Mi mujer de la limpieza le tiene declarada la guerra al paño de cocina, al tradicional trapo de secar la loza.
El primer día que vino me encontré con que los dos que en ese momento tenía en uso los había utilizado para limpiar las persianas de madera y los había tirado a la basura, hechos un asco. Puse el grito en el cielo, obviamente.
Desde entonces me los cuida mejor, sólo un poco mejor. Ha entendido que esos trapos de un hilo como el de las mejores toallas y decorados con motivos relacionados con cocina merecen un mejor uso, que de vez en cuando se lavan y se reutilizan. Pero no ha aprendido a colgarlos. Cuentan con una etiqueta que sirve precisamente para eso, para que estén colgados. Ella me ha agujereado uno de ellos y lo pincha igual que las piezas de carne en la carnicería. Y, obviamente, cada vez el agujero se hace más grande.
Antes me tomaba la molestia de explicar las cosas y me llevaba algún que otro disgusto. Ahora me lo tomo por las buenas y me digo “qué bien, ya tengo algo diferente para contar en el blog”.
sábado, 1 de agosto de 2009
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2 comentarios:
lo del agujero se hace cada vez grande suena a gracioso
Hola José como he recordado esos 6 años que pase ahí en ese país que por lo que veo esta casi igual que en el año 75 , que pena meda un país precioso y que este en esas condiciones , yo pase del 75 al 81 montando centrales telefónicas por todo el país desde Annaba hasta Oran lo conozco todo , se de todas esas cosas que cuentas que entonces eran peores algunas otras eran mejores , pero creo que te quedas corto en contar cosas , todas esas cosas las viví yo en persona y creo que aun peores porque yo no tenia un puesto de trabajo como el tuyo era un simple currante que tenia que trabajar y enseñar a trabajar a los jóvenes menuda odisea …..En fin certifico todo lo que dices y animo no te desanimes porque en el fondo también hay buena gente como en todas partes
Un cordial saludo
Luis
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