Alguna vez he mostrado errores típicos de Argelia que alguna persona me ha definido como “argelinadas”. Hasta me han mandado otras imágenes divertidas y contado anécdotas al respecto. La palma se la lleva mi amiga Diana, que dispone de una buena colección.
Quiero reclamar la vigencia de la máxima que dice que en todas partes cuecen habas para mostrar cómo esas argelinazas también tienen lugar en suelo hispano y realizadas por gentes de otros países. Para muestra he elegido dos carteles encontrados en la Expo de Zaragoza. El primero de ellos corresponde a la carta de platos ofrecidos por el pabellón ruso. Puede comprobarse que a los diferentes platos les nace un artículo, para que, por ejemplo, un volován de caviar se convierta en la tarta con el caviar. Pero la peor parte se la lleva el pollo, que pasa a ser femenino. Mejor evito comentarios…
El segundo de los carteles se situaba en el pabellón de un país árabe. Creo que entender el texto de lo que es el subak requiere saber castellano, inglés y una buena dosis de sentido común.
En alguna ocasión he contado a los amigos una anécdota relacionada con la falta de la letra y el sonido P en el idioma árabe. Viajando por Siria me encontré en la ciudad de Alepo con el cartel de una boutique que decía erróneamente “poutique". Era el mismo viaje en el que el guía se refería continuamente a la época de dominación rumana, en lugar de romana.
Son sólo unos ejemplos de lo difícil que resulta comunicarse en una lengua distinta a la materna. La mayoría de los argelinos realiza el esfuerzo de escribir en francés cuando los estudios los ha recibido en árabe. Por eso no es justo mofarse de las lógicas carencias.
viernes, 3 de octubre de 2008
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