Hay gente que piensa que lo de mi baja médica por razones psicológicas no es real, que tiene mucho de cuento. Posiblemente soy en parte culpable de esa situación cuando en tono distendido comento viajes, salidas y en general la vida relajada de quien no va a trabajar cada día. Y fundamentalmente se debe a que la enfermedad psicológica no se ve, no parece real. Si la curación fuese mediante el internamiento en un centro médico o entre los síntomas encontráramos un dolor físico insoportable, se valoraría de otra manera.
He estado viendo las fotos que me he sacado este verano y casualmente he tenido que buscar la foto que hasta hace poco figuraba en la portada del blog. Y al comparar instantáneas que han sido tomadas con unos meses de diferencia he comprobado la huella del sufrimiento en mi cara.
La primera foto fue tomada en las ruinas romanas de Tipaza, cerca de Argel, el 23 de noviembre del año pasado. La he recortado para que se me observe más de cerca.
Y la segunda fue tomada el 29 de agosto de este año en la localidad madrileña de Chinchón, para inmortalizar el momento en el que me disponía a meterme para el cuerpo un copazo del anís que lleva por el mundo el nombre de la localidad.
Entre ambas fotografías median nueve meses. Las dos están obtenidas con mi cámara y he buscado que el fotógrafo también fuese el mismo, en este caso mi amiga Elena.
Dicen que la cara es el espejo del alma. Deberían bastar para que, quienes con poca sensibilidad han creído que estaba fingiendo, reflexionen sobre la huella en mi rostro del dolor en mi interior.
No sé si el médico me dará o no el alta. Pero, por favor, si no me la da no es para decirme “felicidades, qué suerte que sigues de vacaciones”, sino “lo siento, qué mala suerte que sigues enfermo”.
miércoles, 15 de octubre de 2008
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4 comentarios:
Tienes toda la razón, Jose Antonio nadie deberia opinar sobre esto, porque solo lo sabemos lo que lo pasamos.
Nadie sabe como nos sentimos es inexplicable.
BESOS.
LUZ.
Gracias, Luz.
Yo me tomo generalmente a broma lo de que estoy de vacaciones, que disfrute de lso viajes, etc. Pero me sorprende cuando viene de gente que me ha visto trabajar y conoce la cantidad d eveces que me he quedado en mi puesto d etrabajo hasta la madrugada. ¿No se dan cuenta de que sufro al saber que no puedo ser útil?
Hola!
A veces,las refleccioenes y comentarios de la gente mejor no escuchar.
Porque al fondo de nuestras almas,nadie sabe lo que paso,o que seria posible pasar.
Nadie sabe mejor que un especialista que nos quiere ayudar.
Que te den el alta o no, forma parte de la vida,que es un combate;y el los 2 casos ,tu tienes que luchar.
Ness.
acabo de llegar de Oran,ciudad de la cual estoy enamorada, y por eso ,tan inspirada, la rima en mi escrito no ha sidi neglijada!
Buenas noches!
Como ya sabes, hace unos años ya estuve allí. Y te puedo decir, por experiencia, que esos comentarios que te dicen que no tienes nada son los más perniciosos, porque te hacen pensar a ti mismo que, efectivamente, lo que tienes es cuento. Cuando no es en absoluto eso.
En lo que puedas, hazles poco caso. Y no te digo que seas fuerte... porque sé que lo eres :)
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