jueves, 3 de julio de 2008

Mi estado de salud

Ahora que llevo unos d�as de baja m�dica me encuentro un poco mejor y creo que con fuerzas para contar mi situaci�n. Me da un poco de miedo hacerlo, porque podr�a interpretarse como que echo a alguien la culpa de mi estado y no es cierto. El que tiene el problema soy yo, quien en su cabeza ha reaccionado mal ante problemas que no son mayores que los que tienen la inmensa mayor�a de los mortales soy yo, de modo que no busco culpar a nadie. Simplemente trato de explicar mis sensaciones.

Aunque quienes me conocen ya lo saben, deber�a comenzar explicando que soy muy competitivo, en el sentido de que me gusta marcarme metas y cumplir objetivos. No es que tenga que ser el n�mero uno en todo, como alguien me dijo recientemente, salvo que sea esa la meta que me haya marcado, sino simplemente avanzar en un camino determinado. Y de se�alar que las metas que me marco son en ocasiones de desarrollo personal, pero en general bastante altruistas. Sin desvelarlas expresamente, cualquier buen entendedor adivinar� muchas de ellas en este post.

Yo estoy an�micamente afectado desde la bomba del 11 de diciembre pasado. Ya no tengo miedo, como al principio, pero s� la sensaci�n de fracaso, de desilusi�n, de muchos esfuerzos bald�os. Aquel d�a vi en cuesti�n de segundos que los esfuerzos diarios para que los empresarios vean la buena oportunidad que ofrece Argelia como mercado pueden hundirse en la miseria por la gracia de un iluminado. Y que mi ilusi�n de trabajar ayudando a formar un equipo de j�venes preparados y que guarden una buena experiencia de Argelia era una quimera, no s�lo por los planteamientos diferentes a los m�os de quien manda en el trabajo, sino porque la mayor�a de los posibles becarios ver�an el destino argelino como un riesgo innecesario para sus vidas.

Mi siguiente fracaso ha sido de salud. Durante meses he tratado de perder los kilos de sobrepeso para conseguir que mi tensi�n arterial fuera normal y prescindir de la medicaci�n de enfermo cr�nico. Consegu� adelgazar, pero no lo suficiente. Y �ltimamente me he desanimado hasta el punto de recuperar casi todos los kilos que con tanto esfuerzo hab�a conseguido perder desde noviembre pasado. En estas circunstancias, cualquier detalle me ha afectado mucho m�s.

El pasado mes de abril me encontr� al regresar a mi oficina con muy mal ambiente y malas caras hacia mi. En alg�n caso muy concreto s�lo me afect� unos pocos d�as, porque me pareci� y me lo sigue pareciendo un caso patol�gico de desagradecimiento m�ximo ante muchos desvelos y sin haberle hecho nada malo a esa persona, puesto que tampoco nada en concreto me ha reprochado. Me doli� m�s el resquemor de otros compa�eros, bien porque lo que ten�an contra mi era m�s fruto de mi habitual imprudencia sin mediar en absoluto mala fe, o porque se basaba en algo infundado. Esto �ltimo no lo he podido arreglar, sencillamente porque cuando no te creen no sirve de nada que jures y perjures no tener nada que ver. Me ha afectado mucho en los �ltimos d�as descubrir que alguien ha sido capaz de hacer creer a gentes que aprecio mentiras que no sirve de nada desmentir, porque ha calado una visi�n negativa sobre mi persona. Es un fracaso personal que no tiene soluci�n. El difama que algo queda ha triunfado.

Como mi estado de �nimo est� muy bajo, mi percepci�n de la realidad es posible que no coincida con la que recibe un observador imparcial, pero es la que tengo. Desconozco la raz�n por la que amigos, o al menos conocidos con un relativo grado de amistad, se han distanciado de mi �ltimamente. Y lo que tengo que hacer es dar much�simas gracias a quienes me est�n soportando �ltimamente, Samia, Rafa y ese maravilloso grupo del Instituto Cervantes.

Los s�ntomas son una sensaci�n de profunda decepci�n durante casi todo el d�a, que se acrecienta en el trabajo, por la sensaci�n de que nada ni nadie merece mis desvelos, que la oficina no me aporta nada m�s que el salario. Descubrirme pensando que si pusieran otra bomba un poco m�s cerca igual se acaba todo de una vez. O, por poner un ejemplo menos tr�gico, ceder al impulso de comprar dos paquetes de galletas turcas y un queso de camembert y acabar con todo ello ese mismo d�a.

