lunes, 28 de julio de 2008

San Anton Abesbatza, mi orfeón

Ayer me comprometí a escribir sobre mi coro en Bilbao. Se trata del Orfeón San Antón. Es una masa coral de gran tradición. Nació en Bilbao en la época de la postguerra, gracias al empuje de un cura muy conocido de la época llamado don Claudio Gallastegi, párroco de la iglesia de San Antón de Bilbao. Desde la relativa inmunidad que le daba su condición religiosa pudo liderar muchas iniciativas de corte nacionalista vasca, aunque ello le supuso tener muchos problemas con la justicia. Una de sus iniciativas fue promover la creación de un coro que recopilara, cantara y difundiera la música tradicional vasca. Desde el principio contó con voces de gran calidad.


Yo entré en San Antón Abesbatza en la Semana Santa del año 1995, invitado por el presidente de la época José Luis. Mi hermano Borja ya llevaba un tiempo formando parte de él como barítono, así que me resultó fácil acoplarme. Además, todo el mundo me recibió con los brazos abiertos y existía un buen ambiente de camaradería. El grupo de los más jóvenes acudía a ensayar d forma extraordinaria los viernes, lo que me ayudó a aprender pronto las diferentes canciones del repertorio. Desde entonces guardo una muy buena amistad con Jon, que deja de vez en cuando algún comentario en este blog.


Eso de que una agrupación se defina como “abertzale” suena desgraciadamente a terrorista en el resto del mundo. Es una falsa asociación de la que los etarras nos han hecho víctimas a todos los vascos. Es un término que significa amante de la tierra. A alguien le dije recientemente, en broma, que mejor pensara que venía de “berza”, porque así entendería lo del amor a la tierra. Creo que la confusión procede de que en el plano político los partidos nacionalistas se definen como abertzales y ETA lo hace como abertzale socialista. No obstante, nadie sospecha de la concomitancia de ZP con los asesinos etarras. Evidentemente, San Antón Abesbatza no es una agrupación de carácter político, sino cultural, y caben todas las tendencias, planteamientos e incluso afiliaciones a diferentes partidos.

El orfeón ha pasado por momentos muy buenos y otros más bajos. Lleva más de treinta años bajo la batuta de Alfredo Hurtado de Saratxo, el verdadero líder de lo que actualmente es San Antón Abesbatza y un gran profesional que sabe sacar petróleo de donde no lo hay. Cuando yo entré, hace trece años, se encontraba desilusionado y se había tomado un tiempo para replantearse su extraordinaria dedicación al orfeón. Afortunadamente regresó y sigue ahí. Últimamente ha descendido el número de orfeonistas y en el porvenir se vislumbra algunos nubarrones. Yo he sido dado de baja como orfeonista después de trece años y me he tenido que enterar de ello leyendo una circular. Peor aún, el orgullo de los actuales dirigentes ha sido superior a lo que dicta el sentido común y no se han dignado escribir unas líneas de disculpas por tan zafia actuación. Me ha dado pena por las personas, porque mantengo el aprecio personal por quienes así han actuado y quienes los que en votación, me imagino, lo han refrendado. Y también porque durante este tiempo que estoy de baja podría haber colaborado de cara a una campaña de verano que siempre sufre importantes bajas. Pero es obvio que no se puede estar donde no te quieren ver y estos veintitantos días en Bilbao he evitado poner un pie en el entrañable local del número 3 de la calle Solokoetxe, para mí “el txoko”.


Mi último intento de actuación resultó fallido. En las pasadas Navidades estuve ensayando para actuar en un concierto extraordinario con motivo del 60 Aniversario, pero que tuvo que suspenderse a última hora por una pequeña epidemia que afectó a las gargantas de buena parte de los orfeonistas. El concierto se acabó celebrando el pasado mes de mayo. Acudí hasta Bilbao casi expresamente para asistir a él y de hecho de la pequeña fiesta posterior en el txoko me fui directo a la estación de autobuses para tomar el autobús de Madrid y seguidamente el avión para Argel. Quedaron en enviarme unas fotografías que hasta hace unos pocos días no había visto en mi cuenta de correo. Aquí las cuelgo.


Hace unos años realicé algunos intentos de traer el orfeón a Argelia. Hablé con responsables de compañías aéreas para abaratar el transporte y con un importante hotel de Argel al que propuse unas actuaciones. La cosa desgraciadamente no funcionó. No sé si en la actualidad se podría intentar algo parecido.

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