miércoles, 23 de enero de 2008

Como el Guadiana

Supongo que en alg�n momento se me har� dif�cil encontrar algo sobre lo que escribir. Hasta ahora lo que sucede es justo lo contrario, que veo que son muchas las cosas que querr�a contar y no puedo con todas.

He recibido un mont�n de correos electr�nico, muchos de amigos y conocidos, sin tiempo para contestar a todos. En casa no dispongo que conexi�n a Internet y no siempre resulta sencillo trabajar desde un caber caf�, con el teclado azerty en lugar de qwerty. El post diario lo escribo por la noche en el port�til de casa y a la ma�ana siguiente simplemente lo llevo en el pendrive y lo cuelgo del blog. Contestar al correo resulta mucho m�s complejo, si bien es cierto que finalmente conserva un mayor grado de confidencialidad.

Me dec�a Javi que el blog magnifica el valor de algunos comentarios y que mi cr�tica a la autoridad por la falta de tacto en los tiempos posteriores al atentado es excesiva. Lo he le�do y s�, mi cr�tica no es ni ecu�nime ni justa. No lo he querido cambiar, porque al final no responde a una opini�n, sino a un estado de �nimo. Mi prisma es el de una v�ctima de un atentado terrorista que un mes despu�s a�n precisa de atenci�n m�dica. Y no soy el �nico. De todas formas, aunque el blog es accesible a cualquiera, s�lo lo lee un n�mero reducido de personas. Ayer, por ejemplo, estuve en el acto de la inauguraci�n oficial de la primera tienda de la franquicia MANGO en Argel. Estuve departiendo con el Embajador durante un rato y obviamente desconoce todo lo relacionado con mis blog; nadie le ha dicho nada, aunque son varias las personas de la Embajada que lo conocen y alguna vez lo han le�do. Yo, desde luego, no escribo pensando qui�n lo va a leer; imagino en es momento que �nicamente lo leer� yo.

Gracias, Naiara, por tu mensaje. Esto de escribir no pasa de ser un mero entretenimiento que no me dar� nunca de comer. T� te lo lees porque es gratis, �a que s�? Lo mismo pasa con todos, as� que el pan me lo gano en la Oficina Comercial. Si, mientras tanto, te sirvo de entretenimiento mientras cuidas a la peque�aja de la casa, mucho mejor.

Para Fernando, decirle que no aspiro a la calidad del blog de Gloria, ni puedo contar cosas tan interesantes. Intentar� contar con m�s fotograf�as en el futuro.

Y darles las gracias a Carlos, a Amaia, a Jorge, a Bogdan, a Ernesto, a Enrique, a Marisol, a Izaskun, a I�aki y a Rosa. Gracias por lo que me escrib�s y los �nimos que me hab�is dado. S� que me dejo a unos cuantos. Vuestros correos personales los respondo de forma personal, hay cosas que no quiero dejar en el blog.

P�rrafo aparte para mi prima Natalia. Muchas gracias por tu comentario. Te he respondido en otro comentario, aunque lo he dudado bastante, porque ahora me parece que ha sido demasiado personal. Como t� s� sabes d�nde dejaste el comentario, t� s� encontrar�s mi respuesta. Los dem�s no saben lo bien que se pasan contigo y con Armando las vacaciones, en vuestro velero. Si lo contara, m�s de uno se morir�a de envidia. Me imagino que ya tendr�is completas las plazas para las traves�as de este verano, �no? Yo me perdi en los proleg�menos del Caribe.
Este martes regres� a las clases de �rabe, despu�s de mes y medio. He olvidado casi todo, incluidas varias letras y no he sido capaz de leer casi nada. Un desastre. Ahora tengo que estudiar para recuperar el tiempo perdido. Voy a buscar tambi�n un profesor de �rabe dialectal para aprender vocabulario de la lengua hablada en la calle.