El m�dico me ha dado una baja m�dica inicial de 30 d�as, con instrucciones de evitar todo contacto con mi mundo laboral e incluso con la ciudad de Argel. Por �l deber�a estar ya trat�ndome en Bilbao, porque uno de los factores a evitar es la presi�n de Argel y no parece muy sensato buscarme un lugar tranquilo, tipo Ghardaia, en pleno verano. Lo que pasa es que todos entendemos una baja laboral por una neumon�a o la rotura de un hueso, pero no vemos la incapacidad cuando el mal est� en la cabeza. Yo tampoco, y soy el enfermo. He querido creer que ser�a algo transitorio, de dos o tres d�as, que lo podr�a solucionar reduciendo un poco la presi�n laboral.

El pasado s�bado, jornada no laboral, fui a trabajar con la baja m�dica en la mano, porque estaba a punto de llegar una Misi�n Comercial y hab�an quedado mucho flecos pendientes. Los jueves las empresas argelinas no trabajan, el mi�rcoles estuve bastante ocupado con la jornada de presentaci�n de una feria, el martes fue fiesta oficial en la Embajada y el lunes hab�an sido pocas las empresas que me hab�an confirmado las citas para la Misi�n. Cambios de �ltima hora de quienes deb�an venir me obligaron a trabajar tambi�n a jornada completa este domingo. Ah� me di cuenta una vez m�s de que en la administraci�n p�blica no sirven de nada los esfuerzos personales, as� que ya he conseguido poner distancia, hacer caso al m�dico y mirar de verdad por mi salud.

S� que la tendencia general que tenemos todos es la de jugar a m�dicos y dar consejos. Que nadie se me enfade, que lo escribo con buena intenci�n, porque yo soy el primero que se lanza a asesorar con la mejor voluntad. De hecho ya tengo consejos para mi mismo, otra cosa es que consiga aplic�rmelos. Si me gusta saber de todo, la psicolog�a y la psiquiatr�a no pod�an quedar fuera de mis inquietudes. Y como es posible que a otros en mi estado les sean �tiles, los estoy dejando por escrito.

Lo primero que he hecho es contarlo aqu�. Espero no molestar a nadie. Me he desnudado virtualmente porque el primer paso para solucionar un problema es ser capaz de contarlo. El medio, la capacidad de difusi�n de Internet, no me permite entrar en detalles, porque mi visi�n de mis problemas es absolutamente subjetiva y no todo el mundo entiende esa falta de pudor cuando le toca siquiera de refil�n. Como escrib�a antes, lo cuelgo de la red por si resulta �til para otras personas, entre otras cosas.

Me he propuesto hacerme una peque�a lista de objetivos incumplidos, de supuestos fracasos. Sin profundizar demasiado, tampoco se trata de castigarme. Luego intentar� escribir para cada uno de ellos todo lo bueno que he logrado. Sin ir m�s lejos, podr�a entender como un fracaso que algunas personas se me hayan enfadado por escribir en el blog, pero en el lado positivo s� a la cantidad de conocidos y desconocidos a los que he ayudado. Y a los que lo hago ahora contando mi situaci�n.

He empezado ya con el primero de los ?fracasos?, el de superar la hipertensi�n adelgazando. Aqu� va la lista de los logros que he escrito: He conseguido presentar una mejor silueta durante un tiempo. He ayudado con mi insistencia a que les resultara m�s f�cil ponerse a adelgazar en alg�n momento a Erika, Mar�a Jos� y Jon. Me he demostrado que era capaz de perder peso. He conseguido que la medicaci�n se me reduzca a la mitad y mientras antes manten�a una tensi�n de 14-9 hoy mismo estoy con 12,5-8 y s�lo media pastilla. Aunque apenas he adelgazado, s� he evitado volver a recuperar parte de los veinte kilos que perd� entre febrero y junio del a�o pasado.

Eso mismo es lo que tengo que hacer con todos los dem�s problemas. Lo m�s dif�cil ser� convencerme de que es suficiente para estar satisfecho. Creo que para eso necesito tiempo.

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