martes, 28 de octubre de 2008

Libertad y propiedad

Recibí en mi cuenta de correo electrónico un mensaje de alguien que reclamaba que se publicara el comentario que había dejado escrito en un post anterior y fundamentaba su derecho a ver el comentario publicado en el principio de la libertad de expresión.

La situación me ha sorprendido. No me ha molestado, porque conozco a quien protestaba, le tengo un gran cariño y sé que en caliente a veces sus formas chirrían y parecen ocultar un gran corazón. Ha sido simplemente sorpresa por ese alegato. Yo creo en la libertad de expresión y no por ello pretendo que los medios de comunicación sean un cauce abierto a la libre publicación de mis ideas. Si yo envío un comunicado al medio de prensa más libre del mundo tengo que considerar que sólo lo publicarán si lo consideran de interés.

No he censurado nunca los comentarios colgados por los lectores del blog. He validado la publicación de todos menos de cuatro, uno por tratarse de simple publicidad de una página de contenido pornográfico, otro porque difundía información errónea y los otros dos porque no me convenía que se publicaran ciertos detalles y le pedí a quien los había escrito su permiso para retirarlos. Pero dispongo de capacidad de censura y sin duda me voy a servir de ella llegado el momento. Porque aceptar la publicación de comentarios ajenos es mi derecho, no mi deber.

Para ejercer la libertad individual de expresión no es necesario recurrir a dejar comentarios en este blog, sino que el cauce lógico es abrir un blog y escribir en él lo que libremente se desee. Este es mi blog personal y en él escribo lo que yo deseo, manifestando mi visión de la vida, de las gentes y de las cosas. Es simplemente mi verdad. Y permito a mis amigos y desconocidos comunicarse conmigo por medio de la inserción de comentarios. Pero a quien desee hacerme daño simplemente le cerraré mi puerta.

Seguiré tratando de ofrecer una visión de Argelia más allá de las noticias que generalmente se publican de atentados y de fanáticos islámicos. Seguiré contando cómo vivo en Argel día a día, cómo me levanto, cómo me muevo entre el tráfico de la ciudad, realizo mi trabajo y disfruto del ocio, todo ello con sus momentos buenos y malos. Seguiré narrando situaciones paralelas de la vida, porque vivir en Argel es parte de vivir en este planeta. Y seguiré explicando cómo me siento, porque abrirme sin tapujos, rompiendo el lógico pudor a la privacidad de lo estrictamente personal ayuda a mostrar que lo que cuento puede estar equivocado, pero es sincero.

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