Con media España disfrutando de vacaciones, me imagino que una pregunta bastante común será la relativa a las costumbres vacacionales de los argelinos.
También en Argelia el mes de vacaciones por excelencia es el de agosto. La huida vacacional no es tan exagerada e incluso son muchos los que se apuntan a algo tan argelino como intentar no coger vacaciones y acumular días. Yo nunca lo he entendido muy bien y al principio me sorprendía al saber de gente que decía tener ciento cincuenta o doscientos días de vacaciones pendientes de disfrutar. En casi todos los casos se trata de trabajadores de empresas públicas muy poco dados al esfuerzo, que no se pueden un viaje de vacaciones y acostumbrados a todo tipo de beneficios sociales, adicionales al propio sueldo. Suelen buscarse excusas para no coger oficialmente vacaciones pero faltar por razones personales o disculpas de tipo médico-sanitario durante las fechas que necesitan. Además, suelen manejar con tanta destreza el tema de los relevos y la sustitución de compañeros aquejados de la misma enfermedad, que al final del verano acaban teniendo más días de vacaciones pendientes de disfrutar que al comienzo.
La mayoría de los argelinos no se va a ningún sitio de vacaciones. En todo casi reciben a los familiares residentes en el extranjero, que cada vez en mayor número se atreven a desafiar las noticias de prensa y los consejos de las autoridades sobre el riesgo de viajar a Argelia para pasar unos días en lo que ellos llaman el “bled” y nosotros el pueblo.
Los niños suelen disfrutar en muchos casos de colonias o campamentos de verano, generalmente de una duración de quince días. Hay grandes empresas, como Sonatrach, que ofrecen campamentos de calidad a los hijos de los empleados y otras que se contentan con campamentos más modestos. Los hay internos y también de día, en los que los niños regresan cada noche a su hogar. La mayoría pertenece a la iniciativa pública y son las wilayas, equivalentes a las diputaciones provinciales, las que gestionan las plazas de participación.
En Argel las familias aprovechan cuando el tiempo es agradable para ir a la playa o al campo. Un día de playa significa generalmente salir pronto de casa, en un grupo familiar muy numeroso, llevando casi media casa, incluida la comida y la logística correspondiente. Hay casos, muy pocos en Argel pero más numerosos en provincias, en los que las mujeres de la familia se quedan en casa y no van a la playa.
Un periódico argelino ha presentado una encuesta, supuestamente científica, sobre los argelinos y las vacaciones. La muestra ha sido irrisoria, de trescientas personas repartidas entre once provincias. Además, sólo ciento cuarenta respondieron afirmativamente a la pregunta inicial sobre si iban a ir a algún sitio de vacaciones y continuaron con la encuesta. Aunque el valor científico es nulo, hay un dato que me ha llamado mucho la atención. Se les preguntaba literalmente “¿quién decide el destino de vacaciones de la familia?” La respuesta mayoritaria fue que lo hace el cabeza de familia y sólo una sexta parte respondió que decide el matrimonio de común acuerdo. Repito que incluso a mí, que vivo en Argel y creo que conozco los usos locales y los roles en la familia, el dato me ha sorprendido y me parece exagerado.
Aunque son pocos los argelinos que salen de vacaciones al extranjero, me voy a permitir una pequeña broma para localizarlos en la playa. Repito que se trata de una caricatura y sin ánimo de molestar.
Si se ve en la playa un grupo familiar numeroso y descompensado, en el que hay al menos doble de hombres que de mujeres, apenas ninguno con exceso de peso, que ellos están en bañador mientras ellas permanecen vestidas y sin dejar de trabajar como quien se lleva a la empleada doméstica a la playa, estamos ante una familia argelina.
Otra forma más fácil es dejarse llevar por el oído. Se escuchará desde la playa más cercana una música rapera en francés o quizás otra más difícil de identificar para quien no haya escuchado antes rai. En cualquier caso, acérquese a la zona de la que procede la emisión gratuita para toda la costa y se encontrará al anterior grupo de turistas argelinos.
Si se trata de una playa nudista, los métodos anteriores no funcionan. Es mejor fijarse en un grupo de dos o tres personas, exclusivamente varones, que permanecen vestidos y con los ojos abiertos y salidos como una rana. Es posible que lo acompañen de una sonrisa tonta, de oreja a oreja, tipo Zapatero o Míster Bean, saliva cayendo por la comisura de los labios y algún que otro codazo de complicidad. La edad es lo de menos, pueden tener entre 12 y 90 años, porque la reacción viene a ser la misma, no suelen madurar con la edad.
Si el día sale nublado no habrá moros en la costa. Así que tendrá que localizar a los argelinos en las calles del pueblo de veraneo. Fíjese en los que estén apoyados en la pared y vuelva a pasar por la misma calle al cabo de tres horas. Los que permanezcan en sus puestos serán, efectivamente, los argelinos.
Finalmente, si se llega a la playa cuando todo el mundo se ha ido, lo único que se puede hacer es acertar dónde colocó su sombrilla, dos neveras, mesa de camping, diez sillas y cuatro tumbonas la familia argelina. Es sumamente fácil, los restos dejados en el lugar delatan al grupo. No obstante, hay mucho cerdo suelto por el mundo, así que es mejor fijarse un poco en el tipo de basura. En el grupo argelino se encontrará inexorablemente infinidad de colillas, varios mendrugos de pan y botellas de bebida de Hamoud Boualem. Es raro encontrar latas de cerveza, eso de beber alcohol no se hace en familia.
Yo me permito escribir esta pequeña guía en plan jocoso porque cuando voy a la playa con mis amigos argelinos formo parte de uno de estos grupos. De alguna forma me estoy riendo de mí mismo.
miércoles, 6 de agosto de 2008
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