jueves, 31 de enero de 2008

Muy personal

Por primera vez desde que escribo este blog me ha llegado un momento que no ten�a ganas de contar nada. Hay cosas que ahora mismo no me apetece publicar y pensaba guardar silencio total.

A un grupo de unos 40 amigos y conocidos les he enviado hace unas horas un correo electr�nico mostrando mi estado de �nimo. Tengo que tomar una serie de decisiones que afectan a mi salud y adivino cu�l puede ser el futuro. Me duele, pero es lo que hay.

Tengo a mi alrededor un mont�n de gente que trata de ayudarme. Son encantadores, al punto de hacerme sentir peor si tomo la decisi�n l�gica de marcharme. Cuento los tres �ltimos, de las �ltimas horas. Un amigo argelino me estuvo llamando anoche, sabiendo que estaba yo bastante mal, para venirse a pasar la noche a mi casa y que no me encontrara solo en ning�n momento. Me cost� disuadirle y hemos hablado incluso de madrugada. El guardi�n de mi edificio me ha explicado esta ma�ana, a eso de las siete y media, sin yo decirle nada, que lleva un tiempo observ�ndome y que mi problema es que falta una mujer en mi vida. Me ha contado su historia personal, con muchos detalles. Me ofrece su amistad para que me inserte mejor en la vida social de Argel, que vea las cosas de otra forma. El tercer caso es el de la se�ora de la limpieza de la Oficina Comercial, que hace un rato tambi�n se ha dado cuenta de mi estado de �nimo y esta ma�ana del jueves ha venido a ofrecerme su ayuda y ponerme su caso como ejemplo. S�lo puedo darles las gracias a todos, porque la amistad no se demuestra en las fiestas, para eso sirve cualquiera, sino en los momentos de dificultad. Y veo que si lo necesito puedo contar con muy buena genet a mi alrededor. Voy a tratar de encauzar estos d�as los dos problemas que ahora mismo m�s me inquietan, la hipertensi�n y la obesidad.

Mi fracaso en el r�gimen de adelgazamiento ha sido total. En lo que va de mes he engordado seis kilos, comiendo de manera compulsiva. He tirado por la borda el esfuerzo de dos meses en s�lo tres semanas. Y no le veo soluci�n. Adem�s, me ha perjudicado directamente a la salud y mi hipertensi�n va a mucho peor. Ayer estuve comiendo como un cerdo, de esos que aqu� no hay, y luego me sent�a fatal conmigo mismo. El hecho de necesitar estar con gente y que todos aquellos con los que quedo lo que pretenden es sentarse alrededor de una mesa, me hace ver la incompatibilidad entre estar acompa�ado, que lo necesito much�simo, y seguir mi r�gimen, que tambi�n. Tengo que elegir, salud f�sica o salud mental.

Me ha escrito Jon un mensaje en un post anterior de este blog, el titulado "El finde" y me propone competir, ahora quecuenta con uan b�scula electr�nica, con la condici�n de no desvelar su sobrepeso. Para quien no lo haya le�do, me advierte de que el competitivo soy yo, no �l. Vamos, que lo hace por amistad, pero s� que adem�s es capaz de seguirlo en serio y adelgazar, que lo necesita tanto como yo.

Yo estuve compitiendo con una compa�era de trabajo durante una temporada, para perder todo el sobrepeso en cuatro meses, hasta el 20 de marzo. Me pesaba todos los d�as y el hecho de demostrar que lo estaba siguiendo y adelgazaba me motivaba a respetarlo incluso cuando estaba solo. Por circunstancias personales nuestras, la apuesta perdi� el sentido hace unas semanas (aunque ganara, yo no aceptar�a ahora el premio apostado) y he intentado competir a distancia con una amiga que no lee el blog. Ella sigue la dieta seg�n mi receta y me tiene absolutamente vencido, pero yo soy incapaz de motivarme en la distancia, ya que nadie me controla en el dia a d�a. Por eso, creo que voy a aceptar el reto de Jon, pero tengo que convencer a alguien en Argel para que haga de testigo, que pueda comprobar todos los d�as que efectivamente estoy adelgazando. Tengo tres candidatos a notario en la cabeza y cuando me decida se lo dir� a Jon. Pero que conste que ahora mismo me sobran por lo menos 10 kilos, aunque el reto lo pondr� en 14.

No revelar� los kilos que te sobran, Jon, pero dime si aceptas que si pierdes la apuesta lo pueda publicar. Y piensa qu� humillaci�n p�blica, a cambio, quieres hacerme sufrir si me ganas. Estoy dispuesto a todo.

Gracias, Nacho, por el mensaje que me has dejado. Tendr�s la oportunidad de conocer a toda esta buena gente cuando vengas.

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