Lo que voy a contar es real, como tantas otras cosas. Me sucedió hace ya bastantes meses.
Iba de paseo por la zona centro de la ciudad y sentí una necesidad ineludible de acudir al servicio. Es algo que siempre hay que evitar en Argel, salvo que tengas cerca un hotel de cinco estrellas, tu casa o la casa de un compatriota a quien llamar al timbre y explicar el motivo de la visita. Puede parecer una opción ridícula, pero el bochorno de dar esas explicaciones a otro expatriado es siempre mejor que entrar en un baño y salir casi peor que si te lo haces directamente encima, porque al menos en este caso lo que llevas pegado es sólo tuyo, si se me permite ser gráfico hasta extremos escatológicos.
El caso es que aquel día había comido algo que me revolvió el estómago, produciéndome unos fuertes retortijones. Estaba en la plaza del Emir Abdelkader y a duras penas conseguí entrar en Quick, un establecimiento de comida rápida perteneciente a una franquicia belga, que cuenta con otro restaurante en el aeropuerto nacional de Argel. Mientras mi acompañante pedía algo en el mostrador yo me arrastré hasta el baño, en la planta inferior. Afortunadamente no estaba demasiado sucio y pude limpiar la tapa y cubrirla de papel higiénico y pañuelos de celulosa antes de sentarme en ella.
Sólo cuando hube evacuado al alienígena que se alojaba en mi vientre caí en la cuenta de la escasa privacidad de aquel habitáculo. Y lo hice porque, allí sentado, estaba viendo medio cuerpo de quienes entraban y salían del baño. El retrete se situaba un escalón por debajo del resto del servicio de caballeros y la puerta tenía una ranura inferior de más de medio metro. Resultado, que el retrete queda por debajo de la puerta y cuando te sientas en él quedas a la vista de los demás de cintura para abajo.
En aquellos momentos me hubiera dado igual que el retrete estuviera situado en mitad de la plaza Audin y con la televisión del mundo entero retransmitiendo en directo mi apretón. Pero volví en una ocasión posterior a la escena del crimen (porque para mí que aquel alienígena de mi estómago tenía vida propia), saqué la foto que cuelgo aquí y llegué a la conclusión de que ese baño es demasiado público. E impúdico.
viernes, 11 de septiembre de 2009
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5 comentarios:
Y los banos esos del parking que esta cerca de la oficina grande de correos,nosotros aparcamos alli y del olor casi me da algo...
Por dios....
Pero, a quien se le ocurre acercarse a un banyo publico argelino?
Dime que en Marruecos no hay baños turcos de esos. Que si fuera enfermera por lo menos sabría ponerme una sonda o algo... maaaamiiiiiiii
Uhm... Vete comprando la sonda, jeje.
Lo peor no es que te acerques a un baño público, sino que aún encima tengas que pagar por entrar!! En mi ignorancia del país entré a los baños del centro comercial que hay debajo del monumento... bufff.. por dios, es un centro comercial moderno y tienen aseos de los antiguos!!, sin taza!!.. y aún tuve que darle una moneda a un tipo!! Vaya morro que tienen!!
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