viernes, 25 de enero de 2008

El finde


Un nuevo fin de semana? y en Argel. Ya es el segundo, de forma consecutiva. Estaba acostumbrado a tener plan para pasarlo fuera y la situaci�n se me hace extra�a. De todas formas, tengo un mont�n de propuestas. He decidido no ir a la fiesta del Marab� en Cabilia. He pasado la ma�ana del viernes en Argel y a la tarde me ir� a una zona cercana a la capital.

El jueves transcurri� bastante bien, sin demasiados agobios. Consegu� cita para este s�bado con el otorrino y tengo que buscarme un sic�logo con urgencia, o dejar� de hablarme todo el mundo. Me han dado los datos de uno que es psiquiatra y ya veremos si me puede atender. Cada d�a que pasa estoy m�s irritable y paso por momentos en los que pierdo el control y disfruto discutiendo y mostr�ndome desagradable. Lo hago adem�s, inteligentemente, cuando creo tener raz�n, porque la otra parte no se ha comportado del todo bien, pero mi reacci�n es tan desproporcionada que no tengo justificaci�n alguna. Por la tarde, pregunt�ndle si conoc�a alg�n especialista, me record� Fella, compa�era de trabajo, c�mo me hab�a puesto una semana antes por una simple broma con una factura de taxi. Y este jueves la v�ctima fue Rafik, que imagino que se habr� enfadado conmigo, porque ha sido testigo de c�mo me he comportado para aparcar el coche, primero, y luego a la entrada de la discoteca La Veranda. A�n debe estar asustado por mi reacci�n y el nulo caso que posteriormente le he hecho. As�, en cuanto ha tenido oportunidad se ha ido a su casa. S� que es mi forma de reaccionar de siempre cuando estoy enfermo, as� que en este caso el autodiagn�stico es facil�simo? El problema es que no puedo ir cont�ndole a la gente c�mo me siento tras el atentado, las crisis de ansiedad que me dan y pedirles que me perdonen, que no soy yo ese sujeto irascible, porque no tienen ninguna obligaci�n de sufrir las consecuencias de mis problemas.

Esta noche del jueves, equivalente a nuestro s�bado, estuve de karaoke y posterior discoteca con Tarik, Mina, Hakim,? hasta un total de ocho personas. De vez en cuando viene bien ir a bailar sin complejos. Como dicen los franceses, ?histoire de se d�fouler de temps en temps?. Es la tercera vez que voy a bailar en Argel en los siete meses que llevo aqu�. Y la primera que entro en La Veranda. Yo conoc�a el lugar de cuando hace ocho a�os era una whisker�a tranquila, donde tomar una copa y escuchar m�sica al piano en vivo. Luego empez� a funcionar como restaurante de cenas con espect�culo y sol�a actuar un imitador de Elvis Presley. Ahora es un lugar de moda para m�sica disco y tecno, con un personal algo maleducado y malencarado, por lo menos ayer.

Lo ten�a en secreto, pero creo que ya puedo contar que mi hermano Ignacio vendr� a verme unos d�as a finales de febrero. Lo hace coincidir, adem�s, con mi cumplea�os. El Maghreb no le pilla de nuevo, porque ya ha estado en T�nger con ACUDE, su asociaci�n para la asistencia a los ni�os sin hogar de los pa�ses en los que el Estado no asume completamente esta labor. Para quien quiera saber m�s o hacerse socio, su web creo que es http://www.sosinfancia.es Va a estar s�lo una semanaen Argel, pero estoy content�simo. �l va a disfrutar de la visita, porque la verdad es que es un destino que para unos d�as ofrece unas posibilidades estupendas, con gente muy aut�ntica, que te acoge como a uno m�s desde el primer momento. Y a m� me ayudar� ahora que necesito confiar en alguien para desahogarme, que todo no se puede colgar en un blog.

No me cansar� de repetir lo maravillosos que son los argelinos. El trato que recibo es excepcional. Para empezar, todo el mundo hace el esfuerzo de hablarme en franc�s, cuando para muchos su idioma materno es el �rabe dialectal y su segunda lengua el �rabe cl�sico. Mis vecinos llegan incluso a mover su coche para que yo aparque en el mejor sitio. Nadie se enfada cuando me olvido de cerrar el portal con llave y a lo m�s que llegan es a record�rmelo con una sonrisa. Mi vecino de planta, vivo en un cuarto piso, es un peque�o desastre en cuesti�n de higiene de las zonas comunes del edificio (vamos a dejarlo ah�) y he tenido incluso que dejarle alguna nota escrita para intentar cambiar su comportamiento. Sin embargo, una �nica vez se me ha quejado de los ruidos que hago por la noche o a la ma�ana temprano, que s� que le han perturbado la tranquilidad. Me ha ofrecido que cuando quiere algo que vaya a su casa y esta misma ma�ana me ha estado llamando un buen rato a la puerta para decirme, con una sonrisa, que anoche me dej� las llaves puestas en la cerradura. Cuento esto para explicar que la mejor forma de apreciarlos es disfrutar de su gran hospitalidad, simpat�a, bondad, incluso amistad, sin intentar cambiar sus h�bitos que nosotros tenemos por defectos, en temas como la puntualidad, la higiene o el civismo. Yo suelo realizar una comparaci�n, que de verdad considero muy ajustada, con otro pueblo, que mucha gente interpreta como racista, cuando no lo es en absoluto, al menos en el sentido denigratorio que al t�rmino racismo se le quiere dar. Otro d�a lo cuento.

Estoy empezando a respetar algo m�s el r�gimen de adelgazamiento, aunque hay momentos en los que caigo. Igual me vendr�a bien poner en pr�ctica alg�n m�todo de persuasi�n como el de la fotograf�a que adjunto. Lo de publicar el peso para mi verg�enza (ahora son 80,6) no funciona. Parece que los tres kilos ganados con los excesos navide�os se han hecho fuertes y costar� eliminarlos. Ahora debo conseguir desengancharme de las galletas turcas rellenas de chocolate, las Turku. A�n me quedan ocho paquetes, pero es que compr� veinticinco?

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