martes, 6 de octubre de 2009

Otra de pájaros

Cuento una anécdota de hace meses. Durante la pasada campaña electoral para la reelección del Presidente Buteflika instalaron junto a la Grande Poste, al comienzo de la calle Larbi Ben M’Hidi, un mercado de flores, plantas y algunos pájaros, bajo unas carpas con el lema “Los amigos de las plantas votan por Buteflika”. Una excelente idea, una más del equipo de campaña que dirigía el Ministro de Recursos Hídricos, el señor Sellal, que también ha sabido rodearse en su Ministerio de un equipo de trabajo que ha realizado una labor digna de elogio. La política argelina es muy opaca y las decisiones se toman en base a criterios que se escapan a mi conocimiento, pero creo que Sellal es uno de los personajes públicos llamados a ocupar un cargo de más alta notoriedad en el futuro.

En el mercado de plantas sobre el que escribía antes de desviarme por derroteros políticos me encontré con un puesto que vendía pájaros. Y en una jaula tenían una pareja encantadora; me dijeron que se llaman en francés inseparables y no sé si corresponde a lo que en castellano se llama tórtolos, porque mis conocimientos zoológicos son muy limitados. Dicen las malas lenguas que entiendo un poco más de pajarracas en particular (supongo que de tamaño más grande, como las grullas) que de pájaros en general, pero tampoco es cierto. Por seguir con el lenguaje de doble sentido, mi conocimiento del mundo de la pluma se limita a la historia que ya he contado de Fausto. El caso es que aquellos dos pájaros, de vivos colores y un poco más grandes que un canario o un jilguero, se movían al unísono, formando una pareja de baile espectacular, con una coreografía única. Cada dos por tres se hacía carantoñas, algo sorprendente teniendo en cuenta que pasan juntos las 24 horas del día. Me detuve un minuto a contemplarlos, lo mismo que hizo otro viandante. Finalmente pregunté:
- ¿Cómo se llaman?
- Son inseparables.
- ¿Y el nombre técnico, lo sabe?
- No, se les llama inseparables. Siempre están juntos y dicen que si a uno le pasa algo el otro se muere de pena.
- Ah, ¿y cuánto cuestan?
- 8.000 dinares (casi 80 euros).
Me pareció un poco caro. Si me llega a decir que son 30 euros la pareja los compro en ese momento, pero se salía de mi presupuesto. Aún así, insistí por si tenía la posibilidad de un pequeño descuento:
- ¿La jaula está incluida?
- No, sólo los inseparables.
- Y si los compro con la jaula, ¿cuánto me cuesta?
- Esta jaula no se vende.
En esos momentos intervino el otro viandante, que había permanecido en silencio, escuchando. Y fue una pena que abriera la boca para soltar la memez del día.
- 8.000 dinares la pareja… ¿Y uno solo? ¿4.000?
No lo preguntaba en broma, no era un chiste. Realmente quería saber si se podía comprar uno solo. Le miré y me quedé con ganas de decirle.
- Ya sé qué parte no ha entendido de la palabra “inseparables”, la partícula “in”, ¿verdad?
Pero simplemente le dije:
- No, uno vale 8.000. El otro es de regalo. Están de promoción electoral.
Y dirigiéndome al vendedor de los pájaros, que se había quedado sin palabras, continué:
- Él también va a votar por Buteflika.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en dìa algo triste,me hiciste soltar una verdadera carcajada, la primera del dìa, tan bien me ha hecho que ahora quiero màs...y quiero seguir riendo y disfrutando, serìa desmedido que escribieras un poco màs para todos los que estamos empezando a amar a Argelia, pintada con tus palabras?
gracias.
Eleonora