Comentaba antes que estuve en la inauguraci�n de la tienda de MANGO. Era muy curioso comprobar el perfil sociol�gico de los clientes, casi todo mujeres j�venes, que entraban en la tienda. Las chicas j�venes vestidas m�s a la moda occidental lo hac�an exactamente igual que en Europa, normalmente acompa�adas de una amiga y para curiosearlo todo, aconsejarse mutuamente y finalmente no comprar nada. Las que entraban solas eran m�s reflexivas y miraban m�s la etiqueta del precio. Curiosamente, eran las que iban vestidas de forma menos occidental las que acababan comprando algo, generalmente alg�n complemento. Incluso para este perfil de clientela, Argelia es un mercado de precio y la tendencia de las clientas era a prestar mucha m�s atenci�n a la ropa colocada en soportes horizontales, a la altura de la cintura, que psicol�gicamente se asocia con oportunidades, que a la colgada en las g�ndolas y otros soportes verticales. Me qued� con la impresi�n de que la gerencia no est� demasiado familiarizada con las t�cnicas de venta que yo creo que el negocio precisa, m�s alejadas de las de una boutique y cercanas a las de los grandes almacenes. En Argelia no se emplea la tarjeta de cr�dito y eso afectar� alas ventas, peor no han puesto en marcha ning�n sistema de fidelizaci�n de clientes, con tarjeta propia, que permitiera recurrir al cr�dito o a la acumulaci�n de saldo mediante dep�sitos previos para la adquisici�n de ropa. Son sistemas alternativos que en Argelia funcionar�an. En fin, una reflexi�n demasiado profesional para lo que quiere ser este blog.

Por la noche comet� el error de mirar las fotograf�as del pen�ltimo viaje realizado, hace un par de semanas al interior del pa�s, que acab� como el rosario de la aurora. Yo cre�a haber pasado p�gina, pero he vuelto a abrir el libro? Es curioso c�mo se me nota en la cara el enfado interior que yo iba acumulando cada d�a, por causas internas, mis reflexiones, y externas. Ha sido una mala idea mirarlas, entr� en un estado de ansiedad que cre�a superado y tuve que buscar compa��a a medianoche. Creo que hoy (escribo a las siete de la ma�ana) ya estar� casi bien.

Me ha escrito una amiga que literalmente cuenta lo siguiente:

"Hoy he vuelto a leer tu blog. YO me unir�a a hacer r�gimen contigo pero tampoco tengo fuerza de voluntad. Desde hace un tiempo vive mi hermana con nosotros y ella est� muy delgada pero come mucha comida basura, golosinas, boller�a... y yo no me puedo resistir as� que siempre caigo. Qu� puedo hacer... la tengo todo el d�a a mi lado comiendo tarrinas grandes de helados de vainilla y caramelo... como me puede resistir?? Me voy a poner una dieta en la nevera para que cada vez que quiera abrirla piense dos veces lo que voy a comer. Por lo dem�s yo s�lo puedo mandarte �nimos desde aqu�, es normal que el d�a a d�a se te haga dificil, pero como tu dices tampoco vas a vivir siempre con ese miedo en el cuerpo porque ser�a un sin vivir. Bueno, lo dicho Jose Antonio, �nimo para t� y para todos los compa�eros que est�is all�."

Yo no s� qu� contestarte. Yo tengo tambi�n poca fuerza de voluntad y lo que hago para seguir el r�gimen es motivarme con algo que me interese m�s. Como soy muy competitivo, busco siempre ganar, busqu� a alguien con quien competir. Yo supongo que en tu caso puede resultar mejor que te quepa determinada ropa, o poder usar una talla concreta. Prueba a ponerte esa ropa estrecha cada vez que tengas la tentaci�n de ocmer, te miras al espejo e igual se te pasa. De todas formas, en mi caso lo mejor para no comer es no tener al comida. Cuando me pusieron en Bilbao aquella dieta tan estricta, escond� absolutamente todo lo que engordaba y me pod�a cosas que no me gustan como obligaci�n de empezar por ellas. i mayor dificultad era por la noche, la llamada recena. Ide� la soluci�n del barre�o de infusi�n con sacarina. De todas formas, llegu� a un punto de casi anorexia, porque etaba tan mentalizado que cuando notaba hambre en el est�mago me pon�a muy contento y me dec�a que eso significaba que estaba adelgazando. No te recomiendo llegar a ese punto. Yo, ahora, estoy buscando una alternativa a la competici�n que estaba siguiendo. Sigo con pastillas para la tensi�n y no se trata de un problema est�tico, sino de salud: necesito adelgazar por enfermedad, sencillamente. Competir contigo a distancia no ser�a f�cil, pero si quieres lo hacemos. Tendr�amos que penar qu� nos apostamos. Pero fuera del blog, no vas a contar a todo el mundo c�mo est�n tus michelines. Aunque puede ser �sa la apuesta: si te gano le digo a todo el mundo qui�n eres y si ganas t�... piensa lo que me quieres imponer de castigo. Y ya ves que no he delatado qui�n eres. Y gracias por los �nimos.

Jos� Antonio Do�oro de los R�os

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