domingo, 6 de julio de 2008

�ltimos d�as en Argel

A estas horas podr�a estar escribiendo desde al c�rcel, pero lo hago desde Bilbao. Voy a tratar de contar lo sucedido, salt�ndome algunos detalles.

Las �ltimas dos semanas de junio lo pas� muy mal. Cada d�a me costaba m�s levantarme e ir a trabajar. Estaba adem�s muy irritable y de ello puede dar fe un importante empresario argelino al que estuve ayudando hace un par de s�bados, en mi d�a libre, para negociar un acuerdo de creaci�n de una f�brica en las cercan�as de Argel con capital mixto hispano-argelino. Al d�a siguiente, domingo, su chofer me dio plant�n por la ma�ana y el rebote que cog� no se le olvidar� f�cilmente. Sentirme injustamente tratado por gente que aprecio y que se cree mentiras sobre mi; tener la sensaci�n de estar molestando y preferir el aislamiento; darle vueltas a situaciones que posiblemente sean normales, pero que yo quiero ver de otra forma;? un mont�n de circunstancias que me han llevado a estar muy triste.

Dej� de escribir en el blog y simplemente publiqu� cosas que ya ten�a escritas de antes, incluso varias al d�a para acabar lo antes posible. Me molestaba el blog, porque siento que se ha utilizado contra arma arrojadiza para acusarme cuando yo s�lo he pretendido realizar un ejercicio continuo de sinceridad.

Me he pasado buena parte de mi vida ayudando a otras personas. En Argelia tambi�n lo he intentado. No me molesta demasiado la ingratitud, quitando alguna excepci�n cuando me he volcado m�s all� de lo razonable, porque no busco el agradecimiento, pero s� que un gesto noble se interprete como algo interesado y pensado para hacer da�o. De ah� que hasta me molestara escribir en este blog. Lo cuento porque creo que tengo esa deuda con quienes se han preguntado estos d�as por la raz�n de mi silencio. Quise ir al m�dico y varios conocidos argelinos me dijeron que ellos me ?consegu�an? una baja m�dica. Por supuesto, no lo han hecho y adem�s creo que ten�an la sensaci�n de que me iban a hacer el favor de conseguirme unas vacaciones, mientras que lo que yo buscaba era un tratamiento. Pero cada d�a era una excusa diferente, de m�dicos que se van de vacaciones o a un congreso, doctor que es cambiado de puesto, horarios extra�os de consulta,? Acab� preguntando a la gente por la calle, para que un m�dico me rebotara hacia un especialista. El me dijo que no son miedos, no son fobias, como me hizo creer el psiquiatra que visit� el pasado invierno, sino que mi tristeza es depresi�n. Y el s�bado pasado me dijo que deber�a alejarme ya de mi vida laboral y ser tratado en Espa�a. Me dio una baja inicial de un mes, pero me advirti� de que intentar curarme permaneciendo en Argelia me puede llevar mucho tiempo, que depende de mi cerebro, pero que en un ambiente diario en el que no estoy integrado se una a factores que provocan nostalgia y es un trabajo de muchos meses, a veces de a�os.

No hice mucho caso de los consejos, porque ese mismo s�bado me fui a trabajar y lo hice tambi�n el domingo, con la esperanza de mejorar en unos d�as y que luego una semana de vacaciones me fuera suficiente. Ten�a una reserva de avi�n hecha con anterioridad, para ausentarme del 3 al 13 de julio; pero cuando la Agregada Comercial me anunci� que celebraba su despedida en esos d�as renunci� a irme e hice otra reserva para una escapada del 24 al 28 de julio, que tampoco hab�a confirmado a la espera de conocer las fechas exactas de la visita de Carlos, el anterior becario inform�tico de la oficina. Una situaci�n interna de trabajo me hizo ver este domingo que mi sacrificio no merec�a la pena y ya acud� el lunes 30 de junio a recoger simplemente mis cosas.

El pasado martes me lo pas� de m�dicos. Empec� con la cita con mi especialista, que me insisti� en que viajara inmediatamente a Espa�a para que me traten en mi ambiente cultural y se enfad� al saber que no ten�a a�n billete de avi�n. Luego segu� con la inspecci�n m�dica para que homologaran la baja laboral y las colas del Ministerio de Salud para que la baja tenga efectos internacionales. En Argelia, los Ministerios aplican lo que ellos llaman algo as� como d�as de recepci�n, que son s�lo dos a la semana y los �nicos para realizar tr�mites administrativos. En el caso del Ministerio de Salud es martes y domingo y s�lo por la ma�ana. Acab� cerca de las tres de la tarde y entregu� la baja con sus sellos en mi centro de trabajo, aun que creo que lo m�s efectivo para evitar papeleo ser� olvidarse de esa baja y servirme de la emitida por mi m�dico de cabecera en Bilbao.

El mi�rcoles lo dediqu� a leer peri�dicos atrasados y revistas que hab�a dejado pendientes de lectura. Como me gusta mi trabajo de Analista, quise conocer el nuevo supermercado de Cevital, visitar por segunda vez el nuevo hipermercado de Blida, ver el nuevo centro comercial de El Quods que est� bastante avanzado y visitar una gran superficie de ropa, Planet Fashion, de la que todo el mundo me hab�a hablado por tener casi en su totalidad art�culos de la marca Zara, pero que me pareci� decepcionante, porque no deja de ser un outlet que hace creer al consumidor argelino que est� comprando moda como en Europa. Con un billete de avi�n para volar al d�a siguiente, cen� en el restaurante Djenina y al llegar a casa comprob� que la lavadora se hab�a quedado con la colada a media por un corte de agua. Son las cosas de Argelia.

