Ayer estuve paseando a última hora de la tarde por el centro de Argel.
Primero acudí al Instituto Cervantes, donde se ha inaugurado uan exposición de fotografías de Valencia y de una película titulada El tranvía de Malvarrosa, si no recuerdo mal. Creo que llevo ya las semanas suficientes en Argel como para echar de menos el ambiente de esas calles valencianas... o de cualesquiera otras occidentales.
Luego continué curioseando por las calles del centro. Por todas partes se encuentran ya puestos de venta de petardos, para la fiesta del Mulud del próximo lunes. Lo que en teoría es una fietsa familiar, encendiendo velas para conmemorar el nacimiento de Mahoma se ha convertido en una ocasión para montar una mascletá en toda regla y un intento por parte de los más gamberros de causar daño con el uso de petardos, cuando no de mecanismos de mayor carga explosiva.
Oficialmente está prohibida la venta de petardos, pero se comercializan abiertamente al público. La calle Meissonier es una de las más conocidas para realizar compras en Argel. Realmente no se llama así, le cambiaron el nombre con la independencia del país, porque en esa época quedaba muy mal mantener a un pintor francés en el callejero y era mejor darle el nombre a un argelino muerto en un atentado kamikaze, por ejemplo. El caso es que en Meissonier vendían, junto a los típios petardos, unos explosivos enormes, de unos 25 centímetros de alto, a 35 euros la unidad. Yo creo que son del tamaño de los usados para las explosiones controladas de las canteras. Y, apoyado en el puesto de venta, estaba un policía. Esas mismas cargas explosivas se ven en el mercado de la Casbah.
A esa misma hora, curiosamente, la policía decidió confiscar estos explosivos de origen chino, que se estaban vendiendo en otro mercado, el llamado de Apreval, en el barrio de Kouba. La reacción de los jóvenes del barrio desembocó anoche en graves disturbios, con daños a vehículos e intento de incedio de un coche de la policía con los agentes dentro. El asunto acabó con el uso incluso de armas de fuego y varios heridos.
La violencia está muy incrustada en la sociedad argelina. Acudir a un estadio de fútbol se ha convertido en un acto heroicidad, porque rara es la jornada sin graves disturbios, en ocasiones mortales. Se ha llegado a dar el caso de que en una misma jornada de la liga de primera división argelina se jueguen cuatro partidos diferentes a puerta cerrada por diferentes sanciones derivadas de disturbios muy graves. En esa fecha del Mulud del año pasado se produjeron incidentes muy graves en el valle del M'Zab, con varios muertos en un enfrentamiento popular.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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1 comentario:
Lo de que los argelinos son muy violentos, es cierto, lo corroboro. Y podría ser peligroso poner en sus manos unos cuántos petardos, pero el problema es la persona que lo usa no el elemento en sí, que no es una pistola o una bomba!Aquí en Valencia es algo natural, yo he tirado petardos desde que tengo uso de razón.Aunque hace ya unos cuántos años que ni compro.
Respecto a Valencia, el tranvía de principios de siglo precioso, ahora demasiado moderno pero más rápido... Lógico que eches de menos.
un beso,
Laia
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