Mi nombre ha sido siempre motivo de muchas situaciones curiosas. Para empezar, cuando escribo los datos completos, Jos� Antonio Do�oro de los R�os, los argelinos se sorprenden al descubrir que alguien puede tener un nombre tan largo, con seis palabras y caracteres extra�os.
Primeramente, no saben cu�l es el nombre y cu�l el apellido. Eso es algo que tambi�n me ocurre a mi con ellos. En �rabe escriben generalmente el apellido delante y el nombre detr�s, mientras que en franc�s lo hacen al rev�s. Como yo no conozco todos los nombres, en ocasiones dudo en saber si a quien me refiero lo estoy haciendo por su nombre (iba a escribir ?nombre de pila?, pero s�lo una reducid�sima minor�a pasa por la pila bautismal) o por el de su familia. Cuando lo s�, me sirve para, en funci�n del orden utilizado, avanzar los modos m�s o menos islamistas de mi interlocutor, aunque hay otros aspectos educativos y familiares que entran en juego.
Mis dos apellidos, y encima uno de ellos con art�culo, pronombre y una vocal acentuada, son tambi�n motivo de sorpresa. Yo siempre explico c�mo todos tenemos dos apellidos, que generalmente el primero corresponde al primero del padre y el segundo al primero de la madre, y que la mujer casada conserva siempre sus apellidos. Todav�a no me topado con nadie que lo haya criticado o menospreciado, y eso que estoy preparado para la pol�mica en un pa�s en el que fuera de Argel pocas mujeres optan por conservar su apellido despu�s del matrimonio.
La letra ?�? descoloca a casi todo el planeta y no pod�a ser menos en Argelia. Es un sonido que tampoco existe como tal en �rabe y lo hacen, como los rusos, palatalizando la ene seguida de una i. Lo malo es cuando luego intentan volver a transcribir al franc�s lo que han apuntado en �rabe, que creo que ni mis padres reconocer�an que con esos nuevos apellidos puedo ser algo de su familia.
El nombre compuesto tambi�n causa problemas, c�mo no. Y dentro de �l, el primero, Jos�. A veces lo tengo que transcribir como ?Khoss�" para que luego lo escriban correctamente en �rabe. Ahora que he aprendido algo de �rabe y controlo que la trascripci�n sea correcta, me suelo acercar a comprobar lo que han puesto y corregirlo, que para el lector que sepa un poco del alfabeto �rabe es en parte cuesti�n de puntos, pero que tambi�n a veces me hace acabar como Josh�.
El �ltimo problema lo tengo con la forma de llamarme por parte de los amigos. De mi estancia anterior en Argelia qued� lo de referirse a mi por mi primer apellido, que se ha extendido con facilidad. L�gicamente, en el trabajo ofrezco siempre mi apellido porque considero que por mi cargo debo hacerlo as� y ofrecer una mejor imagen a quien a mi se dirige. Pero me molesta cuando me llaman por el apellido fuera del trabajo los que quieren ser mis amigos.
No tengo una forma �nica de que me llame la gente, los familiares, los amigos. En mi casa me han llamado toda la vida Jos� Antonio y mis hermanos To�i, pero s�lo ellos. Los amigos, Josean, Jose, Joseba, Jos, muchas variantes. En Argelia, los argelinos han optado a veces por lo de Antonio, que no me resulta para nada como si fuera yo. Y las personas que creo que m�s me aprecian y a quienes yo tambi�n m�s aprecio, indefectiblemente optaron por el Jose, sin acento. Es algo que me gusta y agradezco.
El nombre supone para m� la forma m�s sencilla de distinguir quienes se consideran mis amigos de quienes no. Quienes se refieren a mi por el apellido siento que plantean una barrera, una distancia. Tendr�a muy f�cil comprobar la agenda de direcciones del m�vil de cada uno de mis amigos y conocidos de Argel y que me ense�aran c�mo han introducido mi nombre. Pocos habr�n puesto Jos� Ofcomes, por ejemplo, sino que lo de Do�oro ser� mayoritario. Desgraciadamente, ese referirse a mi por el apellido sirve para perpetuar una barrera con los reci�n llegados.
De todas formas, me imagino que lucho contra un imposible. Pero lo cuento como lo siento.
martes, 15 de julio de 2008
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