El jueves me sali� francamente torcido. Empec� muy pronto por la ma�ana arreglando el desaguisado de la ropa deste�ida al sacarla de la lavadora. Y luego, en la ciudad, lo acab� de rematar.

Iba yo pronto por la ma�ana, a eso de las nueve, circulando por la calle m�s comercial, Didouche Mourad, a la altura de la llamada Place Audin, cuando un polic�a tuvo la idea de pararme a recriminarme que me hubiese cambiado de carril para evitar un coche que yo cre�a que iba a detenerse. De malas formas me pidi� la documentaci�n, que le mostr�. Se alej� con ella y me dej� dentro del coche. Sal� detr�s de �l y me dijo que volviera dentro, a lo que me negu� porque en mi coche hac�a mucho calor y �l se llevaba mi pasaporte, a lo que no tiene derecho. Ah� empezamos a discutir y le exig� que me devolviera el pasaporte. Llegamos incluso a agarrarnos mutuamente y a gritarnos, form�ndose un corro de gente. Cuando vino un compa�ero suyo le cont� que no quer�a que se repitiera mi experiencia con el carnet de conducir, que despu�s de dej�rselo a un polic�a me qued� sin �l. Ese fue mi error, decir que no llevaba el permiso de conducir encima, porque se agarraron a eso para castigarme y decirme que me ten�an que detener. No hab�a forma de que me devolvieran mi pasaporte y tuve que llamar al tel�fono de emergencias consulares, donde me dijeron que me dejara llevar a comisar�a e interpusiera yo una denuncia por la sustracci�n del carnet de conducir por parte del polic�a. Los polic�as se negaron a ponerse al tel�fono a hablar con el personal del Consulado y me manten�an detenido como si fuese yo el terrorista que deben andar buscando con tantos controles. Luego ya se ablandaron, me devolvieron mi pasaporte y tras un buen rato de espera me condujeron a la comisar�a de la zona. En la comisar�a, al constatar que yo trabajaba para la Embajada de Espa�a pero que no tengo la tarjeta diplom�tica por haberla perdido y estar a la espera de que me entreguen la nueva desde hace ya bastante tiempo, me dijeron que todo eso pod�a ser sospechoso y que si alguien de la Embajada pod�a dar fe de ello, presentarse a identificarme y recoger el coche, porque yo no pod�a conducir sin el permiso. De nuevo llamada a emergencias consulares y ah� el trato no fue tan bueno como la primera vez, dici�ndome que si no ten�a alg�n amigo que pudiera pasar a recoger el coche. Acabaron aceptando que enviaban a alguien, aunque la realidad es que cuando llam� veinte minutos m�s tarde para saber que acud�a y si necesitaba alguna explicaci�n del lugar me soltaron que ten�an mucho trabajo y que ?luego? mandar�an a un ch�fer. Mientras tanto, a mi me hac�an firmar papeles en �rabe sin traductor y sin que llegara la asistencia consular porque, sencillamente, no hab�a salido de su oficina y mi caso, seg�n literalmente se me dijo por tel�fono, no era una emergencia consular.

Yo hab�a quedado con un taxista para que a las diez y media de la ma�ana pasara a recogerme por mi casa de Ben Aknoun para ir al aeropuerto. Me busqu� la disculpa de ir al ba�o para llamarle y decirle que tendr�a que recogerme en el centro, que estaba en la comisar�a de Didouche Mourad. Cuando lleg� intent� hablar con �l para que se buscara un amigo que dijera que trabaja con espa�oles, que tuviera carnet de conducir y as� me dejaran irme. Pero ni el taxista se limit� a quedarse bien lejos de la comisar�a.

El comisario no pod�a entender que los espa�oles dejaran a un compatriota all� sin venir a buscarlo y me dijo que si le daba el n�mero de tel�fono hablar�a �l mismo con el C�nsul. Yo no s� lo que hablaron y con qui�n, pero funcion�. Poco despu�s me hicieron firmar unos nuevos papeles, como siempre en �rabe, dej� las llaves del coche y pude ir a localizar al taxista por las inmediaciones. Eran las once y cuarto, faltaban menos de dos horas para que despegara el avi�n y yo no ten�a ni el equipaje, para lo que primero ten�a que pasar por mi casa. Tuve suerte, al ser jueves el tr�fico era escaso y antes de las doce estaba yo ya en el aeropuerto. De camino hab�a hablado por tel�fono con un amigo, Mariano, que qued� en encargarse de arreglar el problema del coche depositado en al comisar�a. Y con Manuela, del Consulado, que supo calmarme y mostrarse muy simp�tica y eficiente.

El que se aprovech� bien de la situaci�n fue el taxista. En total trabaj� hora y media, contando el tiempo de espera y el traslado al aeropuerto. Y me cobr� 3.000 dinares, m�s del doble de lo que ser�a un precio justo, puesto que el traslado desde el centro de la ciudad hasta el aeropuerto no puede costar m�s de 1.000 dinares y suele llevar tres cuartos de hora. Sus otros cuarenta y cinco minutos empleados en la espera hay quien los factura y quien no, pero nunca m�s all� de cuatrocientos dinares. Lo dicho, ha quedado como un ladr�n.

Me ha quedado pendiente poner la denuncia, que en el Consulado me dijeron que interpusiera, contra el polic�a por quedarse con mi carnet de conducir espa�ol.

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