viernes, 22 de febrero de 2008

Econom�a

No suelo escribir sobre mi trabajo. Intento dar una visi�n de c�mo vive en Argel un extranjero, lo que va descubriendo cada d�a, pero no enfoc�ndolo en mi funci�n de Analista de Mercado de la Oficina Comercial, simplemente porque creo que puede resultar m�s bien aburrido. Dispuesto a hacer una excepci�n, intentar� contar con la ayuda de Forges.

Yo suelo decir a los becarios pasados y presentes de la oficina que ejerzo de Analista de Mercado las 24 horas del d�a, porque en todo momento estoy aprendiendo y empap�ndome de la realidad econ�mica del pa�s. Hay adem�s temas de trabajo en los que trato de profundizar en mi tiempo libre, como distracci�n o m�s bien inquietud personal por saber. En general son asuntos mucho m�s amenos que los que me toca llevar, por obligaci�n, en la oficina.
Llevo un tiempo tratando de realizar un estudio sobre los medios de comunicaci�n, b�sicamente la prensa escrita. Hace ya tiempo que obtuve los datos de tirada media de los peri�dicos, las estimaciones del n�mero de lectores y su evoluci�n en los �ltimos a�os. Me ha costado mucho m�s conocer el perfil sociol�gico de los lectores de cada medio o su distribuci�n geogr�fica. Suele fijarme en el n�mero de ejemplares de cada medio que se venden en cada barriada de Argel u otras ciudades, cuando viajo fuera de la capital. Tambi�n en las diferentes formas de leer la prensa o el n�mero de peri�dicos diferentes que se compran, algo muy espec�fico de Argel, quiz�s porque s�lo cuesta diez c�ntimos de euros el ejemplar. Y a veces pregunto a los vendedores sobre sus impresiones. Las conclusiones no las puedo publicar aqu�.

Tambi�n llevo un tiempo preocup�ndome por conocer un poco mejor el llamado sector de la gran distribuci�n, que ser�a el de los hipermercados y centros comerciales, algo casi inexistente en Argelia. Puede resultar incoherente para el reci�n llegado, que ve c�mo los argelinos pretenden muchas veces imitar el modelo de consumidor franc�s, lo que es cierto, pero no el modelo de comprador franc�s. Las antenas parab�licas han servido de elemento de alienaci�n cultural y la sociedad argelina que puede permit�rselo es extraordinariamente consumista. Recientemente han descubierto la compra a plazos y en breve empezar�n a sufrir sus efectos negativos. Pero en la forma de comprar siguen fieles a su tradici�n, con las tiendas rebosantes de productos por todas partes y con muy poco orden. Entre el bazar tradicional y el hiper de la tele, la gente se queda con el primero. Adem�s, los centros comerciales europeos o norteamericanos presuponen la disponibilidad de veh�culo de transporte, lo que no sucede necesariamente para la mayor�a de los argelinos. Ha habido varios intentos de crear hipermercados en Argelia y en su gran mayor�a han supuesto un fracaso. El �ltimo fue el de una empresa local de distribuci�n que compr� las antiguas galer�as comerciales de la �poca socialista para abrir seis grandes hipermercados, que ha tenido que ir cerrando. Al menos ha contado con buenos padrinos pol�ticos que le han recomprado el m�s emblem�tico de ellos para construir un museo de arte moderno en la calle Larbi Ben Midi de la capital, a la que muchos nost�lgicos llaman la rue d?Isly y yo creo que los extranjeros, sencillamente, la de la estatua del Emir a caballo.

Desde hace unas semanas me he puesto tambi�n a aprender fren�ticamente sobre inversiones y finanzas internacionales. No se trata ya de un hobby, porque nunca me ha gustado la macroeconom�a, sino de una necesidad para poder sacar adelante la misi�n que afortunadamente me han encomendado de ayudar a una persona que nos han mandado de Espa�a a formarse en ese campo. No s� si la obligaci�n que me he creado por justicia moral me acabar� gustando, supongo que s� porque siempre me ha gustado aprender y saber cosas nuevas, pero de momento sigo odiando igual que antes todos esos grandes n�meros que permiten a los pol�ticos justificar su gesti�n y mostrar lo bien que se vive en un pa�s, cuando desde la ventana de su despacho, si miraran m�s all� de su ego, podr�an ver gente necesitada de lo m�s b�sico. Y pienso ahora en la ilusi�n que le har�a al se�or de mi primera foto de ayer saber que Argelia dispone ya de unas reservas de divisas de casi ciento veinte mil millones de d�lares gracias al super�vit comercial por la venta de gas a un precio diez veces superior a su coste.
Otra curiosidad un tanto extra�a es la de conocer el mundo de las drogas ilegales. Eso s�, en su vertiente econ�mica. He estado preguntando cu�nto cuesta una dosis de coca�na o de hach�s. He llegado incluso a realizar la consulta en viajes fuera de Argel, para comprobar los precios. Me ha costado m�s de lo que parece, porque lo m�s sencillo era recurrir a los consumidores conocidos y preguntarles lo que pagan, pero yo quer�a llegar a las fuentes. Y he comprobado que entre la colonia espa�ola hay muy malos compradores, capaces de pagar 1.000 dinares, unos 10 euros, por algo que podr�an conseguir por menos de la mitad. Sin embargo, el vendedor demuestra conocer los precios europeos y los aplica directamente. Ello ha desplazado a los consumidores argelinos a aprovisionarse fuera de la capital, donde la demanda de los extranjeros ha inflado los precios. Pero se trata de un asunto bastante s�rdido, considero que quien simplemente consume drogas ilegales est� indirectamente promoviendo con su actitud que sigan existiendo las mafias de la droga y sus abusos, de modo que no voy a aconsejar a ninguno de mis conocidos ninguna forma de comprar m�s barato.

Jos� Antonio Do�oro

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