miércoles, 11 de junio de 2008

Un secreto

Hoy voy a contar un secreto que pocos conocen. No tiene mayor importancia, simplemente que creo que la mayor�a de mis amigos no lo saben. Es que odio los calcetines.

A mi, en general, me sobra la ropa. No es que sienta excesivo calor y prefiera estar poco abrigado, sino que las prendas de abrigo, todas las ropas, me agobian y me encuentro mucho m�s a gusto sin ellas. Si puedo, opto por los pantalones cortos en lugar de largos, por las camisas sin mangas y si tengo la posibilidad de una camiseta min�scula, por �sta. Prefiero el ba�ador de piscina antes que el de playa. La ropa interior, cuanto menos tela contiene mucho mejor; y la uso porque aunque no se ve no me parece higi�nico prescindir de ella.

Lo mismo me pasa con los calcetines. Es, con diferencia, la prenda que m�s me molesta. En cuanto llego a mi casa lo primero que hago es quitarme los zapatos y los calcetines, incluso en invierno y aunque haga mucho fr�o. Nunca he entendido c�mo hay gente capaz de dormir con los calcetines puestos, porque para mi es la prenda que hasta me impide echar una cabezada en un autob�s. Incluso hay veces que me quedo en el trabajo hasta muy tarde, m�s all� de medianoche, y para relajarme me acabo quitando los calcetines.

En Argel he aprovechado la llegada del mes de junio para pasarme a los calcetines sin pata, que no se si se llaman piquis o algo as�. No queda muy elegante ir a trabajar con corbata y con esos calcetines, aunque procuro pon�rmelos negros para resultar algo m�s discreto.

El otro d�as estaba en unas conferencias y me sent� en la silla m�s pr�xima al pasillo. En un momento determinado me di cuenta de que estaba con las piernas cruzadas y una de ellas asomaba por el pasillo sin calcet�n. Vamos, llevaba calcet�n pero no se ve�a m�s que la palabra "converse" en el borde publicitario. Lo cierto es que quedaba muy poco presentable, pese a que la argelina que estaba sentada a mi lado calzaba zapato abierto y sin calcetines ni medias; pero la discriminaci�n que padecemos los hombres hace que no podamos vestirnos de la misma manera. Tuve que resistir el resto de la jornada sentado pero sin cruzar las piernas.

Este post puede servir de aviso para los que se presenten en mi casa sin avisar, que es mejor llamar primero a la puerta y no mirar mucho a los pies.

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