Casi todo el mundo que me escribe me pregunta por el tiempo que hace y me cuenta que en su ciudad est� lloviendo. Debe ser parte de la desesperaci�n colectiva por una primavera poco agradecida para los amantes de salir al monte o a la playa. As� que escribir� sobre el tiempo.
Cuando llegu� a Argel el 23 de junio del a�o pasado todo el mundo me dec�a que hac�a cinco meses que casi no paraba de llover. Sin embargo, les traje el buen tiempo, porque yo no vi ni una gota de lluvia en meses; s�lo llovi� un par de d�as de agosto, durante mi ausencia por enfermedad, y posteriormente ya la versi�n actualizada del diluvio universal en noviembre, coincidiendo con la visita a Argel de mi amiga Elena (que ya es mala suerte que te caiga todo el agua del mundo los cuatro d�as que vas a Argelia tras cuatro meses de sequ�a).
Yo estaba ya preparado para que se repitieran esta temporada las condciones pluviom�tricas de la primavera anterior, pero no ha llovido demasiado. Es verdad que tampoco ha hecho mucho calor y el grado de humedad ha sido tan elevado que hasta fechas muy recientes hemos tenido que utilizar la calefacci�n en casa por las noches... e incluso en el trabajo, porque est�n construyendo un edificio anexo y la humedad se cuela por todas partes. Pero llover, lo que s edice llover, no puede decirse que lo hayamos sufrido en exceso.
Mientras escribo contemplo un cielo gris que amenaza lluvia. As� que hoy tocar� mojarse, para dejarme en mal lugar.
Lo peor en Argel es la cantidad de barro que se forma en cuanto caen cuatro gotas. Las calles est�n muy sucias, los barrenderos mueven la suciedad y las paladas de polvo de lugar, pero sin recoger pr�cticamente nada. Ni siquiera en el centro de la ciudad puede decirse que las calles est�n limpias y el asfalto tiene un color mugre caracter�stico. Es una de las im�genes que por desgracia se llevan los visitantes de la ciudad, muy bonita y blanca en su �poca colonial, mugrienta y medio abandonada en la actualidad, sin llegar a los niveles de Or�n o Tlemcen, que podr�a ser el Varanasi de Argelia. Y luego se extra�an de que haya cucarachas por todas partes...
Cuando llueve, en Argel se forma un barro que lo mancha todo. Siendo una ciudad construida en cuesta, que en parte puede recordar a M�naco, la propia lluvia realizar�a un estupendo servicio de limpieza si los sumideros funcionaran. Pero los caudales de agua que corren por los laterales de las calles, las "sequ�as" (de ah� la palabra acequia), acaban deposit�ndose en cualquier bad�n con su alcantarilla perfectamente atorada, que acumular� todo el barro hasta que se seque y el barrendero se encargue de volver a repartir el polvo y la tierra cuidadosamente por los alrededores.
En Argelia han hecho un muy buen trabajo de mejora de las captaciones de agua y en la actualidad las restricciones son casi inexistentes, pese a que en la zona costera no existen r�os caudalosos, no llueve demasiado y la mayor�a del las plantas desaladoras est�n a�n construy�ndose.
martes, 10 de junio de 2008
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