miércoles, 16 de julio de 2008

Historias de locutorio

Llevo unos d�as en tratamiento en Bilbao, con baja m�dica. En casa no tengo acceso a Internet y tengo que recurrir a los cibercaf�s para poder conectarme a la red.

En tan poco tiempo me he hecho un experto del lugar, aunque las horas de navegaci�n para leer prensa argelina y sobre todo cuadernos de viaje (es una forma de conocer lo que hay por el mundo sin moverme de casa, quiero decir del c�ber) van a acabar con mi econom�a.

He de reconocer que no leo ni mi blog, porque no entro en �l. Suelo activar la opci�n de identificar si hay comentarios para validar y nada m�s. Para insertar el post de cada d�a hice trampa hace tiempo: dej� pendientes de publicaci�n una serie de textos para que peri�dicamente vayan apareciendo. Y mientras, vivo de las rentas. As� he hecho con casi todos los textos que llevan fotograf�as, que implican una menor neceisdda de escribir, porque no ten�a la cabeza preparada para ese esfuerzo. �ste que ahora escribo y varios textos m�s, con mayor contenido y en general sin im�genes, los subir� al blog de una sola vez y tendr� de nuevo munici�n para una temporada.

La estancia en un cibercaf� es hasta divertida. He visto de todo. Lo m�s divertido fue ua se�ora que entr� a hablar con el empleado. Le dije que como es negro y sabe que los negros son muy apa�ados y se lo hacen todo en casa que seguro que le pod�a arreglar con su problema, que consist�a en que unos d�as antes estaba tan harta de recibir llamadas al timbre que lo arranc� y lo meti� en un armario; pero que ahora lo hab�a sacado del armario y ya no funcionaba y no sab�a c�mo se hace con esos cables para que vuelva a sonar.

Lo m�s com�n es escuchar historias de quienes se conectan a trav�s de Skype con sus familias. Se oyen unas historias de lo m�s divertidas y fant�sticas. Hay inmigrantes que hacen creer que est�n viviendo en la opulencia, o que est�n con otra persona, colocada al margen de la c�mara y que aseguran a un ser querido en la distancia echarle mucho de menos por su soledad aqu�. El otro d�a asist� a una cuya hija adolescente le comunicaba desde Am�rica que iba a ser abuela, pero lo peor es que no estaba segura de si el ni�o ser�a blanco o mulato, que no estaba segura. Y tambi�n me top� con un intento de cibersexo que si no lo paran acaba en un desnudo en mitad de la tienda.

Con todo lo mejor es lo que rodea al locutorio que est� junto a la casa de mis padres. Como ya cont� en alguna ocasi�n, es titular es marroqu� de origen saharaui y musulm�n practicante de los dirigentes de la mezquita de al lado. Resulta que recientemente han hecho obras en la mezquita, que ocupa los bajos de un edificio de vecinos, y se han encontrado huesos, supuestamente humanos. Mientras se investiga, el local ha sido cerrado al acceso, por lo que los fieles deben dirigirse alguna de las otras dos mezquitas de Bilbao. L�gicamente, mi amigo el del locutorio se pasa todo el d�a dando explicaciones.

Su af�n dirigente de las actividades de su mezquita se ve�a reflejado en una hoja informativa colocada d�as pasados en la cristalera del cibercaf�. Cuando he intentado sacar una fotograf�a ya hab�a sido retirada, pero la cuento. Anunciaba a todos los fieles musulmanes que pod�an participar de una jornada de confraternidad de lo que se llama monta�ismo isl�mico. Si llega a ser senderismo isl�mico habr�a pensado que se iban a La Meca andando, pero el monta�ismo isl�mico consiste en subir al monte Serantes, realizar juntos una oraci�n del d�a, comer juntos, realizar la oraci�n del crep�sculo y regresar. Con todo, lo mejor era el apartado que se refer�a a lo que ten�a que llevar cada uno. Me llamaron la atenci�n las botas de monte (no fuera alguno a presentarse con las chanclas), el impermeable (�c�mo pod�an saber hace diez d�as que este domingo por la ma�ana iba a salir lluvioso? Pues acertaron) y, lo mejor de todo: una alfombra para las oraciones. No se hablaba ni de agua para lavarse ni de una br�jula, que sirve para no perderse y localizar el punto hacia el que dirigir la oraci�n, pero s� del tapete.

Jam�s se me hubiera ocurrido pensar que alguien acudir�a al monte con una alfombra para poder rezar, pero en le futuro me voy a fijar en los que van al mente para saber cu�ntos musulmanes practicantes hay entre ellos.

No hay comentarios: