La diferencia cultural entre Espa�a y Argelia es tan grande que muchos aspectos de la vida argelina chocan tremendamente cuando se ven desde nuestra �ptica. Hoy me voy a referir a la forma de actuar de los polic�as. La verdad es que no s� si me refiero a polic�as nacionales, municipales, provinciales, antiterroristas o de otro tipo. Sencillamente, porque no tengo muy clara la diferencia.
Cuando llegu� a Argelia la primera vez me llam� tremendamente la atenci�n c�mo algunos polic�as actuaban con exceso de dureza y tratando de obtener beneficios a peque�a escala de actitudes corruptas, mientras otros se mostraban muy cercanos al ciudadano. De los primeros guardo la experiencia de un control de polic�a yendo de noche del aeropuerto de Annaba hasta mi casa, en el que intentaron hacerse con varios de los alimentos que viajaban en mi maleta a cambio de hacer la vista gorda sobre una supuesta infracci�n. Me enfad� y exig� la devoluci�n de todo lo que me hab�an sustra�do, incluyendo los bol�grafos publicitarios de la empresa, que en otras condiciones les hubiese ofrecido gustosamente. La discusi�n fue muy dura y llegaron a amenazarme con una pistola, para espanto de mi taxista de confianza, que prefer�a que se llevaran lo que quisieran... de mis cosas. Cuando al final me devolvieron todo, volv� a abrir el maletero y les regal� un par de art�culos de publicidad que llevaba conmigo para tal fin, pero que regalaba cuando yo quer�a, no porque lo exigiera la otra parte. Y as� se lo hice saber. Aprendieron la lecci�n, porque un par de semanas m�s tarde me pararon en un control rutinario y de un coche sali� un polic�a para decir que me dejaran continuar, que yo era de absoluta confianza. Se trataba del jefe de polic�a de aquella noche en la carretera del aeropuerto.
Sobre los polic�as cercanos, nunca olvidar� la primera vez que le pregunt� a un agente del orden por la forma de llegar a un determinado lugar. Me cogi� de la mano, como a un escolar, y me llev� de esa guisa hasta el local por el que yo hab�a preguntado. Es f�cil imaginar mi sensaci�n de rid�culo paseando por la calle de la manita de un agente de polic�a. Con el tiempo comprend� que eso es bastante habitual y que no tiene ninguna connotaci�n sexual, lo mismo que cuando te dan dos besos a modo de recepci�n. Peor fue, en ese sentido, el recibimiento en Argelia que recibi� un Agregado Militar espa�ol, Coronel del Ej�rcito, al que plant� dos besos el coronel argelino que fue a recibirlo al aeropuerto el primer d�a.
No obstante, entre los polic�as tambi�n se dan situaciones en las que esa cercan�a s� busca algo m�s. Alg�n espa�ol puede contar la aventura de un polic�a con el argelino que fue a buscarle al aeropuerto, que se despidieron con un piquito. O la muy reciente aventura nocturna de otro espa�ol que buscaba el restaurante Al Boustan para cenar y acab� en la zona boscosa del Monumento a los M�rtires, Riad el Feth, con un polic�a dentro de su coche tratando de convencerle para intimar.
A mi me falta un documento en mi coche desde hace ya dos meses. En este tiempo he conseguido esquivar todos los controles policiales y no mostrar nunca los papeles. En varias ocasiones me he hecho el ofendido o me he ido del control sin permiso y la verdad que me ha funcionado siempre. S�lo quien viva en Argel sabe el m�rito que tiene que en dos meses no haya tenido que mostrar ni una sola vez la documentaci�n. Y al final me he hecho amigo de muchos de ellos, al punto de que, en mi l�nea de despistado irredento, como no los identifico, me limito a saludarlos a todos en todos los controles. El otro d�a me par� uno de ellos para pedirme que avisara a sus compa�eros del siguiente control de un problema que ten�a en su emisora de radio. Efectivamente, en el siguiente control les hice se�as a los polic�as con un toque de claxon, algo que est� prohibido, y les transmit� el mensaje de su compa�ero.
Se cuenta que muchos de los polic�as han sido reclutados en zonas perif�ricas de las grandes urbes y procedentes de estratos sociales m�s necesitados y con menor formaci�n. Circula un chiste, que se dice basado en hechos reales, sobre un polic�a que detiene a una argelina en un control y le pregunta c�mo se llama, a lo que �sta responde que Mademoiselle Fatma Abdela. El polic�a comprueba la documentaci�n y se acerca a su compa�ero, con el que mantiene esta conversaci�n:
- Mira, creo que he encontrado algo sospechoso. Dice que se llama Mademoiselle Fatma Abdela, pero el permiso est� a nombre de Fatma Abdela.
- No seas bruto, Mademoiselle no es su nombre. Quiere decir que es soltera, como t�. Anda, aprovecha.
Se acerca el polic�a a la se�orita en cuesti�n y le espeta al o�do, con la mejor de sus sonrisas y una mirada muy dulce:
- �Sabes una cosa? Yo tambi�n soy mademoiselle, como t�.
domingo, 16 de marzo de 2008
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