jueves, 9 de octubre de 2008

Una lata de sardinas

En el más de un año que llevo en Argel sólo una vez se ha comprado y comido carne en mi casa. Fue el día que llegaron a Argel los nuevos becarios, Erika y Mariano, cuando compramos filetes para los tres. El mío se quedó sin hacer y después de un tiempo se fue a la basura. Me preparé una vez una hamburguesa vegetal que estaba francamente buena y un día compré unas brochetas o pinchos morunos de pavo y me las comí en casa.

El pescado sí ha tenido mucha mayor presencia en mi hogar. Pero la variedad que puedo encontrar en el mercado es tan escasa y que me he convertido en un aficionado a las sardinas. Rara es la semana que no las como al menos dos veces. Me encanta ir al puerto de Bouharoun (Buharún) y comerme por un euro un plato de sardinas recién asadas. Un poco más caras, 150 dinares, son las sardinas que debajo de mi casa elabora un puesto de comidas que las ofrece fritas y picantes o en escabeche.

Escribí este texto a primeros de agosto, a las pocas horas de haberme encontrado en la estantería de casa una lata de sardinas que yo no recordaba haber comprado. Todas esas cosas me las traigo sin excepción de España y ésta era una lata escrita en árabe, al parecer de sardinas marroquíes. Al final me decidí a abrirla y el resultado es el que se aprecia en la fotografía. Tres trozos cortados de una enorme sardina o similar, bañados en un aceite oscuro.

Como caducadas no estaban, escurrí el aceite y me las comí. Y he de reconocer que desde el punto de vista organoléptico eran excelentes. Cuando en agosto escribí este texto no sabía si echar o no la culpa a las sardinas de las seis veces que tuve que acudir al baño, víctima de una diarrea de la que mejor omito los detalles.

He reescrito este texto en Nueva York y simplemente me gustaría añadir que las sardinas norteafricanas, aunque de mejor calidad, también se venden en Estados Unidos. En cambio, para mí ha sido una sorpresa comprobar como los norteamericanos siente repulsión por las cabezas de los pescados y mariscos. Los langostinos, gambas, etc, se venden siempre con la cabeza cortada.

1 comentario:

analista dijo...

Hola !

No me digas que tú también eres un fiel a las sardinas de Buharun ¡!!Qué bien ¡!!

Mi familia y yo vamos a comerlas en este puerto cada jueves ¡!!! Allá somos como se dice en francés “ des habitués “unos acostumbrados “ ,todo el personal que trabaja en aquellos restaurantes del puerto nos conoce!!!!!

Y además qué sorpresa tuve hoy al leer tu comentario dedicado a las sardinas de Buhanun , porque hoy invito a mis padres y mis 2 hermanas a este puerto pero no para comer sardinas sino una buena paella:; y eso a la ocasión de mi compra de un nuevo coche , estoy contenta!
Pero si uno de ellos quiere comer sardinas pues que lo haga! Hoy soy yo quien invito!
Ness