jueves, 6 de agosto de 2009

La yegua de Atila

Mi empleada de hogar viene únicamente a mi casa los jueves. Afortunadamente, porque con ese único día por semana le basta para hacer la limpieza; y de acudir más a menudo creo que a estas horas no me quedaría ya nada en buen estado.

He esperado a verle este jueves por la mañana para contar aquí sus últimas hazañas.

Efectivamente, hoy se me ha presentado incluso antes de lo habitual, hacia las ocho menos cuarto de la mañana. Suponía que iba a ser así y había bloqueado la puerta de entrada dando sólo media vuelta a la cerradura. He acertado, porque se ha visto obligada a llamar al timbre y para cuando ha entrado yo ya me había puesto al menos los pantalones.

Su relato de los hechos, que conté aquí hace un par de días, es que le avisaron el jueves de hace dos semanas que iban a reparar la terraza y que nos cobraban la reparación a los nueve vecinos de la bajante estropeada. Que pagó mi parte con el dinero de la caja y que comenzaron las reparaciones. Como sabía que el sábado yo no estaría, porque iniciaba mis vacaciones en Polonia, y que la reparación provocaría goteras en el techo, como así fue, se vino el sábado a cuidar mi apartamento. Estando allí, cortaron la luz por falta de pago de una factura de unas semanas antes, que yo no había recibido. Le llamó al propietario y éste solucionó el tema en 24 horas.

He de reconocer que conseguir que en un solo día te vuelvan a dar la luz tiene mérito. O buenos contactos, claro.

Sigo con el relato de mi empleada. Llegada la noche, decidió permanecer en mi casa y encendió una vela. La puso sobre el televisor y se durmió. Lo que le despertó fue un incendio. Lamentablemente, en lugar de quemarle viva a ella, lo que el fuego hizo fue quemar mi televisor y llenar la casa de hollín y de humo. Lo de “lamentablemente” no me lo ha dicho ella, lo pongo yo en tono jocoso, que tampoco la quiero quemar, pese a que ha hecho bastantes más méritos para ello que Juana de Arco.

Según me ha contado, ha tapó el televisor con la funda de la almohada porque quemado está muy feo. Obviamente, le he preguntado que para qué quiero yo en casa un televisor quemado y es que la parecer ya ha hablado con alguien para ver si tiene solución y repararlo. Ya veremos, dicho en todas las acepciones del verbo ver.

Luego le he indicado que tenga cuidado cuando abre las ventanas que dan a la terraza, porque he visto dos agujeros en las cortinas del salón (sí, las que enseñé en una foto el 18 de marzo, en otro post que se puede leer pulsando aquí). Y dice que no se deben a que se quedaran pilladas por la puerta, sino que se quemaron con la plancha, por un descuido. Otro más, porque planchando sin usar la tabla me quemó parte de la mesa. Esta tía es un crack, voy a escribir sus memorias y me haré rico como guionista de cine.

Cuando ya me iba al trabajo, ha visto que el cuadro del que me rompió el otro día el cristal (fue un accidente, uno más, porque dejó la casa en corriente un día de mucho viento y el cuadro salió por los aires) estaba en una repisa, sin colocar aún en la pared. Se ha ofrecido a hacerlo ella, a poner un clavo nuevo en la pared. Y he saltado como un resorte desde la puerta de la calle:

- No, déjalo. Ni toques el martillo, que prefiero seguir teniendo paredes. Venga, que tengas un buen día y, por favor, no me quemes el resto de la casa.

8 comentarios:

Edel dijo...

Jaja, pobreta, seguro que en el fondo es buena persona aunque tenga el gafe subido...
Parece interesante tu blog, me iré pasando de vez en cuando.

Farid dijo...

Parece a una película de drama moderno

Farid dijo...

La vie est trop longue pour attendre, et trop courte pour comprendre en effet, celui qui veut comprendre et apprendre pourrait le faire cependent, celui qui ne le veut pas il n'a cas attendre, se rendera compte juste quand le train passe et bien sûr sans retour.

monica dijo...

jajjajaja,estoy en la oficina y no paro de reirme,.,,,,,un abrazo y cuidate.

Anónimo dijo...

desde luego con mucho menos material Gomaespuma hizo en la radio la serie "Cándida" en los '80, con la posterior secuela de la película del mismo nombre dirigida por Guillermo Fesser.

José Antonio dijo...

Qué malos sois. Os hace gracia mi desgracia. Anda, a ver quién se anima a contratarla...

Mercè Salomó dijo...

Me encanta como escribes.
Me encanta Argelia (Argel, no tanto).
Me encanta que tengas a esa señora en tu casa, pues así haces entradas, que no tienen desperdicio (las demás tb son buenas!)

En fin, que voy a ir siguiendo tus relatos. No te importa, ¿verdad?

Saludos!

José Antonio dijo...

Muchas gracias.
Dame tu dirección postal, que te la mando para que también puedas hacer entradas, jajaja.
Te agradezco que sigas mis relatos, que escribo desde el cariño, aunque a veces me puedan las ganas de intentar cambiar algunas actitudes.