Cada vez que me ausento unos días de Argel, al regreso me pongo a buscar alguna pequeña sorpresa, alguna novedad, que me depare la ciudad. En esta última ocasión, que me he ausentado unos pocos días a finales de julio para viajar a Polonia, la sorpresa me la ha dado la vista del puerto.
Han iluminado de color azul el dique del puerto que protege la terminal de feries. Y la imagen es bonita por la noche.
De todas formas, me gustaría que el puerto fuera visitable, fuera accesible. Especialmente la zona militar, que incluye el lugar en el que nació la primera ciudad romana, llamada Icosium; el fuerte creado por los españoles en los tiempos de la conquista de Orán; el dique de unión de los islotes de la costa que mandó construir Barbarroja; y algunos edificios más, todos ellos cerrados al público.
Pero me ha hecho ilusión que le pongan luz al dique del puerto.
No ha sido la única sorpresa. He sufrido dentro de casa otra mucho menos agradable, que intentaré contar dentro de unas horas.
martes, 4 de agosto de 2009
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