En mi casa no tengo realmente nada de valor, quitando el ordenador, que además es ya antiguo. No creo que sea una buena idea colgar de la pared un grabado antiguo, que más bien constituirá un recuerdo de mi etapa en Argel el dia que regrese.
martes, 31 de marzo de 2009
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